Vamos a hacer una breve reseña del recorrido de los partidos políticos ecuatorianos desde el comienzo de la república hace 190 años. Por eso este dicho: “Dime de dónde vienes y te diré adónde vas”.
El objetivo que perseguimos es conocer mejor a los candidatos con su partido e ideología, renovar nuestra manera de clasificar a los partidos políticos y discernir quiénes buscan tener más dinero y quiénes se preocupan más por la gran mayoría de los ecuatorianos.
Al momento de la independencia, son los conservadores que se encargan de la gestión del Estado, apoyados por el clero católico, o sea, obispos y sacerdotes, y las congregaciones religiosas de varones y de mujeres. De esta época se dijo: “Último día del colonialismo español y primer día del colonialismo criollo”.
He aquí los partidos que provienen de esta raíz conservadora: PSC-6 (Social Cristiano), CREO-21 (Creando Oportunidades), PSP- (Sociedad Patriótica). Con el gobierno de Lenin Moreno, PAIS-35 (Patria Altiva I Soberana) se vende a la derecha conservadora. La lista EU-4 (Ecuador Unido) con pastor evangélico entra en este grupo por apoyar la oligarquía nacional y los intereses norteamericanos.
Los partidos de raíz liberal surgen como oposición después de la revolución liberal Eloy Alfaro Durán en 1895. Son los siguientes: ID-12 (Izquierda Democrática). CD-1 (Centro Democrático y Revolución Ciudadana).
Con la matanza obrera en Guayaquil en 1922, surgen en los años siguientes los partidos socialistas y comunistas, con la división entre los comunistas de obediencia rusa y los de obediencia china. Hoy quedan el PSE-17 (Socialista Ecuatoriano) y UD-15 (Unidad Popular, ex MPD chino).
A partir del año 1949 aparecen los partidos populistas con Carlos Guevara Moreno y el CFP (Concentración de Fuerzas Populares). Hoy quedan de esta línea FE-10 (Fuerza Ecuador, ex PRE). Allí podemos incului PK-18 (Pachakutik con la CONAIE).
Al final de período dictatorial en 1979, con el presidente Jaime Roldos, se dio una propuesta de soberanía nacional y de justicia social. Por eso fue asesinado en 1981 por la oligarquía ecuatoriana con apoyo de la CIA norteamericana. A Jaime Roldos le ca sucediendo el vicepresidente Osvaldo Hurtado de la Democracia Cristiana, que, por primera vez, somete el país a las órdenes capitalistas del FMI (Fondo Monetario Internacional). En esa época, por las críticas y resistencia popular, aparecen los ‘independientes’ que son conservadores o liberales disfrazados.
En el período siguiente de 1981 a 2007 los presidentes electos van progresivamente de los conservadores (León Febrés Cordero del PSC) hacia los ‘socialistas’ (tal como se proclama Rafael Correa y la Revolución Ciudadana). El pueblo rechaza a los partidos de derecha, por eso se disfrazan de independientes para seguir gobernando y explotando.
En 2007 la llegada de Rafael Correa crea fuerte rupturas: la oligarquía tradicional pierde la hegemonía política y económica; se da una mayor independencia con el gobierno de Estados Unidos; se cobra impuestos a los ricos; se controla la economía; se fortalece la gratuidad social y la integración latinoamericana.
En 2017 triunfa el Movimiento Alianza PAIS lista 35 con la elección del presidente Lenin Moreno y Jorge Glas. Lastimosamente el presidente traiciona su programa de gobierno y, mediante un amañado diálogo nacional, entrega el Estado a los que perdieron las elecciones, en particular Jaime Nebot del PSC, Guillermo Lasso de CREO, Abdalá Bucaram del PRE-FE. Lo acompañan en el suicidio los partidos de izquierda socialistas y comunistas que, al no lograr poder ni dinero se casan con la derecha. Sólo unos 30 asambleístas sobre los 72 elegidos con Moreno no se cambian de camiseta y quedan fieles a la Revolución Ciudadana.
La conclusión de esta parte es que el presidente Moreno al elegir a la derecha para gobernar el país, llega al final de su mandato con 4% de opiniones favorables, el último de los presidentes latinoamericanos, lo que califica de catastrófica y vergonzosa su gestión nacional.
Unas palabras del papa Francisco nos pueden iluminar y animar en esta campaña electoral marcada por la superficialidad, la demagogia y el odio enfermizo. Nos comunicó cuales podrían ser las bienaventuranzas del ‘buen’ político: «Bienaventurado el político que tiene una alta conciencia de su papel. Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad. Bienaventurado el político que sabe escuchar. Bienaventurado el político que no tiene miedo. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés. Bienaventurado el político que permanece coherente con sus principios. Bienaventurado el político que realiza la unidad a partir de su programa. Bienaventurado el político que se compromete a un cambio radical.»
Como reflexión final para dejarnos pensando y actuando, les invito a profundizar sobre el humanismo, que podemos equiparar al ‘Bien Vivir’, como camino de reencuentro, esperanza y coherencia. Así nos ubicaremos en la historia ecuatoriana para no repetir los errores del pasado sino fortalecer un camino de empoderamiento y protagonismo populares. “¡Dime de dónde vienes y te diré adónde vas!”