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Sobre Eduardo Galeano

El derecho a pensar, el derecho a sentir, el derecho a soñar

Fuentes: Rebelión

A Helena Villagra, por sus sueños

Eduardo Galeano, que tanto quería al pueblo cubano y que tanto admiraba su dignidad, porque «La independencia es otra forma de dignidad» (1) , nos ha dejado su coherencia como persona y su calidad como un gran escritor, aunque, para mí, ambos aspectos estén vinculados. Su conciencia crítica y su valoración de la libertad y de la justicia le llevaban a decir lo que pensaba. Por eso, aunque su corazón siempre estuvo con el pueblo cubano y frente al bloqueo norteamericano, también expresó su disconformidad con determinadas medidas del Gobierno Cubano. Un ejemplo de ello es el artículo es el artículo «Cuba duele» (2 ), en el que afirmaba: «Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de sacarse de la garganta esta profunda espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan». Y es que la conciencia crítica de este escritor y su coherencia como persona explican su sensibilidad y rebeldía ante las situaciones injustas (las dictaduras, el imperialismo -con Estados Unidos a la cabeza-, la trampa de la globalización capitalista y las consecuencias catastróficas derivadas de la misma…). El autor de Las venas abiertas de Américas Latina (1971) no es ningún optimista ingenuo que se pone la venda en los ojos para no ver la realidad. No, Eduardo Galeano considera que hay dolores evitables y dolores inevitables, y, precisamente por esta dualidad de dolores, hay motivos para la esperanza (3) Lo que he aprendido, más bien a los golpes, es a distinguir los dolores evitables de los inevitables. O sea que los dolores que nacen de la pasión humana: el amor que pasa, la muerte que pisa, son los dolores que nada, joderse, pero hay muchos otros dolores evitables que el sistema multiplica. Yo siempre digo que no solamente te cobran el impuesto al valor agregado, sino también el impuesto al dolor agregado: por si fueran pocos los dolores inevitables de la condición humana el sistema te agrega otros y entonces surgen los dolores evitables Cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños; éste es

 

 

(*) Este artículo fue comenzado antes de conocerse la triste noticia del fallecimiento de Eduardo Galeano.

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un dolor evitable, si será evitable que cada minuto este mismo mundo gasta tres millones de dólares en gastos militares, en la industria de la muerte, entonces, bueno, a ver, ¿es evitable o es inevitable? ¿estamos condenados a trabajar para el exterminio del prójimo? ¿o es el sistema el que nos prepara para hacer eso? Porque si es una fatalidad del destino, bueno, apagá y vamos, como han hecho varios compañeros que han decidido más vale pasarla bien y olvidarse…»

Pero, además, el autor de Los hijos de los días (2012) nos ha dejado no solo su conciencia crítica, sino, también la exigencia de la autocrítica (4) : «También soy la suma de mis metidas de pata», dice.

Nos ha dejado su compromiso con los «nadies», compromiso que le obligó a exiliarse para salvar su vida de los dictadores de turno y oficio. Esos «nadies» de los que él habla son los silenciados, los «ninguneados» por el neoliberalismo capitalista, esto es, por la dictadura del mercado, que solo tiene en cuenta a los que tienen sus finanzas muy bien saneadas. Para ellos, si no tienes no eres, es decir, no existes. O, de otra forma, tener es existir (5):

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres. Que algún mágico día llueva de nuevo la buena suerte, pero la buena suerte no llueve, ayer, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen cambiando de escoba.

Los nadies: los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la prensa roja de la crónica local.

Que cuestan menos que la bala que los mata.

Ver el mundo desde el punto de vista de los excluidos por/del sistema dominante y el estar a su lado explica que el escritor de El libro de los abrazos (1989) haya hecho algo de vital importancia (nunca mejor dicho): la recuperación (con testimonios orales y fuentes escritas) de la memoria histórica sepultada, de la memoria colectiva olvidada y silenciada. De esta forma, ha logrado desenmascarar, poco a poco, la mentira de la

