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Cuba y Venezuela: entre la economía de mercado y el Socialismo del Siglo XXI

Fuentes: Rebelión

Para mi entrañable amigo Enrique Gaucher

Heinz Dieterich

1. ¿Hay transición en Cuba?

El debate de que si hay transición en Cuba o no, carece de sentido. Los hechos empíricos son claros y así lo son las manifestaciones teóricas. Cuando Fidel planteó en noviembre del 2005, el tema de la «reversibilidad de las revoluciones» y la posibilidad de autodestrucción de la Revolución Cubana después de su muerte, introdujo públicamente el problema de la transición, inclusive dentro de una perspectiva preocupante. Con motivo del cumpleaños de Fidel, en diciembre del 2006, el Vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage, volvió sobre el tema, diciendo: «Siento, que el socialismo en Cuba es irreversible no por definición, sino porque con nuestro esfuerzo de ayer y de hoy lo hacemos irreversible».

De esta manera, la dialéctica de la transición queda plasmada en tesis y antítesis. El movimiento del concepto refleja el movimiento de la realidad y genera la nueva y verdadera interrogante: ¿Cuál es la síntesis que resulta de ese movimiento dialéctico? En términos pragmáticos, ¿hacia donde va la transición, en qué tiempos, con que métodos y con que desenlace final?

2. La doble determinación de la transición

La respuesta depende de dos variables: 1. de las vías objetivas de evolución que tiene Cuba y, 2. de la correlación de fuerzas dentro del principal sistema de poder y dirección del país, el Partido Comunista de Cuba (PCC). Lo primero es un problema de las condiciones materiales locales y mundiales, esencialmente de las económicas. Sobre ellas hay poca incidencia posible. Lo segundo es un factor subjetivo, un problema de vanguardia. La relación entre ambas variables es evidente. La evolución prescribe los grados de libertad de la vanguardia. Esta escoge entre las opciones que logra discernir e imponer. La calidad de su juicio y su poder determinan su propio futuro y el de la nación.

3. Las opciones objetivas de la Revolución

Las opciones evolutivas para la Revolución Cubana son limitadas: 1. Se puede procurar mantener el socialismo histórico, tal cual existe hoy. Esa vía no tendría mucho potencial de futuro, porque se trata de un paradigma económico y de superestructura política que después de noventa años de existencia ha llegado al límite de su vida productiva. 2. La Revolución puede tratar de evolucionar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Hasta la actualidad no hay indicios de tal intención. 3. La Revolución puede integrarse más a la estrategia del desarrollismo estatal que utilizan China, Vietnam y Venezuela. Hay matices nacionales en cada caso, pero la lógica de acumulación es esencialmente la misma.

Es evidente, que el gobierno ya optó por esta vía, en una alianza estratégica con China y Venezuela, y con una creciente integración al Bloque Regional de Poder Latinoamericano (BRPL). Y hace bien, porque no tiene alternativa práctica a esta vía de acumulación. Sin embargo, tal opción agudiza la contradicción, que —podemos inferir— motivó la advertencia de Fidel y cuya solución, junto con el problema de la democracia participativa, determinará si el peligro de la reversibilidad podrá ser conjurado, o no.

4. La contradicción que decidirá el futuro de la Revolución

Para ponderar las implicaciones de la inserción cubana al desarrollismo estatal de la región y de Asia, es preciso entender el status teórico del sistema económico cubano. Cuba se sustenta, hoy día, como el resto del mundo, sobre una economía de mercado, cuya dinámica nacional es determinada por sus ventajas comparativas dentro del mercado mundial. Pero, a diferencia de la absoluta mayoría de los demás países del mundo, se trata de una economía de mercado no-crematística, es decir, que no gira sobre intereses mercantil-explotativos.

