Para entender la gran significación que tiene el desarrollo de una sociedad donde el Conocimiento sea Libre, debemos profundizar en el análisis Marxista del desarrollo del Conocimiento, utilizando para ello tanto las categorías y leyes del Materialismo Dialéctico como los conceptos del materialismo Histórico, como parte del método científico. Haciendo uso para estos análisis de […]
Para entender la gran significación que tiene el desarrollo de una sociedad donde el Conocimiento sea Libre, debemos profundizar en el análisis Marxista del desarrollo del Conocimiento, utilizando para ello tanto las categorías y leyes del Materialismo Dialéctico como los conceptos del materialismo Histórico, como parte del método científico. Haciendo uso para estos análisis de los aportes de las teorías de la evolución natural de las especies y de la antropología, y de otras disciplinas académicas.
Entendiendo la existencia material del Ser Humano sobre la faz de la tierra como la Historia, el Desarrollo y los Usos del Poder de razonamiento de nuestra especie animal, como la fuente viva del conocimiento y su manipulación intencionada por el control del poder en todas sus acepciones con el objetivo de obtener la dominación sobre los demás.
Desde la era primitiva el ser humano empieza a dar sus primeros pasos en el uso de sus exclusivas capacidades mentales, aquel homínido recién evolucionado del mono en pleno apogeo de su diferenciación del resto de las especies, comienza a desarrollar sus habilidades físicas, sus capacidades fonéticas y sus destrezas mentales; y así de una manera natural va adquiriendo cada vez mayores facultades mentales en el uso y control de todas las anteriores. Surgiendo de sí mismo todo un mundo nuevo que lo encamina en los albores del conocimiento, apareciendo entonces las primeras formas de convivencia social, las primitivas manadas de homínides se van transformando en organizaciones tribales, ya caminan erguidos hombres y mujeres, aprenden de la naturaleza que los rodea para cubrir sus necesidades básicas de sobrevivencia, surge la necesidad de trasmitir lo aprendido a los demás, se ven obligados a comunicarse con mayor precisión, perfeccionando sus sistemas de señas, sonidos y dibujos. Comienzan a compartir tanto sus experiencias, como sus miedos ante todo lo desconocido, a convivir y a desarrollar sus propias formas de vida tribales: nómadas, seminómadas y luego sedentarias.
En esas incipientes formas de vida tribales, evocadas por el marxismo como comunismo de tribu por la inexistencia de las clases sociales y del factor de explotación del ser humano, conocido como plusvalía o excedentes apropiables de la actividad de producción; se van ampliando y especializando las formas de comunicación hasta el desarrollo de los lenguajes, y a la par surge la necesidad de profundizar los conocimientos que les permitan hacer un uso cada vez mas adecuado y eficiente de los recursos naturales disponibles en sus propios hábitats, así como iniciarse en la búsqueda por explicar lo que aun les es desconocido y los atemoriza. Con esto se inician en la creación del conocimiento mítico mágico para darle sentido a todo lo desconocido, y que todavía no puede ser entendido por la falta de conocimiento científico, este conocimiento mítico mágico comienza a ser controlado, desarrollado, manipulado y utilizado por los brujos, shamanes, hechiceros y curanderos, convirtiéndose éstos poco a poco en los únicos intérpretes de los designios mítico mágicos a través de sus rituales y liturgias, mas tarde se inicia el uso de inciensos y bebidas alucinantes con las cuales interpretan las visiones mágicas y luego los designios de los dioses. De a poco estos shamanes y hechiceros van adquiriendo una cada vez más amplia influencia sobre los propios valores morales de las tribus, adquiriendo la condición incluso de altos consejeros de los jefes de las tribus, manto con el cual ejercían su mágico poder de manipulación sobre la toma de decisiones, llegando a afectar el futuro de toda la tribu.
