Con la mayor brevedad frente a tanta estupidez. Creo que era Bebe quien cantaba hace años: no hay respeto, es que no hay respeto. No lo hay desde luego, no suele haberlo. Ninguno. No está en la agenda de algunos (acaso muchos) mandos del Ejército español ni en la de algunos (acaso muchos) ministros. Tomo […]
Con la mayor brevedad frente a tanta estupidez.
Creo que era Bebe quien cantaba hace años: no hay respeto, es que no hay respeto.
No lo hay desde luego, no suele haberlo. Ninguno. No está en la agenda de algunos (acaso muchos) mandos del Ejército español ni en la de algunos (acaso muchos) ministros. Tomo pie en la información del pasado martes de Miguel González [1].
El embajador de Palestina en España, Musa Amer Odeh, ha remitido una carta al ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo. Expresa en ella su justificada «indignación» por «el uso del pañuelo palestino o kufiya para identificar al «enemigo» en el simulacro de combate que presenciaron unos 200 escolares que visitaron el pasado viernes la base Cabo Noval, en Siero (Asturias), sede del Regimiento de Infantería Ligera Príncipe.» (reparen en el nombrecito del regimiento). Creemos, ha señalado el embajador, que «es impropio criminalizar [tratarlo como enemigo] a la persona que lleva un pañuelo palestino, indumentaria que forma parte de nuestras tradiciones y que llevan millones de personas». Muchas de ellas, muchos de nosotros, ciudadanos españoles. ¿Para cuando un congreso de Diputados lleno de parlamentarios con kufiya? ¿Serán también «enemigos» del Regimiento en sus prácticas?
Pero, ¿doscientos escolares? Sí, según parece y se informa. La mayoría cursaban 4º de la ESO. Por lo que tenían, en la mayor parte de los casos, entre 15 y 16 años. Un edad «adecuada» para observar acríticamente este tipo de maniobras. ¿Quién decidió esa visita? ¿Escuelas públicas, privadas, concertadas? ¿Es eso lo que enseñamos a nuestros jóvenes en la postmodernidad líquida, insípida e incolora?
El embajador palestino ha pedido a Margallo que «no se utilicen estos estereotipos erróneos», que se evite en el futuro «criminalizar a cualquier persona que lleve un pañuelo palestino». Le ha instado a trasladar su queja al ministro de Defensa, nada menos que a don Pedro Morenés. ¡Que ingenuidad la del señor embajador palestino! ¡No sabe -lo sabe claro está- a quien se está dirigiendo! La ilustración de ello:
Un portavoz de Defensa aseguró que, por supuesto, las prendas empleadas en el simulacro no eran kufiyas. Nada de eso. Eran «pañuelos que los soldados adquirieron durante su despliegue en Afganistán para protegerse del polvo y se trajeron de recuerdo a su vuelta». Como han leído, con todo el rostro en sus caras. ¡Recuerdos militares de tareas humanitarias y civilizatorias!.
La visita de cinco colegios asturianos al cuartel, cuenta González, ha provocado considerable polémica. ¡Qué menos! Pero, ¿por qué? Porque además de visitar los cuarteles, se han difundido fotos en las que varios estudiantes empuñan fusiles. No sólo eso. En otra fotografía, un niño apunta a otro simulando una pistola. Como en las pelis americanas, todo muy divertido y muy a la orden del día.
El portavoz de IU en Asturias, Gaspar Llamazares, ha advertido, con razón, del riesgo de que estos juegos de guerra alienten la islamofobia. Y, por supuesto, el militarismo, la confusión, la tontez y mil cosas más.
Lo mejor en todo caso es esto: «Defensa asegura que los colegios conocían el programa de la visita, que tenía carácter voluntario, y que las armas, descargadas, las cogieron quienes pidieron tomarlas en sus manos». Luego por tanto, nada, nada de nada, ninguna queja. Todo perfecto: maniobras militares, visitas de estudiantes interesados, voluntariedad, libertad escolar, armas descargadas, niños jugando sin obligación, símbolos de recuerdo, etc, etc. La vida maravillosa a la que todos aspiramos. Una instrucción pública perfecta.
Por cierto, ¿de quién partió la idea o ideas de la visita? ¿Doscientos alumnos de 4º de ESO no tienen nada mejor que hacer que visitar cuarteles del Ejército?
Notas:
[1] http://politica.elpais.com/politica/2016/04/18/actualidad/1461001542_980703.html
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