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Clan Angelini

Devorador de recursos naturales

Fuentes: Punto Final

Hace sólo dos años, el tradicional grupo Angelini, controlador de Copec, diversas empresas pesqueras, Celulosa Arauco, entre muchas otras, mantenía, como lo había hecho durante décadas, el primer lugar de las fortunas chilenas. La posterior crisis y la turbulencia de los mercados levantó grupos económicos de otros sectores de la producción y los servicios, y […]

Hace sólo dos años, el tradicional grupo Angelini, controlador de Copec, diversas empresas pesqueras, Celulosa Arauco, entre muchas otras, mantenía, como lo había hecho durante décadas, el primer lugar de las fortunas chilenas. La posterior crisis y la turbulencia de los mercados levantó grupos económicos de otros sectores de la producción y los servicios, y deprimió a otros. Dos años más tarde, a inicios de 2011, el grupo Luksic ocupó ese sitial, con una fortuna calculada por el Compass Group de casi 49 mil millones de dólares. Angelini tuvo que conformarse con un segundo lugar, con un patrimonio bursátil evaluado entonces en 36 mil millones de dólares.

Pero hay estadísticas y proyecciones muy promisorias para los millonarios. Serán multimillonarios, o billonarios, en el corto plazo. Porque el futuro de los grandes grupos económicos bajo el modelo neoliberal se les presenta luminoso. Un estudio mundial realizado por Deloitte LLP de Nueva York estimó que los millonarios del mundo duplicarán sus fortunas hacia el final de esta década. Y quienes elevarán en mayor medida sus patrimonios serán los millonarios de los países emergentes, como China, Rusia, India, Brasil y, por qué no, Chile.

La historia del grupo Angelini está ligada al patriarca, el emigrante italiano Anacleto Angelini Fabbri, que hizo su primera fortuna en la segunda mitad del siglo pasado en el norte de Chile, en la pesca y la producción de harina de pescado. Hacia los primeros años de la década de los 70 incursionó en los seguros, con la firma Cruz del Sur y en la década siguiente logra la expansión total: compra Copec e ingresa al negocio forestal, con Celulosa Arauco. Sobre estas tres grandes actividades, la pesca, combustibles y la industria forestal, se levantó la que ha sido una de las mayores fortunas del país. Tras la muerte de Anacleto Angelini, en 2007, tomó el timón del grupo su sobrino, Roberto Angelini Rossi.

 

«Chile nos quedó chico»

 

Angelini, que desde hace años aparece como un grupo consolidado en sus exitosos sectores, ha comenzado a moverse con más agresividad ante el dinamismo de otros conglomerados, como Luksic, fuerte en la minería y la banca, pero con grandes intenciones de arrebatarle a Angelini el liderazgo en el negocio de los combustibles con la reciente compra de los activos chilenos de la transnacional Shell. Es así como hace un par de semanas el gerente general de Copec, Eduardo Navarro, afirmó a la prensa que la empresa tiene ya poco espacio para seguir creciendo en Chile en los mismos sectores: «Chile nos quedó chico en los negocios forestal y los combustibles», por lo que sus horizontes están en los sectores energético y minero, en los que los grupos Matte, Endesa, AES y Luksic tienen un fuerte control, y en Latinoamérica a través de proyectos forestales y de combustibles.

El grupo Angelini articula gran parte de sus actividades a través del holding AntarChile. A diciembre de 2009 este conglomerado gestionaba activos por más de 16 mil millones de dólares en empresas en los sectores de la energía y combustibles (Copec, Metrogas, Abastible y Empresa Eléctrica Guacolda), el pesquero (Pesquera Iquique Guanaye, Pesquera Eperva, South Pacific Corp y Corpesca) y el forestal (Celulosa Arauco). Además, tiene activos mineros (Sociedad Minera Isla Riesco y Minera Can-Can) y en otros rubros, como Sigma, Astilleros Arica y Servicios Corporativos Sercor.

