Introducción La presencia del dinero en la vida de los seres humanos es casi imprescindible. Esto hace que no escape de ser uno de los elementos centrales en el discurso de las ciencias económicas. Los enfoques predominantes (los de la llamada economía neoclásica) ofrecen visiones cuantitativas y no se interesan por explicar (como si fueran […]
Introducción
La presencia del dinero en la vida de los seres humanos es casi imprescindible. Esto hace que no escape de ser uno de los elementos centrales en el discurso de las ciencias económicas.
Los enfoques predominantes (los de la llamada economía neoclásica) ofrecen visiones cuantitativas y no se interesan por explicar (como si fueran permanentes) las estructuras sociales que permiten que sus modelos funcionales-estructurales sean aplicables.
Sin embargo, la teoría de Marx ofrece toda una visión desde las relaciones sociales construidas que permiten comprender el dinero desde otra óptica. ¿Cuánto puede aportar esta para comprender el mundo monetario actual? Para darle respuesta a la interrogante desde Marx, hay que comenzar la historia entendiendo la cuestión en relación con el elemento central del aparato teórico: el valor.
Lo primero que tiene que quedar claro es la necesidad de la existencia del dinero en las sociedades mercantiles. Al respecto, Marx afirma: »Por ser todas las mercancías, en cuanto valores, trabajo humano objetivado, y por tanto conmensurables en sí y para sí, pueden medir colectivamente sus valores en la misma mercancía específica y ésta convertirse en su medida colectiva de valor, esto es, en dinero.» (1 p. 115)
Es decir, la propia evolución del proceso de cambio, la complejización de la actividad humana, que se evidencia en la apertura de una cartera de mercancías producidas en determinada sociedad, hace necesaria (y llamémosle con certeza obligatoria) la existencia de ese »equivalente general».
Esta mercancía que expresa el valor de todas las demás (el dinero) se convierte en el precio de ellas: »El precio o la forma dineraria del valor característica de las mercancías es, al igual que su forma de valor en general, una forma ideal o figurada, diferente de su forma corpórea real y palpable.» (1 p. 116) Por tanto puede concluirse, que el valor al figurarse, es decir, tomar cuerpo en otra mercancía, el dinero, pasa a ser un precio.
Se advierte entonces que si el precio es la figura del valor, ese poder social atribuido a los resultados de la actividad humana, ese reconocimiento sobre esta, está contenido en dinero. La sociedad reconoce y valida la actividad a través de una forma monetaria, el dinero.
Estas características hacen que el dinero se considere simplemente una mercancía especial que sale de la circulación para servir de mediadora en el cambio, una mercancía que preste su corporeidad para expresar el valor de todas las demás (un precio).
Esto nos dice sobre la información referente a los entramados sociales que envuelven al dinero asociados a su función, sin embargo su condicionamiento histórico puede aportar otros elementos esenciales.
El papel del oro y otras mercancías como dinero
Uno de las cosas que ha rodeado la mística del dinero es la idea del famoso »respaldo en oro» que debe tener el dinero. El propio Marx habla cómo el hecho del uso del oro tuvo un condicionamiento: »El oro deviene dinero real porque las mercancías, a través de su enajenación generalizada, lo convierten en la figura de uso efectivamente enajenada o transformada de ellas mismas, y por tanto en su figura efectiva de valor.» (1 p. 133) Esto nos establecerá la posibilidad de que en la medida que vayan desapareciendo las condiciones sociales del cambio que posibilitaron la posición privilegiada del oro (u otros metales), dejará este de tener esa función.
Para hallar esas condiciones mencionadas, hay que ir a cómo es que una mercancía se convierte en dinero. Para ello no debe confundirse la explicación que da Marx de la evolución de las formas del valor, porque esta explicación responde a solo una forma lógica, es decir, un reflejo que nos permite construir una serie de razonamientos para comprender una evolución estructurada de identidad, pero que no tiene ningún contenido histórico. Como forma de complementar la explicación lógica mencionada y dejarlo todo claro, Marx da elementos históricos para explicar la aparición del dinero desde la práctica histórica. Por eso hay que ir a la génesis del dinero.
