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Como siempre, mentira e hipocresía

Fuentes: Rebelión

La administración Biden anunció el suministro de proyectiles de uranio empobrecido a Kiev, como ayuda destinada a satisfacer sus necesidades de seguridad y defensa, lo que es el segundo envío de este tipo municiones a Ucrania, luego de que Inglaterra lo hiciera junto con la entrega del escuadrón de tanques Challenger 2. En esa ocasión, James Cleverly, secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, declaró: “No hay escalada nuclear. No existe ninguna amenaza para Rusia, se trata simplemente de ayudar a Ucrania a defenderse, el Ejército Británico lleva décadas utilizándolo. Se trata de un componente estándar y no tiene nada que ver con armas o capacidades nucleares. Según investigaciones independientes, cualquier impacto sobre la salud y el medioambiente, causado por el uso de tales municiones, es probablemente bajo”.

John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo Nacional de Seguridad de EEUU, declaró que se busca dar al ejército ucraniano mayor efectividad en el campo de batalla, negó que sea un riesgo para la salud de nadie y afirmó que estos proyectiles no son ni radiactivos ni cancerígenos, que EEUU los utilizó durante sus incursiones en otros países y aseguró que “se trata de un tipo común de munición. Creo que es importante recordar lo que es esto. Se han realizado estudios médicos sobre las municiones de uranio empobrecido. No es una amenaza radioactiva. No está ni cerca de entrar en el ámbito nuclear. Se trata de un tipo común de munición que se utiliza sobre todo por su capacidad de perforar blindajes”.

Por si esto fuera poco, Sabrina Singh, vicesecretaria de Prensa del Pentágono, afirmó que tales municiones no representan un riesgo para la salud pública, que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU han declarado que no hay pruebas de que los proyectiles de uranio empobrecido causen cáncer y que la Organización Mundial de la Salud informó que no ha habido un aumento de leucemia u otros cánceres y que se hayan establecido después de cualquier exposición al uranio o al uranio empobrecido. “Lo que sí voy a decir es que tenemos absoluta confianza en que los ucranianos los utilizarán de forma responsable”.

Pese a que EEUU y el Reino Unido insisten en la nobleza de los proyectiles de uranio empobrecido, estos han dejado una horrible estela de destrucción y enfermedades en los países donde han sido utilizados: en Irak durante la guerra del Golfo de 1991, en Yugoslavia durante la agresión de la OTAN de 2003 y en las invasiones a Afganistán y Siria. ¿Qué se sabe sobre el uranio empobrecido? Que es prácticamente eterno, su periodo de semidesintegración es de 4.500 millones de años. De acuerdo con expertos, no importa si entra al cuerpo humano por la vía respiratoria, el tracto digestivo o de alguna otra manera, una vez dentro, permanecerá allí hasta 13,5 años. Es usado por ser un metal 1,7 veces más denso que el plomo; por eso se utiliza cuando se requiere una masa grande en un volumen pequeño. La elevada densidad de sus proyectiles les permite perforar blindajes de tanques y penetrar a través de un muro de hormigón de un metro de grosor. El polvo que se forma al chocar contra un obstáculo es muy tóxico, se esparce con el viento, se deposita en el agua de los ríos, que en la extención de su cauce contamina a todo ser vivo, al suelo y la vegetación.

Farhan Haq, portavoz adjunto del secretario general de las Naciones Unidas, sostiene: “Hemos expresado preocupaciones a lo largo de los años sobre cualquier uso de uranio empobrecido, dadas las consecuencias de tal uso. Y eso se aplicaría a todos los que proporcionen este tipo de armamento letal”.

EEUU empezó a usar estos proyectiles por ser rentables; cuando se disparan contra un tanque, generan tal cantidad de calor, que perforan su blindaje como un cuchillo caliente a la mantequilla, pero, por ser radiactivos, envenenan el entorno y afectan todo, desde las tropas propias hasta los combatientes enemigos y la población civil. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica, el principal peligro para quienes están cerca es la inhalación de los aerosoles que generan y afectan a los que inhalan sus partículas venenosas; advierten que incluso la radiactividad leve es peligrosa y puede derivar en cáncer y defectos congénitos en las generaciones futuras.

Aunque EEUU niegue que estas municiones afectan a la salud humana, según el Departamento de Asuntos de los Veteranos de EEUU, “el uranio empobrecido es un riesgo potencial para la salud si entra en el cuerpo, por ejemplo, a través de fragmentos incrustados, heridas contaminadas, inhalación o ingestión y que sus fragmentos pueden permanecer en el organismo durante muchos años, mientras que su exposición elevada puede afectar especialmente a los riñones”.

