Querida y entrañable compañera Loyola Guzmán (para nosotros heroína de la revolución boliviana y latinoamericana). Queridos compañeros y compañeras cubanos. Queridos compañeros y compañeras de Argentina. Estimados amigos y amigas. Doy las gracias nuevamente y a nombre del pueblo de Cuba a los queridos amigos de la Dirección Turismo de Altagracia por invitarnos a compartir […]
Querida y entrañable compañera Loyola Guzmán (para nosotros heroína de la revolución boliviana y latinoamericana).
Queridos compañeros y compañeras cubanos.
Queridos compañeros y compañeras de Argentina.
Estimados amigos y amigas.
Doy las gracias nuevamente y a nombre del pueblo de Cuba a los queridos amigos de la Dirección Turismo de Altagracia por invitarnos a compartir con ustedes las festividades con motivo del 78 aniversario del nacimiento del Comandante Ernesto Che Guevara.
Es la cuarta vez que somos amablemente recibidos en esta querida ciudad. A diferencia de otras ocasiones, en esta oportunidad estamos acompañados por la Loyola como le llamamos nosotros los cubanos.
Debo decirles que a la Loyola nos unen indestructibles lazos de amistad y compañerismo revolucionario, y su sola presencia entre nosotros nos llena de entusiasmo, de alegría y de marcado optimismo para el futuro de los pueblos de América Latina.
Felicito a los organizadores de esta actividad por haber posibilitado este encuentro histórico con la ejemplar revolucionaria boliviana Loyola Guzmán en la ciudad de Altagracia, que tantos recuerdos nos trae sobre el Guerrillero Heroico, quien fuera nuestro Jefe admirado y respetado.
Estamos viviendo momentos extraordinarios en América Latina, aunque muchos de nosotros, quizás por ser testigos privilegiados de esta época, no percibamos en toda su trascendencia lo que ello significa para nuestros pueblos.
Una nueva ola de cambios políticos, económicos y sociales recorre América Latina, y esa ola con su fuerza incontenible, nos impulsa a todos hacía un futuro más promisorio para nuestros pueblos. Hace 47 años se produjo el triunfo de la revolución cubana conjuntamente con otra ola de luchas por cambios inaplazables en la mayoría de nuestros países.
En aquella oportunidad tanto las potencias capitalistas como sus satélites en el continente, impusieron la represión más selectiva y perpetuaron los más salvajes ataques contra las organizaciones populares y los sistemas políticos.
Las acciones centralizadoras de las empresas transnacionales apoyaron aquellas acciones represivas y en lugar de cambios a favor de las masas, los gobernantes de turno -algunos bien conocidos en la Argentina- desembocaron en la entrega de las soberanías.
Duro es decirlo, pero es necesario reconocer que todo terminó en aquella etapa con la subordinación por parte de los gobiernos latinoamericanos al imperialismo de los Estados Unidos de América. El tiempo giraba en aquellos momentos en contra de los desposeídos y algunas potencias que pudieron revertir la situación o influir favorablemente en defensa de los países pobres y subdesarrollados no estuvieron a la altura que les correspondía.
Fue cuando el Che Guevara alzó su voz valiente y retadora en la Conferencia de Argel para decir que era necesario luchar por la unidad de los países socialistas y que el ejercicio del internacionalismo proletario, por lógica elemental, determinaba la necesidad de la alianza de los pueblos subdesarrollados y de los países socialistas. Y remarcaba el Che: Si no hubiera ningún otro factor de unión, el enemigo común debiera constituirlo.
El Che fue categórico: no podría haber socialismo si en las conciencias no se operaba un cambio que provocara una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de índole individual en las sociedades socialistas , como de índole mundial con relación a todos los pueblos que sufrían la opresión imperialista.
Era con ese espíritu que se debía afrontar la ayuda a los países subdesarrollados, y no se debía desarrollar un comercio de beneficio mutuo basado en los precios fijados por la Ley del Valor y el intercambio desigual. Si se establecía ese tipo de relaciones entre los dos grupos de naciones, había que convenir en que los países socialistas eran en cierta manera cómplices de la explotación imperial.
Luego el Che analizaba el problema de los créditos a largo plazo y el tratamiento que estos debían tener junto al tipo de inversiones que debían considerarse dentro de esos créditos. Otro de los problemas a resolver era el de la conquista de la técnica. Para ello los países socialistas de entonces debían prestar la ayuda necesaria para crear los organismos de educación que garantizaran tal objetivo, suministrando el personal especializado para ello.
