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Del poeta chileno Vicente Huidobro, Elegía a la muerte de Lenin

Fuentes: Rebelión

Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.

(1924)

Más que el canto de la vida

Más que la muerte misma

Más que el dolor del recuerdo

Más que la angustia del tiempo

Es tu presencia en el alma del mundo

Tú hombre de alto clima

Tú corazón de fuegos dominados

Al entrar en la tumba

Fuiste como un sol de repente en el invierno

Fuiste como un verano en la muerte

Contigo la muerte se hace más grande que la vida

Los siglos reculan ante tu tumba

Selvas y ríos vienen en peregrinación

Y los países se arrodillan

Las ciudades desfilan como banderas y como quioscos de música

Las aldeas más lejanas son coronas ardientes

El sol distribuye flores en los caminos para tu fiesta

Que es la fiesta del hombre

Las olas saltan unas sobre otras para llegar primero

A traerte el saludo de sus comarcas remotas

El ruido de los mares

Se confunde con el canto de las multitudes

Tu muerte crea un nuevo aniversario

Más grande que el aniversario de una montaña

Has vencido has vencido

Una fecha tan profunda como esta no han labrado los hombres

Has abierto las puertas de la nueva era

Tu estatura se levanta

Como un cañonazo que parte en dos la historia humana

Un hombre ha pasado por la tierra

Y ha dejado cálida la tierra para muchos siglos

Contigo la muerte se hace más grande que la vida

Tú eres la nobleza del hombre

En ti empieza un nuevo linaje universal

Y así como tu vida era la de la vida

Tu muerte será la muerte de la muerte

Un hombre ha derrumbado las montañas

Al fondo de los siglos se oyen los pasos de millones de esclavos

Se van alejando sobre el tiempo y el tiempo retumba de eco en eco

No hay más distancia de una tribu a otra

Tu voz de semilla que traen los vientos venerables

Tu voz Lenin cambia la raza humana

Y hace una sola tierra de tantas tierras hostiles

Tú eres la forma de los siglos que vienen

Tú eres el sosías del futuro

El bramido del odio vuelto canto de amor

Obedeciendo a los impulsos de la tierra

Gritaste a las conciencias que no sentían el gran ritmo

Tu clarín no permite que haya disidentes

Sombras que se caen del hombre y se dejan morir sobre las rutas

Un hombre ha pasado por la tierra

y ha dejado su corazón ardiendo entre los hombres

Tú eres la imagen de los siglos que vienen

Y esa es la voz del sembrador

Y los hombres levantan sus martillos

Y los martillos se quedan suspensos en el aire

Levantan sus hoces y las hoces se queden en la luz

Todos oyen Todos oímos

Ese latir de tu corazón más allá de la muerte

ese latir de tu corazón que te vuelve a nosotros y te hace presente

Podrías decir desde la muerte

Estrellas yo puse en marcha a los hombres

Eres el ruido de una aurora que se levanta

Eres el ruido de todo un mundo que trabaja de todo un mundo que canta

Eres el ruido de un astro victorioso recorriendo el espacio

Qué lenguaje es ese que golpea las rocas de la orilla

Qué aliento es ese que ondea los trigales infinitos

Qué palabras son esas que iluminan la noche

Y ese latir de tu corazón más allá de la muerte

Hemos recogido tus palabras

Para que todo sea humano y verdadero

Para hacer hombre al hombre

Y cuando tu voz haya resonado en todo el mundo

Los tristes los siervos los ilotas

Desaparecerán en las profundas madrigueras

Y saldrán hombres por todos los caminos

Qué lenguaje es ese que mata el hambre y apaga la sed

Qué palabras son esas que visten de calor

Saltan las cadenas y con ellas salta el hombre

Murieron los últimos esclavos los últimos mendigos

Que tenían todas las lejanías de la tierra en sus manos tendidas

Y se oye ese latir de tu corazón más allá de la muerte

El hombre que hace gemir el yunque

El hombre que hace llorar la piedra

El hombre que lanza las semillas cerradas a los surcos

El hombre que levanta casa

El hombre que construye puentes

Y el que escucha el canto de los pájaros

Y el que cuenta las estrellas sentado en medio de la noche

El hombre que fabrica instrumentos y máquinas

El hombre que cambia la manera de las cosas

Y las formas de la tierra

El hombre que amasa el pan y tiene olor a levadura en la mirada

El hombre que conduce rebaños de montaña en montaña

El hombre que guía caravanas en los desiertos más

largos que su propia memoria

Todos oyen

Ese latir de tu corazón más allá de la muerte

El hombre que piensa que canta

El hombre solitario como la campanada de la una

Las muchedumbres que se mueren lentamente

Todos oyen todo oyen tu corazón más allá de la muerte

Tu corazón repicando adentro del sepulcro

Contigo la muerte se hace más grande que la vida

Los siglos reculan ante tu tumba

Selvas y ríos vienen en peregrinación

Y los países se arrodillan

Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.

*La imagen corresponde al retrato de Huidobro realizado por el artista Pablo Picasso.