En su tercera edición, el encuentro que comenzará mañana en La Habana reunirá a 58 escritores y artistas de 14 países del continente. Participarán los argentinos Oliverio Coelho, Iosi Havilio y Enzo Maqueira. La noche de cierre habrá música y baile
Las puertas de Casa de las Américas están abiertas. Se avecinan días agitadísimos. Es una cuestión de trazos, de imágenes, de ritmos, de ideas que circularán y se cruzarán de sala en sala, de panel en panel, de lectura en lectura, de taller en taller, de concierto en concierto. Casa Tomada, III Encuentro de Jóvenes Escritores y Artistas de América Latina y el Caribe, comenzará mañana en La Habana, en la institución creada por Haydée Santamaría hace más de medio siglo. Ya se pueden vislumbrar las diversas tramas que generarán varios de los invitados: los argentinos Oliverio Coelho, Iosi Havilio y Enzo Maqueira; los peruanos Ezio Neyra y Adriana Cabrera; los portorriqueños Arí Maniel Cruz, Alejandro Carpio y Kisha Burgos; Camila Scudeler (Brasil), Rosa Chávez (Guatemala), Angel Vargas (México), Carlos Aguasaco (Colombia), Juan Ramírez Biedermann (Paraguay), Claudio Gaete (Chile) y Jorge Alfonso (Uruguay), entre otros de los 58 escritores y artistas de 14 países del continente que literalmente tomarán la Casa hasta el viernes 20. La noche de cierre, en la calle G, frente a la Casa, jóvenes djs cubanos se confabularán en un espectáculo musical y visual con Milton Raggi y Randy Moreno. Se augura que hasta las piedras bailarán.
Caridad Tamayo, del Centro de Investigaciones Literarias (CIL) y del Fondo Editorial de Casa de las Américas, plantea que la numerosa participación de escritores en esta tercera edición de Casa Tomada es posible gracias al vínculo que ha mantenido la institución con los narradores y poetas del continente y al trabajo sostenido de investigación de los especialistas de la Biblioteca. «Son muy interesantes los cruces que propone el evento, pues, en efecto, muchos creadores se dedican a varias actividades, lo cual es un signo de la época, de la interculturalidad y la interdisciplinariedad.» El escritor y editor peruano Ezio Neyra (Lima, 1980) subraya el «tremendo prestigio» de Casa de las Américas en Latinoamérica. «En mi caso, tengo más expectativas de las que tengo normalmente cuando soy invitado a un encuentro de este tipo: conocer a otros creadores jóvenes y propuestas artísticas, literarias; incluso, comenzar nuevos proyectos. Esto último es muy importante porque al menos el mercado editorial está muy segmentado actualmente y la distribución es muy mala. Entonces muchas veces, por ejemplo yo, un escritor peruano, no conozco a escritores chilenos o bolivianos, aun cuando nuestros países están muy cerca geográficamente. Son pocos los escritores que logran salir de sus mercados locales y un evento como éste permite, precisamente, darse a conocer y conocer a otros creadores.»
Oliverio Coelho dice que participar de este encuentro en La Habana es «especial» por varias razones. «Es un encuentro comunitario, extraño a modas literarias. Por ende puede deparar la mayor de las sorpresas. Tengo la impresión de que Casa Tomada privilegia una visión de lo latinoamericano plural repleta de tensiones sociales e históricas y que todos los que participan están ahí por interés, no por un mero pasatiempo ni por una gimnasia de la vanidad. De algún modo, al ser un territorio ajeno al mercado, en el siglo XXI, Cuba se puede volver terreno experimental para el debate de ideas de artistas latinoamericanos jóvenes que crecieron en los noventa. «‘Casa Tomada’ creo que no sólo es plural en cuanto a la convocatoria, sino en cuanto a la idea de que artistas de varias disciplinas puedan interactuar.» El autor de Un hombre llamado Lobo, Ida y Promesas naturales, entre otras novelas, reconoce que no puede negar la expectativa que tiene respecto del público cubano, a la avidez de sus lectores y a la calidez de la gente. «Siento una enorme curiosidad por lo que se está escribiendo en la isla. Después de un viaje que hice a La Habana en el año ’97, la literatura cubana me acompañó durante varios años. Pero en esa ocasión me hice de clásicos. Participar de un encuentro de este tipo implica actualizar ese interés y recuperar un tesoro enterrado en la juventud.»
«Para alguien que en su primera juventud leyó a Cortázar hasta el enamoramiento, recibir una carta del mítico (Roberto) Fernández Retamar invitándome a participar de un encuentro en la Casa de las Américas alcanza para sentir que llegaste a algún lado -confiesa Enzo Maqueira, otro de los narradores argentinos invitados-. Y ni hablar de ese abrazo enorme que significa rodearse de otros escritores y artistas de América latina, en estos tiempos, cuando todos parecemos tan hermanos. Ir a Cuba siempre es un viaje en el tiempo y, en este caso, un viaje lleno de emoción y expectativa.» El autor de las novelas El impostor y Ruda macho cuenta que es la segunda vez que estará en la isla. «La primera fui de turista. Tenía 24 años y la pasé horrible: había llevado poca plata, los cubanos me perseguían para venderme habanos o conseguirme putas y mis bocetos mentales sobre la revolución se chocaron con una realidad mucho más compleja. Vuelvo con sed de revancha, con ánimos de hacer muchos amigos y con ganas de mirar a Cuba desde otro lado. Quizá con los ojos de Cortázar. Quizá con los de un tipo que ya creció lo necesario.»
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-29908-2013-09-16.html