Entre 1977 y 1978 la editorial barcelonesa «La Gaya Ciencia», propiedad de la escritora Rosa Regás, publicó cuatro libros ilustrados de contenido sociopolítico para los lectores más jóvenes (niños y niñas a partir de los siete años). Los títulos apuntaban a cuestiones de actualidad en la época: «Hay clases sociales»; «Las mujeres y los hombres»; […]
Entre 1977 y 1978 la editorial barcelonesa «La Gaya Ciencia», propiedad de la escritora Rosa Regás, publicó cuatro libros ilustrados de contenido sociopolítico para los lectores más jóvenes (niños y niñas a partir de los siete años). Los títulos apuntaban a cuestiones de actualidad en la época: «Hay clases sociales»; «Las mujeres y los hombres»; «Cómo puede ser la democracia» y «Así es la dictadura». Pasadas casi cuatro décadas, la editorial Media Vaca reedita los cuatro libros de aquella colección («Libros para Mañana») basada en la idea y los textos del Equipo Plantel, y las ilustraciones de L.F. Santamaría. «Si podemos leer lo que dice el libro sin que nos cause muchísima extrañeza es porque, al parecer, ese mañana todavía no es hoy», sostienen los actuales editores, Vicente Ferrer y Begoña Lobo.
«Media Vaca» ha mantenido los textos de la edición original («el espíritu y la mayor parte de estos libros están completamente vigentes») y ha incluido nuevas ilustraciones. Uno de los objetivos de los editores es contactar con el equipo Plantel. Otro, encontrar tres libros de la colección que estaban a finales de los 70 en preparación, para poder editarlos: «La corrupción está en todas partes»; «La libertad» y «El dinero». Desde 1998 la editorial «Media Vaca» publica libros ilustrados para lectores de todas las edades. «Tres al año», matiza Begoña Lobo, «porque estamos en contra de la proliferación de libros que pasan de la imprenta a la librería, y de ahí a la trituradora; la intención es que el libro perdure».
Vicente Ferrer ha destacado la oportunidad de la colección «Libros para Mañana» en la librería La Repartidora de Valencia. «Así como del Pleistoceno lo sabemos todo, sobre la Transición estamos en pañales». Los textos de la editorial son exquisitos, tanto por el papel, como por el formato, los créditos, la ilustración e incluso las guardas del libro. De hecho los trabajos para la publicación de los cuatro textos empezaron hace dos años y medio, y prácticamente todos los ilustradores se dedicaron con empeño durante un año. También realizaron las ilustraciones de manera coordinada para mantener un tono similar.
En 1977-1978, «Las mujeres y los hombres» incluye el siguiente texto pensando en lectores de siete años: «Los hombres parecen más importantes que las mujeres; las mujeres parecen más débiles, pero no es verdad. Hay mujeres importantes y hombres débiles. Hay mujeres valerosas y hombres cobardes». Los cambios se introducen en las ilustraciones, las de los años 70 muy similares a los dibujos de un tebeo: un señor asentado en un sofá mientras su esposa limpia el hogar; y un varón, en señal de virilidad, enfrentándose a un elefante con una mujer tomada de la mano. Las ilustraciones de abril de 2015, de Luci Gutiérrez, incorporan nuevos motivos y un formato más moderno: en un escenario circense un hombre lanza cuchillos a una mujer situada en el centro de una diana. Los dibujos de la portada también ponen de manifiesto un cambio de roles: un hombre barbudo y vestido con falda aparece de la mano de una mujer con traje y corbata.
Se constata una evolución parecida en el libro «Hay clases sociales». «Por eso hay trabajos… y trabajos. Los señores de la clase alta son los dueños de todo: de las tierras, de las fábricas, del dinero… y hasta de los trabajadores, porque para eso les pagan. Como todo es suyo, también es suyo el país» es un texto acompañado, en la edición de «La Gaya Ciencia», por un consejo de administración, una fábrica y un matrimonio de potentados cogidos del bracete. Las clases dominantes en el capitalismo fordista.
