La prensa española ha tenido un notable desarrollo desde la transición a la democracia y ha sido uno de sus principales soportes. Un cuarto de siglo después, se ha convertido, también, en una plataforma para hacer negocios y privilegiar agendas políticas. El «caso Echevarría» se inscribe en este contexto y expresa el conflicto de intereses […]
La prensa española ha tenido un notable desarrollo desde la transición a la democracia y ha sido uno de sus principales soportes. Un cuarto de siglo después, se ha convertido, también, en una plataforma para hacer negocios y privilegiar agendas políticas. El «caso Echevarría» se inscribe en este contexto y expresa el conflicto de intereses que puede haber en un periódico. Si se confía en un crítico de reconocida trayectoria y se publica su texto, cualquier movimiento de marcha atrás es un acto de renuncia a la libertad de expresión. Leer a un crítico no significa compartir sus opiniones sino su inteligencia. En este caso, se trata de un crítico independiente, informado y, por supuesto, discutible. Al suprimir su voz se suprime el diálogo y se prescinde de los estímulos de la discrepancia.