Surgen también en las tribus primitivas los primeros indicios de organización social con la aparición de los jefes de las tribus, que eran los hombres más aptos física y mentalmente para enfrentar todas las vicisitudes de la era primitiva, y con el tiempo además del shaman, aparecen los consejos de ancianos y ancianas, quienes aportaban a la toma de decisiones toda su sabiduría y conocimientos provenientes de las experiencias acumuladas. Estructuras éstas de poder, que fueron dando sustento a la posterior conformación de pequeños conciliábulos de consejeros y consejeras de los distintos personeros del poder político y gubernamental en cada una de las etapas históricas por las cuales ha venido avanzando la humanidad (las Sociedades Primitiva, Esclavista, Feudal, Capitalista, e incluso por las distintas experiencias conocidas de tránsito hacia el Socialismo hasta nuestros días).
El mismo incipiente conocimiento mítico-mágico de los shamanes y hechiceros, comienza a evolucionar como parte de la cultura étnica ancestral de cada uno de los pueblos indígenas, conformándose por intermedio de la tradición oral en creencias típicas que pasan a regir poco a poco todo el comportamiento social de cada uno de esos pueblos, con una diferenciación específica a cada uno de sus ámbitos geográficos y climáticos, y con diversos niveles de desarrollo de acuerdo a las variables dificultades e inclemencias que cada hábitat les presentara para su propia sobrevivencia. Estas creencias que formaron los rasgos culturales y socio-políticos de nuestro surgimiento a las civilizaciones antiguas, fueron de a poco transformándose en la rica diversidad de creencias y religiones, que desarrollaron un gran apego a los centros de poder marcando cada vez más su influencia en la toma de decisiones políticas y de gobierno. Lo vemos en todas las civilizaciones antiguas, en sus ruinas y otros vestigios que han perdurado hasta nuestros tiempos, en los cantos épicos cuyos manuscritos como «La Ilíada» y «La Odisea» se lograron conservar completos, que nos remontan a través de héroes como Ulíses a las épocas donde los designios de los dioses y sus intérpretes humanos sobre la tierra modificaban el comportamiento social y las decisiones políticas, moldeando así el curso de la historia al capricho de la interpretación de los grupos religiosos detrás del poder.
Influencia que desde la época primitiva persiste hasta nuestros tiempos en las religiones catalogadas por Marx como «el opio del pueblo», muy acertada observación en la que se resume la perniciosa influencia que las religiones han tenido en el adoctrinamiento histórico de todos los pueblos, para su convencimiento y aceptación sumisa de las condiciones de explotación, dominación y ultraje a las que hemos sido sometidos por miles de años.
Surge también, desde el desarrollo del pensamiento durante las civilizaciones antiguas la necesidad humana por ordenar y sistematizar la información, las ideas y los mecanismos de razonamiento, en un intento por comprender mejor nuestra propia naturaleza interna y mejorar el aprovechamiento de todas nuestras capacidades humanas, desarrollándose las corrientes del pensamiento científico y filosófico, de las cuales se desprenden todas las ramas de las ciencias naturales y de las ciencias sociales, del conocimiento y de la técnica, incluidas las ciencias políticas, así como todo el conocimiento no científico.
Por otra parte, y en paralelo al propio desarrollo de los saberes humanos, en nuestra evolución social hemos venido reproduciendo la estructura básica del sistema de explotación y dominación capitalista, que Marx y Engels identificaran como la división de «Clases Sociales», una clase dueña de todo lo que se apropie «Burguesía» y otra completamente excluida hasta de las mínimas necedades humanas básicas «Proletariado».
Tomando como estructura básica esta división en «explotadores» o apropiadores, y en «explotados» o desposeídos, hemos venido poco a poco presenciando la subdivisión de esa estructura social, replicándose en si misma, conformando las distintas sub-clases o castas sociales dentro de cada una de las dos principales (Burgueses y Proletarios), llegando mas tarde a la conformación de diversas élites policlasistas (religiosas, políticas, científicas, militares, deportivas, culturales, sociales, etc.), con una sola característica en común: cada una de esas élites se apropia de una rama específica del conocimiento, lo acapara y atesora de manera exclusivista, protegiéndolo incluso por intermedio de la academia y de los colegios profesionales, obstaculizando su libre difusión e impidiendo su ejercicio a todo aquel que no esté certificado por la academia en su área específica del conocimiento.