En la edición de «Media Vaca», ilustrada por Joan Negrescolor, se aprecia -para el mismo texto- a un ejecutivo arrellanado en la parte trasera del coche oficial, mientras habla por el teléfono móvil. La representación -vanguardista y evocadora de la gran cartelería de propaganda- marca la frontera de clases: en la parte delantera del auto, el conductor y un obrero que limpia los cristales. Tal vez una de las mejores señales de la evolución sea la última ilustración de «Cómo puede ser la democracia», de Marta Pina. Es una composición de aire surrealista en la que figuran niños jugando en un patio escolar, en la primera de las escenas, y una mujer montada en un perro, saludando, sobre un mapa mundial rodeado por niños, en la representación contigua.
Entre las imágenes y los textos de los libros de «La Gaya Ciencia» hay una correspondencia, valora Vicente Ferrer. Detrás del proyecto, añade Begoña Lobo, «imaginamos que pudo haber un grupo de maestros que se coordinaron para hacer los libros». Los editores advierten, sin embargo, que en la edición de los años 70 se utilizaba el masculino («hombres» o «niños») en sentido genérico. Pero hay cosas que no cambian, señala Ferrer, como la lucha de clases. Aunque a finales de los 70 se pintara a un señor de la «clase alta» con un esmoquin y fumando un puro, y al obrero con su mono de trabajo.
Hoy, en general, comenta el editor, «todas las personas se parecen más en su forma de vestir, aunque no ha cambiado el deseo de muchos ricos por poseer cosas exclusivas para distinguirse». Las imágenes de 2015 han contribuido a actualizar los textos del Equipo Plantel cuatro décadas después (En «Así es la dictadura» Mikel Casal pinta al tirano hablando por una televisión de plasma, junto a la leyenda «rueda de prensa sin preguntas»). Otra característica de la colección es el cuidado del texto y las ilustraciones, pero también de la forma, por ejemplo, la guarda, que en otro libros es una página en blanco, en «Así es la dictadura» incluye los retratos de 24 tiranos; o en «Hay clases sociales» la imagen de un antiguo juego de tablero de origen indio («serpientes y escaleras»). Los libros incluyen además un test de comprensión para que lo rellenen los menores.
El hecho de que «Media Vaca» no trabaje con distribuidores -lo hace directamente con librerías, de manera habitual con unas 50- abre diferentes posibilidades a los textos. En un taller organizado en una librería burgalesa, con el libro «Así es la dictadura» como material didáctico, niños y niñas aprendían geografía mundial al ubicar los dictadores en un mapa. Otras veces, la mera lectura de los textos, como ocurre en el libro «Hay clases sociales», implica una divulgación de valores «alternativos»: «Los hijos de los ricos…nacen ricos. Los hijos de los pobres…nacen pobres. Unos van a colegios muy caros. Los otros aprenden donde pueden: en la escuela, en el barrio en su casa. De mayores, unos van a universidades y otros tienen que ir a ganar dinero». La editorial valenciana también editó «Libres e Iguales», un libro de 108 páginas con el que se conmemoraba el 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 31 ilustradores aportaron sus dibujos sobre los 30 artículos de la declaración.
Las colecciones de libros políticos para niños son poco frecuentes en el estado español. En Francia abundan, por el contrario, los libros infantiles de humanidades (atlas, textos de geografía y filosofía, entre otras materias). En Estados Unidos, destaca Vicente Ferrer, las secciones de libros infantiles son «verdaderas bibliotecas en las que participan comunidades de parados y maestros; por eso en ocasiones lo políticamente incorrecto puede ser muy castigado».
En abril de 2015 «Media Vaca» lanzó la primera edición de los «Libros para mañana». Además ampliará este año la colección «ciudades» con un libro sobre Varsovia en castellano (publicaron ya la edición en polaco -«Warszawa», de Grazka Lange-) que se agregará a los de Buenos Aires (de Diego Bianki), Tokio, Milán, Zaragoza o Valencia. Estos libros corren a cargo de ilustradores que viven en cada una de las ciudades. El tercer texto en preparación -«Adiós al porvenir»- incluye la carta remitida en 1939 por Manuel Azaña al abogado Ángel Ossorio y Gallardo, quien defendió al líder republicano tras su participación en la rebelión de la Generalitat de Catalunya durante el «bienio negro» de la CEDA-Partido Radical.
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