Mañana, 12 de septiembre, cumplen 11 años de injusta detención y encarcelamiento
Ana Pérez Nordelo es una abogada canaria de apariencia tranquila y espíritu inquieto. En la actualidad forma parte del equipo de letrados que integran la asociación «Juristas por la Paz y los Derechos Humanos (JUPADEHU), cuyo trabajo se centra, prioritariamente, en la observación y denuncia de los juicios que los tribunales marroquíes llevan a cabo contra los activistas saharauis, en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. También en la exigencia de respeto a los Derechos Humanos de la población saharaui que vive bajo la ocupación.
Ana compagina todo ello con la mediación familiar, la atención legal a inmigrantes y el trabajo de dar a conocer el caso de los Cinco cubanos que, por combatir el terrorismo, llevan 11 años presos, en cárceles de máxima seguridad de EEUU.
Un día descubrió que uno de ellos, Gerardo Hernández Nordelo, era de su familia. Desde entonces y junto a su compañera Inés Miranda, hace informes, bombardea los correos de sus colegas, recoge firmas de apoyo o, incluso, pega carteles en las calles de su ciudad. «Lo que sea -dice-, con tal de que se sepa lo que está ocurriendo con esos cinco hombres inocentes,… porque sólo combatiendo el silencio, lograremos que sean liberados».
¿Hace cuánto conoces el caso de los Cinco y cómo entraste en contacto con él?
La primera vez que oí hablar de los Cinco fue a través de los medios de comunicación. En 2001, justo cuando se estaba celebrando el juicio, los medios españoles prestaron alguna atención al caso, especialmente la TV. Sin embargo, no sería hasta años más tarde cuando, a través de Internet supe que uno de los acusados era Gerardo Hernández Nordelo, nombre que encontré repetido en multitud de páginas. He de decir que el apellido Nordelo es muy poco común por lo que pregunté si se trataba de alguien de la familia. La respuesta que obtuve fue afirmativa: los abuelos maternos de Gerardo y mío eran hermanos y nuestras madres son primas hermanas. Reconozco que fue un impacto muy grande, que se unió la lo que me había impresionado saber las circunstancias que rodeaban el caso.
¿Por qué decides empezar a visibilizar el caso entre tus colegas de profesión y compañeros y amigos de otros ámbitos?
Sobre todo gracias a la abogada y compañera Inés Miranda Navarro, quien ha sido galardonada con el premio de Derechos Humanos IBA en 2007, destinado a premiar la labor de los abogados que han destacado por su defensa de los derechos humanos en todo el mundo, especialmente en lo que se refiere a la población perseguida, hostigada, presa o desaparecida en el territorio no autónomo del Sahara Occidental. En la actualidad, y en compañía de otros compañeros preocupados por la defensa de los derechos humanos, hemos constituido la Asociación JUPADEHU (Juristas por la Paz y los Derechos Humanos), donde hemos abordado el caso de los Cinco Héroes de manera más profunda y activa.
¿Cuál es la reacción que has podido percibir entre ellos, una vez y saben de las características del caso?
Evidentemente como personas preocupadas por la justicia y la defensa de los derechos humanos, la respuesta no puede ser otra que un absoluto rechazo ante semejante teatro, donde hacían falta unos culpables en quienes recayera todo el odio acumulado por la derecha anticastrista desde que en 1959 triunfara la Revolución en Cuba. Además, y si tenemos en cuenta que el lobby cubano tiene una enorme influencia y sobre todo brinda apoyo económico en las campañas electorales presidenciales, es lógico que el poder político se inventara lo que hiciera falta para inmiscuirse en el poder judicial para satisfacer a sus acreedores. Al fin y al cabo estaban en deuda con ellos.
Tu compromiso con los DDHH tiene un punto central en el seguimiento y la denuncia de los juicios que se llevan acabo en los tribunales marroquíes contra los activistas saharauis que reivindican la autodeterminación del Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos desde hace 36 años. ¿Cabe hacer alguna aproximación entre esos juicios y el que tuvo lugar en 2001 contra los 5?