Esta característica particular se debe a la esencia humanística del proyecto revolucionario, que el sector hegemónico del Partido, encabezado por Fidel y Raúl, ha podido preservar a lo largo de los últimos 47 años. Aunque pueda parecer de poca importancia, es muy significativa y sin duda un gran logro de la Revolución. No convierte a la economía cubana en socialista —porque le falta la institucionalidad específica de la economía política socialista, la economía del valor y la democracia económica— pero conserva el elemento ético de una economía socialista. La economía cubana actual puede entenderse como una economía de mercado castrada por la ética igualitaria del proyecto socialista y su implementación vía el Estado. Existe una antinomia entre la lógica de la base de la economía mercantil y su lógica superestructural.

El discurso de noviembre 2005 de Fidel, brutalmente honesto, y las recientes declaraciones de Raúl, indican que la implementación estatal de la ética del proyecto socialista es cada vez menos compartido por sectores de la sociedad civil que asumen crecientemente actitudes y expectativas de la economía de mercado crematística. La creciente e inevitable integración cubana en la economía de mercado latinoamericana y mundial reforzará esas tendencias crematísticas y «empujará» a la Revolución hacia la involución de su ética humanística, con el peligro de liquidar finalmente la verdadera razón de su génesis y de su ser.

5. ¿Como montar el tigre desarrollista sin que te coma?

La evidencia histórica de dos siglos sobre el desenlace final de la vía desarrollista no deja dudas, desde la Alemania de Friedrich List hasta los Tigres asiáticos y la matanza en la Plaza de Tian An Men en Beijing, en 1989: termina, tarde o temprano, en un clásico sistema burgués. La enorme capacidad analítica-estratégica de Fidel y sus diálogos privilegiados con los grandes protagonistas de la historia le hicieron prever este escenario desde la crisis de transición de la URSS (Gorbachev) a mediados de los ochenta.

Los éxitos del desarrollismo estatal chino, y el colapso de la URSS, proporcionaron lo que para pensadores superficiales parecía ser la solución estratégica para los peligros de transición del socialismo histórico, en Cuba y en general. Sin embargo, la mente científica de Fidel penetró, como lo hace toda ciencia, las apariencias para descubrir la tendencia de evolución objetiva del fenómeno. El resultado era claro: la vía del desarrollismo alemán-japonés-chino no garantizaba el futuro del socialismo en Cuba, después de la muerte del Comandante.

El discurso sobre la reversibilidad de la Revolución cubana, del 17 de noviembre del 2005, nació de este dilema objetivo. Pero, el discurso se quedó en el planteamiento del problema y en medidas inmediatas, como la educación revolucionaria y el trabajo ideológico, que dentro del contexto cubano actual son necesarias, pero que no pueden ganar la batalla, porque no resuelven el problema de la contradicción estructural del modelo cubano.

6. La solución estratégica de la contradicción: Desarrollismo Regional y Socialismo del Siglo XXI

La solución estratégica al problema de la reversibilidad, sin embargo, era evidente: una estrategia dual que combinara el desarrollismo estatal-regional y asiático —para elevar la calidad de vida de la población— con la introducción de los primeros elementos de la institucionalidad económica del socialismo del siglo XXI, la economía de valor y la democracia participativa; a fin de neutralizar los impactos crematísticos del desarrollismo sobre la esencia humanística y socialista de la Revolución. Desarrollismo y Socialismo del Siglo XXI, simultáneos y combinados. Esta es la síntesis resultante de la dialéctica de tesis y antitesis de Fidel Castro y Carlos Lage.

7. La incógnita: ¿Por qué Fidel no planteó la solución estratégica al peligro de la reversibilidad?

Si la solución estratégica al problema de la reversibilidad era evidente, ¿por qué Fidel no la planteó en su discurso de noviembre del 2005? La respuesta podría ser, que Cuba ha optado hasta el día de hoy, por estar virtualmente ausente de la discusión mundial sobre el Socialismo del Siglo XXI —decisión que tendrá un considerable costo político-teórico para el país y, en cuanto a la transición, también práctico—, y que es uno de los pocos países de América Latina, donde no se han publicado las obras sobre la Economía de Equivalencias y el Socialismo del Siglo XXI. El Comandante, sin embargo, conoce las obras desde hace años atrás y si él decidió en noviembre del 2005 limitarse a plantear el problema, sin una propuesta de solución estructural, sólo puede haber una respuesta posible: el factor tiempo.

