Un concreto teórico es una totalidad de conceptos articulados. Debe tener un carácter orgánico, esto es, los conceptos articulados deben distinguirse funcionalmente. En dicha totalidad conceptual hay que hacer tres distinciones: uno, la existente entre los conceptos elaborados y los conceptos que sirven de material de elaboración, dos, la existente entre los conceptos fundamentales y […]
Un concreto teórico es una totalidad de conceptos articulados. Debe tener un carácter orgánico, esto es, los conceptos articulados deben distinguirse funcionalmente. En dicha totalidad conceptual hay que hacer tres distinciones: uno, la existente entre los conceptos elaborados y los conceptos que sirven de material de elaboración, dos, la existente entre los conceptos fundamentales y los conceptos derivados, y tres, la existente entre los conceptos principales y los conceptos secundarios. Los conceptos fundamentales de El Capital son los siguientes: valor de uso y valor -en el valor incluimos el valor en su forma acabada, esto es, el dinero- capital constante, capital variable y plusvalía. La utilidad, la necesidad y la satisfacción son conceptos que sirven de material de elaboración, pero ellos mismos carecen de elaboración propia. Mientras que el concepto de valor de uso y valor, en su condición de conceptos fundamentales, son conceptos elaborados. El concepto de precio, por ejemplo, es un concepto derivado del concepto de dinero, quien en esta relación debemos considerarlo concepto principal. Y otro ejemplo: el concepto de ganancia es un concepto derivado del concepto de plusvalía. Hay conceptos como el de apariencia y mistificación que son conceptos secundarios sin elaboración. De ahí que sea un error hablar de que en El Capital hay una teoría de la apariencia o considerar que el concepto de mistificación desempeña un papel fundamental o principal en dicho cuerpo teórico, como mantiene Clara Ramas, quien en la presentación de su obra Fetiche y mistificación capitalista, se formula la siguiente idea: «Clara Ramas analiza hasta qué punto ambos conceptos, el de fetiche y mistificación, constituyen el núcleo de la crítica de la economía política». Si bien es cierto que el concepto de fetiche está elaborado en El Capital, no es cierto que surque toda esa obra teórica; mientras que el concepto de mistificación carece de elaboración propia. Y en palabras de Marx: «Esta naturaleza doble del trabajo contenido en la mercancía la he demostrado yo por primera vez de un modo crítico. Como éste es el punto en torno al cual gira la comprensión de la economía política, debemos examinarlo más de cerca». De lo que debemos concluir que «el núcleo» de la crítica de la economía política lo constituyen los conceptos de trabajo concreto y de trabajo abstracto.
La reproducción ampliada: el concreto teórico
La reproducción ampliada es el concreto teórico donde veremos el papel que desempeñan los conceptos de apariencia y mistificación. Hay teóricos marxistas que hacen de los conceptos de apariencia y mistificación conceptos diluidos y vagos. ¿Cuál es la causa? Que lo desligan del concreto teórico al que pertenecen. Los conceptos no se deben llevar más allá de sus límites, esto es, extenderlos más allá del concreto teórico al que pertenecen. Cosa diferente sería que alguien al percatarse de que Marx analiza un fenómeno donde la apariencia se opone a la esencia, decide elaborar una teoría de la apariencia donde la apreciación de Marx representa una parte de dicha exposición. La apariencia es una categoría filosófica especialmente vinculada a la epistemología de la percepción y es ahí donde adquiere su reinado como categoría fundamental. También es necesario no modificar el papel que los conceptos desempeñan en el concreto teórico: si son secundarios, no deberían presentarse como principales; y si son derivados, no deberían presentarse como fundamentales.
En lo que sigue expondré los cuatro razonamientos mediante los cuales se llega al concepto de mistificación tal y como figuran en el capítulo de El Capital titulado Conversión de la plusvalía en capital. Los expondré sin extenderme mucho. Presupongo en el lector ciertos conocimientos básicos sobre el valor de uso, el valor y el capital, tal y como han sido expuestos en El Capital. Primer razonamiento: Capital y plusvalía. Segundo razonamiento: Forma de existencia originaria del capital y la plusvalía. Tercer razonamiento: Trabajo propio y trabajo ajeno. Cuarto razonamiento: Mera apariencia o forma pura.
Capital y plusvalía
Marx señala que en capítulos anteriores se ha estudiado cómo brota la plusvalía del capital. En esta exposición se demuestra que sin alterar las leyes de la producción mercantil el propietario del capital puede apropiarse de trabajo ajeno. La posibilidad de este hecho se basa en tener claro en que una cosa es el valor de la fuerza de trabajo y otra muy distinta es el valor creado por el uso de la fuerza de trabajo. Y la clave está en que la fuerza de trabajo crea más valor del que cuesta. Mientras que en el capítulo referido anteriormente, titulado Conversión de la plusvalía en capital, se estudiará cómo nace el capital de la plusvalía. Ahora Marx elabora de modo simple el concepto de acumulación afirmando: «La utilización de la plusvalía como capital o la reconversión de plusvalía en capital se llama acumulación de capital». De ahí que el concepto fundamental de este capítulo sea la conversión de la plusvalía en capital; en ningún caso el concepto de mistificación.
