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El Chile de los indignados

Fuentes: Rebelión

Cuando el gobierno envió de vacaciones a los estudiantes secundarios, no pasó por la mente del Ministro Hinzpeter, ni de su subsecretario Ulloa, los niveles de adhesión que la causa de la educación pública y gratuita ha ido ganando en la población, sin considerar el profundo vuelco social que se estaba gestando bajo sus narices. […]

Cuando el gobierno envió de vacaciones a los estudiantes secundarios, no pasó por la mente del Ministro Hinzpeter, ni de su subsecretario Ulloa, los niveles de adhesión que la causa de la educación pública y gratuita ha ido ganando en la población, sin considerar el profundo vuelco social que se estaba gestando bajo sus narices.

Entre humo y lacrimógena…

Uno de los hechos novedosos, de la última marcha, es la instalación de un movimiento social, dispuesto a emplear la desobediencia civil si es necesario para hacer sentir sus demandas, eso habla de los niveles de impaciencia y cansancio existentes, respecto de los efectos del modelo, al menos en la educación.

Porque las respuestas del gobierno, tuvieron como centro al mundo de las universidades tradicionales y los institutos de formación técnica que se frotan las manos, puesto que les tocará parte de la torta, sin moverse de su escritorio.

De ahí la molestia de los estudiantes secundarios, de las universidades públicas y privadas, la frustración de muchos padres y madres que ven como otra generación de jóvenes se condena al fracaso, porque no existe disposición de la clase política y del gobierno actual, para escuchar sus demandas y proponer cambios de verdad y no meros maquillajes.

La situación es tan caótica que la agenda social y política no está hoy, en La Moneda y los analistas políticos pueden buscarla en cualquier parte, menos en la casa de gobierno. Estamos frente a una administración arrinconada por la presión social, deslegitimada políticamente, donde el presidente es obligado a reconocer errores y asumir que hay temas que superan sus capacidades como la educación y la batalla contra la delincuencia.

En otros frentes, el diálogo con el movimiento social roto, la relación con los partidos de oposición «reguleque». De ahí entonces, el intento de victimizarse frente a la opinión pública, instalando ideas al estilo de «nos están pidiendo a nosotros que corrijamos los males de más de veinte años», «al presidente Piñera no le perdonan nada», «llamamos al diálogo y no nos escuchan» etc., etc.

Al margen de la estrategia de comedia mexicana, elaborada por los expertos en imagen y de efectos «lagrimógenos». El gobierno entregó su respuesta a las demandas de los estudiantes; y lo hizo apegado al recetario, de los maestros de la ley del mercado liberal. En síntesis, unos pocos fondos a repartir y unas becas, más algo de control superficial, sin presionar, ni estorbar el negocio. Pedir más al gobierno de los empresarios es difícil, excepto por la irracional negativa a que los ciudadanos se pronuncien, sobre temas de interés o evidente discordia. El presidente, muestra con esa actitud, un inaceptable sentido anti democrático porque ante la petición ciudadana cierra los ojos, los oídos y por supuesto las puertas del Congreso. .

Para la dirigencia estudiantil, el enfrentamiento sin logros concretos tampoco sirve, la marcha del jueves, fue la expresión de las posturas más beligerantes, tanto del gobierno como del propio movimiento ciudadano. El subsecretario Ulloa, se atrevió a amenazar de la forma en que ni siquiera Pinochet lo hizo, a las organizaciones estudiantiles y al gremio de los profesores, en la persona de Jaime Gajardo.

Desde el movimiento mismo, irrumpen en la escena, pequeños grupos de cabezas calientes, abusando del concepto de «acción directa» entendiéndolo como la resolución violenta del conflicto y olvidando su sentido profundo que apela a la resolución de los problemas, sin intermediarios y por tanto fortaleciendo la auto-organización, en el uso de asambleas donde legitimar su voz y no facilitar con su conducta infantil, el juego gubernamental de presentarse como agredidos.

Así, el Presidente, presenta el caso del carabinero Gastón Pastén como símbolo de su propio maltrato: «Las personas que llaman sistemáticamente a estas marchas, prácticamente toda la semana, tienen que entender que son responsables de los hechos de destrucción, daño e incluso las lesiones graves que afectan a nuestros carabineros, que están solamente cumpliendo su deber de proteger a la gente» (La Tercera 15/07/2011)

Los estrategas del poder, quieren ganar tiempo, seguramente pretenden responder a la crisis con un ajuste ministerial, pero no pueden hacerlo con tranquilidad en la medida que las aguas sociales no se tranquilicen, de ahí el manejo comunicacional de los medios oficiales, al centrar el tema en los desórdenes y en la violencia, y evitar responder a las demandas concretas de fortalecer la educación pública y de resolver en un plebiscito, si la educación para los chilenos es un derecho o una actividad más del negocio.

La bomba de humo ha sido lanzada y la operación sicológica de desgaste, comienza su marcha.