Sí, en ambos casos la realidad del sistema judicial se encuentra muy mediatizada por intromisiones indebidas y la gravedad de estas intromisiones se acrecienta al advertirse un clima de impunidad alrededor y también la precariedad de la justicia, o su inexistencia, al no aplicarse las garantías procesales establecidas en la ley, ni respetarse los derechos de los detenidos y procesados. Por ello, en ambas situaciones existe un mismo espíritu en relación a la falsedad de las acusaciones, la manipulación de las pruebas, las amenazas y torturas, tanto físicas como psicológicas, el impedimento constante de una comunicación digna entre abogados y reos, así como de ejercer una correcta defensa, llegando la propia justicia a deshonrar a la abogacía. Pero lo peor de todo es cuestionarse la doble moral de tales sistemas judiciales que, por un lado, hablan de justicia y, por otro, violan la ley impunemente.
Ambas administraciones de justicia (la estadounidense y la marroquí) ¿burlan la ley con la misma arbitrariedad e impunidad?, ¿qué puede decirse de sus cómplices, de los Gobiernos que permiten y solapan estas prácticas?
Por supuesto que ambos con sus peculiaridades propias se burlan impunemente de la ley. La diferencia es que Estados Unidos se muestra en el mundo como el más firme precursor de los derechos humanos, pero sus antecedentes históricos y sus recientes actuaciones convierten esa imagen de paladín de derechos humanos, en una grotesca farsa.
Creo que el silencio es el mayor cómplice de las injusticias, es necesario que se escuche el clamor popular que por su amplitud y fuerza, logren corregir un presente, que depara horizontes sombríos sobre todo para las nuevas generaciones. Y al tiempo hay que reivindicar una ONU que cumpla con sus principios.
El pasado año tú elaboraste para la Asociación JUPADEHU un informe sobre el caso de los 5: ¿con qué finalidad se hizo este informe?, ¿ a qué necesidad respondía? y ¿qué conclusiones se extrajeron de él?
Sí, fue con ocasión de la reunión de juristas que hubo en Nueva York en septiembre del año pasado. Este informe no es sino una manifestación más de las miles de voces que se han alzado frente a semejante barbarie en contra de los de los derechos humanos de estos cinco hombres inocentes. El trabajar en este informe me dio la oportunidad no sólo conocer muchísimos detalles jurídicos del caso, sino la de tener un mayor acercamiento a esta realidad con sus sinsabores y contradicciones, pero sobre todo me dio la posibilidad de poder denunciarlos. Las conclusiones creo que se pueden inferir de las respuestas dadas hasta ahora.
También desde Canarias se hizo un importante trabajo para el Amicus Curiae que, desde el Estado Español, se presentó a la Corte Suprema de EEUU para que revisara el caso de los Cinco (una petición que finalmente fue rechazada): ¿cómo se desarrolló ese proceso y qué se obtuvo de él?
Principalmente a través de una intensa labor de difusión: pegada de carteles, envío de correos electrónicos, etc. Muchos de los compañeros desconocían este proceso, pero mostraron una gran sensibilidad hacia la causa y su adhesión a la misma, a través de la firma del Amicus Curiae, fue inmediata.
He de decir que aunque la petición fuera denegada con un «No», sin ninguna explicación, lo acumulado en los Amicus no ha tenido precedentes en las historia de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en la que han intervenido numerosos premios Nobel, colegios de abogados y personalidades del mundo entero a favor de los Cinco.
¿Cómo abordar, desde el Derecho, la negación de las visas para viajar a EEUU de Olga Salanueva y Adriana Pérez ,las esposas de René González y de Gerardo Hernández?
Simplemente, no hay nada que lo justifique. Tal y como ha dicho Gerardo Hernández Nordelo, es una condena más, pero no establecida en la sentencia.
En cada negativa de las visas a Olga y a Adriana el Gobierno de los Estados Unidos ha utilizado argumentos diferentes considerándolas desde terroristas, posibles inmigrantes, agentes de inteligencia, hasta abrir la posibilidad de que pudieran derrocar al Gobierno de los Estados Unidos usando la fuerza.
En definitiva, un absurdo. El Gobierno estadounidense no dispone, ni dispondrá (porque no existen) de prueba alguna de que su presencia pueda dañar los intereses del país, por lo que continuar denegándoles las visas es reincidir en una violación de los derechos humanos e ignorar numerosos instrumentos de Derecho Internacional que expresan, con claridad, los derechos de los prisioneros a recibir visitas de sus familiares y la obligación de los gobiernos a facilitarlas.
