Si algún tema se sitúa de manera permanente en los últimos años en la actualidad política, social, económica, cultural, religiosa, en Cataluña, en el Estado español, en Europa, en el mundo occidental y en todo el mundo, es el de la inmigración. Habitualmente es percibido como un problema y los medios de comunicación y la […]
Si algún tema se sitúa de manera permanente en los últimos años en la actualidad política, social, económica, cultural, religiosa, en Cataluña, en el Estado español, en Europa, en el mundo occidental y en todo el mundo, es el de la inmigración. Habitualmente es percibido como un problema y los medios de comunicación y la opinión pública se centran casi siempre en aspectos negativos, olvidando y escondiendo la parte positiva. Recientemente, cifras a nivel mundial nos dan la medida de las transformaciones que está provocando este fenómeno mundial y de los beneficios que aporta a los Estados pobres del planeta.
Para ver que el tema es noticia continua sólo hay que repasar los titulares de prensa recientes. En Cataluña, el ex-presidente Jordi Pujol manifiesta que es partidario de la mezcla cultural pero que los musulmanes de resisten a integrarse (Vilaweb). La prensa catalana publica cifras según las cuales el crecimiento de la población catalana se mantiene debido a la inmigración y aparece un mapa (La Vanguardia) donde se da el porcentaje de inmigrantes por comarcas, con un mínimo en el Ripollès (5,1 por ciento) y un máximo en el Alt Empordà (19,9 por ciento). La prensa española (El País) destaca que la mitad de los inmigrantes de Barcelona son latinoamericanos (117.000), por aquello de la «Madre Patria». Y también tenemos la noticia reciente de que el Gobierno español regulariza a más de 650.000 inmigrantes, eso es, a la mitad de los sin papeles.
Estados Unidos y la Gran Bretaña
En los Estados Unidos hace unos días que nos informaban de la existencia de una milicia civil en el Estado de Arizona, los Minuteman, formada por unos 800 hombres, que, desde el pasado 1 de abril, se dedican a la caza de inmigrantes sin papeles que cruzan la frontera procedentes de México. Entregan sus capturas a la policía que se encarga de echarlos. Y resulta que el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, los obsequia con alabanzas y dice que en su Estado se tiene que hacer lo mismo.
Nos situamos en la Unión Europea y escuchamos que una explicación muy aceptada del rechazo de muchos ciudadanos europeos a la Constitución europea es que tienen miedo a la llegada de nuevas oleadas de inmigrantes debido a la reciente ampliación (Malta, Chipre, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Chequia, Eslovaquia y Hungría) y a las previstas (Rumania, Bulgaria, Croacia y Turquía). En un artículo reciente en Le Figaro, Philippe de Villiers, francés de derechas, partidario del «no» a la Constitución europea, decía textualmente: «Bruselas quiere amplificar la inmigración». En las recientes elecciones británicas, la campaña electoral de los «tories» (conservadores) se centró en el miedo a la inmigración, asociándola a la criminalidad y al peligro de la pérdida de la identidad propia. Uno de sus eslóganes fue: «No es racismo imponer límites a la inmigración». Tal y como dijo Anthony Giddens en un artículo en La Republica, con este eslogan se dice subliminalmente lo contrario de lo que se dice, que el racismo no es motivo de vergüenza.
Tanto los conservadores como los laboristas propusieron al electorado medidas restrictivas a la inmigración -draconianas en el caso de los «tories». Pero en el caso británico, esta campaña de atizar los prejuicios e instrumentalizar el miedo por parte de los conservadores no funcionó, porque en distintas partes del país, especialmente en la zona metropolitana de Londres, existe una aceptación de la diversidad cultural y de los beneficios que aporta la inmigración. Los sectores empresariales se sintieron molestos porque los inmigrantes -150.000 anuales- son imprescindibles en muchos sectores de la actividad económica. Y los laboristas hace ya muchos años que desarrollan una política en materia de inmigración para evitar que se convierta en un tema manipulable por la derecha.
Informe del Banco Mundial
Un Informe reciente del Banco Mundial contiene cifras que pueden resultar sorprendentes por su magnitud ya que este enorme trasvase humano de millones de personas desde el Sur hacia el Norte ha acabado generando un flujo de dinero de grandes dimensiones en sentido contrario. Y crece sin parar. Una parte importante del dinero que los millones de inmigrantes ganan en los Estados Unidos o en la Europa occidental va a parar África, Asia o América Latina. Según el Banco Mundial, el año pasado el volumen de estas transferencias se elevó a 97.000 millones de euros, unos 10.000 millones más que el 2003. Esta circulación de capitales privados, hoy día, representa el doble en volumen de la ayuda pública que los Estados ricos destinan a ayudar a los Estados pobres y constituyen la segunda fuente de financiamiento externo de los Estados pobres, después de las inversiones directas. Un ejemplo: entre 1999 y 2003, Senegal ha visto multiplicarse por cinco esta fuente de ingresos llegando ya a la cifra de 360 millones de euros. Los Estados exportadores de mano de obra como pueden ser Senegal, Malí y Burkina Faso han encontrado una nueva fuente de ingresos.
