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Breves capítulos de la Revolución de Esmeraldas

Cuatro negros pelagatos (Final)

Fuentes: Rebelión

En septiembre de 1852, 19 asambleístas propusieron la abolición definitiva de la esclavitud en la República del Ecuador y 17 se opusieron. Apenas dos votos de diferencia. Jamás fueron las personas esclavizadas causante de desvelos de unos o de otros, más bien fue la contradicción entre la producción del trabajo ilimitado sin jornal y la devolución de cuerpos para consumir sus mercancías.


La descolonización siempre es un fenómeno violento [1] .

Los condenados de la Tierra, Frantz Fanon

Capítulo 20

Libertos negros con escasa ciudadanía y quimeras socialistas

La burguesía guayaquileña tuvo (aún tiene) sus derrengues liberales por razones comerciales, veleidades sociales, arranques temperamentales o porque en las sociedades secretas se ablanda el corazón, por razones disímiles que en otros escenarios serían sorprendentes y difíciles de explicar. José M. Villamil, masón grado 32, eso equivale a ser miembro del Gran Consistorio. O sea el nivel asociativo comisionado «de la moral, el dogma y enseñanza de todos los grados para asegurar la permanencia inalterada y eterna de la enseñanza del rito» [2] . Aquellos que alcanzan este nivel son el poder Ejecutivo y tienen la respetabilidad de ser «Venerables Maestros». O también ‘Sublime Príncipe del Real Secreto’, según el rito escocés. J. M. Villamil dio larguísimas explicaciones morales sobre la esclavitud (o más preciso, esclavización), las razones de costo y beneficio económico las daban otros. Su yerno, el diputado por Guayas, Francisco Pablo de Ycaza Paredes, la propuso directa y sin evasivas: supresión de la esclavitud. No lo dijeron, pero el cambio fue a creadores de plusvalía y consumidores de mercancías. La acumulación originaria había llegado a su fin y comenzaba la etapa de la industrialización del Ecuador. Algo más de veinte años de haber sido proclamada la República.

Francisco Xavier Aguirre Abad, también diputado, saltó en defensa de los esclavizadores y buscó lo imposible: conciliar intereses contrapuestos entre los adueñados de cuerpos y los dueños de sus propios cuerpos. La encontró al fin por la ley del empate conciliatorio y propuso el Proyecto de Creación de un Impuesto sobre Testamentarías y a los Capitales. Con la recaudación que produjera se manumitirían esclavizados, empezando por los de más edad hasta conseguir, un día por venir, que todos fueran manumitidos. A los posesionarios de personas esclavizadas se les indemnizaría según el recaudo fiscal establecido. El proyecto se convirtió en Ley de la República, en mayo de 1 852. El sábado 27 de septiembre de 1852, 19 asambleístas propusieron la abolición definitiva de la esclavitud en la República del Ecuador y 17 se opusieron. Apenas dos votos de diferencia. Jamás fueron las personas esclavizadas causante de desvelos de unos o de otros, más bien fue la contradicción entre la producción del trabajo ilimitado sin jornal y la devolución de cuerpos para consumir sus mercancías. El mandato se empezó a aplicar desde el lunes 6 de marzo de 1854, amarrada a la revolución marcista.

Los perdedores no se conformarían con el resultado y cada incidente lo atribuían a la «maldita ley» de manumisión y a las recién llegadas «quimeras socialistas». Cuando un esclavizado, en julio de 1852, agarró un arma y mató a su esclavizador para nacer como hombre, según el posterior enfoque de Frantz Fanon, Gabriel García Moreno soltó la rabia social de su grupo: «…digna de un Negro, le hará ver el estado de inmoralidad en que se ha puesto el populacho con las sociedades democráticas en que se le enseñan las quimeras socialistas» [3] . Así respondió cuando el ajusticiador argumentó a su favor los servicios bélicos prestados a la República. Desde antes hasta ese día y los que vendrían después, la culpa es de quien decide ser libre, por los medios a su alcance, y no de quien se opone a derechos que igualan a los derechos de progenie.

Hacia 1851, la economía ecuatoriana andaba a tropezones, aunque las exportaciones mejoraban, dos productos se consolidaban: cacao y quinina. Los tenaces cobradores ingleses arreglaron la negociación de la deuda y se consolidó en más de un millón ochocientas mil libras esterlinas, unos 516 mil se transfirieron a Perú para que pagara los apoyos bolivarianos a su independencia y 566 mil en certificados agrarios mediante la cual se concedieron 100 mil cuadras cuadradas de territorio (considerado despoblado), a la Ecuadorian Land Company, en la provincia de Esmeraldas y en el Oriente ecuatoriano, con gente y todo aquello que hallaren. La limitada libertad no alcanzó a todos y la abolición no garantizó ningún derecho igualitario. Dejaron de ser mujer u hombres esclavizados, pero no tenían ciudadanía, apenas eran libertos. Solo un peldaño por encima de su anterior condición. Haciendas y minas de Sierra y Costa eran trabajadas por conciertos. El modo de trabajo humano se llamó concertaje [4] .

Para el miércoles de Obatalá del 24 de septiembre de 1913, eran escasos lo que querían vivir el resto de su existencia como conciertos. Cincuenta y nueve años después de la abolición de la esclavitud, aquella continuaba con infame vigor de engaño histórico. Y las palabras demandantes de liberación inmediata (domingo 18 de febrero de 1816) de Alexander Petion dirigidas a Simón Bolívar (Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco) aún eran el axê borroso de una aspiración.

