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En respuesta a Rolando Astarita

El contenido del valor (III y final)

Fuentes: Rebelión

Recordando Hasta ahora, en la exposición que he realizado, parte de pensar que el valor es una categoría de la dialéctica que se usa como herramienta para explicar todo el sistema teórico de El Capital. Esa característica de la categoría hace que sea como señalaron ya algunos estudiosos de la dialéctica- entre ellos Henri Lefebvre- […]

Recordando

Hasta ahora, en la exposición que he realizado, parte de pensar que el valor es una categoría de la dialéctica que se usa como herramienta para explicar todo el sistema teórico de El Capital. Esa característica de la categoría hace que sea como señalaron ya algunos estudiosos de la dialéctica- entre ellos Henri Lefebvre- (Ver Lógica formal lógica dialéctica): tautológica, transparente y vacía. Lo que se traduce en que su contenido, a diferencia de toda la filosofía anterior que busca una sustancia al mundo -y rompiendo con la lógica de buscar una identidad-, aquí la única sustancia son las relaciones que intenta reflejar.

Todo esto dejará muchas preguntas al lector. Cosa que es perfectamente justificable, ya que el mundo se nos presenta a través de formas, nuestro lenguaje es formal y la lógica que hace más de mil años domina es la formal.
Por otro lado, para que lo explicado anteriormente tenga coherencia y demuestre su validez, debe incluir el concepto de trabajo y lograr una vinculación con este, ya que Marx anuncia al trabajo como sustancia del valor de forma explícita.

Para ello, aclaro que no intento hacer una renuncia de la categoría trabajo y mucho menos dejar de utilizarla. Lo que planteo es darle continuidad al uso de tal categoría, pero partir del cuestionamiento de la interpretación socialmente aceptada por las escuelas de economía política marxista. Para ello, lo deseado es reinterpretar a partir de la concebido en la dialéctica-la de Hegel y Marx-. Con ello, articular las categorías valor, cuyo contenido son las relaciones -cuestión expuesta ya-, con el contenido del valor entendido como trabajo. En aras de esclarecer eso, va esta exposición.

De la dialéctica hegeliana a Marx

He escuchado un sinnúmero de veces decir que lo que hay que hacer con Hegel es ponerlo de cabeza. Afirmación tal que tiene todo el sentido, pero que lleva consigo el hecho de conocer y estudiar con profundidad a Hegel.

Titánica es la tarea que emprendió Marx cuando intentó usar todo aquel aparato monstruoso-por lo complejo que resulta- que era esa dialéctica que aún se respiraba en las universidades alemanas, para intentar aplicarlo a la sociedad. Si bien esta surgió de los profundos estudios a los economistas ingleses-según señala Lukács (Ver El joven Hegel)-, resulta evidente que hay una estrecha relación entre cómo se despliega tal ciencia y el desarrollo y desenvolvimiento de la sociedad. Esto destaca a la dialéctica como método compatible y aplicable al estudio social, cosa que el propio Hegel dio a entender cuando exponía que su ciencia se distanciaba de ser usada para el estudio de la naturaleza, por el incipiente desarrollo del instrumental de las ciencias naturales en su época. Sin embargo, tal cercanía con el ejercicio de pensar sobre la sociedad no quita lo escabroso que resultó y resulta ese camino de llevar la dialéctica a una teoría sobre esta.

Justo eso hizo Marx. Y en ese andar dejó muchas preguntas que todavía muchos marxismos se preguntan. Estudiar la economía, objeto de estudio de los ingleses pero con la estructura de pensamiento hegeliana deja muchos vacíos. Uno de ellos, es justo eso que nos ocupa aquí, y es comprender qué es lo que está reflejándose en la dialéctica como ciencia al ponerse en práctica.

Para explicar eso, me parece pertinente usar las exposiciones de Lefebvre (Ver Lógica formal lógica dialéctica) sobre como tal ciencia rompe los esquemas de alienación de los saberes al estudiar el hombre, y ello es haciendo de la actividad que lo genera su contenido. Lo anterior, es la clave para unir lo expuesto aquí como lo que es el contenido de las categorías dialécticas- relaciones-, con el mundo que las genera.

Aclarando… las categorías son abstracciones que recogen relaciones, según la dialéctica. Esto es de manera general, como «pura» teoría. Pero esas son consideración que responden al estudio del pensamiento. Al pasar a la sociedad, lo que se busca es reflejar las relaciones que establecen los hombres conscientemente, y como cambio de objeto de estudio puede necesitar incluso un cambio categorías. Las de la dialéctica hegeliana pertenecen al campo de la filosofía (pensamiento que se piensa a sí mismo), y hay que ir al campo de la economía.