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llamada «historia oficial» que, en realidad, no es más que un «museo de momias». Su defensa de los marginados, su opción por los de «abajo» («abajo y a la izquierda»), como diría el Subcomandante Marcos, ahora El SupGaleano (6) , junto con la calidad de su obra, son algo difícil de encontrar en otros autores. Compromiso personal y calidad literaria, que como hemos afirmado al comienzo de estas líneas, se articulan en una unidad, es decir, no están disociadas. Eduardo Galeano siempre fue fiel a unos ideales, a unas profundas convicciones, ha rehabilitado la utopía crítica, aunque le haya supuesto un inmenso esfuerzo y desgaste, ya que es difícil mantener la esperanza, porque los aspectos lacerantes de este mundo van minando esa esperanza de crear o inventar un mundo mejor que sea posible. El autor de Los sueños de Helena (2011) no es ningún ingenuo, como ya he dicho, ni ningún hipócrita o «falluto», tal y como se deduce de su comportamiento como ciudadano y de estas declaraciones, y de estas declaraciones que le hace a Miguel Fauré Polloni en una entrevista publicada en Rebelión (7 ): «Y unidos por esta especie de esperanza común, esperanza de que la realidad no sea un destino, que la realidad sea todo un desafío donde todo puede cambiar, no estamos condenados a repetir la Historia, podemos imaginarla, podemos hacerla (…) La verdad es que cada día yo me desespero más y más me desesperanzo. Me preguntan a mí, ¿usted es optimista? Depende de la hora a la que me agarrás. Yo no creo en los optimistas full time, esas sonrisas de oreja a oreja, que no importa, adelante, que todo va a estar bien, no es lo mío. Yo creo que la realidad es una mierda, pero también una maravilla, el mundo es las dos cosas (…) Estamos habitados por las vidas que vivimos y las experiencias que tuvimos, nuestras desdichas, nuestros amores, nuestros desamores, amigos, las esperanzas, las desesperanzas, las traiciones, ¡uf! Si habrá cosas dentro de uno. Estamos llenos de gente». Es decir, no estamos solos -dice Galeano-, porque nuestras vidas están repletas de experiencias, positivas y negativas, como las de otros seres humanos, pero, además, gran parte de lo que somos tiene como causa nuestras propias decisiones o las de los demás que. queriéndolo o sin quererlo, a veces, nos implican para bien o para mal, pero, en todo caso, los dioses no tienen nada que ver con aquello de lo que nosotros somos responsables. Por lo tanto, tenemos libertad, pero también nuestra responsabilidad en lo que se refiere a nuestro devenir existencial o coexistencial, aunque, claro está, las circunstancias de cada uno hacen que se sea más libre o menos libre a la hora de tomar decisiones.

Considero que este gran apasionado del fútbol como deporte (El fútbol a sol y sombra, publicado en 1995, es un ameno y original libro sobre este tema), este gran aficionado al fútbol, decía, no como negocio, ni como pretexto para reuniones de

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bárbaros y energúmenos y, a veces, delincuentes y asesinos, este maravilloso contador de historias, que anda mendigando «Una linda jugadita por amor de Dios», y que cuando veía los partidos de un mundial ponía en la puerta de su casa: «Cerrado por fútbol», es uno de los más grandes escritores y pensadores (un «sentipensante» a su modo y manera) del mundo y no solo de Latinoamérica.. El término «sentipensante», en lugar de «intelectual», lo utiliza el autor de Patas arriba. La historia del mundo al revés» (1998), en una entrevista que le hace Jorge Majfud para el periódico argentino Página 12 (8) en la que le pregunta por la mayor o menor influencia de los intelectuales en la sociedad, vocablo ante el que Galeano muestra ciertas reticencias, como él mismo confiesa: «Yo creo que escribir no es una pasión, inútil. Pero esa generalización «los intelectuales», orgánicos o no orgánicos, no se parece mucho al mundo real. Hay de todo en la viña del Señor. En mi caso, te puedo decir que trabajo con palabras, que soy un inútil total y eso es lo único que me sale más o menos bien, y que me consta, por experiencia propia y ajena, que el acto de lectura es una secreta, y a veces profunda, ceremonia de comunión. Quien lee algo de veras que merece la pena, no lee impunemente. Leer un libro de esos que respiran cuando te los ponés al oído no te deja intocado: te cambia, aunque sea un poquitito, te incorpora algo, algo que no sabías o no imaginabas, y te invita a buscar, a descubrir el verdadero significado de las palabras traicionadas por el diccionario de nuestro tiempo. ¿Qué más puede querer una conciencia crítica?

