Consolidar la unidad desde la diversidad en un proyecto de mediano y largo plazo para transformar la derrota en victoria corresponde a todos y a todas.
La derrota electoral de Andrés, es una derrota de todas las izquierdas de Ecuador, aunque algunos tarden en darse cuenta o su mezquindad no les permita ver más allá de sus ombligos reivindicando el nulo como una victoria.
El nulo «ideológico» es un poco más de 600.000 votos que no representa un hecho político de trascendencia pero sirvió para la victoria del banquero. El resto de los nulos fue el porcentaje histórico.
Cuando hablo de izquierdas, excluyo a personajes que se dicen de izquierda pero siempre han sido de derecha, hayan expresado que votaban nulo o por Lasso.
La victoria estratégica de Andrés: 4 millones de votos, proyección del progresismo en todo el país, unidad político-social desde la diversidad con un proyecto plurinacional e intercultural y consolidación de un liderazgo joven con posicionamiento político nacional hacia futuro. El futuro demostrará si la derrota electoral se transformó en victoria estratégica o no.
Fidel logró transformar una derrota militar coyuntural como la del Moncada en una victoria política estratégica con «La historia me absolverá», un discurso político que cambió el rumbo de América Latina.
Claro que es otro contexto y Fidel fue Fidel. Pero transformar la derrota electoral en victoria estratégica, en este caso no depende solo de Andrés sino todos y todas.
Solo depende de que seamos capaces de asumir los elementos subjetivos y objetivos, positivos, que nos dejan estas elecciones y provocar un hecho político transformador.
Consolidar la unidad desde la diversidad en un proyecto de mediano y largo plazo para transformar la derrota en victoria corresponde a todos y a todas, no solo a Andrés. Aunque el tenga una responsabilidad mayor por haber asumido un liderazgo.