El Che también hacía un llamado a los países subdesarrollados, y alertaba que las medidas propuestas no se podían analizar unilateralmente. El desarrollo de los subdesarrollados debía tener un costo para aquellos países socialistas, pero también tenían que ponerse en tensión las fuerzas de los subdesarrollados y tomar firmemente la ruta de construcción de una sociedad distinta «póngasele el nombre que se le ponga», donde las máquinas y los instrumentos de trabajo no fueran medios de explotación del hombre por el hombre.
Y precisaba el Che: Tampoco se puede pretender la confianza de los países socialistas cuando se juega al balance entre capitalismo y socialismo y se trata de utilizar ambas fuerzas como elementos contrapuestos para sacar de esa competencia determinadas ventajas. Una nueva política de absoluta seriedad debe regir las relaciones entre los dos grupos de sociedades. Por otra parte, no se puede abandonar el desarrollo a la improvisación más absoluta. Hay que planificar la construcción de la nueva sociedad.
Han pasado 41 años desde el discurso del Che en Argel. Y hoy podemos preguntarnos ¿Cual es la situación de los países latinoamericanos, en comparación con aquella fecha?
Para suerte de América Latina, podemos confirmar hoy, que no obstante todos los esfuerzos del imperio por destruir los proyectos revolucionarios, queda demostrado que la crisis del sistema capitalista, como cualquier otro organismo vivo, vuelve a demostrar su incapacidad para superar los desequilibrios generados por sus propias contradicciones.
La prolongación de sus crisis se ha extendido tanto, que el sistema ha demostrado también la pérdida de su funcionalidad, produciendo el agotamiento de las fuerzas que lo mantuvieron hasta entonces y comenzando con mayor celeridad el derrumbe de los cimientos que hasta ahora lo han sostenido.
Bien vale la pena advertir que no fueron todos los pueblos los que perdieron las esperanzas y sí la mayoría los que han tomado conciencia sobre la necesidad de cambiar el mundo, para construirse uno nuevo que los lleve a su definitiva independencia, como sujetos humanos libres e independientes.
En Venezuela y en contra de las predicciones de muchos teóricos trasnochados surgió un líder revolucionario, del seno de los militares honestos del continente, que salvando la honra de Bolívar, junto a un grupo de sus compañeros, llegó a tomar el poder por medio de uno de los procesos revolucionarios más novedosos y ejemplarizantes que se ha conocido históricamente.
El Comandante Hugo Chávez, ya es conocido y reconocido a escala mundial, no solo por su carismática personalidad política, sino por la hermosa obra revolucionaria que está llevando a cabo en beneficio de su pueblo y por el ejemplo de internacionalismo solidario que ha sabido demostrar hacia los demás los pueblos del planeta.
Si el Che viviera se sentiría justificadamente feliz al observar que sus reclamos del discurso de Argel se están cumpliendo hoy mediante la ayuda solidaria y desinteresada que prestan Cuba y Venezuela a muchos países latinoamericanos y del mundo.
Y no estamos utilizando aquí un discurso propagandístico de carácter político para realzar méritos de la revolución cubana. Ha sido el Presidente boliviano Evo Morales el que desde Viena acaba de dar las cifras de pacientes de ese país atendidos por médicos cubanos de la Operación Milagro y como la alfabetización en Bolivia ha comenzado a ser realidad gracias al apoyo solidario de Cuba y Venezuela.
Cuba y Venezuela se identificaron plenamente desde el momento en que nuestros pueblos comprendieron que sus objetivos revolucionarios coincidían en sus expectativas de desarrollo en beneficio de la sociedad y no de los acostumbrados politiqueros neoliberales de turno.
No es extraño entonces que hoy escuchemos, para sana alegría de cubanos y venezolanos, que Fidel le llame al paradigmático heredero de Bolívar «el queridísimo y entrañable compañero Hugo Chávez» atributo este, que nunca antes escuchamos en boca de Fidel en ocasión de dirigirse a cualquier otra personalidad en el mundo.
Del avance arrollador de la revolución bolivariana y de la hermandad entre Cuba y Venezuela no es necesario abundar. Cabría preguntarse ¿Qué más es necesario decir después de la firma del ALBA en la Habana y del último encuentro de los tres presidentes: Evo Morales de Bolivia, Hugo Chávez y Fidel el 1 de Mayo para refrendar en la práctica la implementación de nuestra integración económica y política en el seno de Latinoamérica y el Caribe?