Forma de existencia originario del capital y de la plusvalía
Mientras que el capital existe originariamente como dinero, no sucede lo mismo con la plusvalía: existe desde un principio como una parte del producto elaborado por el trabajador colectivo. En el trabajo colectivo siempre hay que incluir el trabajo del gestor o gestores de la empresa. Si el producto total se vende, donde incluimos el capital y la plusvalía, el capital retorna a su forma originaria, mientras que la plusvalía transforma su forma de existencia originaria: de existir en forma de producto del trabajo pasa a existir en forma de dinero, de manera que en cuanto a la forma no se diferencia del modo originario de existencia del capital. Este concepto, el referido a la forma de existencia originario de la plusvalía y su reconversión en dinero, constituye un concepto principal en la elaboración del capítulo referido.
Trabajo propio y trabajo ajeno
Este razonamiento puede llevar por título una parte de lo expresado por Marx en la sección primera del capítulo referido: «Conversión de las leyes de propiedad de la producción de mercancías en leyes de la apropiación capitalista». En esta sección Marx nos habla de un hilandero que ha desembolsado un capital de 10.000 libras esterlinas, donde 4/5 partes se han invertido en capital constante y 1/5 se ha invertido en salarios. Marx dice que el capital originario se formó mediante el desembolso de 10.000 libras esterlinas. Y se pregunta: ¿De dónde las sacó su poseedor? Y responde, siguiendo el decir de los economistas políticos: De su trabajo y el de sus antepasados. Y añade Marx que esta hipótesis es la única que concuerda con las leyes de la producción de mercancías. Dicho de otra forma: debemos aceptar que el dinero que lleva el hilandero al mercado como capital se basa en el trabajo propio.
Supone Marx que la cuota de ganancia que obtiene el hilandero es del 20 por ciento, esto es, obtiene una plusvalía de 2000 euros. Ahora nos advierte que sabemos de dónde proviene esta plusvalía: está constituida enteramente por trabajo ajeno no retribuido. Si los 2000 euros los vuelve a invertir como capital y en la misma proporción, esto es, 4/5 partes en capital constante y 1/5 partes en capital variable, entonces es la clase obrera quien con el plustrabajo de este año crea el capital que al año siguiente creará trabajo complementario. Marx define este hecho, crear al año siguiente puestos de trabajo con el plustrabajo producido este año, producir capital con capital. Este concepto, producir capital con capital, es igualmente un concepto principal en el capítulo referido.
Mera apariencia o forma pura
El intercambio de mercancías, de acuerdo con sus propias leyes, se presenta como un intercambio de equivalentes. Y según nos advierte Marx: la transformación originaria de una suma de valor en capital se realiza en completa conformidad con las leyes del intercambio. Pero desde que la plusvalía se convierte en capital, las cosas cambian. Marx nos advierte que cuando la plusvalía se emplea como capital solo se intercambia en apariencia. ¿Por qué? «En primer lugar, la misma parte intercambiada por fuerza de trabajo no es más que una parte del trabajo ajeno apropiado (por el capitalista) sin equivalente, en segundo lugar, su productor, el obrero, no solo tiene que reponerla, sino que tiene que reponerla con un nuevo excedente».
Luego añade Marx: «La relación de intercambio entre capitalista y obrero deviene, pues, una mera apariencia inherente al proceso de intercambio, pura forma, ajena de por sí al contenido, y que tan solo lo mistifica». En la forma de intercambio se produce el intercambio entre dinero, en manos del capitalista, y fuerza de trabajo, en manos del obrero. Pero con la plusvalía capitalizada sucede que el dinero que entrega el capitalista al obrero es trabajo de la clase obrera. Luego es intercambio solo por la forma, por el contenido no hay tal intercambio. De ahí que Marx catalogue a este intercambio mera apariencia. También afirma que la forma del intercambio es ajena al contenido del intercambio. De ahí que la llame pura forma. Y cuando se produce que la forma del intercambio es ajena de por sí al contenido, la forma mistifica o falsea el contenido. Por último, Marx añade: «la constante compra y venta de la fuerza de trabajo es la forma. El contenido estriba en que el capitalista vuelve a cambiar siempre una parte del trabajo ajeno ya objetivado, del que se apropia incesantemente sin equivalente, por una cantidad cada vez mayor de trabajo ajeno vivo». El contenido conceptual principal de este apartado es el siguiente: en el intercambio de mercancías se intercambia trabajo propio por trabajo ajeno, mientras que en el intercambio de la plusvalía capitalizada se intercambia trabajo ajeno por trabajo ajeno. Mientras que el concepto de mistificación es un concepto secundario atributivo sin elaboración. Y con respecto al concepto de mera apariencia también es un concepto secundario, cuya definición consistiría en lo siguiente: llamaremos mera apariencia de intercambio cuando la forma de intercambio no se corresponde con el contenido del intercambio. Y no hay más. Es un concepto con una mínima o escasa elaboración. No es un concepto plenamente desarrollado, como sucede con todos los conceptos fundamentales y principales de El Capital. Quien pretenda convertir dos conceptos secundarios como son el de mera apariencia y mistificación, uno con mínima elaboración y el otro carente de elaboración, en conceptos principales de este concreto teórico titulado Conversión de la plusvalía en capital, sencillamente falta a la verdad o especula. Y si lo extiende a todo El Capital, más grave sería aún su falta a la verdad y su discurrir especulativo.
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