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El 2006 que nos viene

Fuentes: Rebelión

La esfera internacional recibe el nuevo año con las mismas preocupaciones e incógnitas que despidió al 2005. A partir de ahí se abre el abanico para que algunos sesudos analistas de salón lancen sus predicciones a los cuatro vientos, basados principalmente en las revelaciones que les muestra su particular y limitada bola de cristal. Estas […]

La esfera internacional recibe el nuevo año con las mismas preocupaciones e incógnitas que despidió al 2005. A partir de ahí se abre el abanico para que algunos sesudos analistas de salón lancen sus predicciones a los cuatro vientos, basados principalmente en las revelaciones que les muestra su particular y limitada bola de cristal. Estas semanas algunas de esas mismas fuentes nos bombardean con las expectativas y las esperanzas que nos depara este 2006, pero los acontecimientos son tercos, y esos apunten se quedan en meros deseos, muchas veces contrariados por la terca realidad del mundo.

La energía, la democracia, la ciencia, el comercio, el medio ambiente, los movimientos migratorios serán algunos de los ejes que compartirán escenario mundial con la infinidad de conflictos que se reparten por las cuatro esquinas del globo. La figura imperial que representa Estados Unidos en el nuevo orden mundial seguirá ostentando esa posición, sin embargo es posible comenzar a observar las primeras grietas en la estructura elaborada por el círculo neoconservador norteamericano. La política unilateral y hegemónica de Washington puede verse relativamente acosada por el surgimiento de nuevas potencias, en algunos casos con clara intención regional, pero en otros, no es descartable su irrupción en la escena mundial. Así, India, Brasil, Sudáfrica o incluso Irán se enmarcarían en el primer grupo, mientras que la Unión Europea, Rusia, China o Japón presentarían sus credenciales para el segundo.

Bush intentará mantener a toda costa su política imperial, y para ello no dudará en seguir maniobrando y conspirando en todo el mundo. Su política pasa por asegurar un nuevo Siglo Americano y mantener su «misión civilizadora», y en esa línea a las agresiones de Afganistán o Iraq se le podría sumar otros países, teniendo en cuenta que no siempre se utiliza los mismos parámetros agresores, en ocasiones será militar, pero en otras se utilizarán otros mecanismos coercitivos. Algunos tienen puestas sus esperanzas en las importantes elecciones de noviembre, donde se renuevan una parte importante de los congresistas norteamericanos, pero si nos atenemos a la experiencia de otros años, los cambios suelen ser pequeños, logrando su reelección la mayor parte de los actuales congresistas.

Otros protagonistas

El proyecto de Unión Europea seguirá inmerso en un mar de contradicciones entre los intereses de algunos estados por afianzar su poder y el de otros que desean una mayor parte del pastel, vía subvenciones y ayudas. El primer semestre de presidencia austriaca será aprovechado por el eje del antiguo imperio austrohúngaro (Croacia, Bulgaria, Rumania, Austria y Hungria) para asentar posiciones, lo mismo que espera el gobierno turco. La segunda mitad del año la presidencia de la UE está en manos finlandesas, lo que puede suponer un giro al noreste e incluso un mayor protagonismo de las relaciones con Rusia.

En este apartado Rusia merece una mención aparte. El gobierno de Putin seguirá manteniendo su criminal política contra el pueblo chechenio, al tiempo que sigue afianzando el papel de Rusia en la comunidad internacional. Tras asegurar su esfera cercana de influencia, utilizando su potencial energético como arma condicionante, mantendrá un auge en movimientos pragmáticos, tal y como lo lleva haciendo desde hace meses, para aumentar ese protagonismo internacional.

El continente africano seguirá sumido en la grave situación que hoy vive. Tras el sonoro fracaso de las iniciativas del G8 o de los conciertos de las estrellas mediáticas (uno de cuyos protagonistas, Bob Geldof, se ha convertido en asesor de los conservadores británicos) queda en evidencia que la verdadera transformación de África vendrá de la mano del pueblo africano y no desde Washington, Bruselas o Londres. Este año se cumple el cuarenta aniversario del genocidio contra el pueblo Igbo en Nigeria, lo que algunos han llegado a señalar como el inicio de la política de guerras genocidas que han asolado el continente a partir de esa fecha. Los avances en el sur de Sudán, Sierra Leona o la República Democrática del Congo no son suficientes para equilibrar el déficit que asola al continente. Las enfermedades, las guerras, la poscolonización y explotación de sus recursos son factores que impiden un desarrollo integral y libre al pueblo africano y las figuras candidatas a premios y
halagos, con sus iniciativas de marketing, se han mostrado como un obstáculo más que una solución.