Allí los vimos, plenos de satisfacción y entusiasmo por los logros alcanzados, cuando apenas se ha empezado a materializar ese gran proyecto emancipador, surgido de las lúcidas ideas de aquellos grandes de América que los precedieron como sus maestros ejemplares: Simón Bolívar, el gran Libertador José de San Martín, Bernardo O¨Higgins y José Martí, el apóstol y maestro de la independencia cubana.
Desde la Habana, los que tuvimos el privilegio de presenciar aquellos encuentros históricos sentimos el orgullo y el compromiso de ser portadores de ese recuerdo imborrable y poder trasmitirlo a ustedes en el día de hoy aquí en la querida Altagracia.
Pero también pienso que ese privilegio constituye un gran reto para todos los que nos consideramos seguidores de las ideas renovadoras de Chávez, de Fidel y de Evo Morales, única forma de reafirmarnos en que somos bolivarianos y martianos.
Me atrevería a decir que ese reto y esa reafirmación se convierten en un juramento de conciencia para todos los latinoamericanos honestos, convencidos de que tanto la generación actual como las futuras, tendrán que ser fieles a las ideas de los líderes revolucionarios que hoy llevan a cabo esta obra generosa.
Ese reto tiene otras implicaciones más complejas para el futuro. Ahora nuestros pueblos pueblos comienzan a transitar por el camino más difícil, con el objetivo de llevar a vías de hecho sus proyectos revolucionarios. Para ello es útil recurrir,como en otras ocasiones, al pensamiento del Libertador simón Bolivar:
En 1826 en carta a José Joaquín de Olmedo describe que ha escogido dos caminos principales en su vida: uno el de la gloria militar, otro, el de la ciencia de gobernar a los hombres. El primero dice está «erizado de picas que pueden causar la muerte» y necesita una exclusiva dedicación. El segundo «guía al de la sabiduría, está cubierto de las más densas tinieblas, donde es preciso a fuerza de estudios leer en la oscuridad y recoger lo que haya de cierto y de útil»[1]
Quiero subrayar lo que se expresa con el mayor realismo en esta afirmación del Libertador, en lo referente a los estudios para leer en la oscuridad y recoger lo que haya de cierto y de útil. Hay muchos venezolanos, cubanos y bolivianos, que comparten hoy, cada uno en su país, el complejo trabajo de gobernar. Para cualquier revolucionario resulta profundamente aleccionadora la lectura de esta palabras de Bolívar.
En Cuba fuimos muchos los que tuvimos el privilegio de compartir modestamente el complejo trabajo de la administración, cuando aún éramos muy jóvenes, y nuestra incompetencia de entonces sobrepasaba el calificativo de ilustres ignorantes en las responsabilidades administrativas que tuvimos que asumir. Fidel y El Che fueron nuestros maestros en aquellos años iniciales y con su ejemplo nos compulsaron por tracción paralela a tomar el camino del estudio sistemático.
La primera escuela de administradores para dirigir nuestras industrias nacionalizadas la fundó el Che en nuestro Ministerio. Recuerdo, que entre otras tareas tuve la responsabilidad de ayudar a constituir el claustro de profesores de aquella escuela, que finalmente no solo formaba administradores para las fábricas bajo nuestro ministerio sino que los preparábamos para la agricultura, el ministerio de transporte y otras instituciones nacionales..
De todas las experiencias vividas desde los primeros años hasta hoy, consideramos, que la tarea más compleja y difícil fue la de imponernos la disciplina necesaria para estudiar y luego poder leer en la oscuridad para encontrar el mejor camino en la conducción económica del país.
Con honestidad hay que decir que al triunfo de la revolución cubana y cuando llegamos a definirnos como socialistas no teníamos la menor idea acerca de qué sistema o modelo de dirección económica debíamos adoptar.
Sabíamos que nuestro deber era garantizar una administración eficiente de la propiedad social que pasaba a nuestras manos inexpertas de funcionarios del Estado revolucionario, pero ni por asomo conocíamos lo más mínimo acerca de aspectos conceptuales sobre economía política, planificación de la economía nacional o diseño global de un modelo perspectivo para el desarrollo de la economía del país.
Acerca de cuánto se debía dedicar a la acumulación y al consumo, o que reservas debía tener el país para su defensa nacional, era tan comprendido por nosotros como si nos hablaran en lengua de otras galaxias.
Y nuestros jefes optaron por lo más inteligente desde el primer momento. En verdad desconozco si Fidel y el Che, que eran entre otros los más preocupados por los problemas económicos, habían leído la cita de Bolívar que recién acabo de recordar, pero lo cierto fue que decidieron ponerse a estudiar intensivamente para leer en la oscuridad y tomar de allí lo que se pudiera considerar como cierto y útil.