(…)Yo escribo queriendo decir y decirme en un lenguaje sentipensante, certera palabra que me enseñaron los pescadores de la costa colombiana del mar Caribe, y por eso, justo por eso, no me gusta nada que me llamen intelectual. Siento que así me convierten en una cabeza sin cuerpo, situación por demás incómoda, y que me están divorciando la razón de la emoción. Se supone que el intelectual es capaz de entender, pero yo prefiero al capaz de comprender. Culto no es quien acumula conocimientos, porque entonces no habría nadie más culto que una computadora. Culto es quien sabe escuchar a los demás, escuchar las mil y una voces de la naturaleza de la que formamos parte. Para decir, escucho. Escribo en un viaje de ida y vuelta, recojo palabras que devuelvo, dichas a mi modo y manera, al mundo de donde vienen».

En realidad, las palabras anteriores indican la voluntad del escritor de incorporar a su obra las palabras de la colectividad, de las palabras anónimas, pues está convencido, es decir, no se trata de una falsa modestia, de que la cultura no solo está en los ámbitos académicos, sino en los muros de las paredes de las ciudades, en las calles y en los cuentacuentos anónimos, que él vio y escuchó de pequeño en los

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bares de Montevideo. Galeano suele contar, oralmente y por escrito, que sus profesores fueron estos personajes, de los que aprendió el arte de contar historias que, aunque fueran inventadas, cautivaban al oyente. El autor de Memoria del fuego (1982) cree que hay que aprender a ver y a escuchar para, en un acto de humildad, aprender a comprender lo visto y escuchado. Pero para saber ver hay que pararse ante la realidad, aunque esta sea la de una pared con un texto escrito, de la misma forma que para saber escuchar no hay que hacerse el sordo. Por ejemplo, veamos lo que hay escrito en alguna de esas paredes del mundo (9):

En la Facultad de Económicas de Montevideo:

La droga produce amnesia y otra cosa que no recuerdo.

En Santiago de Santiago de Chile, a orillas del río Mapocho:

Bienaventurados los borrachos, porque ellos ven a Dios dos veces.

En Buenos Aires, en el barrio de Flores:

Una novia sin tetas más que novia es un amigo.

Eduardo Galeano es un ejemplo de cómo se puede aprender, insisto, no solo a través de los cauces académicos. Él suele referirse a esta cuestión cuando nos habla de su aprendizaje como escritor. El siguiente texto es lo suficientemente esclarecedor (10):

Yo no tuve la suerte de escuchar a Sherezade.

No aprendí a narrar en los palacios de Bagdad.

Mis universidades fueron los cafés de Montevideo.

Los cuentacuentos anónimos me enseñaron lo que sé.

En la enseñanza formal que tuve, porque no pase de primero de liceo, fui un pésimo estudiante de historia.

Y en los cafés descubrí que el pasado es presente, y que la memoria podía ser contada de tal manera que dejara de ser ayer para convertirse en ahora.

No recuerdo la cara ni el nombre de mi primer profesor.

Fue cualquier parroquiano de esos que todavía se reúnen en los pocos cafés que quedan para evocar los tiempos en que había tiempo para perder el tiempo.

Él contó una historia, ahí en la rueda de amigos donde yo estaba de colado. Era una historia del año 1904. Por la edad se veía que él no había ni nacido en aquel entonces, pero la contaba como si hubiera estado allí. Fue mi primera lección: el arte es una mentira que dice la verdad.

Y escuchando aprendí que se puede contar lo que pasó de tal manera que vuelva a ocurrir cuando uno lo cuenta, y que uno pueda escuchar ese remoto trueno de los cascos de los caballos, y que uno pueda ver sus huellas en la arena, aunque el suelo sea de baldosa o madera.

Y aquel hombre, para decir la verdad, mintió que él había recorrido las praderas ensangrentadas, después de una batalla, y había visto los muertos. Y uno de los muertos, dijo, era un ángel. Un muchacho bellísimo, con la vincha

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blanca roja de sangre. Y la vincha decía: «Por la patria y por ella», y la bala había entrado en la palabra «ella».

El legado de Eduardo Galeano es tan rico que de él se podría decir lo que se preguntaba Óscar Moreno de Pablo sobre Miguel Hernández (11 ): «¿Qué sería de nosotros sin Miguel?» En el caso del escritor uruguayo también nos podemos preguntar: «¿Qué sería de nosotros sin Eduardo Galeano?».

