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Crisis y cuestionamiento del régimen con masivas protestas

Fuentes: www.ft-ci.org

La educación secundaria pública está municipalizada, lo que abre una enorme brecha entre la educación pública de los barrios altos y la de las barriadas obreras, además de la fuerte subvención a los colegios religiosos y laicos privados. La política económica neoliberal, impuesta a punta de pistola por el pinochetismo y continuada en los 20 […]

La educación secundaria pública está municipalizada, lo que abre una enorme brecha entre la educación pública de los barrios altos y la de las barriadas obreras, además de la fuerte subvención a los colegios religiosos y laicos privados.

La política económica neoliberal, impuesta a punta de pistola por el pinochetismo y continuada en los 20 años de la Concertación, transformó la educación en una de las fuentes de ganancia más importantes para la burguesía chilena.

La revuelta de los pingüinos del 2006 pateó el tablero pero careció de una política independiente del gobierno (de la socialista Bachelet), que lograra evitar la trampa del desvío e impidiera que todo terminara en una comisión asesora que no hizo más que dar aire para la desmovilización.

Sin embargo, en los últimos meses, los estudiantes chilenos volvieron a la carga, con más experiencia y un gobierno de derecha y tecnocrático cuyo ministro de educación, Joaquin Lavin, era el dueño de una de las universidades privadas más importantes de Chile.

El movimiento estudiantil chileno que hoy está en las calles es histórico por su movilización y por la profundidad de sus demandas. Es importante que la juventud revolucionaria del lado de acá de la cordillera siga de cerca este proceso.

Las masivas movilizaciones de estos dos últimos meses -las más grandes en 21 años- han golpeado duramente al régimen político, lo que se ha expresado en el derrumbe en las encuestas: del gobierno, los partidos patronales de derecha y Concertación, las instituciones como el senado, diputados y la justicia. El desplome del gobierno (31% aprobación y 62% de rechazo) ha forzado un nuevo cambio de gabinete.

Un momento de transición

Primero fue tras la irrupción de masivas protestas en Magallanes contra el «gasolinazo» que buscaba aumentar el precio de la energía para la población. Las masivas movilizaciones han cuestionando el modelo educativo. Se ha desmantelado la supuesta «reconstrucción» tras el terremoto. Los pobladores de Dichato, que viven en campamentos de emergencia, el día sábado prendieron barricadas, bloquearon el paso al balneario y se enfrentaron con la policía. En el ámbito laboral dieron un mísero aumento salarial de 5,8%. Anuncian el despido en 5 años de 2.600 trabajadores de Codelco, y empiezan a privatizar silenciosamente. Por eso el 11/7 un parazo de los mineros de Codelco fue una prueba de fuerzas contra la política del gobierno. El anuncio de paralización en Valparaíso, el «porteñazo» contra las medidas de impulso competitivo, hizo suspender al gobierno la aplicación de 6 medidas claves en su estrategia.

Estamos en una «fase de transición» de la crisis del ciclo político concertacionista y el paso a una nueva etapa donde cobren más peso los aspectos de crisis políticas y emergencia de movilizaciones y procesos de lucha de clases. Pese al enorme crecimiento económico que vive el país (sobre 6%, que actúa como factor «estabilizador» y mantiene unida a la burguesía), la crisis de la Concertación, sostén del régimen post-dictadura, que actuó como el «partido de contención» de las demandas sociales y populares (apoyado por el Partido Comunista), ha hecho emerger diversos procesos de lucha y movilizaciones de masas, que empiezan a presionar por sus demandas y a apuntar contra lo más odiado del régimen.

Este ánimo intenta ser desactivado por el gobierno: desmovilizar con su política del GANE (Gran Acuerdo Nacional por la Educación), tratando de desviar todo al parlamento; criminalizando la lucha; llegando a acuerdos parciales con los Rectores para que traten de aislar a los universitarios (y base para empezar a bajar las tomas de Facultades); aislando a los secundarios. A la vez, se apoyan en las direcciones: el PC a través del Colegio de Profesores, las JJCC y la Concertación desde la Confech apuntan a un Gran Acuerdo Social por la Educación, para ir a una negociación con «todos los actores», consensuando un petitorio mínimo de 4 puntos, dejando aislada la demanda de educación gratuita. Los colectivos populares con un discurso más combativo, siguen esta política.