Como he explicado en otras ocasiones, el primer programa de estudios comenzó en el Consejo de Ministros encabezado por Fidel. Se estudiaba economía política con un reconocido profesor español, que había alcanzado el doctorado en la enseñanza de El Capital de Carlos Marx .
Años después ese profesor me confesaría que los dos alumnos más difíciles a que se había enfrentado en su vida eran Fidel Castro y el Che Guevara. Sobre este último me decía que aunque no siempre estuvo de acuerdo con él, nunca encontró argumentos científicos para convencerlo de lo contrario
Culminado aquel seminario, el Che invitó al profesor, para continuar los estudios junto a su equipo de dirección en el Ministerio de Industrias. Todos los jueves comenzábamos nuestro seminario a las 9 de la noche y en no pocas ocasiones nos alcanzó el amanecer en medio de las discusiones.
Simultáneamente con los estudios de economía política, fuimos conociendo la realidad de la vida en los países socialistas de Europa. De allí aprendimos mucho pero también sufrimos grandes decepciones. Se comprobó que en materia de técnicas de administración, estaban más atrasados que nosotros.
Pero los problemas relacionados con las técnicas de administración no resultaban los más preocupantes. Lo que sí fue objeto de gran preocupación desde muy temprano, fue el lugar en que situaba en aquellos países, el desarrollo de la conciencia para la formación del hombre nuevo de la sociedad socialista. En algunos ni se hablaba sobre el tema.
Ya Cuba estaba enfrentada con toda intensidad a las feroces agresiones del imperialismo norteamericano. Estas comenzaron desde que Fidel dio el primer paso para cumplir el sagrado compromiso que había asumido ante el pueblo en el Programa del Moncada.
Tan pronto se dictó la ley para la rebaja de los alquileres y luego la primera de la Reforma Agraria, se agudizaron los ataques imperialistas. Lo mismo que le está sucediendo a Evo Morales en estos momentos.
Además de todas nuestras aspiraciones para elevar el nivel de vida del pueblo, cumplir con el gran compromiso de llevar la educación hasta el último rincón del país, como se conoce, existía otro honroso deber moral y que se contaba entre los principios revolucionarios de nuestra revolución desde los albores del Moncada y el Granma; el carácter profundamente internacionalista de nuestro pueblo.
Este principio estaba enraizado en los cubanos desde las luchas independentistas y asimilado por las nuevas generaciones revolucionarias, gracias a la prédica y el ejemplo de hombres como el apóstol José Martí y el glorioso Generalísimo Máximo Gómez, Jefe de nuestro Ejército Libertador, que era de nacionalidad Dominicana.
Si ese principio estaba enraizado en nuestro pueblo desde entonces, es lógico suponer que para cualquier revolucionario cubano que abrazara la causa del socialismo era fácilmente comprensible su disposición a dar su vida por cualquier otro pueblo hermano que reclamara su concurso desinteresado. Como prueba irrefutable está el ejemplo cercano de decenas de cubanos que ofrendaron su vida junto al Che en las montañas bolivianas.
Que nadie se imagine que esa posición de principios puede lograrse y mantenerse sin prestar atención permanente a la educación ideológica, dentro de las tantas tareas que es necesario desarrollar para la formación de un hombre nuevo dentro del socialismo.
Junto a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del individuo es necesario desarrollar la más alta conciencia revolucionaria. Sólo así se alcanzará la sociedad superior. Pensar lo contrario es puro eufemismo. Para nuestro pueblo resulta evidente que el más destacado abanderado, junto a Fidel, por el desarrollo de la conciencia en el seno de la revolución cubana y del socialismo fue el Che Guevara.
Precisamente en relación con estos conceptos comenzó la polémica en Cuba acerca del modelo económico a adoptar, de tal forma que junto al crecimiento y desarrollo de la producción social se garantizara la conciencia por el cumplimiento del deber social en el trabajo y en las demás tareas que tuviera que cumplir todo revolucionario.
Sin lograr el hombre nuevo no se podrá hablar de socialismo decía el Che. Si solo se trata de la satisfacción material del individuo y de colmar sus intereses personales, sin tener en cuenta el interés social, entonces ese modelo de socialismo no me interesa, enfatizaba reiteradamente.
