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Contra toda forma de nacionalismo, en defensa de la solidaridad entre los Estados

Fuentes: fanpage.it

Traducción: Carlos X. Blanco

Hoy, el verdadero internacionalismo es antitético al sistema capitalista: es una relación de solidaridad entre Estados que no se encierran en sí mismos, sino que se relacionan con los demás de manera comunitaria y pacífica.

El verdadero internacionalismo como vínculo solidario entre Estados democráticos soberanos y comunitaristas es la antítesis tanto de la globalización capitalista de la economía como del nacionalismo imperialista, que niega la idea misma de nación en la medida en que neutraliza el derecho a existir para otras naciones. Esta fue la forma dominante del colonialismo del siglo XIX y del imperialismo del siglo XX. Pero esta sigue siendo la forma que hoy tiende a resurgir indebidamente como reacción al globalismo capitalista a través de proyectos de soberanía nacionalista.

Estos, en nombre de la oposición a las tragedias de la globalización, aspiran a la re-legitimación del nacionalismo anti-solidario, un mero reflejo del homo oeconomicus se trasladó al nivel del Estado; una forma que, detrás de la falsa oposición, sólo confirma el orden capitalista, reproponiendo su forma imperialista y, al mismo tiempo, cancelando la posibilidad de un verdadero internacionalismo como la única forma auténtica y efectiva de oposición al capitalismo en todas sus formas (tanto globalista como nacionalista).

Estas formas de nacionalismo capitalista deben ser combatidas con igual fuerza con respecto al globalismo capitalista, del cual son la variante falsamente opositora que siempre reconfirma su estructura. El verdadero internacionalismo no es sino la forma de comunitarismo concebido a nivel de relaciones interestatales: es la relación de solidaridad entre Estados nacionales soberanos, cada uno de los cuales, sin renunciar a su propia autonomía y sin cerrarse individualmente en sí mismo, se relaciona con otros no en clave nacional-imperialista, sino en clave comunitaria y pacífica, reconociendo en ellos otras y diferentes experiencias nacionales basadas en historias y tradiciones que no coinciden con las propias.

Sólo entonces será posible lograr ese comunitarismo cosmopolita que, en forma de universalismo de las diferencias, hará posible la coexistencia de la pluralidad y la unidad, de las culturas heterogéneas y del género humano unitario estructurado horizontalmente según las relaciones comunitarias y democráticas entre individuos libres e iguales. La mala universalidad de la globalización puede ser reemplazada por el auténtico universalismo de un cosmopolitismo de comunidades, culturas y pueblos igualmente libres en sus diferencias.

Fuente original: https://www.fanpage.it/contro-ogni-forma-nazionalismo-in-difesa-della-solidarieta-tra-gli-stati