Galeano nos ha dejado su reivindicación y admiración de las mujeres de todo tipo, más o menos conocidas o totalmente desconocidas (Rosa Luxemburgo, Las Madres de la Plaza de Mayo, Emma Goldman, «las comuneras», etc.). Detengámonos un momento en Emma Goldman, de la que habla en estos términos en el texto «Otra exiliada» (12 ):

A fines de 1919 doscientos cincuenta extranjeros indeseables partieron del puerto de Nueva York, con prohibición de regresar a los Estados Unidos.

Entre ellos, marchó al exilio Emma Goldman extranjera de alta peligrosidad, qua había estado presa varias veces por oponerse al servicio militar contra la seguridad nacional, por difundir métodos anticonceptivos, por organizar huelgas y por otros atentados contra la seguridad nacional.

Algunas frases de Emma:

La prostitución es el más alto triunfo del puritanismo.

¿Hay acaso algo más terrible, más criminal, que nuestra glorificada y sagrada función de la maternidad?

El Reino de los Cielos ha de ser un lugar terriblemente aburrido si los pobres de espíritu viven allí.

Si el voto cambiara algo sería ilegal.

 

Cada sociedad tiene los delincuentes que merece.

Todas las guerras son guerras entre ladrones demasiado cobardes para luchar, que mandan a otros a morir por ellos.

Pero Eduardo Galeano no solo defiende la igualdad de derechos para las mujeres y los hombres, sino que, además, señala a las «prestigiosas» personas o a «prestigiosas» instituciones como responsables de la represión ejercida sobre las mujeres, así como por los comentarios machistas que se han hecho sobre ellas En el texto «Marzo, 8, Homenajes» escribe (13):

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Hoy es el día de la Mujer:

A lo largo de la historia, varios pensadores, humanos y divinos, todos machos, se han ocupado de la mujer, por diversas razones:

· Por su anatomía

Aristóteles: La mujer es un hombre incompleto.

Santo Tomás de Aquino: La mujer es un error de la naturaleza, nace de un esperma en mal estado.

Martín Lutero: Los hombres tienen hombros anchos y caderas estrechas. Están dotados de inteligencia. Las mujeres tienen hombros estrechos y caderas anchas, para tener hijos y quedarse en casa.

· Por su naturaleza

Francisco de Quevedo: Las gallinas ponen huevos y las mujeres, cuernos.

San Juan Damasceno: La mujer es una burra tozuda.

Arthur Schopenhauer: La mujer es un animal de pelo largo y pensamiento corto.

· Por su destino

Dijo Yavhé a la mujer, según la Biblia: Tu marido te dominará.

Dijo Alá a Mahoma, según el Corán: Las buenas mujeres son obedientes.

Menos mal que hay escritores, como Mario Benedetti, que tienen poemas hermosísimos y reivindicativos sobre la mujer («Si Dios fuera mujer» es uno de ellos) o un bello libro que viene a ser la antítesis o la réplica de la concepción de Schopenhauer sobre la mujer: El amor, las mujeres y la vida.

Pero siguiendo con Galeano, diremos que suele mencionar a su mujer Helena, en sus obras y en las entrevistas que le hacen, para explicar cómo ha entrado en su obra y cómo ha llegado a ocupar un lugar fundamental en la misma. En el año 2011, la Editorial Libros del Zorro Rojo publicó una edición muye bella de Los sueños de Helena, con ilustraciones de Isidro Ferrer. Uno de sus sueños es «Amares» (14):

Nos amábamos rodando por el espacio y éramos una bolita de carne sabrosa y salsosa y echaba jugosos aromas y vapores mientras daba vueltas y vueltas por el

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sueño de Helena y por el espacio infinito y rodando caía suavemente, hasta que iba a parar al fondo de una gran ensalada.

Allí se quedaba aquella bolita que éramos ella y yo; y desde el fondo de la ensalada vislumbrábamos el cielo. Nos asomábamos a duras penas a través del tupido follaje de las lechugas, los ramajes del apio y el bosque de perejil, y alcanzábamos a ver algunas estrellas que andaban navegando en lo más lejos de la noche.