Junto al desarrollo de las fuerzas productivas hay que desarrollar la conciencia de los hombres y las mujeres en la sociedad socialista. Llegará un momento en que la curva del desarrollo de la conciencia se unirá a la del desarrollo de las fuerzas productivas. Ese punto de inflexión indicará que se ha llegado a la sociedad superior.[2]
El Che estudió profundamente los modelos económicos utilizados en los demás países socialistas de Europa y llegó a la convicción que aquellos sistemas estaban viciados de origen con la utilización de conceptos y mecanismos capitalistas en el seno del socialismo, lo que él denominó modelos híbridos que provocarían el retorno al capitalismo en aquellos países. Lamentablemente, la vida le dio la razón.
En aquellos países se había tomado el camino más fácil que era el de seguir los caminos trillados del capitalismo, estimulando desenfrenadamente las motivaciones de los hombres a través del dinero y el egoísmo personal.
De esta forma el modelo de dirección de los países socialistas fue comprando las conciencias y marchando como tendencia hacia la competencia irracional con el capitalismo, acercándose más y más a ese sistema por la vía de los intereses individuales de cada trabajador.
Es conocido que en fecha tan temprana como 1966 el Comandante Guevara tuvo la visión de pronosticar que los países socialistas de Europa con la Unión Soviética al frente estaban regresando al capitalismo.
Por desgracia su sentencia «herética» se cumplió y de aquel derrumbe todavía no se han recuperado sicológicamente muchos revolucionarios en el mundo, sin contar que los pueblos de los países que se llamaban socialistas han involucionado hacia el atraso, la miseria y otras deformaciones que ya habían sido erradicadas anteriormente.
Por eso el reto no es otro que el de estudiar, pensar, discutir con altura y grandeza para tomar el mejor camino, ese de la sabiduría de que habla el Libertador. La experiencia indica que todo modelo económico que propugne el egoísmo personal y no preserve los intereses sociales sobre los individuales no lleva a buen destino. Lamentablemente ya esto está confirmado por la historia y no se está afirmando nada nuevo.
La experiencia cubana tampoco está libre de pecados en esas lides. A mediados de la década del 70 y estimulados, de buena fe, por muchos compañeros que consideraban que se debía aplicar en Cuba el modelo económico que se venía practicando en la URSS y otros países socialistas se decidió «experimentar» con lo que se llamó una «versión restringida del mismo».
Pasaron los años y muy pronto se comenzaron a sentir los efectos totalmente negativos de aquel sistema de dirección, que como un virus dañino se había introducido en el organismo celular de nuestro sistema económico social.
La historia de esta etapa de nuestra revolución fue explicada en su oportunidad por Fidel con lujo de detalles. Baste decir, que apenas un año antes del derrumbe del campo socialista Europeo, Fidel volvió a demostrar una vez más sus cualidades para leer en la oscuridad y llamó a un proceso inmediato de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas frente a lo que había generado el modelo económico que se había practicado en nuestro país en aquellos años.
Ya un poco recuperados de esos tropiezos, pero aún dentro de la batalla por erradicar los rezagos de aquel sistema, que privilegiaba el interés individual como la gran panacea, el 8 de Octubre de 1987 Fidel asistió al acto de conmemoración del XX Aniversario de la caída en combate del Che en Bolivia.
En un discurso memorable pronunciado aquel día elevó a su máxima estatura la imborrable figura del Che, y entre otras sentidas palabras expresó las siguientes:
«Estamos rectificando todo tipo de chapucerías y de mediocridades que eran precisamente la negación de las ideas del Che, del pensamiento revolucionario del Che, del estilo del Che, del espíritu del Che y del ejemplo del Che. Creo, realmente, lo digo con toda satisfacción, que si el Che estuviera sentado aquí en esta silla, se sentiría, realmente, jubiloso, se sentiría feliz de lo que estamos haciendo en estos tiempos; como se habría sentido muy desgraciado en ese periodo incierto, en ese periodo bochornoso en que empezaron a prevalecer una serie de criterios, de mecanismos, y de vicios en la construcción del socialismo, que habrían constituido motivo de profunda, de terrible amargura para el Che.
La rectificación de errores y tendencias negativas se llevó a cabo a lo largo de todo el país encabezada por Fidel. Esa rectificación potenciaba con más fuerza que nunca el espíritu internacionalista y solidario con América Latina y otros países del mundo.
De lo dicho hasta aquí, queda demostrada la extraordinaria visión del Che sobre lo que se avecinaba para América Latina. Creo que con estas reflexiones lo hemos conocido más en su grandeza como teórico, como estadista y como revolucionario. Queda demostrado que su pensamiento representa una de las armas más poderosas para combatir el ALCA, cuya pretensión es querer esclavizar más a nuestros pueblos.
