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La nueva lectura de Marx de Michael Heinrich (XVI)

Dinero y proceso de intercambio (actuaciones de los poseedores de mercancías)

Fuentes: Rebelión

Seguimos en el capítulo III -«Valor, trabajo y dinero»- del libro de MH. Ocho apartados en total, estamos en el sexto de ellos: «Dinero y proceso de intercambio (actuaciones de los poseedores de mercancías)». Por si quisieran asomarse un poco más a las tesis e interpretaciones de MH: «El Capital: una obra colosal para desenmascarar […]

Seguimos en el capítulo III -«Valor, trabajo y dinero»- del libro de MH. Ocho apartados en total, estamos en el sexto de ellos: «Dinero y proceso de intercambio (actuaciones de los poseedores de mercancías)».

Por si quisieran asomarse un poco más a las tesis e interpretaciones de MH: «El Capital: una obra colosal para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones»: Entrevista a Michael Heinrich (https://marxismocritico.com/2018/09/18/el-rechazo-de-marx-a-la-teoria-laboral-del-valor/)  

El sexto apartado es el más breve de este capítulo, pp. 98-100.

Marx, señala MH, empieza a ocuparse explícitamente de los poseedores de mercancías y de sus actuaciones en el capítulo segundo de EC: «El proceso de cambio» (en la edición de OME, traducción, presentación y notas de Manuel Sacristán: OME 40, pp. 95-104). Como tales, como poseedoras de mercancías, las personas solo son representantes de la mercancía, señala el autor alemán. Por ello, nos recuerda, tenía que investigarse (como hace Marx) en primer lugar la mercancía.

Si se considera solo la relación de intercambio de las mercancías, vale -como forma de manifestación del valor de la mercancía- cualquier otra mercancía con la que se intercambie.

Pero el poseedor de mercancías no quiere intercambiar la suya por cualquiera otra sino por una mercancía determinada: su propia mercancía no es valor de uso para él y su cambio ha de proporcionarle el valor de uso que necesita.

El poseedor de mercancía querría por tanto, señala MH, poder tratar su mercancía como equivalente general, «querría que fuese inmediatamente intercambiable por todas las demás mercancías». Pero dado que esto es lo que desea cualquier poseedor de mercancías con respecto a la suya propia, «ninguna mercancía es equivalente general».

Los poseedores de mercancías parece que se enfrenten a un problema en el proceso de intercambio. MH señala que Marx resuelve la solución fáctica a este problema de manera pregnante [1]:  

Puestos en esa perplejidad, nuestros poseedores de mercancías reaccionan como Fausto; en el principio fue la acción. Y por eso obran antes ya de haber pensado. Las leyes de la naturaleza de la mercancía se actúan en el instinto natural de los poseedores de mercancías. Estos no pueden relacionar entre ellas sus mercancías en cuanto valores y, por lo tanto, en cuanto mercancías, más que si las relacionan y contraponen con alguna otra mercancía tomada como equivalente general. Este fue es un resultado del análisis de la mercancía [*]. Pero solo la acción social puede convertir una determinada mercancía en equivalente general. Por eso la acción social de todas las demás mercancías segrega una mercancía determinada en la que todas exponen su valor desde todos los puntos de vista. De este modo la forma natural de esa mercancía se convierte en forma de equivalente socialmente válida. A través de la acción social, el ser equivalente general llega a ser función social específica de la mercancía segregada o excluida. De este modo se convierte esta mercancía en dinero.  

La cursiva – solo la acción social puede convertir una determinada mercancía en- es de MH. (*) Entre corchetes señala el autor: «Es decir, el análisis formal realizado por Marx en el primer capítulo» (Ha sido tratado en la sección precedente de su libro).

Cojamos el hilo de nuevo.

El análisis de la mercancía había mostrado la necesidad de la forma general de equivalente.

Para comportarse hacia las cosas efectivamente como mercancías, para referir las cosas unas a otras como valores, «los poseedores de mercancías tienen que referir sus mercancías a un equivalente general». Por lo tanto, su «acción social» tiene que convertir una mercancía en equivalente general y de ese modo en «dinero» real.