Tanta importancia tiene para Galeano la mujer, y su mujer, que, dice, ella hace al escritor reinventar el mundo cada día, soñar con la utopía, es decir, seguir caminando activamente hacia otro mundo mejor que el de nuestro presente. Así continúa hablando de los sueños de su mujer Helena en una entrevista que le hacen (15): «Soy polígamo pero con una misma mujer (…) Esta mujer tiene sueños prodigiosos, impresionantes, muy humillantes para mí, se dedica a humillarme cada mañana: hay un sadismo femenino (risas). Son muchísimos sueños así, impresionantes, que ella tiene para sintetizar la vida, para ser capaz de expresar en un lenguaje que es el lenguaje del arte, expresar procesos vitales, las cosas que ocurren en el mundo a través de una chica, minúscula historia. Ella no escribe pero es como una narradora, entra en la noche como quien entra en un cine, y ahí hace sus películas, narra cinematográficamente la realidad».

De Eduardo Galeano, ya lo hemos dicho al principio, nos ha quedado su coherencia, su autenticidad: hace lo que dice y dice lo que piensa. Por eso, entre otros motivos, admira tanto al Che y al Subcomandante Marcos, quien en un comunicado, dado a conocer poco antes de la muerte del escritor uruguayo, firma como El SupGaleano, en homenaje al maestro zapatista asesinado, José Luis López, cuyo apelativo como zapatista era el de «Eduardo Galeano», tal vez por su respeto y admiración por el escritor uruguayo de Vagamundo y otros relatos (1973)., cuyo respeto por el Che y por el Subcomandante Marcos lo podemos comprobar, en algunos textos de entre los varios que se podrían aportar :

1. De Ernesto Che Guevara, Galeano hace el siguiente comentario para explicar la vigencia del revolucionario argentino (16)):

¿Por qué el Che tiene esa peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos.

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¿No será porque el Che decía lo que pensaba y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo extraordinario en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?

Obviamente, y por lo que llevamos exponiendo, Galeano se refiere al Che en más textos, que tal vez en otra ocasión puedan ser comentados. Sin embargo, no me resigno a dejar de transcribir el texto titulado «Don Quijote» (17), en el que el escritor uruguayo toma una parte de la carta de despedida que el Che Guevara dirige a sus padres. En ella el guerrillero revolucionario se identifica con Don Quijote. Me parece muy significativo el párrafo elegido por Galeano, porque vincula al personaje de la ficción con el persona histórico, ya que ambos creen en la utopía, que no ha muerto, dice Galeano, a pesar del tiempo transcurrido entre Cervantes y el Che :

El caballero de la triste figura llevaba más de tres siglos y medio de malandanzas por los caminos del mundo, cuando el Che Guevara escribió: Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante. Vuelvo al camino con mi adarga al brazo.

  Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían.  

2. En cuanto al Subcomandante Marcos, ahora el Sub/Sup Comandante Galeano, Eduardo Galeano ha sido el destinatario de alguna de sus cartas, en las que le habla de las costumbres de los zapatistas, de los libros que lee del propio Galeano, del fútbol, del paisaje y del clima de Chiapas, etc., y le solicita que salude a Mario Benedetti y le diga, por ejemplo, que tomó su nombre de zapatista, «Marcos», del personaje homónimo de su obra El cumpleaños de Juan Ángel (1971) y que le comente cómo sus poemas llegan a lo más profundo, a lo más entrañable del ser humano, como puede ser el de una mujer (18) :

Señor Galeano:

Le escribo porque… porque me dieron ganas de escribirle. Porque ya pasó el día del niño acá en México y se me ocurre que a usted le puedo platicar lo que acá pasa, en un día del niño, en medio de una guerra sorda. Le escribo porque no tengo ninguna razón para hacerlo y, entonces, puedo así contarle lo que pasa o lo que me viene a la

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cabeza, sin la preocupación de que no se me vaya a olvidar el motivo de la carta. Por- que sí, pues.

También porque perdí el libro que me regaló y porque este ratón cambista que suele ser el destino (?) ha repuesto el libro perdido con otro libro. Y porque se me ha quedado bailando en la cabeza una parte del libro Las palabras andantes.

Porque dice así:

¿Sabe callar la palabra cuando ya no se encuentra con el momento que la necesita ni con el lugar que la quiere? ¿Y la boca, sabe morir?»

Ventana sobre la palabra (VII), p. 262.

La carta finaliza así:

P.D. improbable. Salude usted de mi parte, si lo ve, al tal Benedetti. Dígale usted, por favor, que sus letras, puestas por mi boca en el oído de una mujer, arrancaron alguna vez un suspiro como esos que echan a andar a la humanidad entera. Dígale también que quién quita y lo de «Marcos» fue por «el (sic) l cumpleaños de Juan Ángel».