Esta está en el mismo proceso de cambio, que surge en la descomposición de los gérmenes comunitarios cuando unos empezaban a entrar en contacto con otros. El simple hecho de la necesidad del cambio, lleva implícita ciertas características que necesitan al dinero: «La forma de dinero se adhiere o a los artículos de cambio más importantes provenientes del exterior, que de hecho, son las formas naturales en que se manifiesta el valor de cambio de los productos locales, o al objeto para el uso que constituye el elemento principal de la propiedad local enajenable, como por ejemplo el ganado. Los pueblos nómades son los primeros en desarrollar la forma de dinero, porque todas sus pertenencias son móviles y revisten por tanto la forma de directamente enajenables, y porque su modo de vida los pone de continuo en contacto con entidades comunitarias distintas de la suya…» (1 p. 108)
Aquí Marx está dejando claro que esa mercancía que va a ser sacada del consumo clásico para hacer la función dineraria qué debe cumplir. Puede ser por su abundancia y propiedades físicas que sea extraída de la circulación y fácilmente enajenable o algo proveniente del exterior (otra mercancía) lo que determine su selección, pero siempre dependiendo de cómo se relacione una estructura social con el exterior y su propio desarrollo.
Con esto queda claro que no es una mercancía cualquiera la que se convierte en dinero, que no es una elección voluntarista, pero sobre todo, que será un elemento de circulación interna ( aunque tenga origen externo) que su abundancia y utilidad lo permitan. La sociedad va a atribuir un reconocimiento social a la actividad humana usando como referencia otra mercancía (valores de uso aceptados socialmente), que cumpla con esas condiciones.
Ahora, si el hecho del uso del ganado en esos orígenes, era por su abundancia y la utilidad social que esos poseían y el de mercancías externas de otros grupos, era por las mismas razones, ¿tiene que ser una mercancía la que ocupe la función de dinero?
El dinero y la mercancía dineraria
Para responder eso, hay que dejar algún que otro detalle. Lo primero, y eso puede escapar a la vista de muchos, es saber qué es lo que explica Marx, es decir, a que se refiere exactamente con los términos dinero y mercancía dineraria en esos 3 primeros capítulos de El Capital.
En ellos no está explicando el dinero, el dinero como cosa que siempre ha estado ahí, sino la existencia de este respecto a una mercancía, la mercancía que se convierte en dinero. Está explicando cómo lo que ejerce el papel de dinero, de equivalente general, es una mercancía, por eso le llama mercancía dineraria.
Muestra las funciones del dinero primero, para después exponer cómo llega a ocupar ese papel en la sociedad alguna mercancía. Habla de cómo el dinero, esa solución a contradicciones propias del cambio, tuvo sus orígenes en la forma que se podía permitir el desarrollo social, en mercancías. Lo que no dice Marx en ningún momento es que el dinero, deba ser necesariamente una mercancía. De hecho dice, que el dinero encuentra cuerpo en mercancías, pero no que todo dinero debe cumplir con ser una mercancía, hecho que se ajusta perfectamente con el razonamiento de las implicaciones lógicas de la lógica formal.
En esa explicación Marx muestra cómo la función de dinero, llega a ser monopolizada por unas mercancías, los metales preciosos, pero no tiene que ser estos precisamente el dinero.
Prueba de ello es cuando afirma: »A menudo los hombres han convertido al hombre mismo, bajo la forma de esclavo, en material dinerario original…» (1 p. 109) Está quedando bien claro nuevamente la idea del condicionamiento del dinero enmarcado en un contexto y una temporalidad determinando esto cuál será esa mercancía dineraria (la que se convierte en dinero), incluso llegando a ser el propio hombre, como el caso mencionado, donde determinado grupo humano usó como forma de pago a hombres (esclavos) y para ellos, esa era su mercancía que hacía función de dinero, sin ninguna necesidad de que fueran los metales mencionados.
Hasta aquí, puede verse que la teoría de Marx del dinero, permitía exponer cómo esa función se inició en mercancías y no niega, sino que deja abierta una puerta para entender que la forma dinero irá más allá de las mercancías en la medida que el cambio y su contexto lo condicione. Esta no habla de asumir un origen del dinero, para normativamente condenar las nuevas formas que tomará este en la historia. Eso puede llevarnos, a los juicios del dinero respaldado en oro, como algo que no solo la propia práctica económica ha dejado atrás, sino que también la propia teoría de Marx puede explicar, a partir de entender el dinero como construcción social que se ajusta a las necesidades de esta.
Bibliografía
Marx, Carlos. El Capital I. México : Siglo XXI, 2002.
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