– «Usted conoce, General, mis sentimientos a favor de lo que Ud. tiene empeño en defender y por Ud. personalmente. Ud. debe estar penetrado de cuánto deseo ver salir del yugo de la esclavitud los que todavía padecen; [5] » -escribió Alexander Petion.

Esa salida «del yugo de la esclavitud» concluyó el lunes 14 de diciembre de 1914, a las 10 de la mañana, con el ingreso del comandante Federico Lastra a la ciudad de Esmeraldas, con cincuenta cimarrones-montoneros, entre ellos algunos jamaiquinos (no se sabe si algún descendiente de haitianos). ¡El internacionalismo siempre fue cimarrón por sangre y aptitud!

En noviembre de 1916, Alfredo Baquerizo Moreno, presidente de la República, confirmó el fin del concertaje, momentos después de firmar el armisticio definitivo. Casi 400 años después de la forzosa traída del primer africano esclavizado a la costa pacífica de lo que después sería Ecuador y Colombia.

Capítulo 21

Los cimarrones no tuvieron quien escribiera sus manifiestos existenciales

 

El daguerrotipo es de noviembre de 1916, de uno de esos días cuando ganaba reposo el encrespado ánimo bélico y es posible que las calenturas volvieran a estar en las sábanas. Ahí posando para la cámara están nueve guerreros. Uno de ellos es Julio Sixto Mena, los otros se desconocen sus nombres, seis de pie, atrás; y tres sentados, adelante. Entre los sentados, el de la izquierda es el comandante J. S. Mena, no se sabe el grado militar del aquel que ocupa el puesto central ni del de la derecha; algo se entiende: tienen autoridad sobre el grupo. De los parados, uno tiene un niño en los brazos; todos visten para la ocasión, algunos descalzos y otros embotados, seriedad necesaria porque ese momento es para el mañana. Trajes de diario y de campaña militar y salvo uno los demás tienen cubierta la cabeza con sombreros o gorras militares. ¿Son del mismo bando o ya no importa el conjunto? ¿Cuántos comenzaron el miércoles 24 de septiembre de 1913?

Después de la daguerrotipia se dispersarían o se quedarían por estos lugares, volverían al conuco o a la profesión de antes de la guerra, quizás el comandante J. Mena a algún cargo del Gobierno. Están ahí mirando al lente de la cámara, sin otros sentimientos que la perpetuación pacífica de los rostros, porque ya se apacigua en el cimarronismo personal y colectivo esa «singular trinidad (de la guerra) integrada por el odio, la enemistad y la violencia primigenia de su esencia, (…)». [6]

Unos remontarían los ríos para devolverse a sus pueblos que nunca habían dejado de ser recintos de paz, por allá solo llegaba las noticias de los triunfos y de los muertos. También de las derrotas. Otros cruzarían la raya (frontera colombo-ecuatoriana), para contar allá, a los parientes de allá, de viva voz, epopeyas vividas, vistas y peleadas a machete voliao con el desespero de otras contiendas más antiguas. Los vientos de guerra pasaron por los pueblos rumbo a mar abierto. Desde los barcos ojos ajenos e incrédulos no podían con el verde espeso y enigmático que debiendo ser palenque de quietud (y lo era) las ansias de oprimir y saquear existencias autorizaba la confusión con emporios violentos. Pero el cimarronismo colectivo cansado de avatares solo quería su solo quería su Ilê Aiyê [7] . Por el tiempo que durara procesar 400 años de luchas contra todas las formas de opresión inventadas hasta ese día. 

Notas:

[1] Los condenados de la Tierra. (2007). Frantz Fanon. Rosario, Argentina, p. 25. Fuente: http://www.elortiba.org/

[2] Wikipedia, edición del 27 de septiembre de 2018.

[3] La abolición de la esclavitud en Hispanoamérica y Brasil: nuevos aportes y debates

Historiográficos, Carlos Aguirre (coordinador), Camila Towsend, Christopher Schimitd-Nowa, Jeffrey Needell, María Helena Pereira Toledo-Machado y Barbara Weinstein, documento en pdf, p. 17. Citando a Wilfredo Loor, Cartas de García Moreno, Vol. I, p. 252.

[4] Concertaje . Ecuador. Contrato mediante el cual un indígena (o un negro, JME) se obligaba a realizar trabajos agrícolas de manera vitalicia y hereditaria, sin recibir salario o recibiéndolo mínimo. (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

[5] Carta del General Alejandro Petión fechada en Puerto Príncipe, el 18 de febrero de 1816, dirigida al

Libertador Simón Bolívar, por la cual le solicita no mencionar su nombre ni el de la República de Haití en

ningún acto. Bolívar y Petión. Trece cartas. 1816-2016. (2015). República Bolivariana de Venezuela. Primera Edición, p. 23.

[6] De la guerra , Karl von Clausewitz, Editado por LIBRO dot.com, (2002), en pdf, p. 21.

[7] La Casa de Todos, en las claves idiomáticas yoruba-americanas.

Enlaces a los capítulos anteriores:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257212

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257389&titular=cuatro-negros-pelagatos-(ii)-

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257521&titular=cuatro-negros-pelagatos-(iii)-

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257736&titular=cuatro-negros-pelagatos-(iv)-

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=258232

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257992

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.