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Crisis del Frente Amplio, ¿cómo lo explicamos?

Fuentes: Rebelión

En los últimos días las críticas al Frente Amplio son cruzadas, y transversales, recorren todo el espectro político. Ya no solo provienen de los típicos e históricos adversarios institucionales, sino que ahora también, la ciudadanía movilizada ha demostrado enfáticamente su desaprobación. Las redes sociales se han convertido en un caldero y las explicaciones que han […]

En los últimos días las críticas al Frente Amplio son cruzadas, y transversales, recorren todo el espectro político. Ya no solo provienen de los típicos e históricos adversarios institucionales, sino que ahora también, la ciudadanía movilizada ha demostrado enfáticamente su desaprobación. Las redes sociales se han convertido en un caldero y las explicaciones que han dado desde el conglomerado se han tornado más que insuficientes. Al parecer, los votantes sociales ya no los respaldan y la crisis que se ha generado en la orgánica interna ha sido de proporciones. Peleas, debates, y fugas por montones.

¿Qué fue lo que pasó? Ya es sabido, la hecatombe se detonó por la polémica aprobación en general del proyecto conocido como «Ley Anti saqueos». De esta coyuntura han surgido más preguntas que respuestas. ¿Están mal asesorados? Estoy seguro de que sí. ¿Leen lo que votan? Tengo mis serias dudas. ¿No comprenden lo que leen? Sería trágico, pero hay que asumir, ser parlamentario formando en las mejores universidades del país, no es garantía de nada. ¿Quieren quedar bien parados frente al partido del orden? Sería peor aún, yo no lo quiero creer, sería muy decepcionante.

Me vuelvo a preguntar, ¿qué fue lo que pasó?

Sin duda los procesos políticos son complejos, de largo aliento. La construcción de un proyecto ideológico no es una tarea sencilla, no se termina en cuestión de meses. Es un hecho que falta experiencia y la contingencia abrumadora hoy nubla la visión. Pero ¿es este un pequeño error en un mar de aciertos? Me temo que no.

El Frente Amplio desde hace tiempo que viene decepcionando a sus bases y eso los ha conducido a una crisis de carácter agónica. Sus grandes líderes, que más bien hoy por hoy son caudillos, no descansan, han cometido error tras error, tantos e inexplicables son, que los más conspiranoicos dicen que pareciera que el conglomerado trabaja para el adversario.

El Frente Amplio y sus líderes. Serio problema. Por un lado, está Gabriel Boric, quien desobedece a su partido y concurre a firmar el «Acuerdo por la paz». Gabriel, el rebelde que se manda sólo, el chico serio que está en ascenso, el negociante eterno. Abandonó su radicalidad y se acomodó en el parlamento. Se excede y pide perdón. En los últimos días ha hecho ver que posiblemente vive con culpa. Por otro lado, está Jorge Sharp, el cerebro pensante no desde la abstracción, sino que, desde la realidad, desde el territorio heroico e idílico del Puerto querido, que por detrás se desmorona, se cae a pedazos, hoy más que ayer. Valparaíso impresiona, pero no por una maravillosa gestión frenteamplista, sino por sus territorios heridos y basureados, que hoy que parecen de guerra. Ya no sólo la periferia del cerro, sino que también el plan central. Jorge, el astuto, quien traicionó al Pacto la Matriz, y que hoy indignado por la decisión de su compadre Gabriel decide fugarse con todo su equipo y levantar en el futuro, un nuevo mamarracho político, tal vez más sectario, más sobreideologizado, uno que gire en torno a su ya decadente figura. Es una imagen recurrente, un eterno retorno. Lo hizo Gabriel cuando renunció a la Izquierda Autónoma, ¿por qué él no podría?, las buenas prácticas se copian, las malas también. En el otro lado está Javiera Parada, que asiste sin pudor a las reuniones en la Moneda, ¿a pito de qué? ¿representando a quienes? Javiera, quien sigue siendo un líder, pero nadie sabe de cuál de todos los lotes. Javiera, que parece haber olvidado su propia historia… ¿Cómo pudiste Javiera? ¿Cómo pudiste? Podríamos seguir, pero este no es el motivo principal de estas líneas.

Lo que me gustaría, es que nos preguntáramos con honestidad a qué se debe todo este descalabro ¿por qué el Frente Amplio no ha logrado consolidarse como una alternativa política que ofrezca cambios estructurales? Explicaciones hay varias, yo simplemente mencionare una que viene dada desde uno de sus grandes referentes teóricos. El español, Juan Carlos Monedero. Monedero en uno de sus libros -Curso urgente de política para gente decente- muestra que los conglomerados políticos, inclusive los progresistas que anhelan cambios refundacionales se han cartelizado. Sí, cartelizado, tal cual una empresa.

Esta cartelización se ha manifestado de las más variadas formas, y a mi parecer tiene coaptado desde su origen al Frente Amplio, de ahí que no logre despegar más que en coyunturas electorales. La catertilización, tiene diversas manifestaciones, dentro de las cuales podemos mencionar: 1- Radical ausencia de democracia interna. 2- Gran oligarquización de los espacios, la que viene dada por la existencia de fuertes liderazgos, soberbios, con tintes caudillistas. 3- Anonimato y desprecio hacia los militantes de base, quienes paulatinamente se convierten simplemente en comparsas mediáticas en tiempos de campañas electorales. 4- Escaza o nula formación teórica. 5- Conglomerados que funcionan como clubes sociales homogéneos. 6- Burocratización y funcionamiento empresarial de los partidos, tanto en términos organizativos como en términos de despliegue público. 6- Desconexión severa con la ciudadanía.

¿Les suena?

Es lamentable, pero es. Hasta hoy el Frente Amplio no ha podido escapar de la tradición y las costumbres de la vieja política. Si no revisa sus propias prácticas seguirá entrampado en ella y la renovación política sustantiva esperada por tantos años, sólo será un mediocre espejismo. El Frente Amplio debe asumir que como conglomerado también es parte del problema, que el estallido en curso también los interpela, y que la profunda crisis de legitimidad que viven las instituciones también pasa por ellos. Deben asumir que no la han sorteado, sino que, al contrario, la han agudizado. En conversaciones cotidianas uno no taarda en escuchar, esos jóvenes que querían cambiarlo todo,

Si el conglomerado no es capaz de actuar con convicción en esta crisis, será el tiempo de imaginar y trabajar por construir nuevas formas de agenciamiento político, unas que no sean capturadas por las élites, que no adolezcan de los vicios de la vieja tradición política, sino que respondan y sean útiles a las necesidades de las grandes mayorías, aquellas que se han desplegado sin temor en la calles anunciando que viene un nuevo tiempo…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.