Fidel es un extraordinario estratega militar y valora el momento del ataque tan decisivo como los demás factores bélicos, incluidos los morales. La hipótesis por lo tanto es, que la ruptura política-epistemológica de noviembre del 2005 fracturó tan violentamente la tradición de certeza ideológica de 45 años, que debía ser procesada primero dentro del Estado, del Partido y de la población. La solución se plantearía después.

8. La vanguardia venezolana y cubana ante el salto cualitativo

En 2005, el momento del Socialismo del Siglo XXI ya había llegado para Venezuela, pero no para Cuba. Los años 2007 y 2008, sin embargo, son los años de la verdad, porque ambos países están ante la misma disyuntiva: o emprenden el doble camino hacia la sociedad postcapitalista o no lograrán superar a la civilización burguesa. Para llegar al Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez prendió el diez de enero del 2007, sus «cinco motores constituyentes». Estos incluyen ya elementos de la democracia económica socialista y si el Comandante le monta el sexto motor, el de la contabilidad del valor y del principio de equivalencia, la nave del futuro podrá llegar relativamente pronto a su destino. De hecho, mucho más pronto, de lo que habríamos pensado aún hace un lustro.

Habrá que esperar el proyecto de los «motores constituyentes» de la transición cubana que lo vincularía a la dinámica del debate latinoamericano y mundial. Con Evo Morales y Rafael Correa, Bolivia y Ecuador ya se integraron a esta dinámica y Nicaragua no tardará. Y con los comentarios del canciller uruguayo y la reciente introducción de la discusión en Brasil, el nuevo proyecto socialista ya tiene dimensión subcontinental, involucrando a Estados y sociedades civiles. En Europa, Alemania se ha convertido en vanguardia del debate debido a su vinculación con la refundación del Partido de Izquierda (Linkspartei), que representa alrededor del nueve por ciento del Parlamento. Los aportes de Paul Cockshott und Allin Cottrell, empiezan a tener eco en el Partido Socialista de Escocia y la discusión está entrando a España. Turquía, el puente entre Europa y Medio Oriente, se integra a partir de febrero a la dinámica del debate y de la construcción mundial del Socialismo del Siglo XXI.

9. El papel de la vanguardia cubana

La última interrogante es acerca del sujeto político que sería capaz de resolver el peligro de la reversibilidad. Siendo el Partido Comunista de Cuba (PCC) el sistema de poder y dirección decisivo en la isla hay que buscar la respuesta dentro de su correlación de fuerzas. El perfil funcional de la tarea indica al sujeto colectivo.

Se requieren tres capacidades de este actor: 1. Analizar la estrategia dual del Desarrollismo Regional-Socialismo del Siglo XXI y decidir si coincide con la hipótesis de que es la única vía posible para mantener la esencia humanística y los grandes logros del Socialismo Histórico en Cuba; 2. Si coincide, necesita tener suficiente genio pragmático para implementar el plan de operaciones resultante; 3. Requiere tener el poder necesario para implementar el paradigma y el plan de operaciones contra visiones y fuerzas divergentes.

El único sector del Partido Comunista de Cuba que coincide con este perfil es el que encabezan Raúl y Fidel. Una vez más, el futuro de la Revolución depende de la decisión estratégica que tomen.

Nota:

El presente artículo es una ampliación de una entrevista concedida a Maria José García Moreno, de Perfil, Argentina (21.1.2007), sobre la pregunta: Son muchos los rumores que circulan sobre la salud del presidente cubano Fidel Castro pero lo inevitable del caso es el proceso de transición que deberá enfrentar Cuba. ¿Cómo considera que se debería plantear ese debate y hacia donde se encaminará el gobierno de la isla con la figura de Castro ausente del poder?