Por su parte, Eduardo Galeano ha defendido la causa zapatista, además de muchas otras, y ha escrito sobre Chiapas. Así nos habla de la «Resurrección de María» (19):

María renació en Chiapas.

Fue anunciada ayer por un indio del pueblo de Simojovel, que era primo suyo, y por un ermitaño que no era pariente y vivía dentro de un árbol de Chamula.

Y en el pueblo de Santa María Xolotepec, Dominica López estaba cosechando maíz cuando la vio. La mamá de Jesús le pidió que le alzara una ermita, porque estaba cansada de dormir en el monte. Dominica le hizo caso; pero a los pocos días vino el obispo y se llevó presos a Dominica, a María y a todos sus peregrinos.

Entonces María se escapó de la cárcel y se vino al pueblo de Cancuc y habló por boca de una niña que también se llamaría María.

Los mayas tzetlales nunca olvidaron lo que dijo. Habló en lengua de ellos, y con voz ronquita mandó

que no se negasen las mujeres al deseo de sus cuerpos, porque ella se alegraba de esto;

 

 

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que las mujeres que quisieran se volvieran a casar con otros maridos, porque no eran buenos los casamientos que habían hecho los curas españoles;

y que era cumplida la profecía de sacudir el yugo y restaurar las tierras y la libertad, y que ya no había tributo, ni rey, ni obispo, ni alcalde mayor.

Y el Consejo de Ancianos la escuchó y la obedeció. Y en el año 1712, treinta y dos pueblos indios se alzaron en armas.

Como vemos, la Virgen Madre, la Madre Dolorosa del Jesús de los Evangelios queda subvertida, transgredida por la cultura indígena, en la que adquiere un papel activo revolucionario, y la narración dominante (Iglesia Católica) pasa a ser cuestionada (levantamiento en armas de los pueblos indígenas contra los conquistadores católicos).

Un último ejemplo del apoyo de Galeano a los zapatistas. El día 2 de abril de 2009, en la Sala Nezahualcóyolt, de la Universidad Autónoma de México, completamente llena, se congregaron más de 2.000 asistentes, además de los que se tuvieron que quedar fuera del recinto, que se «conformaron» con escuchar, a través de unos altavoces instalados en el exterior, estas palabras del extraordinario conversador y maestro en el arte de la comunicación oral (20):

Zapatistas somos muchos en todas partes aunque no sepamos que lo somos. Todos los que actuamos movidos por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza. Y todos los que agrademos a «Marcos» que haya inyectado sentido del humor al discurso comunitario tradicional de la izquierda, que yo creo que ese es el mérito principal, aparte de todo lo que el movimiento zapatista nos enseña: como movimiento comunitario, indígena. De raíces hondas, que anda en busca de una democracia de verdad; pero además, esta novedad del sentido del humor que era completamente ajeno al discurso de la izquierda tradicional. No te tomes en serio nada que no te haga reír. Le agradezco a «Marcos» que me haga reír.

Continuando con lo que nos ha dejado Galeano, nos queda su elegancia, su inmensa capacidad de comunicar, que consigue no solo cuando leemos sus textos, sino, también, cuando lee y habla (con su ritmo pausado de lectura o de conversación, con su mirada, con su seriedad, con su sonrisa, con el movimiento de sus manos…). Y, sin embargo, observo que su inmensa popularidad no ha conseguido en España el reconocimiento académico que merece su obra. ¿Por qué será con tantos reconocimientos académicos como hay? ¿Tal vez porque escribe cuando le pica la