Las personas que intercambian sus mercancías son libres en sus acciones, prosigue MH, pero en tanto poseedores de mercancías tienen que seguir (es Marx quien habla ahora) «las leyes de la naturaleza propia de las mercancías».

MH recuerda que ya Marx señaló en el prólogo de EC que las personas solo aparecen en tanto que «personificación de categorías económicas». Si en el análisis se partiera de las actuaciones y de la conciencia de los poseedores de mercancías, añade, se estaría presuponiendo ya el contexto social que hay explicar.

Por eso, era decisivo que Marx distinguiera en su exposición entre las determinaciones formales de la mercancía y las acciones de los poseedores de mercancías, exponiendo en primer lugar esa determinaciones formales como tales, «ya que constituyen el presupuesto de las acciones y reflexiones de los poseedores de mercancías (y que estos reproducen de nuevo con sus acciones)». MH remite a un apartado ya estudiado, el III.II: «¿Una demostración de la teoría del valor-trabajo?».

El dinero real es, pues, el resultado de la actuación de los poseedores de mercancías.

No se basa de ningún modo, como sostenía Locke (MH comenta: «uno de los filósofos más importantes de la burguesía reciente»), en un acuerdo tácito. El dinero, insiste MH, no se introduce en un momento dado a través de una deliberación consciente como suponen, apunta críticamente, aquellos economistas que sostienen que el dinero se utiliza para simplificar el intercambio. Los poseedores de mercancías ya han actuado antes de haber pensado (de nuevo Marx): «sus acciones deben dar como resultado el dinero, pues de otro modo que no se pueden referir las mercancías unas a otras como valores».  

[En nota a pie, la 10ª de este capítulo, MH comenta que solo después de que el dinero se ha desarrollado como resultado necesario -aunque inconsciente- de la acción de los poseedores de mercancías, se puede comprender el proceso histórico que produjo este resultado: en la exposición de Marx, tras el desarrollo categorial se presenta un breve esbozo de la formación histórica del dinero. En suma: primero la teoría, el desarrollo conceptual; después de la historia, el desarrollo rea de lo analizado].  

Así pues, resume MH:

1. El dinero no es un simple medio auxiliar de cambio a nivel práctico.

2. El dinero no es un mero apéndice de la teoría del valor a nivel teórico.

3. La teoría del valor de Marx es más bien una teoría monetaria del valor.

4. Sin la forma valor no pueden referirse unas mercancías a otras y solo la forma de dinero es la forma de valor adecuada para el valor.

5. Las interpretaciones sustancialistas del valor [2] son, por el contrario, teorías premonetarias del valor: creen poder desarrollar el valor sin referencia al dinero.

6. Tanto la teoría del valor-trabajo de la economía política clásica como la teoría utilitarista del valor de los neoclásicos son, todas ellas, teorías premonetarias.

7. También la teoría «marxista» usual del valor [3], aquella que considera que el valor está ya determinado de manera definitiva, con el tiempo de trabajo socialmente necesario es premonetaria.

En nota a pie, la 11ª, señala MH que fue sobre todo Hans-Georg Backaus quien puso de relieve el carácter monetario de la teoría del valor de Marx y «con ello influyó de manera decisiva en la llamada nueva lectura de Marx [4].  

El siguiente apartado, el VII, lleva por título: «Funciones del dinero, mercancía dineraria y sistema monetario moderno». Son las páginas 100-107 del libro. En la próxima entrega.  

Notas:

(1) Doy la traducción de Sacristán: OME 40, pp. 97-98.

(2) Interpretaciones sustancialistas = quieren fijar el valor a la cosa aislada. Se ha hablado de ellas en anteriores entregas.

(3) MH, por supuesto, entrecomilla marxista en este paso porque, en su opinión, no es propiamente marxista. Es una mala lectura de la obra marxiana.

(4) El autor habla de ella en el apartado I.III de su libro: «Marx y el ‘marxismo'».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.