Latinoamérica afronta 2006 como el año de las elecciones. Presidenciales en Chile, Haití, Costa Rica, Perú, Colombia, Venezuela, México y Nicaragua. Parlamentarias en la mayoría de las citadas y en El Salvador, República Dominicana. No se esperan grandes sorpresas en las citas presidenciales, y algunos analistas destacan otros aspectos colaterales, como la presencia de mujeres candidatas en Chile y Perú, o la victoria de Evo Morales en Bolivia que puede ser el comienzo de una alternativa etnicista si se produce la victoria del populista Humala en Perú. Otros apuntan al giro que están dando los gobierno latinoamericanos con las victorias de Lula, Chávez, Kirchner, Tabaré o Morales, y que podría acrecentarse con el triunfo del PDR en México, presentando esta coyuntura como un avance de la izquierda. Es demasiado optimista o ingenuo definir a esos gobernantes como de izquierdas, a pesar de los pasos que en esa dirección se puedan dar. Lo que si es cierto es que Estados Unidos s
e ha encontrado con un foco importante de oposición en lo que siempre ha considerado su patio trasero.

El mundo árabe y la zona de influencia del mismo asistirán a la escenificación manifiesta de una de las grandes contradicciones de Occidente. Mientras que dicen avalar la instauración de la democracia con su peculiar label de calidad, no dudan en demonizar y perseguir las alternativas electorales que se crean en torno a los movimientos islamistas políticos. Las poblaciones de la región se muestran cada vez más enojadas con unos gobiernos autocráticos mantenidos con el apoyo de Occidente (Egipto, Túnez, Arabia Saudí, Jordania, Marruecos.) y vuelven sus miradas hacia alternativas islamistas (Líbano, Palestina, Egipto, Yemen, Jordania, Iraq, Marruecos.). Los cambios no son suficientes para unas poblaciones cansadas de ser los derrotados de la historia permanentemente y de ahí que busquen alternativas locales a la participación e ingerencia extranjera y a la creciente corrupción de unas elites superadas por los acontecimientos.

También las citas electorales tendrán su importancia en Oriente Medio. En marzo Israel afronta el test post Sharon, y enfrente, Palestina asistirá al fortalecimiento de Hamas en el ámbito electoral y tal vez al comienzo del fin de al Fatah como lo entendíamos hasta ahora. Irán seguirá manteniendo su pulso para defender su derecho a establecer y desarrollar su propio programa nuclear.

Daños colaterales

La dinámica impuesta por los arquitectos del nuevo orden mundial ha tenido también sus propios daños colaterales en forma de un sin fin de realidades y conflictos oscurecidos por el protagonismo mediático y coyuntural que se le da a Iraq. Si la importancia de este país para el devenir del proyecto neoconservador e imperial es fundamental, no lo es menos otras realidades que se suceden en otros lugares del mundo.

Los procesos de paz u otro tipo de luchas también van a tener su protagonismo este año 2006. En Sri Lanka y en Aceh, los acontecimientos posteriores al tsunami condicionaron el devenir político de ambos pueblos. En el primer caso, la paciencia de los tamiles parece haberse agotado y los enfrentamientos han puesto en tela de juicio los avances tras el alto el fuego de hace unos años. En Aceh la coyuntura permitió una negociación que ha permitido al movimiento independentista articularse como alternativa política de cara a la consecución de sus objetivos.

Más cerca de nosotros, el proceso de paz irlandés puede afrontar un año clave de cara a la adopción de un camino irreversible en la resolución del conflicto, mientras que el pueblo corso sigue sometido a la política chovinista de París, y el Principal catalán asistirá a los movimientos en torno al estatut y a la configuración de una alternativa real a las demandas de autodeterminación de su pueblo.

En el subcontinente indio la lucha de los movimientos maoístas se ha extendido desde Nepal, y en estos momentos en India se está configurando también como una alternativa a tener en cuenta en el escenario regional. En la vecina Cachemira, malparada tras el terremoto y abandonada a su suerte, el movimiento independentista también busca vías que posibiliten mantener y avanzar en una lucha que cumple más de veinte años. En otras partes los protagonistas de esas realidades seguirán manteniendo alta la bandera de sus reivindicaciones, a pesar del silencio o manipulación informativa. Los moros de Filipinas, las guerrillas de Colombia, Kurdistán, Chechenia, Afganistán y tantas otras realidades seguirán levantando la voz en defensa de sus reivindicaciones.

En 2006 como en otros años sigue en vigor el lema de «pedir es libre», en espera de que las cosas mejoren, pero tampoco se puede despreciar la posibilidad de que nos encontremos con un año más negro todavía. Si Bush y Blair siguen afianzando su alianza y su política de intervenciones unilaterales, en busca de extender su proyecto mundial, con la excusa de la «guerra contre el terror», y en Iraq tendremos la primera piedra de atención. Un triunfo del Likud en Israel cerrará las pocas esperanzas de resolución del conflicto en la región, el proyecto de Unión Europea seguirá haciendo aguas por doquier, con cualquier tema (Turquía, fondos, ampliación, agricultura, constitución), los pueblos de buena parte del mundo identificarán las políticas imperiales de esos actores como una verdadera agresión contra ellos, y puede que lleguen a extender sus rechazos al corazón del mismo imperio. Paralelamente este tipo de políticas seguirá alimentando a las hydras tipo al Qaeda al tiempo que busca asentar un proyecto incompatible con la mayoría de los pueblos y gentes del mundo.

En definitiva, que en el 2006 podremos encontrarnos más de los mismo, o no?

GAIN