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mano? «Escribo cuando me pica la mano», nos dice. Sin embargo, en España no ha logrado ser valorado en el ámbito docente como se merece, aunque posee méritos de sobra para ello y a pesar de que sus textos invitan a un trabajo docente interdisciplinario entre diversas áreas: Literatura, Periodismo, Historia, Filosofía, Ética, Religión Católica desde la perspectiva de la Teología de la Liberación… Como lector y profesor de Literatura, en la actualidad jubilado, me indigna este lamentable «olvido», así como el que en este país, hasta donde yo sé, no se le haya nombrado Doctor Honoris Causa por ninguna Universidad, por una parte, y, por otra, que yo conozca, y me gustaría equivocarme, son muy pocos los Premios que se le han concedido: el Premio a la Comunicación solidaria, de la ciudad de Córdoba, el Premio Manuel Vázquez Montalbán, del F .C. Barcelona, el Premio del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y el Premio Bilbao, Por supuesto que, como ocurrió con Mario Benedetti, no le han otorgado ni el Premio Nobel en ninguna de sus modalidades, ni el Premio Cervantes. No obstante, recuerdo que hace ya bastantes años, lo pudimos ver y escuchar en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, en un salón de actos totalmente lleno, por lo que muchos asistentes no pudieron entrar y permanecieron en el exterior del recinto para escuchar su mensaje gracias a un sistema de megafonía que se tuvo que improvisar. También es preocupante que prácticamente, que yo sepa, hasta el momento (6 de mayo de 2015), en España no hay estudios críticos sobre Eduardo Galeano. Solo he encontrado uno reproducido por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (21 ). Por otra parte, con fecha de 30 de abril de 2015, me llega la grata noticia del que el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti (CEMAB), también de la Universidad de Alicante, ha invitado al Dr. Francisco Domínguez a dar una conferencia en su sede, el día 7 de mayo, con el siguiente título: «Del Canto General a la Memoria del Fuego de Galeano». Sin embargo, a pesar de la exigua bibliografía sobre Galeano, este siempre tuvo y tendrá el Premio del afecto de sus miles de lectores, muchos de ellos jóvenes. El escritor de Bocas del tiempo (2004) siempre permanecerá en el corazón de muchas personas del mundo entero, a través de sus textos escritos o de sus relatos orales, que pueden ser vistos y escuchados por internet. Estará en el corazón de quienes aman la literatura que combina la reflexión y la amenidad, en el corazón de las personas indignadas , en el corazón de las personas disconformes con el estado actual del mundo, en el corazón de las personas que todavía encuentran tiempo para ir caminando por la calle sin prisa y miran y observan lo que se encuentran mientras caminan, en el corazón de las personas, en fin, que aun tienen tiempo para perder el tiempo y, en definitiva, en el corazón de quienes

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buscan obras de autores «comunicantes», como denominó Mario Benedetti a determinados escritores (22).

Así pues, como hemos visto, para Galeano, el escritor ha de tener una actitud crítica con este mundo que lo hemos construido mal, pero no ha de aburrir al lector, ya que «si contara nada más que lo que tiene de horrendo, la gente se moriría de aburrimiento, que es lo que pasa con gran parte de la literatura bienintencionada, que en lugar de indignación genera sueño. No sueños, sino sueño, o sea una irresistible necesidad de dormir porque es aburridísima y en efecto esas letanías de dolor incesante no conducen a ninguna parte porque aburren a todos y, además, justamente, los dolientes de dolor lo que menos quieren es volver a escuchar el dolor que padecen, encima de que lo están padeciendo. Entonces hay que saber tratar de acercarse a estos temas a veces muy espinosos logrando que sean atractivos y que además estén siempre acompañados por una contraparte: a veces una pequeña frase, una pequeña cosita que indique que en medio del desierto hay un trébol de cuatro hojas, o de cinco o de seis hojas» (23).

En fin, el maestro Galeano nos ha dejado tanto, tanto, tanto… Podríamos continuar hablando, por citar un tema, de sus lecturas de Don Antonio Machado, Pablo Neruda, Lorca, Cernuda, Miguel Hernández, etc., pero no lo haremos en esta ocasión.

Quiero acabar estas notas diciéndole a su mujer, Helena Villagra, que quienes tanto debemos a su marido podemos decir de él lo que este gran «escribidor» dijo cuando falleció su compañero Mario Benedetti (24): «Benditos los hombres y mujeres generosos como él».

Valencia, 6 de mayo de 2015

 

 

 

NOTAS

 

(1) Galeano hace esta afirmación en el diario mexicano La Jornada, México D. F., 23-02-2011.

(2) Vid. La Jornada, México, D. F., 18-04-2003.

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(3) Entrevista realizada a Eduardo Galeano por Miguel Fauré Polloni, en la que destaca, a modo de titular, la siguiente declaración: «Vivir de verdad implica vivir apasionadamente», en Rebelión 24-10-2009.

(4) Vid. la entrevista concedida a Jorge Majfud en el diario argentino Página 12, Buenos Aires, 7-10-2008 (htpp://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3.116248-2008-12-07.htlm). La entrevista la reproduce Rebelión el 9-11-2008).

(5) Este emblemático texto («Los nadies») pertenece al no menos emblemático El libro de los abrazos (1989). Cito por la edición española, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2004, decimoséptima edición, p. 59.