A ello habrá que añadir una vulneración de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución de los Estados Unidos, que prohíbe que el Gobierno adopte cualquier medida que impida mantener a la familia intacta.
El próximo 14 de octubre, las sentencias de Antonio, Fernando y Ramón serán revisadas por la misma jueza, Joan Lenard, que los condenó en 2001 y en la misma sede de aquel juicio. ¿Qué cabe esperar de esta revisión? ¿Y de la apelación indirecta que se piensa presentar en el caso de Gerardo Hernández, el que tuvo las penas más graves del grupo de revolucionarios cubanos?
Como han manifestado sus abogados, sería errado crear expectativas que vayan más allá de la realidad que tenemos delante, que como se ha demostrado es muy complicada e incierta, pero creo que a la jueza Lenard no podrá habérsele olvidado la decisión del Tribunal de Apelación considerando que el proceso se había celebrado en un clima absolutamente hostil y parcializado en contra de los acusados, bajo lo que llamaron «tormenta perfecta», refiriéndose a la sede del juicio (Miami), lo que contraviene la propia Constitución estadounidense.
Como han apuntado los miembros del equipo legal que los defienden, las reglas han cambiado y que ella deberá de tener en cuenta lo que han supuesto los largos años de prisión, el sufrimiento tanto de ellos como el de sus familias, el comportamiento ejemplar durante todo este tiempo de injusto cautiverio, por lo que las expectativas de sus abogados es que consigan sentencias mucho mas reducidas y la eliminación de las cadenas perpetuas.
En cuanto a Gerardo Hernández Nordelo, una vez se ha agotado la vía directa, el equipo legal que le defiende prepara actualmente una moción ante la Corte de Distrito de Miami, esperando reabrir su caso en busca de la eliminación a la acusación sin pruebas de «Conspiración para cometer asesinato», con la intención de que si se logra eliminar este cargo, pueda ser resentenciado lo mismo que Antonio, Ramón y Fernando. Sé que los letrados se preparan a fondo para conseguir reabrir el caso y me quedo con la frase de Ricardo Alarcón Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba: «Hay que abrirlo con cuanto recurso se pueda aplicar, con las manos, con los dientes, con las uñas, si hace falta».
¿Cómo enfrentar, desde las asociaciones de juristas y grupos de abogados sensibles a la defensa de los Derechos Humanos en el mundo, la reivindicación de que se haga justicia con los Cinco?
Ese es un trabajo duro. A las asociaciones de juristas sensibles a estas causas nos toca considerar que existe un silencio, que es el que nos permite reafirmarnos en nuestras convicciones, un silencio de observación, de acumulación, de trabajo, pero habrá de coincidir con lo que algún día dijera el Che: «…hay que disparar hacia delante y, de vez en cuando, hay que hacerlo hacia los lados», porque el silencio puede ser el mayor aliado de la injusticia. Favorecer que la verdad salga a flote y sea conocida por todos y que esta conciencia llegue a tener tanta relevancia que consiga romper con el ocultamiento que hace la gran prensa estadounidense y europea del caso.
A lo que estamos llamados, pues, es a seguir avanzando a través de los canales alternativos, a no cejar nunca en este combate hasta que los Cinco vuelvan a Cuba.
Cuál sería tu mensaje para los Cinco, cuando cumplen once años de estar encarcelados injustamente.
Hacerlo me resulta muy difícil, pero intentaré resumir.
Un día leí un texto de Pablo Neruda en el que decía «nuestras estrellas primordiales son la lucha y la esperanza». Pues bien, yo creo que eso es lo más alentador y realista que puedo decirles a Gerardo, René, Antonio Fernando y Ramón; que millones de personas, en Cuba y en el mundo, se disponen a seguir librando hasta que su secuestro termine. Ese día, la humanidad será más libre, porque ellos, aún dentro de sus celdas, lo son plenamente, como lo es su altísima moral; una moral y unos principios a los que nadie puede meter entre rejas. Esa victoria ya la conquistaron los Cinco el día en que decidieron arriesgar sus vidas para salvar las de muchos otros; ellos se infiltraron en organizaciones criminales y lograron abortar más de 170 atentados terroristas que se planeaban contra el pueblo cubano y que quién sabe cuántas víctimas habrían causado.
¿A qué mas?, decimos aquí en Canarias. Honor a los Cinco héroes cubanos; es lo que se me ocurre.