Así, se está en un momento desigual: aunque hay rechazo al GANE, estas políticas llevan a un callejón sin salida; los secundarios mantienen las tomas pero los universitarios empiezan a bajarlas; la distancia entre movilizaciones de cientos de miles y activistas en las tomas, de algunas decenas, en vez de cerrarse se agranda.

No solo los estudiantes, sino también, inicialmente, la clase obrera

Los portuarios en Lirquén y Bío-Bío estuvieron casi 1 mes de paro en mayo; 10.000 subcontratistas de Codelco, de El Teniente, con 53 días de huelga que finalizó en derrota; el parazo de los mineros de Codelco y los paros de los profesores. A fines de este mes se anuncian movilizaciones de trabajadores de la salud, y para el 25 y 26 de agosto se anuncia el Paro Nacional de la CUT. Pero han sido aislados y se mantienen desunidos. Las direcciones (de la Concertación y del PC) no solo desvían los conflictos hacia las instituciones y el «diálogo social», sino que han aislado estas luchas. Evitan el enfrentamiento contra el gobierno para profundizar su crisis y que los trabajadores, los estudiantes, los pobladores y el pueblo mapuche puedan pasar a la ofensiva.

La burguesía intenta ensayar una política «bismarckista»

Los empresarios y sus políticos empiezan a discutir «reformas por arriba» para que no se impongan «desde abajo», como la «reforma tributaria» y «reformas políticas». Para enfrentar estos intentos de reformas cosméticas, para que no puedan desmovilizar la lucha y para que pueda comenzar a emerger una militancia sindical y estudiantil que no termina de surgir, es necesario buscar la más amplia unidad de los explotados y los oprimidos: llamando a un Comité Nacional de Lucha de universitarios, secundarios, trabajadores, pobladores y pueblo mapuche, con delegados de base elegidos en asamblea, mandatados y revocables, para discutir un Plan de Lucha que avance hacia un Paro Nacional, que incluya entre sus demandas, una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización. Y todos juntos, expresando el rechazo al GANE en las calles para derrotar la política de los empresarios y sus partidos y empezar a imponer la propia voluntad de los explotados y los oprimidos.

ENTREVISTAS

Bárbara Brito, Estudiante, ex consejera Facultad Filosofía y Letras Universidad de Chile (en toma) y militante del PTR

Tú vienes de la «revolución pinguina» de 2006, que fue un despertar de cientos de miles de jóvenes que combatieron por la educación ¿Hay una continuidad de aquella lucha con la de hoy?

En 2006 vivimos una de las primeras movilizaciones masivas después de dictadura. Las tomas eran algo nuevo y muchos de nosotros despertamos a la vida política, cuestionando la educación de mercado. Hoy comenzamos a aplicar lecciones que esa lucha nos dejó: si en ese momento la gratuidad de la educación no sonaba como demanda fundamental, hoy se ha convertido en bandera de miles. Las tomas de colegios secundarios aumentaron y los dirigentes de la Concertación y de las Juventudes Comunistas encuentran resistencia a la hora de subirse a negociar migajas con la Derecha. En 2006 una de las consignas de peso era «el cobre por el cielo, la educación por el suelo», hoy este diagnóstico se convierte en política: se escucha la necesidad de unificar estudiantes y trabajadores, sobre todo luego de la paralización de los mineros de CODELCO y las marchas en conjunto que hicimos por la gratuidad de la educación y la renacionalización del cobre bajo control obrero.

Y siguen movilizados los secundarios y los liceos técnico-industriales ¿Puedes contarnos cómo ha sido el intento de unificar la lucha por la educación con la clase trabajadora?

