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La V Muestra de Cine Árabe

Egipto: síntomas del malestar

Fuentes: El Viejo Topo

Del 20 al 23 de octubre de 2011 se celebra la quinta edición de la Muestra de Cine Árabe y del Mediterráneo. Este es un año de cambios. Cambia, y se amplía, el lugar dónde se efectuarán las proyecciones. El Cine Baix de Sant Feliu de Llobregat -el lugar clásico de la muestra, hasta ahora- […]

Del 20 al 23 de octubre de 2011 se celebra la quinta edición de la Muestra de Cine Árabe y del Mediterráneo. Este es un año de cambios. Cambia, y se amplía, el lugar dónde se efectuarán las proyecciones. El Cine Baix de Sant Feliu de Llobregat -el lugar clásico de la muestra, hasta ahora- se amplía territorialmente: las proyecciones se harán también en la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, y se harán proyecciones aisladas en Igualada y Vic. Por otra parte, ya se ha hecho en Figueres -durante el mes de setiembre- la Primera Muestra de Cine Árabe, con material procedente de años precedentes de la Muestra en Sant Feliu. Es decir, la muestra se refuerza en su labor territorial de difundir el cine árabe (que sigue siendo desconocido para la práctica totalidad de los espectadores).

Pero todo tiene su lado malo. Este año, con cambios políticos en la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, los recortes presupuestarios han afectado también al área de cultura, dejando a la Muestra casi sin aportaciones de dinero público. La indignación que recorre todo el país por los recortes escandalosos en sanidad y enseñanza, hará bien en extenderse al recorte de las ayudas a la difusión cultural, donde las decisiones de los políticos que nos gobiernan amenazan con dejar asolado el panorama de muestras y festivales.

La falta de recursos y el traslado a la Filmoteca, explican la programación de este año. En efecto, en parte, la programación es algo así como «lo mejor de la muestra». Se proyecta en Filmoteca -y también en Sant Feliu- una selección de lo mejor de las cuatro muestras, con la sola salvedad de no repetir películas que ya se hubieran pasado en Barcelona, como El cumpleaños de Laila (2008) de Rashid Masharawi y el Dernièr maquis (2008) de Rabah Ameur-Zaïmeche.

Se proyectarán la marroquina Les coeurs brûles (2007) de Ahmed el Maanouni y la libanesa Mujeres de Hezbollah (2002) de Maher Abi Samra. Así mismo, habrá un acto en memoria de Omar Amiralay -que murió este año, después de haber venido a la Muestra el año pasado- con la proyección de los cortos El plato de sardinas (1997) y Hay tantas cosas que decir (1997).

El país invitado de este año es Egipto, país que simboliza la revuelta popular que recorrió esta primavera pasada (y que afectó, entre otros, a Túnez, Siria, etcétera). De Egipto se proyectan cinco películas. Dos son recuperaciones del pasado reciente: El caos (2007) de Youssef Chahine y Khaled Youssef y Mujeres del Cairo (2009) de Yousry Nasrallah (que pasó por nuestras pantallas sin pena ni gloria).

Las otras tres son películas representativas de la situación en Egipto, antes y después de los movimientos de protesta que conmovieron a ese país. Prohibido (Mamnou, 2010) de Amal Ramsis es un documental combativo, acabado precisamente cuando empezaba la revuelta. Aunque la película ha pasado ya por numerosos festivales -incluso en Barcelona: la Muestra de Cine de Mujeres-, es, por su carácter claro y directo, un inmejorable retrato de la situación cultural que existía antes de las revueltas.

Dieciocho días (18 days, 2011) es una película colectiva, dirigida por Sherif Arafa, Kamla Abu Zlki, Marwan Hamed, Mohamed Ali, Sherif El Bendary, Khaled Marei, Mariam Abou Ouf, Ahmed Abdallah, Yousry Nasrallah, Ahmed Alsa y Dina Farouk (como coordinador). La película -con prisas para llegar a Cannes- no es, aún, la obra que permita entender lo que pasó en Egipto. Pero los directores son perfectamente conscientes de ello. Dieciocho días no trata de ser una película explicativa. No se trata de una obra hecha desde dentro, sino desde fuera,… exactamente como muchos de sus protagonistas. Como un acto de honestidad, cuenta la vida de gente corriente que ven surgir en torno a ellos un movimiento social cada vez más creciente y que acaba envolviéndolos.

Junto a estas dos películas -una antes, otra después-, El ilusionista (Hawi, 2010) de Ibrahim el Batout, rodada antes y en cierto modo intemporal, es una película que remite al universo cinematográfico del autor. Por poner un ejemplo, la cuidada fotografía o la captación de los colores crepusculares, bastantes alejados del cine árabe -y no árabe- más convencional. O su estética de los resultados, que monta los fragmentos más propicios (pero echando a perder las reglas del montaje, en un modo totalmente diferente a lo que se suele hacer). Son pequeños toques autorales que trazan la vida de un conjunto de personas cuyo nexo común ha sido haber compartido la celda de la prisión.

Cinco años de Muestra de Cine Árabe son una oportunidad de mirar el trabajo realizado -de allí la sección retrospectiva- y de abordar el futuro que supone dar a conocer una cinematografía vecina y, sin embargo, tantas veces oculta (o, más exactamente, ocultada por las grandes multinacionales del cine). Los interesados por el mundo árabe actual y los aficionados al cine en general tienen una cita ineludible con una muestra que propone cada año diez películas recientes, que son un retrato veraz de cómo el cine árabe muestra (y crítica) la marcha de sus sociedades.

[En Cine Baix se proyectan también Vés-te’n. Diari de la plaça Tahrir (2011) y Eskandereya. Alexandría, un conte d’amor (2010) de Marc Almodóvar; y El Cairo 678 (2010) de Mohamed Diab, recientemente estrenada en Barcelona.]