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Polémica con Manuel Saco

Cuba, ¿una dictadura?

Fuentes: Rebelión

Estimado tocayo, Suelo leer con interés sus irónicas columnas publicadas en PUBLICO. Coincidimos en algo que considero fundamental, el origen no divino del mundo material y de las especies animales, incluida la humana. Sin embargo, me cuesta entender su no religiosidad cuando al entrar en sus análisis políticos adopta posturas críticas interclasistas. Como si los […]

Estimado tocayo,

Suelo leer con interés sus irónicas columnas publicadas en PUBLICO. Coincidimos en algo que considero fundamental, el origen no divino del mundo material y de las especies animales, incluida la humana. Sin embargo, me cuesta entender su no religiosidad cuando al entrar en sus análisis políticos adopta posturas críticas interclasistas. Como si los estados y las democracias fueran algo religioso o abstracto, sin ninguna vinculación material. Marx a los que así pensaban, les decía que las diversas formas en que manifestaba el ejercicio del poder por la clase social dominante; al Estado lo «colgaban del cielo», se denominasen monarquías o repúblicas absolutistas, constitucionales o militares. Todas ellas son democracia para los que ostentan el poder, pero dictadura para los explotados, tanto para los que son reprimidos de forma física en todo el cuerpo o mediática que se ejerce sobre una parte fundamental y determinante del cuerpo humano, directamente sobre el cerebro, lo que de hecho provoca el sometimiento y la alienación de la gran mayoría social que son los que superviven gracias a la venta de su fuerza de trabajo.

Ya lo dijo Lenin, la mejor envoltura del capitalismo es la democrática.

Me confundió cuando en un anterior artículo, calificaba a Cuba de dictadura como vuelve a repetir el 28-1-08 bajo el título » Demostración científica de que la monarquía es un disparate».

Le considero un ser humano con suficiente cultura para poder analizar lo que es la revolución cubana, después de cerca de 50 años de supervivencia a pesar del boicot que el imperialismo yanqui la tiene sometida. No voy a entrar a enumerar el progreso humano de aquel pueblo, que fue colonia española y de los posteriores amos yanquis, basta con comprobar aspectos básicos del ser humano como son el derecho a la salud, la educación o al trabajo, algo difícil de darse en las llamadas dictaduras fascistas o democráticas, incluso si se comparan los datos cubanos con los de la mayor dictadura del capital que son los EE.UU.

En 2006 tuve ocasión de conocer aquel país, (aunque por pocos días al asistir invitado a las jornadas que se celebraron sobre «la obra de Carlos Marx y los desafíos del siglo XXI) de convivir con gentes de arriba y de abajo, con jóvenes y veteranos, comprobar ciertas diferencias entre la gente que vivía en Vedado y la Habana Vieja. Diferencias que atribuyo al insuficiente grado de comprensión y desarrollo de la concepción marxista sobre el Estado y la Democracia, de cómo son las formas de dominio y organización participativa en el capitalismo, y cómo deben ser en el socialismo, donde la mayoría social ya está organizada como clase dominante, cómo se deberá imponer sobre la minoritaria clase burguesa, y cómo hoy en el llamado mundo desarrollado, controlado por el sector más minoritario, la burguesía oligárquica. Hoy, la fase imperialista del capitalismo, donde el gran capital financiero, monopolista y la tecnología mediática esta en sus manos, nos hace creer vivir en un mundo fantástico, donde la evasión consumista o la borrachera y el chute más o menos controlado es el falso escapismo sobre el agobio y la inseguridad en que vivimos, que sentimos pero que no nos explicamos con la objetividad necesaria para que nos permita contribuir a acabar con este caótico mundo.

Sin embargo, como puede comprobar por la entrevista que su diario realizó a Ricardo Alarcón el día anterior, verá la diferencia existente entre el Estado cubano y el «Estado de Derecho» español, donde el clientelismo partidista financiado por el poder económico, es el que le da el tinte «democrático». Un Estado monárquico heredado «democráticamente» gracias a la mediación del generalísimo Franco. Ese gran poder divino del dictador que convirtió y cambió a personajes tan perversos y siniestros como Fraga Iribarne, convertido de dictador y asesino de Julián Grimau y otros luchadores populares, al gran demócrata presidente honorario del PP ya en su vejez política, herencia que pasó al Aznar, y actualmente, como define Manuel Rico a Rajoy, el malo y holgazán heredero.

En Cuba no existen partidos clientelistas, subvencionados por el Estado, algún buen banco samaritano o donaciones personales anónimas, son los propios ciudadanos los que desde sus barrios proponen a personas que les merecen su confianza para que les representen en la Asamblea Nacional de Cuba.

No se subestime por su confusión sobre la democracia, ¿Quién iba a pensar, después de 70 años, que se pudiera producir la caída del llamado Socialismo Real, la Unión Soviética?, que solo tenía de soviético el nombre, pero la estructura de poder que es todo Estado, nada tenía que ver con la que defendía Marx y sobre todo de Lenin. El poder no estaba en manos del pueblo, eran los miembros del PCUS los que estaban constituidos en clase dominante. El soviet (consejo) obrero no existía en ninguna fábrica, ni en los demás lugares de servicios sociales, educacionales, culturales, etc.

Comunistas reformistas como Llamazares y otros organizados en grupúsculos damos por hecho que vivimos en un divino Estado de Derecho al referirnos a la actual forma de dominio o futura república democrática. Todos de alguna forma contribuimos a que se acepte el juego que impone la clase dominante oligárquica e imperialista. Unos pidiendo el voto, otros desde su izquierdismo mediante la abstención o pataletas de calle sin mayor trascendencia, en vez de saber instrumentalizar revolucionariamente las instituciones burguesas, como Fraga Iribarne supo apreciar en 1961 cuando era director del Instituto de Estudios Políticos, ya dijo a los suyos estar atentos: ¡Ojo a los incautos!.

Una experiencia totalmente desconocida para los partidos que se consideran revolucionarios. Fraga a la vista del informe que cayó en sus manos, (gracias a la mediación de Lord Morrison), sobre la transición pacífica del capitalismo al socialismo en cuestión de una semana, que tuvo lugar en el país capitalista desarrollado de centro Europa que era Checoslovaquia, le llevó a editarlo con ese prologo y su elocuente ¡Ojo a los incautos!.

La ley de partidos políticos es fruto de aquel ojo avizor de Fraga.

Fraga, en su formulación fascista y «democrática», es el símbolo representativo de la dictadura de la clase en el poder. Ayer fascista, hoy con ropaje democrático contribuye a que se perpetúe el orden dominante capitalista imperialista.

Saludos solidarios.

PD/ Un informe resumido del informe mencionado realizado por Jan Kozak, titulado «El asalto al parlamento» puede encontrarse en:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=53245