Todas esas disciplinas de la sabiduría humana conforman cada una de las partes del conocimiento desarrollado por toda la humanidad, cada tipo específico de conocimiento ha venido siendo acaparado por diversas élites sociales que se configuraron poco a poco en el transcurso de los procesos histórico-sociales. Es así, como las Iglesias se apropiaron del conocimiento religioso y se atribuyeron la exclusividad de su interpretación y manipulación, llegando inclusive a su deformación intencionada a sus propias conveniencias en cada coyuntura social.
Las élites políticas y partidistas hicieron lo mismo con el conocimiento político e ideológico, las élites científicas y profesionales se apropiaron del conocimiento científico-técnico y socio-económico, las élites militares lo consumaron con el conocimiento de seguridad y defensa, las élites culturales se reservaron el conocimiento de las diversas ramas de la expresión artística.
Las élites industriales llegaron incluso a desarrollar toda una red de principios jurídicos a través de un complejo sistema de derechos de propiedad intelectual, de patentes de industria y comercio, de licencias y de derechos de autor; con los cuales pueden comprar y apropiarse lícitamente de cualquier obra producto de nuestro intelecto y capacidades, adueñándose de manera exclusiva de todos los derechos para su reproducción en masa y «libre» comercialización, pagando una muy pequeña cantidad al autor comparado con las multimillonarias ganancias producto de la venta de millones y millones de copias de nuestra obra, diseño o idea.
Las élites de la información y la comunicación acaparanlos datos de cuanto acontece en el mundo, adulterando en muchas oportunidades los hachos a sus propias conveniencias e intereses, produciendo matrices de opinión con la intención de dominar y someter a toda la opinión pública para aprovecharse de ella. Las élites de la moda se apropian del conocimiento estético, creando falsos valores con el único interés de comercialización de ciertos productos innecesarios, banales y transculturizantes, donde las empresas trasnacionales de la ropa y el calzado, junto a las de cosméticos operan sicológicamente por intermedio de la publicidad alienante sobre nuestras costumbres, doblegándonos ante los intereses de un mercado de consumo superfluo y que atenta contra los propios valores y conocimientos nacionales.
Hoy en día, estamos ante la hegemonía de un modelo de sociedad del conocimiento privativo, protegida incluso por el mismo derecho internacional privado, a través de tratados internacionales donde se crean organismos de seguimiento, control y sanción, como lo son la Organización Mundial del Comercio (OMC), o la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI); mediante las cuales las grandes potencias industriales que las dirigen y controlan a su libre albedrío, se aseguran que los países sin posibilidades de desarrollo continúen dentro del sistema de explotación y dominación establecidos en el ámbito desigual del comercio internacional, que sirve como base de sustentación del imperialismo.
Una sociedad típica del conocimiento privativo, es el sistema político-económico y social presente en los Estados Unidos, donde todo el ordenamiento jurídico y legal protege el conocimiento privativo en función de la dominación y explotación en todos los ámbitos (político, económico, social y cultural), llegando incluso a la violación de todo ese ordenamiento por parte de las pocas familias dueñas de todo su capital internacional y de su poderío político y militar. Como una pequeñamuestra del totalitarismo fascista al que inexorablemente conduce la dictadura del conocimiento privativo, donde todo en absoluto acaba por ser manejado por un muy reducido grupo de personas que han perdido todo vestigio de sentimientos humanos. Reflejo vivo de la sociedad capitalista en la fase que Lénin identificó como «Imperialista».
Una sociedad donde el conocimiento sea libre, es posible si modificamos nuestra formación individualista y egoísta, de manera que prevalezcan los sentimientos humanos mas nobles, la cooperación, la solidaridad, el amor al prójimo, junto a la ética y la moral revolucionaria, rompiendo las cadenas que nos han sometido a conductas capitalistas inhumanas; dedicándonos al desarrollo de las nuevas relaciones de convivencia socialista, desarrollando una revolución cultural y educativa que promueva que el Conocimiento sea Libre en función del desarrollo del Poder Popular para la construcción del Socialismo.
Roso Grimau es miembro del Partido comunista de Venezuela