No por casualidad y por feliz coincidencia muchos escritores y poetas en el mundo han dado por llamarle al Che: El Comandante del Alba, mucho antes que Hugo Chávez lanzara su Alternativa Bolivariana para las Américas.
El Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA es un proyecto para integrar comercialmente a todo el continente americano bajo la tutela de los Estados Unidos. El proyecto se creó a iniciativa del imperio en 1994, debiendo iniciarse en el año 2005, del que formarían parte los países de Sudamérica, Canadá, Norteamérica, México, Centroamérica, el Caribe (menos Cuba), con un potencial de 800 millones de habitantes.
De esta forma se crearía un gran mercado, en una zona donde circulen libremente las mercaderías y los capitales, sin trabas ni regulaciones, lo que según sus promotores reportaría un producto bruto de 13.000 billones de dólares. Su proclama política plantea la seguridad de mantener la democracia entre los países miembros, erradicar la pobreza, y dar solución a los problemas del medio ambiente.
Pero los pueblos han despertado y no se les puede engañar con propaganda de este tipo. Ya se sabe que lo que pretende Estados Unidos es lograr la hegemonía hemisférica y global. A través del ALCA se intenta crear un bloque regional dominado por el imperio, capaz de enfrentar la competencia de la Unión Europea y del bloque asiático en la disputa por la hegemonía económica, geopolítica y cultural del mundo. Todo esto está encaminado a la apropiación de los excedentes económicos de los países de Centroamérica y Sudamérica de acuerdo a las reglas de libre comercio impuestas por Estados Unidos.
Veamos como le ha ido a México con la integración con Estados Unidos y Canadá en su Tratado de Libre Comercio. En 1992 se fundó dicho tratado entre los tres países bajo el liderazgo de Norteamérica, anunciando expectativas de mejorar el nivel de vida de la población. El resultado para los mexicanos ha sido de deterioro de su nivel de vida. El aumento del comercio con Estados Unidos ha sido en desmedro del intercambio con Europa y Asia. Si este aumento se hubiera producido con europeos y asiáticos, la economía mexicana hubiera generado mayores beneficios.
México se ha hecho más dependiente de Estados Unidos a punto que el 74 por ciento de las importaciones proviene de Norteamérica y el 89 por ciento de las exportaciones dependen del mercado norteamericano. Las empresas extranjeras instaladas en México en la frontera con Estados Unidos no han permitido el desarrollo de las industrias nacionales pues el 96 por ciento de las piezas y componentes las importan de los Estados Unidos y otros países, con las cuales ensamblan los productos que luego se registran como exportaciones mexicanas. Apenas el 4 por ciento de esas exportaciones corresponden a empresas mexicanas, el resto pertenece a las empresas extranjeras.
Después de más de 10 años de TLC, 60 millones de mexicanos viven en la pobreza, el porcentaje de esos que viven en la pobreza extrema pasó de 21,46 por ciento en 1964, a casi el 30 por ciento actualmente, mientras que el salario mínimo ha perdido el 22 por ciento de su poder adquisitivo. El sector informal ha crecido alarmantemente a costa del empleo informal y de la quiebra de pequeñas y medianas empresas. La agricultura mexicana está en ruinas, por causa de las crecientes importaciones y la caída, debido a los subsidios, de los precios internacionales de los productos agrícolas. La ola de emigrantes hacia los Estados Unidos es cada día más grande.
Quienes obtuvieron los beneficios extraordinarios del «libre» mercado han sido los productores estadounidenses a costa de sus similares mexicanos. Al observar a Estados Unidos y Canadá después del Tratado se comprueba que en una pelea de dos gigantes contra un país más débil, han salido triunfantes los gigantes.
¿Cuál es el futuro de América Latina?
Por supuesto que no es el ALCA. Los Estados Unidos pretenden controlar toda la riqueza de nuestros países con el único propósito de engrosar la riqueza de sus empresas transnacionales. Y es ahí donde el ALCA representa el mayor riesgo para los países latinoamericanos, además de poner en franco peligro su soberanía alimentaria.
Sobre este cuadro aterrador, el Premio Nóbel de Economía y exfuncionario del FMI Joseph Stiglitz ha expresado lo siguiente:
«Estados Unidos no está dispuesto a eliminar los generosos subsidios que da a su agricultura, ni la restricción de ingreso a su mercado de productos como la carne y el azúcar de Brasil», dijo Stiglitz. Por lo tanto, agregó, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que negocian 34 países del continente no los beneficiará, y en cambio, prolongará la ya vieja relación injusta entre ellos y los Estados Unidos».