(6) El 24 de mayo de 2014 el Subcomandante Insurgente Marcos firma el comunicado «Entre la luz y la sombra», precedido del antetítulo «Últimas palabras del Subcomandante Marcos antes de dejar de existir» (vid. http://martamoli.wordpress.com/2014/05/25/entre-la-luz-y-la-sombra-comunicado-completo-ezln ). En él anuncia que «éstas serán mis últimas palabras antes de dejar de existir» y, que, como homenaje a Galeano, maestro zapatista asesinado, así como como resultado de toda una serie de reflexiones que se venía haciendo, había decidido que creía llegada la hora del relevo y el fin del personaje Marcos para dar paso al Subcomandante Insurgente Galeano:

Por mi voz ya no hablará la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Vale. Salud y hasta nunca… o hasta siempre, quien entendió sabrá que eso ya no importa, que nunca ha importado.

Desde la realidad zapatista

Subcomandante Insurgente Marcos.

M.éxico 24 de mayo de 2014.

La primera aparición pública del Subcomandante Insurgente Galeano fue en agosto de 2014. El 2 de abril de 2015, escribió un comunicado, «La Tormenta, el Centinela y el Síndrome del Vigía», en el que el SupGaleano anuncia la celebración de un Seminario, «El Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista», que se realizaría a partir del 3 de mayo, en Oventic. En el comunicado invita a asistir a quienes estén interesados en escuchar e intercambiar pensamientos sobre la temática del Seminario.

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(7) Vid la entrevista citada en la nota (3).

(8) Vid. la entrevista citada en la nota (4).

(9) El libro de los abrazos , p. 204. Cito por la edición mencionada en la nota (5).

(10) Este texto tiene diferentes versiones, aunque las variantes son de escasa importancia. He elegido la versión publicada con el título de SOBRE MI APRENDIZAJE, en minerva, REVISTA DEL CÍRCULO DE BELLAS ARTES, IV ÉPOCA, Madrid, 13, 2010, con motivo de la concesión a Eduardo Galeano de la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, el 23-09-09.

(11) Vid. el suplemento EL SEMANAL del periódico mexicano La Jornada, 30 de mayo de 2010, núm. 795.

(12) El texto pertenece al último libro de Galeano que, si no me equivoco, no pudo ver publicado: Mujeres, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2015, p. 118.

(13) El texto forma parte de Los hijos de los días, Madrid, Siglo XXI de España Editores, p. 88.

(14) «Amares» es un sueño de Los sueños de Helena, Barcelona, Libros del Zorro Rojo, 2011, p. 56. Las ilustraciones son de Isidro Ferrer.

(15) Vid. la entrevista ya citada en la nota (3).

(16) «El nacedor» está incluido en Espejos. Una historia casi universal, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2008, p. 308.

(17) Ibíd. pp. 128-129.

(18) La carta del Subcomandante Insurgente Marcos está escrita en las Montañas del Sureste Mexicano, Chiapas, México, y está fechada el 2 de mayo de 1995.

(19) «Resurrección de María» forma parte del libro Mujeres, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2015, pp. 88-89.

(20) Vid el ensayo de Luis Hernández Navarro: «Eduardo Galeano y los zapatistas: los dioses adentro», en el suplemento EL SEMANAL del diario mexicano La Jornada, domingo 26 de abril de 2015, núm. 1.051.

(21) El estudio es el siguiente: José Manuel Pedrosa Bartolomé, «Nuevos testimonios de lectura oral en la narrativa moderna: de Mary W. Shelley y Washington Irving a Eduardo Galeano», en Signo: revista de historia de la cultura escrita, Universidad de Alcalá, núm. 9 (2002), pp. 9-18. La Bib lioteca Virtual Miguel de Cervantes, como se ha dicho en el texto principal, reproduce este artículo.

(22) El libro de Mario Benedetti se titula Los poetas comunicantes, Montevideo, Biblioteca de Marcha, colección Testimonio, 1972.

(23) Fragmento de la entrevista encabezada con la afirmación de Galeano de que «Toda riqueza se nutre de alguna pobreza», entrevista realizada por Luis Zarranz, Florencia y Francisco Lilio, Agencia Walsh, reproducida en Rebelión, el 28-12-2008.

(24) Vid. Rebelión, 19-09-2009, texto tomado la La Jiribilla-Revista de Cultura Cubana.

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