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Disminuir el subsidio del diésel es una medida pertinente, pero no ahora

Fuentes: ISIP

Eliminar el subsidio hubiera sido pertinente en otro momento, cuando no existan problemas de liquidez y una autoemboscada efecto de la ley trole 3 que fomente la fuga de capitales. Las élites pesqueras y camaroneras tuvieron altas tasas de ganancias, suficientes como para ahora asumir este costo. Sin embargo, no lo hicieron y querían seguir […]

Eliminar el subsidio hubiera sido pertinente en otro momento, cuando no existan problemas de liquidez y una autoemboscada efecto de la ley trole 3 que fomente la fuga de capitales. Las élites pesqueras y camaroneras tuvieron altas tasas de ganancias, suficientes como para ahora asumir este costo. Sin embargo, no lo hicieron y querían seguir subsidiadas por el Estado. Al mismo tiempo esto puede implicar una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores de estos sectores.

Es cierto que estos sectores generan más divisas que las élites importadoras (aunque igual las fugan por otras vías y ahora más por la eliminación al ISD o disminución gradual), precisamente lo que necesita la economía ecuatoriana. Eliminar el subsidio en este momento implica que estos serán trasladados a la estructura de costos, lo que quitaría competitividad y disminuiría sus ingresos. Por consiguiente, caería la entrada de divisas. En el contexto nacional de problemas de liquidez, efecto de la ley trole 3 que fomenta la fuga de capitales a través de: i) una autoemboscada al Estado para que se endeude peligrosamente; ii) eliminando el ISD; iii) fomentando el uso de paraísos fiscales y el no pago de impuestos; iv) eliminando subsidios a la gasolina súper que afecta los precios relativos. En efecto, un proceso que probablemente lleve al país a una catarsis económica, con serios riesgos para la dolarización.

Entonces, en otro momento, era oportuno disminuir el subsidio al diésel con una estructura de incentivos que lleve a los empresarios a no expoliar al Estado y, al mismo tiempo, ser más eficientes porque deben asumir el costo completo, para que sus tasas de ganancias no disminuyan. No obstante, este es el primer escollo. No quieren por ningún motivo disminuir sus tasas de ganancia. Las que han sido extremadamente altas, con lo cual pueden hacer reinversiones para ya no utilizar el subsidio. De esa manera, parece ser que el subsidio está bien cuando beneficia élites empresariales y mal cuando beneficia a consumidores (capas medias).

Eso es pregonado por la Cámara Nacional de Acuacultura y se indica que el sector agroindustrial, con los sectores pesca, acuacultura y madera como los más vulnerables. Sin embargo, la evidencia empírica señala que concentración del ingreso de Grupos Económicos (GE) en Acuacultura pasó del 25% en 2006 al 36% en 2013 (con Industrial Pesquera Santa Priscila como el principal GE; en Pesca pasa del 32% al 46% en el mismo periodo, con Salica y Eurofish como los principales GE; en Elaboración y conservación de pescados, crustáceos y moluscos se mantiene constante en un 60% con Expalsa, Tecopesca y Conservas Isabel como los principales GE. En madera no se observan GE. De tal manera que las tasas de ganancia promedio de estos GE fluctúan entre el 17% y 24%. En cuanto a la concentración de la agroindustria, el Índice de Hirschman-Herfindhal es de 2700 en 2006 y 2930 en 2013, lo que implica un mercado altamente concentrado. En conclusión, no desean ceder sus altas tasas de ganancias y que el Estado siga subvencionando.

Por lo tanto, también es probable que los costos de la disminución del subsidio también sean trasladados a los trabajadores para mantener la tasa de ganancia y la competitividad, lo cuál va a reducir la demanda efectiva -pero no va a solucionar por completo el tema de competitividad-. En cierto momento, la estructura de incentivos que hubiera sido adecuada es entregar el subsidio en tanto se garanticen empleos adecuados, esto efecto de que el mercado de estos sectores está afuera y poco o nada les importa desarrollar el mercado interno.

En términos políticos, parece ser que existe un conflicto entre élites. En ese sentido, parece existir lo que concuerda con una de las dimensiones congruentes de la Estructura de Oportunidades Políticas para la acción colectiva. Esta separación entre las élites exportadoras e importadoras daría cuenta de dicho conflicto. En efecto, quizá es necesario construir y mantener constante las otras dimensiones para que se configure un proceso de acción colectiva. De igual manera, podría plantear una división entre representantes de partidos, es pertinente recordar que figuras como César Monge fue presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura, ahora del partido CREO. Por tanto, es probable que en la esfera política, exista este conflicto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.