Finalmente el Premio Nóbel enfatizó: » A no ser que los Estados Unidos hagan algo muy significativo, en relación con las barreras agrícolas y arancelarias, no tiene sentido que firmen el acuerdo».
¿Qué hacer frente a esta evidente amenaza?
No cabe otra respuesta que la del ALBA propuesta y ya puesta en práctica por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez, que plantea:
1) La unidad latinoamericana en una integración regional basada en una comunidad sudamericana de naciones cuyas bases deben ser la solidaridad, la cooperación cultural y científico técnica. Se debe desarrollar el comercio de la manera más justa y equitativa entre los pueblos. La integración debe ser general y no solamente enfocada desde el punto de vista de los mercados.
2) El enfoque integral conlleva la colaboración conjunta para el mejoramiento continuo del sistema educativo, la nutrición, la salud, la ciencia y la tecnología a fin de que los pobladores sean capaces de transformar sus propios recursos naturales como productos que cubran el mercado interno y el internacional.
3) Cada país debe promover el autoconsumo de los productos alimenticios propios de la región y sustituir progresivamente de su alimentación los productos importados por productos que se desarrollen nacionalmente.
4) Las políticas de los países latinoamericanos deben estar orientadas al desarrollo cooperativo de la agricultura, la ganadería, agroindustria, turismo, educación, salud, recreación, seguridad etc. aprovechando las potencialidades propias, recursos y capacidades de sus habitantes.
5) Se deben implantar nuevos esquemas impositivos para las empresas latinoamericanas, eliminando las exoneraciones absurdas que hoy prevalecen para beneficiar a las empresas transnacionales capitalistas y exigir a estas que cumplan con las normas internacionales de protección del medio ambiente.
6) Se debe plantear una mejora continua a las producciones y servicios de las empresas latinoamericanas con miras a la competitividad en el mercado mundial. Todo esto con el estímulo al desarrollo de proyectos compartidos entre las universidades, instituciones técnicas y económicas en alianza estratégica con los países participantes en la alternativa de integración.
7) Una vez acordadas las bases de la integración latinoamericana se deben firmar los tratados comerciales correspondientes entre los países y entre estos y los demás países del mundo que no dependen del esquema regional. Los tratados deben formalizarse sin las trabas y ataduras que propugna el ALCA, exigiendo la eliminación de los subsidios a los productos agropecuarios de los países desarrollados.
8) La Integración Cultural debe desarrollarse rescatando y difundiendo los valores culturales de los países latinoamericanos, impulsando el desarrollo sostenible de la comunidad de esos países.
Pero los enunciados fundamentales de la Alternativa Bolivariana para las Américas impulsada por el Presidente Chávez, con el ya conocido apoyo de Cuba, Bolivia y otros países de América Latina y el Caribe, representa un reto de gran envergadura para nuestros pueblos y para las instituciones que tienen que darle cobertura a los múltiples estudios y tareas que dimanan de las muy diversas posibilidades y potencialidades que genera un proyecto de integración de la magnitud del que se está hablando.
Si importante es la voluntad de integración como manifestación política de los gobiernos y de los pueblos hermanos de América Latina, igualmente importante resulta la conciencia acerca del gigantesco esfuerzo organizativo, de planeación, de coordinación y control de cada uno de los programas o proyectos a desarrollar dentro del esfuerzo integrador. De nuevo aquí son validas las enseñanzas del Che.
No todos los pueblos que participan desde ahora en la Alternativa Bolivariana para las Américas cuentan con el mismo nivel de desarrollo institucional y de organización en general para abordar las complejas tareas que se avecinan. Se necesitará un apoyo especial de aquellos países que cuentan con mayores fortalezas organizativas y de personal calificado para ayudar al trabajo de aquellos que tienen un desarrollo relativamente menor en sus instituciones.
Si junto a todo lo anterior no se establecen sistemas efectivos de control de las tareas que se orientan como señalaba el Che, entonces se hace prácticamente imposible identificar quien es el responsable de los incumplimientos que se producen a lo largo de toda la cadena administrativa.
El Che insistía en aclarar que el burocratismo no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. También aclaraba que no es lo mismo la burocracia que el burocratismo. En todos los regímenes capitalistas han existido burócratas con su cortejo de prebendas y de lacayismo, medrando a costa del presupuesto estatal, sin importarles el significado social de las tareas que realizan. Más bien lo que les interesa es hacer lo más permeable posible el aparato estatal como para facilitar el tránsito de los aprovechados, y lo suficientemente hermético para apresar en sus mallas al pueblo.