Como es la historia de la gran mayoría de los grupos económicos chilenos, el grupo Angelini también logró su impulso durante los años de la dictadura, bajo la protección militar y la instalación neoliberal. Pero el crecimiento y engorde lo realizó y disfrutó durante los veinte años que gobernó la Concertación. Con un ritmo de crecimiento de las ganancias inédito para la moderna historia económica chilena, estos grupos aplastaron a la competencia más débil, eliminándola del mercado, a la vez que, vía fusiones y adquisiciones, tomaron el control total de sectores completos de la producción y los servicios. El caso de Angelini responde a la perfección a este guión diseñado por los privados, pero muy bien reforzado y aplaudido por políticos y gobernantes.

En los combustibles, Copec, que Angelini compró en 1986, es el controlador casi absoluto del sector, con poco más del 63 por ciento del mercado. Pero si sumamos la compra de la colombiana Teruel, la participación del grupo Angelini en este negocio se eleva sobre el 70 por ciento, lo que hace evidente una abusiva situación de oligopolio. Pero no sucede sólo en los combustibles. El otro gran activo de Angelini es el negocio de la celulosa, el que comparte en casi su totalidad con el grupo Matte. Hacia finales del año pasado estos dos conglomerados forestales concentraban el 75 por ciento de las exportaciones forestales.

Pero el negocio trasciende fronteras. Un acuerdo entre Forestal Arauco con la finlandesa-sueca Stora Enso para construir una planta de celulosa en Uruguay, podrían convertir a Angelini en el mayor productor mundial de pulpa de papel. La inversión uruguaya por 1.500 millones de dólares aumentaría la producción de Forestal Arauco desde 3,2 millones de toneladas a 4,2 millones. Este volumen de producción de celulosa sólo estaría por debajo del de la brasileña Fibria, que produce 4,7 millones de toneladas.

 

Con Pinochet y

la Concertación

 

Los negocios del sector forestal tienen sus orígenes en la dictadura militar bajo el subsidio forestal o decreto ley 701, una idea que se estableció como una forma de neocolonización de la zona mapuche, al estimular la instalación de estos nuevos modos productivos empresariales. Es así como Angelini compró, en 1976, Celulosa Arauco y Forestal Arauco y poco más tarde, Celulosa Constitución, que dio origen a Celulosa Arauco y Constitución.

En 1974 la dictadura emite el DL 701, que ha subsidiado desde entonces a los grandes grupos económicos chilenos en el negocio forestal. Pero la última ampliación de la bula data de fines del cuarto gobierno de la Concertación. ¿Y dónde está el libre mercado? ¿Dónde la tan sacralizada libre competencia? Simplemente, el lobbying que practican estos grupos los ha convertido en invulnerables; y los vínculos de Angelini con la Concertación son desde hace tiempo públicos y han posibilitado la degradación de la tierra, del medioambiente, el monopolio productivo, la ocupación de tierras mapuches, la represión, la depredación del bosque nativo en beneficio de las plantaciones… Como si fuera poco, han contado con una bonificación del 75 por ciento de los costos de producción, inexpropiabilidad y otras franquicias tributarias.

En enero de 2009 la Agrupación de Ingenieros Forestales le envió una carta a la presidenta Bachelet para impedir la ampliación de este injusto subsidio, que no hace otra cosa que aumentar y reforzar las desigualdades ya propias al modelo neoliberal. Como si la injusticia social y económica fuera poca, los gobiernos chilenos subsidian a dos de las familias más ricas del mundo: Arauco, de Angelini, ganó más de 2.500 millones de dólares entre los años 2000 y 2005. CMPC llenó los bolsillos de sus accionistas con casi 1.300 millones de dólares.