En un principio el movimiento estaba compuesto en gran medida por los sectores medios del país que tenían acceso a la universidad. La movilización avanzó y se sumó un sector importante de la clase trabajadora: sus hijos, estudiantes de los colegios técnico-industriales precarizados que dependen de grandes corporaciones, en donde se les obliga a trabajar gratuitamente a partir de prácticas, donde no hay seguridad laboral y muy pocos estudiantes reciben el llamado plan dual, primando la división entre la educación técnica y la científico-humanista. Desde las universidades apostamos por unificar el movimiento con los secundarios, formamos comisiones en apoyo a las tomas y forjamos lazos de organización y solidaridad en las marchas, actividades culturales, asambleas por la gratuidad de la educación, entre otros. Para llevar adelante esta unificación fue imprescindible levantar sus propias demandas, como «a igual trabajo, igual salario». A la par, mientras se desarrollaba la lucha de los contratistas de CODELCO, organizamos viajes a Rancagua, de manera de forjar experiencia en común y potenciar nuestro movimiento y su lucha.

¿Cómo se están organizando y qué discusiones hay al interior del movimiento estudiantil?

Hoy nos organizamos en base a nuestras federaciones que se agrupan en la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH). Sin embargo su límite es que poco expresan las decisiones de las bases y la decisión la toman unos pocos. Uno de los grandes debates gira alrededor del objetivo mismo de la lucha: algunos apuestan por regular el mercado educativo dejando intactos los pilares de la universidad-empresa, otros peleamos por acabar de raíz con el sistema neoliberal. Además, ya se plantea bajar la movilización vía plebiscito nacional y mesas de negociación, mientras continúa el ánimo de muchos por continuar la movilización y doblarle la mano a la Derecha.


Fabián Puelma, Estudiante de Derecho U. de Chile (en paro) y militante del PTR

Esta lucha se ha mencionado a nivel internacional porque habiendo un crecimiento económico importante en el país, hay un gran malestar social ¿Cómo ves este nuevo ánimo de movilizarse?

Si hay algo que ha marcado a estas movilizaciones es la masividad. Ha sido una gran conquista haber tomado nuevamente las calles, la Alameda (arteria principal de la capital), pese a la fuerte represión. Por ejemplo, el pasado jueves la marcha no estaba autorizada. Pero éramos decenas de miles, así que no pudieron impedir que marcháramos por la Alameda. Hay un ánimo de movilización generalizado en la juventud. Yo creo que eso se debe a que, por un lado no estamos dispuestos a seguir aceptando este sistema educativo impuesto por la dictadura y profundizado por la Concertación. Pero también porque cuestionamos más profundamente el neoliberalismo y este régimen político. Existe un rechazo muy palpable en la juventud hacia la derecha y la concertación.

¿Puedes contarnos el actual estado de la lucha? ¿Hay coordinación en asambleas, de las universidades, con los liceos, los profesores?

Actualmente estamos en un punto decisivo. El gobierno ya anunció sus medidas que inyectan millones a los empresarios. Quiere sacarnos de las calles. Una de las grandes debilidades es que, si bien hemos confluido en las marchas estudiantes y trabajadores, no existe una coordinación real y desde las bases. Aún la clase trabajadora como tal y con sus propios métodos no ha entrado a la escena, lo que es indispensable para triunfar. El tema es que uno palpa en la calle que el descontento no se reduce a los estudiantes y uno ve que los trabajadores apoyan el movimiento. Y es que acá las direcciones, como el PC, juegan un rol central al no unificar las movilizaciones en un gran paro obrero estudiantil, preparado desde las bases.

¿Cuál es la lucha que están dando con esta juventud que nuevamente sale a la calle?

Desde Las Armas de la Crítica, hemos dado por años la batalla por cuestionar de raíz el mercado educativo, planteando la educación gratuita como algo elemental. Ahora esa es la perspectiva de miles de estudiantes. Junto a cientos de compañeros pusimos en pie una Asamblea por la Educación gratuita con el objetivo de levantar un polo por la unidad obrera estudiantil y una educación al servicio de los trabajadores. Actualmente estamos levantando una Agrupación por una Segunda Reforma Universitaria para sacar las lecciones de este proceso de lucha y darle continuidad. Y desde el PTR luchamos por abrir paso a una juventud explotada y oprimida, como han sido los estudiantes de los liceos técnico-industriales que siguen movilizados, impulsando la Agrupación «Abran Paso» de trabajadores y precarizados para dar una batalla para acabar con la precarización laboral.

http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=4319