Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Santiago, Chile. La última vez que un papa visitó Chile fue en 1987, cuando el entonces firmemente católico país sudamericano estaba gobernado por un régimen militar.
Incluso los comunistas abrazaron a Juan Pablo II, debido a la defensa abierta de los derechos humanos por parte de la Iglesia chilena.
Pero 31 años después la llegada del primer papa latinoamericano no está provocando la misma euforia.
Chile ha sufrido algunos de los peores casos de abuso sexual eclesiástico en la región y la Iglesia Católica está pagando el precio.
Cuando el exarzobispo de Buenos Aires se convirtió en el papa Francisco en 2013, su carisma y sobre todo sus promesas de reformar algunas de las prácticas más oscuras del Vaticano, cautivaron la imaginación y la admiración de gran parte del mundo, especialmente en su región.
Prometió tolerancia cero para el abuso sexual dentro de la Iglesia Católica y formó una comisión especial para investigar el tema, invitando a dos víctimas a ser parte de ella.
Cinco años después, la creciente insatisfacción por el seguimiento del Vaticano sobre la tolerancia cero está ensombreciendo la visita papal aquí.
La controvertida decisión del pontífice de nombrar al padre Juan Barros obispo de Osorno, a pesar de que fue acusado de facilitar y encubrir los abusos del sacerdote pedófilo más notorio de Chile, Fernando Karadima, dejó a muchos estupefactos.
Y cuando el Papa Francisco fue sorprendido en video contándole a un peregrino en Roma que los feligreses de Osorno estaban sufriendo porque eran «tontos» y «torcidos por la izquierda», hubo indignación.
Silvana Gonzalez es una de las decenas de católicos que protestaron en los escalones de la Catedral de Osorno en vísperas de la llegada del Papa.
«No estamos felices de recibirlo, porque dice una cosa y hace otra. La Iglesia continúa ocultando abusos y el papa recompensa a los culpables. Y llamarnos tontos es una ofensa insolente que no podemos tolerar», dijo González a Al Jazeera.
Justo unos días antes de la llegada del papa, el grupo de investigación con sede en Boston bishopaccountability.org publicó una base de datos que enumera a unos 70 sacerdotes, diáconos, hermanos religiosos chilenos, e incluso a una monja, acusados de abusar sexualmente de menores. Algunos permanecen activos en el ministerio.
«Millones de católicos han perdido la fe»
Unos 30 parroquianos de Osorno vienen a Santiago para la llegada del papa. Se unirán a otros manifestantes que dicen que quieren responsabilizar al papa.
Entre ellos se encuentra Juan Carlos Cruz, una de las tres víctimas de Karadima. Dice que el papa ha traicionado a Chile al defender la institución y volver a victimizar a los sobrevivientes.
«El papa tiene grandes titulares pero no seguimiento. Además del Obispo Barros tenemos al Cardenal Errázuriz, quien fue recompensado al ser nombrado para el comité de ocho cardenales que lo conceden, junto con George Pell, otro abusador de Sydney», dice Cruz. «Y el actual arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, ha sido nombrado cardenal, cuando ha encubierto no solo los abusos contra nosotros, sino también muchos otros».
El papa Francisco sostiene el libro del Evangelio mientras celebra la misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro en el Vaticano [Archivo: Alessandra Tarantino / Foto AP]
El papa Francisco sabe que en Chile y en Perú, país que también visitará, millones de católicos han perdido la fe.
Justo antes de su viaje, el papa ordenó al Vaticano aceptar a un grupo católico de élite de Perú, después de años de acusaciones de que su fundador abusó sexualmente de decenas de niños y miembros adultos.
Y después de decir que no había lugar en el cronograma del papa para reunirse con las víctimas de abuso durante su viaje a Chile y Perú, el Vaticano ahora indica que no lo descartará.
Estos son gestos importantes. Pero el papa Francisco tendrá que hacer más para inspirar confianza en la Iglesia Católica, que por el momento en Chile es la más baja de América Latina.
«En muchos países, pero especialmente en Chile, los abusos sexuales dentro de la iglesia han sido y continúan siendo muy dolorosos. Los casos aún están saliendo a la luz. La visita del papa aquí es una oportunidad para contarle sobre estos temas. Lo que necesitamos es un corazón abierto escuchar lo que tiene que decir», dice Javier Peralta, director de la Comisión Nacional para la Visita Papal.
Lucia Newman, editora de América Latina.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente dela traducción.