En los finales del Siglo XX y lo que va transcurriendo del XXI se confirma con más fuerza como el capitalismo neoliberal se convierte cada vez más en generador de burocratismo, con todo lo que trae aparejado de corrupción y perdida de valores humanos.
Los últimos informes del Banco Mundial atestiguan que en los países de la OECD el total de gasto estatal en porcentaje del PIB ha aumentado enormemente en las últimas décadas. Si en 1960 ese porcentaje era del 20 por ciento, en la actualidad es del 50 por ciento.
Al considerar la fuerza de trabajo total en los Estados Unidos en el año 1990 y la actualmente existente, se observa que en los últimos 14 años el número de burócratas se ha incrementado de un 12.5 al 14 por ciento.
En las compañías transnacionales se reconoce que cada vez es mayor el número de abogados, gestores de negocios, grupos de presión, consultores, etc., Esta tendencia marcha acompañada de una mayor depauperación moral del sistema, creando una cultura de corrupción y amiguismo, donde todos los burócratas se apuntalan para alzarse y alcanzar la mayor cuota de ganancias creada por los trabajadores, tanto en las empresas privadas como en aquellas que operan con financiamiento estatal.
Hay sectores donde la burocracia y el burocratismo se hacen más escandalosos. Uno de los casos es el de la atención sanitaria. Un estudio elaborado a finales del 2004 por la Harvard Medical School y de Public Citezen revela que el costo de la burocracia sanitaria de Estados Unidos asciende a 400 mil millones de dólares y que el sistema de salud podría ahorrar prácticamente la mitad de esa cifra anualmente, lo que supondría financiamiento suficiente para asegurar a 43 millones de personas su seguro médico y suministrar los medicamentos dispensados con receta a todos los estadounidenses.
El estudio revela que la burocracia absorbe el 31 por ciento del gasto de asistencia médica en Estados Unidos, la burocracia en ese sector se supone que debe ser sólo el 16,7 por ciento del gasto sanitario de salud. Está demostrado que lo fundamental para los dueños de estos servicios en los Estados Unidos es su nivel de ganancias y no la racionalidad del sistema sanitario como para hacerlo más amplio y eficiente.
En suma, que el burocratismo se basa en la falta de conciencia, y hay que ponerle frenos infranqueables en proyectos como el ALBA. Si esa falta de conciencia daña los resultados de la gestión a lo interno del país, es de suponer que el daño se multiplica con creces cuando se practica en las relaciones con otros países.
Supongamos que un funcionario inconsciente asuma una responsabilidad cualquiera dentro del mecanismo de colaboración del ALBA y que por su irresponsabilidad o falta de sensibilidad revolucionaria deje de cumplir en tiempo y forma sus tareas. Esa persona estará conspirando contra los objetivos promisorios del proyecto de integración y contra las posibles ventajas a obtener por nuestros pueblos en ese objetivo.
A propósito del tema de la integración económica y la Alternativa Bolivariana para las Américas, vale la pena recordar parte de lo expresado por el Che en su artículo contra el burocratismo, cuando se refería a las ocasiones en que éramos agredidos por el imperialismo. Él señalaba que en los momentos de agresión se ponían en tensión todas las fuerzas contra el enemigo y la producción no decaía, no existía el ausentismo en el trabajo y los problemas se resolvían con insospechada velocidad. Y agregaba el Che:
Analizando esto llegamos a la conclusión de que convergieron varios factores que destruyeron las causas fundamentales del burocratismo; había un gran impulso patriótico y nacional de resistir al imperialismo que abarcó la mayoría del pueblo de Cuba, y cada trabajador a su nivel, se convirtió en un soldado de la economía, dispuesto a resolver cualquier problema. El motor ideológico se lograba de esta manera por el estímulo de la agresión extranjera.[3]
Ahora uno se pregunta si la batalla del ALBA contra el ALCA no es una batalla contra la Agresión extranjera del imperialismo. Una batalla donde participamos todos como soldados de nuestros respectivos pueblos, y aun más sagrado que eso, como combatientes internacionalistas en defensa de la Patria Grande de América, por la que lucharon, Miranda, Bolívar, San Martín, O´Higgins, Martí y el Che, y por la que luchan ahora encabezando la batalla definitiva de los pueblos latinoamericanos Hugo, Chávez y Fidel Castro.
QUE VIVA ETERNAMENTE EL PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO DEL CHE.
VIVA BOLIVIA Y SU PRESIDENTE EVO MORALES.
VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA Y SU PRESIDENTE EL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ.
VIVA CUBA Y VIVA FIDEL.
QUE VIVA LA SIEMPRE QUERIDA ARGENTINA.