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El castigo de la desorganización

Fuentes: Rebelión

Es lo que está pasando en este momento: La mayoría de los ecuatorianos están siendo castigados por su desorganización.

Nunca han sido tan grandes la violencia del sicariato, del desempleo, de las desigualdades, el caos de la salud y la educación, la desesperanza de los jóvenes, las mentiras de los medios de comunicación, la ineptitud del gobierno, la corrupción de la justicia, las sinvergüencerías de la Asamblea legislativa, las ganancias de las grandes empresas y mayores bancos, las mentiras de los medios de comunicación, la destrucción de la naturaleza…

Pero estas entidades no son las causas primeras del actual descalabro del país, sino la misma indiferencia, inconsciencia, pasividad y desorganización de los ciudadanos. Todo eso sucede porque nosotros dejamos y permitimos que suceda. Mientras seguimos así, esperando a algún salvador milagroso o a un Dios que resolviera los problemas en lugar nuestro, vamos de ir de mal en peor. Un país cambia cuando sus gentes quieren que cambie y toman las medidas correspondientes para eso, tal como pasó o está pasando en Colombia, Chile, Bolivia, México, Venezuela, Cuba.

En los últimos 5 años hemos dejado que el expresidente Moreno haga y deshaga lo que le dio la gana para entregar el país en manos de los empresarios y banqueros y no hemos sido capaces de defenestrarlo. Más bien hemos confirmado sus andancias con “los 7 veces SÍ” a una consulta popular amañada y anticonstitucional. Hemos aprobado la perversa y mal llamada “ley humanitaria” que suprimía las leyes en defensa de los trabajadores. Luego hemos confirmado ese desastre eligiendo al banquero que era la mano derecha de Lenin Moreno: No hemos querido reconocer que Lasso iba a profundizar lo que había comenzado a realizar Moreno… Por eso estamos como estamos.
Después de haber sido un país conocido y reconocido internacionalmente, alabado por sus niveles de disminución de la pobreza, reconstrucción de las vías de comunicación, destino turístico privilegiado, servicios de salud y educación premiados por la ONU y otras entidades internacionales, seguro social universalizado, atención particular a las personas especiales, las madres abandonadas, los adultos mayores… hemos retrocedido en 5 años a lo menos a 20 años atrás.

Por eso muchos ecuatorianos está nuevamente saliendo del país, como pasó en el feriado bancario. La casualidad es que hemos elegido como presidente al responsable del feriado bancario y la dolarización de hace 20 años. No puede ir mejor a los grandes empresarios, los banqueros, los socialcristianos… porque nosotros mismos les hemos servido la mesa en bandeja de plata…, porque nunca hemos sido tan desorganizados, insolidarios y cobardes que ahora.


Al origen de esta situación de desastre generalizado, hay grupos que tienen más responsabilidades que otros. Están los que, en las últimas elecciones de 2017, votaron nulo por “opción ideológica” como decían, facilitando así la victoria de Guillermo Lasso. Su ceguera y su odio nos han preparado la autodestrucción nacional en la que nos encontramos.

Está también la CONAIE (Confederación de la Nacionalidades Indígenas del Ecuador) que, en la última década del siglo pasado y la primera de este, era la punta de lanza de una Ecuador renovado y orgulloso de sus raíces. El dinero fácil ha logrado romper su resistencia de 500 años contra un sistema de dominación y explotación. El dinero de las ONG capitalista y de la CIA (Central de Inteligencia de EE.UU.) ha corrompido muchos de sus dirigentes, en particular los de Pachakutik, que siguen arrodillándose delante del imperio y festejando las prebendas del actual gobierno. Están igualmente las Iglesias, en particular las evangélicas, que optan por alianzas con el poder del dinero y de los privilegios y que guardan silencio frente a tanto dolor y desesperación. Han desaparecido por completo los obispos profetas que despertaron la fe de los pobres y devolvieron al Evangelio sus cartas de nobleza y liberación. ¡Cuán lejos está el llamado del papa Pablo 6° en el decimo aniversario del Concilio Vaticano 2°! “La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total.”

Consciente que está situación desastrosa sigue en muchos países, el papa Francisco no se cansa de mostrarnos al responsable de esta situación: el sistema neoliberal al que califica de “monstruoso y terrorista”. Es particularmente concreto con nuestro continente: “América Latina debe liberarse de imperialismos explotadores”. El papa quiere despertar y animar no sólo a los ciudadanos de a pie sino también, mediante la sinodalidad, a todos los cristianos para que tomen en serio su bautismo, conformándose en ‘Iglesia sinodal” en manos de los seglares: “Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las naciones para el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad.”

Como en cualquier época de nuestra historia, los ecuatorianos tenemos la posibilidad y la capacidad de construir un Ecuador mejor. Nuevos grupos sociales, ciudadanos, culturales, juveniles nacen y trabajan con este propósito. Corresponde a ‘los mirones’ dejar de criticar, encerrados en su individualismo consumista, para permitir a la inconformidad y la valentía expresarse mediante la unión, la fraternidad y la decisión de cambiar este país rico de tantos valores y ejemplos de grandes virtudes ciudadanas. Eso comienza con el compromiso de cada uno y cada uno de nosotros de organizarnos… porque la inmensa mayoría la estamos pasando muy mal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.