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De premios y coherencia

Fuentes: Rebelión

¿Será coherente con sus principios un intelectual de izquierda que recibe un premio de Felipe Calderón? Para la verdadera izquierda, el actual ocupante de Los Pinos está ahí gracias a un gran fraude electoral perpetrado por Fox y sus cómplices en los medios televisivos, en el Consejo Coordinador Empresarial, en el IFE y en el […]

¿Será coherente con sus principios un intelectual de izquierda que recibe un premio de Felipe Calderón? Para la verdadera izquierda, el actual ocupante de Los Pinos está ahí gracias a un gran fraude electoral perpetrado por Fox y sus cómplices en los medios televisivos, en el Consejo Coordinador Empresarial, en el IFE y en el TEPJF. Un presidente espurio, se ha dicho, legal a la fuerza pero no legítimo y que, además, ha provocado sin apego al derecho la muerte de 34 mil personas en sus primeros cuatro años, con una guerra que comenzó, sin medir las consecuencias, dándole de palos al avispero del crimen.

¿Con qué cara podría yo decirme de izquierda si aceptara un premio de manos de Calderón? ¿Quién me lo creería? Los premios, especialmente de este tipo, se otorgan a quienes los aceptan por anticipado. Un candidato a un premio debe dar su aprobación expresa y normalmente por escrito antes de recibirlo; es decir, no es una sorpresa para el premiado. Ningún gobierno, ni el de las universidades, se arriesga a otorgar una distinción a alguien que pueda decir no, «no lo acepto» en el momento en que se le va a conceder. En otras palabras, nadie puede ser premiado sin su consentimiento previo, como nadie puede ganar la lotería sin adquirir boleto.

Digo lo anterior porque el premio recibido por el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, otorgado por Calderón, no fue una sorpresa para él. Sabía quién se lo iba a dar, en qué país, bajo qué circunstancias, en qué lugar y qué día. Con su currículo no puede alegar ignorancia y decir que no sabía quién es el presidente de México y qué ha estado haciendo durante su gobierno. Tan es así lo que digo, que en su discurso (publicado en La Jornada el 15 de enero) tuvo a bien citar, avalándola, una parte del mensaje de año nuevo de Calderón, ni más ni menos que cuando éste dijo que » vamos a derrotar a los criminales, para construir finalmente un México de paz, un México seguro, un México donde nadie esté al margen de la ley y donde nadie viva con temor.»

Todos los mexicanos sabemos el significado de lo dicho por el licenciado Calderón el pasado 2 de enero y Santos no puede alegar desconocimiento. Leyó el discurso presidencial y escogió la oración para incluirla en el suyo y bien sabía, a sus 70 años de edad y con su experiencia en movimientos sociales y políticos de varios países, lo que ha estado ocurriendo en México y lo que han significado los gobiernos panistas y éste en particular, pues la noticia de los resultados electorales de 2006 y las cochinadas en el proceso dio la vuelta al mundo en varios idiomas, incluido el portugués.

Santos dijo en su alocución para agradecerle a Calderón, que una de las razones «del honor de recibir este premio» es que su conocimiento «se alimenta de la sabiduría de los pueblos y de sus luchas». ¿Harakiri? Digo harakiri de Santos pues si realmente hubiera construido su conocimiento con esa sabiduría y fuera consecuente con ésta, no hubiera aceptado el premio o, de plano, no ha entendido nada, ni de los pueblos y sus luchas ni de algunos de los intelectuales que cita.

No conforme con la vergüenza de prestarse a tal despropósito trató de diluirla extendiendo su humillación auto infligida al decir que su premio «pertenece por igual a colegas y amigos mexicanos» que dudo mucho que se hubieran prestado para este aval a Calderón y aceptar algo de él, no por lo menos la mayoría de los que citó en su discurso. Ahora entiendo por qué hace cinco años dijo «Los intelectuales son importantes [nótese el son y no el somos], pero no como pensamiento de vanguardia, sino como notas de pie de página» (La Jornada, 28/06/05). ¿Y de esos intelectuales, «notas de pie de página», es que aprendió al compartir «tanta labor científica y lucha social»? Pues tampoco aprendió de ellos, no de quienes se hubieran negado a recibir un premio de Calderón. Varios de ellos son sus amigos, que les pregunte. Tal vez Santos pensó, en su arrogancia, que es tan valioso como intelectual que hasta la derecha lo reconoce, pero fue al revés: se prestó a un juego político de Calderón que ahora presumirá de ser tan plural y democrático que hasta premió a un científico social de izquierda que se ufana de haber enfrentado al conservador expresidente de Brasil, Cardoso. ¿Y por qué Santos no enfrentó también al presidente Calderón en lugar de reconocerlo como legítimo? Bastaba que no hubiera aceptado el premio que, dicho sea de paso, nadie, ni él, necesita (que no sea por la importante dotación económica).

«Sus opiniones y estrategias de lucha -dijo Santos en referencia a ‘los jóvenes, hombres y mujeres contra la violencia del narcotráfico que asfixia el país’-, pueden divergir de las oficiales, pero convergen en el mismo objetivo que el señor Presidente formuló en su mensaje de Año Nuevo». ¿Está seguro? ¿Y dónde quedó el intelectual crítico que, ante las evidencias, tendría que haber dicho que la violencia del narcotráfico fue provocada por la «guerra» de Calderón contra éste y sin ningún plan ni recursos para emprenderla? El intelectual de vanguardia, que no «una nota de pie de página», no dijo nada al respecto. Más bien avaló a Calderón y el mensaje que dio con esta actitud es que se trata de un buen presidente que está luchando por lo mismo que «nosotros, los científicos sociales» siempre y cuando entendamos lo mismo por paz, seguridad y ley, sabiendo, como debería saber, que no entendemos lo mismo que el residente de Los Pinos y sus colaboradores. ¿Él sí?

Si escribo sobre Boaventura de Sousa Santos es porque se trata de una figura pública acreditado ante muchos como un intelectual de izquierda. Es decir por el relativo prestigio que tenía antes de aceptar un premio de Calderón. Pasó por alto que un intelectual es responsable ante quienes lo leen y lo escuchan y que para algunos suele ser una referencia. ¿Qué ejemplo está dando a los jóvenes de izquierda alguien que avala a Calderón y le acepta una distinción?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.