En un primer momento, este dinero circula en el ámbito familiar -o tribal- ya que el inmigrado lo envía directamente a su familia y sirve para el mantenimiento de millones de familias pobres, pero también está empezando a servir para mejorar situaciones de pobreza tanto familiar como colectiva y ahora el desafío es que se invierta no sólo en comida y sanidad sino también en actividades que generen riqueza, eso es, el la creación de negocios. Ya existe el fenómeno creciente, en expansión, del microcrédito que ha generado millones de microempresas. En el año 2004, cerca de 8.000 millones de euros fueron destinados por las familias receptoras a la inversión en microempresas, a financiar la educación de los hijos o al ahorro. La microfinanza en los Estados pobres ha proporcionado microcréditos a 60 millones de personas. Sólo en África occidental existen 591 instituciones de microfinanzas, seis veces más que en 1993, con cinco millones de beneficiarios (el 7 por ciento de la población total y el 15 por ciento de la población activa). Estos circuitos financieros son infinitamente más útiles para el desarrollo de las familias y los pueblos que los controlados por las grandes empresas o los Estados.
Efectos políticos, económicos y sociales
Uno de los efectos de esta circulación de dinero de los países desarrollados al Tercer Mundo es estabilizar situaciones políticas y económicas que sin este flujo serían insostenibles y generarían tensiones sociales difícilmente controlables por los poderes establecidos. Ayudan a sobrevivir a millones de familias pobres, pero, sin embargo, también generan situaciones de dependencia respecto a la fuente, es decir, el inmigrante, e impulsan a millones de jóvenes a marcharse a hacer fortuna al llamado Primer Mundo.
En el caso español, el dinero que sale hacia los Estados de origen de los inmigrantes fue de 3.520 millones de euros en 2004, un 20 por ciento más que en 2003, según datos de Caja Madrid. El 60 por ciento de este dinero se fue a América Latina. A nivel internacional, en este capítulo, el Estado español se sitúa en sexta posición, después de Francia. Delante de él están Estados Unidos y Alemania.
El caso de América Latina
En América Latina decenas de millones de personas sobreviven con las remesas, el dinero enviado por los emigrados. Las remesas son la segunda fuente de divisas de la economía mejicana y la primera en distintos Estados de América Central y del Caribe (Cuba, Haití, República Dominicana, El Salvador). En el año 2004, los 25 millones de inmigrantes procedentes de América Latina y del Caribe enviaron 45.800 millones de dólares a sus familias, un 20 por ciento más que en 2003, y por tercer año consecutivo estas transferencias superaron la suma de inversiones extranjeras y los créditos de cooperación, convirtiendo aquella área del mundo en la primera receptora por volumen de las remesas. Ante este rápido y voluminoso desarrollo de la circulación de dinero, las instituciones financieras internacionales y la gran banca han descubierto una nueva fuente de negocio potencial ya que hasta el momento el dinero era enviado en pequeñas sumas al margen del sistema financiero y la mayor parte de los receptores -las familias pobres- no tienen acceso al sistema bancario. Hay que tener en cuenta que este dinero va a parar directamente del inmigrante a su familia, mientras que las grandes sumas de la cooperación internacional muchas veces no llegan a estas familias ni en forma de residuo. Un alto funcionario de la Comisión Europea me confesó recientemente que del dinero que la Unión Europea envía al Tercer Mundo sólo un 30 por ciento llega a sus destinatarios, los necesitados, y el resto se pierde por el camino: ¿la corrupción?
Dentro de América Latina el primer lugar en la recepción de remesas lo ocupa México, que en 2004 recibió 16.600 millones de dólares (un 25 por ciento más que en 2003), le sigue Brasil, con 5.600 millones de dólares. Cuba recibe unos 1.000 millones de dólares, en su mayor parte procedente del millón de cubanos exiliados en Florida. Se calcula que un 40 por ciento de la población cubana se beneficia de las remesas. En El Salvador este dinero supera el Producto Interior Bruto (PBI) nominal. El año pasado, en Haití estos ingresos superaron los 1.000 millones de dólares. A nivel global, un 65 por ciento de los emigrados envía dinero cada mes a su familia. Y se da la paradoja de que los más pobres están ayudando a su país, mientras las clases dominantes continúan empobreciendo y expoliando, al enviar sus capitales a Miami, Ginebra o Londres. Los pobres envían dinero del Primer al Tercer Mundo y los ricos los devuelven del Tercer al Primer.
La aparición de China
En el subcontinente americano, finalizadas las privatizaciones de los años 90 que fueron aprovechadas por las grandes empresas norteamericanas y europeas, ha aparecido un nuevo actor en el escenario, que es China. Para mantener su rápido desarrollo económico, el gigante asiático necesita materias primas y está invirtiendo capitales para asegurarse el suministro de estas materias para sus industrias. El 2004 la mitad del dinero invertido en todo el mundo por China fue a parar a América Latina.
En definitiva, para evitar manipulaciones políticas en el Primer Mundo sobre el hecho migratorio basadas en los prejuicios, en la xenofobia y/o el racismo, hay que difundir una información completa que integre los aspectos positivos que comportan estos movimientos humanos y hacen falta políticas de acogida por parte de los Estados y la sociedad civil. Será la mejor manera de evitar que prosperen los populismos de derecha o de izquierda que acaban conduciendo siempre a la confrontación en lugar de a la integración.
Antoni Reig es periodista y profesor en la UAB. Este artículo ha sido publicado en el número 13 de La Pau, suplemento de El Triangle, junio de 2005, pág. 13. Ha sido traducido para Pueblos por María Riba.