Si usásemos el ejemplo del valor de uso y el valor de cambio, nos quedaría que ambas categorías lo que hacen es recoger las relaciones que establecen los hombres alrededor de un objetivo, en la cual la consideran de una u otra forma. Es decir, ambas categorías recogen abstractamente relaciones de reconocimiento que establecen los hombres en un contexto mercantil alrededor de los resultados de su actividad. Esto es, que aquellas que se mencionaba como simple regla de análisis, se conviertan al estudiar la sociedad las relaciones conscientes que establecen los hombres. 

Sabiendo que somos seres racionales, y que a la dialéctica plantea comenzar no dándole un contenido a las relaciones, ni jurídico, ni político, ni otro cualquiera, solo se aceptarlas como reflejo de interacciones intersubjetivas, que no niega su carácter objetivo. Tiene que ser la subjetividad-y las relaciones de este tipo- porque solo estudiando estás, solo desde ahí, se puede captar qué realidad produce el hombre y como este se produce a sí mismo conscientemente; una idea hegeliana que Marx le dio continuidad (Ver Tesis sobre Feuerbach).

Entonces, aquellas relaciones de la dialéctica, se aplican al estudio de la sociedad, donde se convierten en relaciones de producción (en ese concepto), que como tal reflejan de igual manera relaciones, pero esta vez las intersubjetivas-conscientes- que establecen los hombres como lo es la relación de uso y de cambio.

El papel del trabajo

Todo eso todavía no muestra explicación sobre el papel del trabajo. Teniendo en cuenta que lo que expongo puede ser rebatido con citas de El Capital, propongo continuar sobre la lógica iniciada.

Ya que lo que se estudia son las relaciones de reconocimiento de los hombres, habría entonces que ir un paso más allá y mostrar qué es lo que se reconoce. La economía política exigía una respuesta de qué era lo que se escondía en el cambio de mercancías.

Por cuestiones de dialéctica se sabe que lo que se estudia existe, porque no se puede estudiar la nada. La existencia es movimiento, por lo que nos acercamos que lo que propiamente se reconoce en el cambio es algo no estático. ¿Acaso existe algo en entre la naturaleza, el hombre y lo que estos crean que no sea resultado de alguna actividad, consciente o no? Entonces en el cambio simplemente al reconocer algo, se le hace también-indirectamente- a la actividad de la cual es resultado. Así al cambiar, este proceso valida la actividad que el sujeto de tal acto.

¿Pero resultados de que actividad, la del hombre? Este es el punto de mayor contradicción a la hora de entender el trabajo. Hay que dejar claro que el hombre a través de su racionalidad se convierte en su propia medida del mundo (ciencia, etc.), terminando por generar una visión antropocéntrica de este. Es por ello que a pesar de que la única actividad racionalidad conocida es la del propio hombre, este termina valorar como tal a toda actividad. Así, los resultados de la actividad de la naturaleza, el propio hombre como resultado de actividad y los de la combinación de este con aquella, como parte integrante de los elementos que integran la vida en sociedad, están sujetos a que el hombre establezca relaciones de reconocimiento sobre estos, en función de cómo se insertan estos productos en la satisfacción de las necesidades sociales, lo que reconoce su actividad creadora sin distinción, es decir, pasan-son- resultado del trabajo-actividad- que se insertan dentro de una dinámica social y son validados como tal.

Recuérdese que la teoría es para cuanto menos explicar el mundo. Si la sociedad le reconoce valor a la tierra (una propiedad de esta), lo tiene. No es una aberración, la dialéctica aplicada a esto debe reflejar como existen relaciones de reconocimiento sobre esta, tal y como intentó hacer Marx.

Entonces, resulta que sí, que el trabajo es la sustancia del valor, solo si entendemos un paso más al frente, donde esas relaciones de reconocimiento no son a la nada- claro está-, sino que lleva implícito el reconocimiento a la actividad que lo creó, sea el hombre o la naturaleza propiamente, siempre y cuando esté insertado en una dinámica social. Es actividad, se entiendo sin forma ni magnitud alguna. No pudo hacerse la dialéctica para armar una teoría social que vuelve a intentar crear otra sustancia trascendental, que no es medible, como contenido del valor, que haga del hombre de izquierda un defensor a ultranza de un principio metafísico que es «la cantidad de trabajo humano contenido».

Resumiendo

La categoría valor tiene su base en la dialéctica hegeliana. Esta, como abstracción, recoge relaciones (determinaciones) alrededor de un objeto de estudio. Refleja las relaciones intersubjetivas que establecen los hombres alrededor de los resultados de cualquier actividad (trabajo)- sea de la naturaleza sola, el propio hombre o combinación de estos, cuyo producto sea útil dentro de la vida en sociedad.

Creo que queda claro: la sociedad le da reconocimiento (capacidad de ser cambiado) a lo que le sea funcional a su estructura clasista, ya sea el hombre, la naturaleza propiamente o de la interacción de ambos. La dialéctica refleja esas relaciones, y le llama valor.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.