Lo que es arriba, y subsidiado por el Estado chileno, no es abajo. El sector forestal todavía mantiene a los trabajadores en condiciones indignas de trabajo: en Chile -consignaron los ingenieros- hay 133 mil trabajadores forestales, de ellos, sólo entre el 25 y 30 por ciento tiene contrato permanente y el 82 por ciento se encuentra bajo la línea de la pobreza; la subcontratación ha dificultado la generación de derechos colectivos y el transporte maderero subsiste debido a presiones de las forestales para bajar tarifas y la amenaza de recurrir a empresas de mayor envergadura en caso de existir quejas. Hay que recordar, en este contexto, la muerte, en 2007, del trabajador de Celulosa Celco Rodrigo Cisternas, durante una protesta por demandas salariales.

Hablamos de grandes capitales y también de grandes poderes políticos. El grupo Angelini -Copec, Abastible, Eperva, Forestal Arauco, Celulosa Celco, Antar Chile, entre otras- y el grupo Matte -CMPC, Forestal Mininco, Colbún- no sólo controlan en Chile el negocio forestal y de la pulpa de celulosa, sino que operan como poderes en la sombra. Eliodoro Matte, a la cabeza de su grupo, es el presidente del neoliberal Centro de Estudios Públicos (CEP) y uno de sus principales consejeros es Roberto Angelini. La influencia de este think tank , conformado por conspicuos ex funcionarios de la dictadura de Pinochet, en las políticas públicas y en el Estado chileno es enorme. Influencia que también se extiende al ultraconservador Instituto Libertad y Desarrollo. Tras la presidencia de Carlos Cáceres, uno de los ministros de Hacienda e Interior de Pinochet que forman parte de esta cofradía, está también Patricia Matte, también ex funcionaria de la dictadura y miembro del clan Matte. Bajo tales presiones corporativas, bajo evidentes y millonarias campañas de lobbying , no es algo raro la extensión de los subsidios a los millonarios, la concentración de los mercados y la inequidad en la distribución de la riqueza.

El grupo Angelini no sólo es campeón en la depredación del medioambiente a través de la extracción indiscriminada de los recursos pesqueros, que lo ubica como el primer productor de harina de pescado, alimento no de consumo humano sino como forraje de animales. En el sector forestal ha sido ya bien conocida la contaminación por Celulosa Arauco del Río Cruces, con la muerte de cientos de ejemplares de una especie protegida de cisnes. En tanto, en otro de sus negocios, el minero, prevé comenzar la explotación de carbón en Isla Riesco, actualmente una reserva natural en la Patagonia, para enviarlo a las generadoras termoeléctricas que se están levantando.

Es también necesario recordar el fuerte lobbying de las empresas del grupo Angelini para lograr favores legislativos en el Senado. A comienzos de la década pasada, durante la tramitación de la Ley de Pesca, salieron a la luz los vínculos entre parlamentarios de la Democracia Cristiana -Adolfo y Andrés Zaldívar- con los negocios de Angelini. Los dos hermanos tenían acciones de la empresa pesquera Eperva al momento de la votación. Pero los vínculos eran mucho más profundos y penetraban en la elite de los funcionarios DC de entonces. Tanto, que ministros y subsecretarios habían ocupado sillones en los directorios de Celulosa Arauco.

Si este grupo ha tenido un gran peso en las políticas económicas y represivas de los últimos gobiernos, también lo tiene en la política exterior chilena. No sólo los tratados de libre comercio han sido negociados y diseñados a la medida de los intereses de las grandes corporaciones, sino también el litigio marítimo con Perú que se ventila en La Haya tiene un fuerte cariz empresarial. Y si de mar y pesca se trata, hablamos de los negocios de Angelini. Durante la fuerte discusión sobre la propuesta de licitación de las cuotas pesqueras, a las que Roberto Angelini se opone tenazmente porque históricamente han gozado de permisos indefinidos, el empresario hizo ver al actual gobierno que la demanda de Perú genera una gran incertidumbre en el sector pesquero. Vale recordar que hablar de pesca industrial en el norte de Chile, es hablar del control del mercado por Angelini.

 

 

 

(Publicado en «Punto Final» edición Nº 733, 13 de mayo, 2011)

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