Cantan los pueblos rebeldía, sueñan otro mundo quienes han conocido el fondo del abismo en los niveles infernales que el capitalismo engendra, pueblos enteros se movilizan, las brechas generacionales quedan diluidas en las calles tomadas para el porvenir, esperanza ondean las banderas de todo color, se han visto pasearse por esas grandes alamedas llenas de […]
Cantan los pueblos rebeldía, sueñan otro mundo quienes han conocido el fondo del abismo en los niveles infernales que el capitalismo engendra, pueblos enteros se movilizan, las brechas generacionales quedan diluidas en las calles tomadas para el porvenir, esperanza ondean las banderas de todo color, se han visto pasearse por esas grandes alamedas llenas de dignidad a los fantasmas de las viejas estructuras de la moral burguesa, otra vez los cimientos tambalean ante la tormenta que los confronta, la ilusión no es únicamente romance, es consciencia, es aprender que los estados organizan el poder de la clase dominante, es reconocerse proletario en tierra de desposeídos, es velar a los caídos por la represión luchando con mayor ahínco y dejando para luego las naturales lágrimas del dolor y la tristeza. Las barricadas son escuelas cuya metodología se funda en la solidaridad, es la vida lo que depende de cada acción, es la fraternidad la aglutina los cansados brazos de overos y obreras en huelga indefinida, son las sonrisas juveniles de quienes nacen al mundo social y político en plena agitación, se vive sin reparos ni alardes una nueva oleada cuya profundidad revolucionaria sobrepasará los propios resultados de las demandas, el espíritu libertario que diera sentido al emblemático año de 1968 ronda las manifestaciones, ese aire de renovación impregnará los campos por cultivar aún a pesar de que las noches oscuras alargarse indefinidamente como buscan los neofascistas en Bolivia, al final, los pueblos restructurarán cada cosa que ahora sea destruida, porque de esa misma destrucción harán semilla las sociedades venideras, la flama se extiende a los rincones por años aletargados, Colombia se ha sumado a faena, movilizaciones masivas repudien las políticas neoliberales, el término del periodo y su modelo está cerca, mas la consciencia anticapitalista tendrá que resurgir para dar efecto verdadero a lo que vemos como la muestra fiel de la poesía enamorada.
La emancipación es un acto consciente que se genera con el análisis de la realidad históricamente determinada, la puesta en práctica de acciones concretas que busquen superar las condiciones de vida específicas, los pasos por andar en el camino de la liberación de los pueblos se nutren si son verdaderos garantes del anhelo a construir de elementos conceptuales que ayudan a la compresión de aquello que se quiere superar y a tejer la red que sirva de fondo para aquello que se ha de construir, teoría y práctica, inseparables en la lucha por hacer del mundo un lugar mejor, y es justamente eso lo que en estos momentos de rebeldía es cuestionado en todo sentido, se van por la borda aquellas acciones o actos que dijeron servir para el bien común y fueron solamente simulaciones de interés o consciencia, también, se diluyen con los vientos de cambio aquellas teorías que fueron el precepto central de lo que dijo sería mejor, la crisis del capitalismo en su fase neoliberal en Latinoamérica demuestra lo superfluo de la teoría de le dio razón, ya antes se había demostrado su fracaso con el incremento de la pobreza y la desigualdad, con el aumento de la violencia de estado y la falsa de democracia real en la sociedad aferrada a este modelo, ya desde tiempo atrás, había agotado su discurso la metáfora tramposa de la mentira mediática, la crisis neoliberal se veía en lo concreto desde sus inicios, ahora, la esencia subjetiva de los pueblos pone en juicio ya no únicamente las formas materiales de su imposición, las ideas están quebradas y siendo pisadas en cada marcha que denuncia, combate y destruye le periodo agudizado de opresión neoliberal.
La ruptura que vendrá de las luchas presentes, tendrá efectos insospechados, cuestionamientos profundos subyacen como alternos por la centralidad de la precariedad económica, pero junto al rechazo de los paquetes económicos neoliberales impulsados por el Fondo Monetario Internacional y el imperialismo estadounidense, están las demandas feministas, el resurgimiento proletario como sujeto central de la liberación, esta además, la vigencia de ideales propuestos por grandes revolucionarios como el socialismo indoamericano, esta ruptura en curso, es la nueva puesta en escena de elemento transformadores que por uno u otro motivo habían sido relegado, porque al interior de las grandes masas rebeladas, existen las clases sociales y con ellas los proyectos sociales que las han de representar, y si bien en el seno de las protestas lo heterogéneo da vida a la hermosa diversidad, igual se ahíncan los elementos fundamentales del marxismo y el pensamiento latinoamericano, que juntos hacen de la nación-patria-socialismo el tridente que ha de poner abajo los oscuros tiempos del imperialismo-fascismo-capitalismo, el mañana vendrá y cuando lo haga, la emancipación será el sentido dado a las nuevas naciones humanas.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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