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Discursos presidenciales

Fuentes: Rebelión

El olvido de los pueblos originarios

El 24 de mayo escuchamos con suma atención el discurso presidencial de Guillermo Lasso. Sin duda tocó temas importantes y prometió poner su mayor esmero en asuntos fundamentales como la salud, la honestidad, la pobreza. Sin embargo, pasó por alto que el Estado de Derecho ecuatoriano, de acuerdo a la Constitución, solo es posible como Estado de Derecho Plurinacional, y que por esta razón se deben afianzar las instituciones y leyes que regulan los vínculos del Estado-nación ecuatoriano con las nacionalidades indígenas.

En este sentido el mensaje presidencial se convierte en un medio que promueve la homogeneidad cultural y el olvido de los pueblos originarios. Dijo que en sus viajes vio la pobreza, pero ¿es que no reparó en los indígenas? ¿No los vio como testimonios de un colonialismo insuperado y con grados de pobreza alarmante?

Lo que expresó sobre el tema supone una manera unilateral de mirar el país. ¿Tal vez eludió la cuestión de los territorios indígenas para no interferir con los intereses de las trasnacionales que los tienen en su mira por las riquezas minerales que hay en sus entrañas? ¿Quizás omitió a las culturas indígenas, denominándolas “saberes ancestrales”, para no comprometerse a rescatarlas?

Ni una palabra sobre las lenguas nativas, ¿para privilegiar el español y no dar importancia a lenguas atrasadas ? ¿Acaso fue un aviso de que no se va a devolver la Secretaría de la Educación Intercultural Bilingüe a las organizaciones indígenas? Olvidar a los puebos originarios implica irse contra la democracia, los derechos humanos y la Constitución del Estado.
El presidente Lasso citó varias veces a Jaime Roldós como ejemplo a seguir, pero se le olvidó decir que Roldós introdujo unas cuantas frases en quichua,

en su discurso presidencial, como símbolo de la pluralidad y el reconocimiento a la Historia y a la identidad de los indios. Hizo mención del tricolor ecuatoriano, pero no a la Huip’ala, la bandera de Pachakutik, que también es ecuatoriana, y que tantas veces se agitó en la reciente campaña electoral para evitar el retorno al ominoso pasado.

Por su parte, la presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori, recordó que debieron pasar doscientos años para que se entendiera que el Estado debe responder a la realidad del país, que es plural por origen y que los pueblos y nacionalidades indígenas no pretenden establecer otro estado, un nuevo estado dentro del ya existente, sino que “hay que construir un país que reconozca la riqueza de la pluriculturalidad y la plurinacionalidad.

En la minga propuesta por Guadalupe Llori parecen compatibles la ciudadanía única y el nacionalismo múltiple. Ojalá que en este pacto las diferencias de lenguas, costumbres, maneras de enseñar, creencias religiosas, símbolos, posesión de tierras comunales, territorios ancestrales, economías ecológicas, se respeten y refuercen de manera serena en un proyecto político adecuado y justo.