El ejército estadounidense utilizó estas armas en la “Tormenta del Desierto del Golfo Pérsico”, en la guerra de Bosnia, en el bombardeo de Yugoslavia y en la guerra contra Iraq. Después de que EEUU arrojara cerca de 2.300 toneladas de uranio empobrecido en Iraq, la tasa de cáncer en ese país subió de 40 casos por cada 100.000 personas en 1991, a 800 en 1995, y hasta 1.600 en 2022.

La OTAN arrojó sobre Yugoslavia, a mediados y finales de la década de 1990, cerca de quince toneladas de uranio empobrecido. Srdjan Aleksic, director del plantel de abogados serbios que en 2017 intentó llevar a la OTAN a los tribunales de justicia, sostiene: “El uso de proyectiles de uranio empobrecido ha causado terribles daños en Serbia, miles de personas enferman de cáncer cada año por los efectos del uranio empobrecido, miles mueren. Estos son datos del Instituto de Oncología. El uranio empobrecido es la cosa más peligrosa para cualquier país y nación y su uso debería ser prohibido de inmediato”. Danica Grujicic, ministra de Salud de Serbia, dijo que lo ocurrido en su país debería servir de advertencia sobre el uso de estas armas. “Desde el bombardeo de Yugoslavia, hemos asistido a un aumento de diversas formas de cáncer. Primero están los cánceres sistémicos, como el linfoma y la leucemia, y luego los cánceres sólidos. Y lo más trágico es que, en comparación con la media europea, tenemos 2,5 veces más incidencia en los niños” e hizo un llamado a las autoridades y población ucraniana para que impidan el uso de proyectiles de uranio empobrecido en su país.

El Boletín de Científicos Atómicos, organización estadounidense sin fines de lucro, publicó un informe basado en más de cincuenta trabajos sobre las sustancias químicas utilizadas en la ciudad de Basora. Los estudios de Souad al Azzawi, profesora de Ingeniería del Medioambiente de Iraq, que ha dedicado su vida a investigar los efectos del uso de este tipo de arma, indican que en esa ciudad la leucemia infantil se incrementó en un 60% entre 1990 y 1997, mientras que el número de niños nacidos con defectos congénitos se triplicó; señaló que el uranio empobrecido es el culpable, ya que en la zona, bombardeada por los estadounidenses, quedaron abandonados cientos de vehículos, tanques y equipos destrozados. “Los niños jugaban sobre los tanques y recogían las balas. Algunas personas guardaron esas balas en sus casas durante años. Fue un desastre”.

Acerca de la tan cacareada inocuidad del uranio empobrecido, María Zajárova, portavoz de la Cancillería Rusa, se pregunta: “¿Qué es esto, mentiras o estupidez? Se ha escrito en repetidas ocasiones sobre la toxicidad del uranio empobrecido, su particular peligro para el cuerpo humano en forma de polvo radioactivo, así como el efecto de la contaminación del suelo con radionucleidos. En asuntos internacionales, proporcionar tales municiones a Kiev es signo de la absoluta imprudencia, impunidad e irresponsabilidad de Londres y Washington. El uso de este tipo de proyectiles representa de por sí una manifestación de genocidio a la población contra la que se utilizan y la población que los usa, ya que contaminan el suelo con radiación, provocan daños duraderos al medioambiente y afectan gravemente a la salud de la gente. Si bien la agresión de la OTAN a Yugoslavia tuvo como principal víctima al pueblo serbio, también los soldados de dicha alianza sufrieron las consecuencias” y citó cifras de un informe del Parlamento de Italia, que sostiene que una de cada veinte personas murió de dolorosas complicaciones oncológicas, disfunción renal, cáncer de pulmón, de huesos, de esófago, de degeneración de la piel, de linfoma de Hodgkin y de leucemia. “El uso de esas armas convertirá a grandes sectores agrarios de Ucrania en páramos inhabitables, con una contaminación radiactiva del suelo que ya se está produciendo”.

Sin embargo, la mayoría de los medios de comunicación insiste en que estas municiones darán a Ucrania la inyección de moral que necesita para reforzar su debilitada contraofensiva, un beneficio hipotético a cambio de un costo horrendo, ya que todo será en vano y no cambiará el curso del conflicto, por el contrario, causará daños inútiles a la población civil, al medioambiente y la salud. ¿A quién creer?

Se deja al lector escoger libremente la respuesta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.