Luego del 3 de noviembre la vida, la lucha continúa y tendremos todos que mirarnos a las caras, no lacerados con acosos inmorales, pero sí fortalecidos con el diálogo y debate respetuoso y fraternal, en mejor posición de ayudar a edificar una tercera fuerza, un nuevo bloque histórico que desbanque al bipartidismo servil.
Los comentarios, el discurso, las palabras, el idioma, las instituciones nuevas, las modernas y las viejas, constantemente están en una encrucijada, un dilema, en tribulaciones. Es que los humanos somos seres morales, ese fenómeno de la moral nos distingue de las bestias. Lo importante, lo crucial es que tanto los medios como los fines sean moralmente justificados. Nunca el acoso, la difamación, el oportunismo, la hipocresía en el uso de los medios y en la consecución de los fines resisten, a la postre o a la larga, el juicio orgánico, concreto, culto, ilustrado, sublime, histórico de la moral.
Lo importante es integrar armoniosamente la moral sublime al pensamiento. Un pensamiento renovado, crítico, nacional, con vocación de aproximarse con humildad a la tradición, instituciones anteriores o pasado histórico, y a los acontecimientos, dinámicas del presente y los retos del azar y los sentimientos, con rigor, bravura, laboriosidad, amor y humildad. Ese pensamiento renovado, fruto de la la labor colectiva, que sugiero sea aspiración constante, será capaz de hacer la síntesis idónea, la síntesis que produce desarrollos que analtecen, que produce los clásicos, capaces de incidir y perdurar en el tiempo en todos los quehaceres.
El acoso hay que repudiarlo como el veneno que mata. Pensemos que siempre el acoso ha sido el medio de quien intenta imponer su poder, grande o pequeño, por la coerción o la fuerza bruta. El acoso es medio bruto, pueril, dañino, inmoral, oportunista o negligente y producto de la vagancia y descuido en cultivar el intelecto. El acoso es medio de las bestias, propensas a usar la fuerza bruta. Y siempre la inteligencia virtuosa tiene que dominar a la fuerza, como decía Marti, el poder civil siempre tiene que dominar a la milicia.
Vamos en estampida, fragmentados, muchas almas que aspiramos a la nobleza, que conformamos la vastedad y variedad del patriotismo, a la contienda, al uso del medio electoral, que es un medio que a su vez utiliza infinitos medios. Nadie tiene el sello, la patente, el carimbo, la tinta china de conferir el tatuaje o título de patriota. Patriota es quien enaltece, defiende y ayuda a edificar, en todos los espacios, por todos los medios éticos posibles , la patria que nos vio nacer. Y producto del desarrollo desigual del pensamiento en unos y otros, existen diferencias, muchas diferencias entre los patriotas. Pero el que haya diferencias en las ideas y en el uso de los medios, no debe traer como consecuencia que nos despedacemos con acosos y difamaciones. Sobre todo en un periodo especial, extraordinario por el que atraviesa la nación puertorriqueña.
Identifiquemos el grano de la paja, lo secundario de lo principal. La actitud debe ser intentar convencer mientras tenemos la actitud de mente abierta para ser convencidos. Y tendremos más oportunidad de vencer, de triunfar si estudiamos con rigor las realidades concretas, los problemas específicos que se presentan. Lo que es imperdonable es opinar sobre lo que se ignora, porque quien así opina es un farsante que confunde, que lleva al error y a la derrota de nuestros fines de la igualdad y la emancipación.
Un pensamiento crítico nacional renovado, como investiga con rigor la realidad concreta y la historia, identifica quienes son nuestros enemigos villanos y quienes son los héroes o protagonistas en una lucha anticolonial. Es mejor que los patriotas, diversos en muchas cosas, cuestión buena, marchen paralelamente, como columnas autónomas, que educan en sus filas mientras se educan y cuando miran hacia el lado ven aliados, ven patriotas. Si las columnas se confunden presas del pensamiento hueco, anquilosado, abandonado, almidonado, impertinente, propio de la Edad de Piedra, y se atacan entre sí, llegarán desgastadas a la batalla contra el verdadero enemigo causante de nuestras desgracias colectivas: las dos alas del mismo cuervo del bipartidismo servil, el colonialismo, el imperialismo, y su dueño que manda: el gran capital foráneo. Esos son los malos, los enemigos en nuestra lucha anticolonial. Los aliados, los buenos, el protagonista, el héroe moderno de nuestra lucha es un vasto pueblo oprimido por sus enemigos, compuesto por clases y grupos: trabajadores, desempleados, medianos y pequeños empresarios, grupos sociales, artesanos, profesionales, estudiantes, comunidad LGBTQ, de la isla y la diáspora, que se agrupan en sindicatos, instituciones afines, cooperativas, movimientos sociales y partidos emergentes (El Plan C: PIP, MVC y MC)
Ese Plan C que, producto de una compleja realidad, articula un programa similar pero que hay tendencias con personas presas de intolerancias e incomprensión. Porque los tres partidos dicen en sus programas que la independencia ni el estatus están en issue en las elecciones, proponen administrar decentemente la colonia del ELA, plantean un programa de reformas solidarias necesarias y un plan de descolonización consistente en una asamblea de delegados, diferenciada en matices, pero que deberá ser mejorada en tanto y en cuanto todas las propuestas de asambleas de delegados emanan de legislación del derecho positivo del andamiaje colonial y la ley 600 federal, y deberá complementarse la convocatoria de la asamblea nacional de delegados con una que surja sin control del derecho positivo y poder soberano del invasor, que brote desde la soberanía de la sociedad civil, desde las entrañas del pueblo de la isla y la diáspora, en el ejercicio del derecho natural eterno e irrenunciable que tiene toda nación a su autodeterminación e independencia nacional.
Hace falta mucha tolerancia y vocación de convergencia en los partidos que conforman el Plan C electoral, mientras se marcha a la batalla electoral, mediante columnas autónomas, vistas como aliadas, compuestas por patriotas y electores en evolución y abiertos al cambio. Si afirmamos tres NO y un SI saldremos fortalecidos luego del 3 de noviembre. NO al acoso entre electores durante el proceso electoral , NO al plebiscito, NO al bipartidismo, SI al Plan C de manera novedosa y variada mediante el uso flexible del voto inteligente y variado.
Luego del 3 de noviembre la vida, la lucha continúa y tendremos todos que mirarnos a las caras, no lacerados con acosos inmorales, pero sí fortalecidos con el diálogo y debate respetuoso y fraternal, en mejor posición de ayudar a edificar una tercera fuerza, un nuevo bloque histórico que desbanque al bipartidismo servil, que pasa por impugnar en las cortes o derogar en la legislatura la prohibición por ley de las alianzas electorales. Una tercera fuerza, una gran maquinaria virtuosa con ideales, unida por un contrato federado, con un programa común de reformas solidarias y un plan idóneo por etapas de caducidad, capaz de convocar la primera asamblea nacional de delegados soberana en toda nuestra historia para descolonizar y ejercer el derecho a la autodeterminación de esta patria.
José Nicolás Medina Fuentes: Abogado, profesor, escritor de centenares de ensayos, autor del libro La Deuda Odiosa y la descolonización de Puerto Rico (Publicaciones Libre Pensador, 2018), egresado de Harvard, Magna Cum Laude (1987)