Cuando los que debían hablar callan, Frei dio la cara…

Desde La Concertación, el ex – Presidente Eduardo Freí, en entrevista a CNN Chile, ha dado la cara y ha marcado una posición frente a la crisis. En lo esencial dijo: que el problema del gobierno es un conjunto de promesas imposibles de cumplir, como el caso de poner fin a la delincuencia. El Senador acusó a la actual administración de no tener capacidad de diálogo social, por vías institucionales y permanentes. Pero además, ha dicho que el problema de fondo es la oposición tenaz de la derecha en su conjunto a cuatro reformas que el país necesita de modo urgente: La Constitucional, La de Educación, La Tributaria y la Reforma Laboral, sin ellas no se puede avanzar.

Para Frei, se está frente a un problema serio de gobernabilidad, un gobierno que tiene un 30% de apoyo y grados de movilización social tan álgidos, hablan de un peligro serio de desestabilización, por la vía de la destrucción de los partidos políticos y del ascenso de los populismos de cualquier tipo.

El senador (DC) es la primera persona de peso dentro de la coalición opositora, que sale a enfrentar el momento político desde la oposición y lo hace con claridad, no se refirió estrictamente al problema de la educación, pero sí reconoció que en Chile, hay razones suficientes, para que la gente esté molesta.

Desde El Mercurio, en tanto no dejan pasar el momento político que vive el gobierno, en su editorial del 15 de julio, llaman a la administración de Piñera a «ordenar su tablero político» porque desde ahí es posible que la Alianza se ajuste. Para el decano, el meollo del problema del gobierno es comunicacional, es necesario ubicar en ese espacio «figuras de probada experiencia, trayectoria y sensibilidad políticas». Por tanto, sacando al jefe de Estado de la primera línea, como es la tónica del gobierno en este primer periodo.

Desde la alianza, las voces pidiendo cambios son múltiples, siendo la más elocuente la de Pablo Longueira quien afirmó en un medio de comunicación: «sino corregimos el rumbo las consecuencias van a ser enormes».

¿Por quién doblan las campanas?

La nueva forma de gobernar entonces, es una cuestión puramente retórica, que tuvo su base en el desembarco de cuadros venidos del mundo empresarial, sin convicciones de servicio público y por supuesto, incapacitados de lograr los diálogos necesarios para dar sustento político al gobierno.

Ese modelo fracasó y se está en busca de un modo bastante más tradicional, donde los Ministros cumplan la función de fusibles de seguridad, alejando al presidente de los problemas cotidianos, eso si el jefe de Estado, acepta ese nuevo esquema, porque su costumbre es tener las narices puestas en todos lados, como cualquier empresario lo hace con sus negocios.

Chile país de indignados

Los movimientos sociales, se encuentran en un buen pie, la lucha ha sido larga, seguramente esto trae consigo la necesidad de fortalecimientos o cambios de liderazgos, según sea el caso, lo importante, es acrecentar los puntos ganados.

En primer lugar, se logró conformar una organización multi-social poderosa que sintonizó con uno de los problemas más sentidos de la ciudadanía, como es el costo y deficiencias de la educación en Chile.

En segundo lugar, el mundo social organizado rompió la propaganda de estigmatización violenta y sentido de minoría instaurado por los medios de comunicación oficiales.

En tercer lugar, se está frente a un nuevo aire de sensibilidad social y política que es necesario aprovechar para encausarlo, en la construcción de un discurso y una propuesta país.

Cuarto, los partidos tradicionales, se han visto sobrepasados y han actuado como meros espectadores, de este verdadero despertar de la conciencia. Aun así se han legitimado liderazgos, provenientes de las viejas guardias. Es notable la posesión y verdadero simbolismo que logra Camila Vallejos y la persistencia del Presidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo, a pesar de todos los ataques y campaña de desprestigio.

Seguramente, algo de eso molesta a los cabecillas tradicionales de La Concertación, que ven como los conductores de los conflictos, hoy son otros y no responden a las tácticas de subir o bajar la presión, según las composiciones de las mesas de diálogo.

El país cambia violentamente, y eso obliga a opositores como gobiernistas a generar respuestas rápidas y coherentes, hasta hoy en ese juego, ha sido la sociedad civil, sus dirigentes, sumado a los medios de información alternativos, los que han resuelto de mejor manera las dificultades del periodo.

Pero todo puede cambiar, en la medida que no existan convicciones profundas de alterar la realidad, esa es la tarea del movimiento hoy, ese es el objetivo de los medios de comunicación, entronizados en la redes sociales. Concretar voluntades de cambio, invitar a la mesa de los movilizados a los senadores y diputados de oposición a los dirigentes sociales todavía no convencidos, para lograr los acuerdos que faltan.

La pugna, dejará cientos de heridos de manera eufemística como real, lo importante es mantener control del ritmo político e histórico de los cambios. Sabemos que son lentos y discontinuos, pero lo importante es lograr compromisos de presente y futuro en favor de los más dañados por el modelo, ese es el compromiso del nuevo Chile, el de los indignados.

Omar Cid / Editor de Cultura Crónica Digital

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.