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No debemos esperar a que la vanguardia Leninista tradicional desaparezca. Tenemos que facilitar este proceso de desaparición organizándonos de otra manera

El encanto irresistible del anarquismo global

Fuentes: Tortuga

Supongo que la mayoría de ustedes ya estarán al tanto de lo que ocurrió durante el Foro Social de Londres. No es mi intención hablar aquí del Foro Social Europeo. Ya existen análisis excelentes en la red. Sin embargo, hace falta responder ante el fiasco del foro por el bien del futuro de este movimiento […]

Supongo que la mayoría de ustedes ya estarán al tanto de lo que ocurrió durante el Foro Social de Londres. No es mi intención hablar aquí del Foro Social Europeo. Ya existen análisis excelentes en la red. Sin embargo, hace falta responder ante el fiasco del foro por el bien del futuro de este movimiento que llamamos- quizas demasiado generosamente- el «movimiento de movimientos».

Recientemente estuve leyendo uno de los libros clásicos sobre los movimientos: Movimientos Anti-sistémicos (Anti-systemic Movements por Arrigghi, Hopkins, Wallerstein). Uno de los argumentos centrales de este maravilloso libro, escrito en los años 80, es que los movimientos que surgieron después de «la revolución mundial del 68» y después del «colapso del consenso liberal» descartaron el eslogan de la vieja izquierda «Conquistemos el poder del estado y luego cambiemos el mundo.» Los autores cometieron un error optimista en su valoración de que los tiempos de los errores Leninistas ya habían pasado.

La izquierda vanguardista, me temo, es una bestia que muere lentamente. Después de «la revolución mundial del 94» y después del «colapso del consenso neo-liberal», existe una secta socialista arcaica llamado el Socialist Workers Party (SWP-Partido de los obreros socialistas) quienes organizaron un evento que se supone que es una de las manifestaciones mas emocionantes del nuevo movimiento global-el Foro Social. Esta misma secta llama a la policía para que detengan a activistas-en un intento de criminalizar una parte del movimiento. Después de este indignante precedente, esta misma secta acusa a los que acabaron en la cárcel de racismo! No quiero perder el tiempo de los lectores escribiendo sobre el SWP. Muchos ya lo han hecho. Nadie quizás mejor que Peter Waterman

Lo que sí me gustaría hacer sin embargo es decir que no debemos esperar a que la vanguardia Leninista tradicional desaparezca. Tenemos que facilitar este proceso de desaparición organizándonos de otra manera. Por «Leninismo» me refiero al proyecto político en la cual el proletariado (o las masas populares) necesitan ser animados bajo la tutela de un grupo dedicado de cuadros organizados como partido. Esta tontería arcaica se conoce por diferentes nombres en los EE.UU.: el ISO, la Liga Espartaquista, la IAC, etc. etc. Pero es importante que reconozcamos que esta gente no es solamente aburrida: también puede ser peligrosa.

Debemos iniciar una lucha en contra de las maneras tradicionales y vanguardistas de hacer polÌtica. Una lucha, esto es, por otro proyecto polÌtico que es la articulación de un praxis polÌtica distinta.

Es una lucha que debemos globalizar. Porque horizontales hay, de hecho, en todas partes. El antiguo eslogan de la tradicional izquierda marxista -conquistar el mundo y entonces cambiar el mundo- es algo que tenemos que alejar de nosotros. La responsabilidad del revolucionario hoy es hacer que la idea de revolución del siglo XIX sea innecesaria. La revolución no va a llegar como una especie de gran evento apocalÌptico, como un acto o momento insurreccional, si no como un proceso muy largo que lleva desarollandose a lo largo de la mayoría de la historia de la humanidad – repleta de estrategias de huida y evasión tanto como de confrontaciones dramáticas . El mundo no se puede cambiar a través del estado. Tiene que hacerse de nuevo. En nuestro contexto, esto implicarÌa la obligación de recordar la vieja idea anarquista de «cambiar el mundo sin tomar el poder».

El hecho de insistir en que otro mundo es posible nace de un movimiento que practica lo que predica. Como dijo Massimo de Angelis, debemos movernos desde el movimiento a la sociedad: «en otras palabras, queremos movernos desde el movimiento a la sociedad no solo persuadiendo a la gente de que se «una» a nuestro movimiento, si no a través de un lenguaje y una práctica polÌtica que trace las conexiones entre distintas prácticas e intenta disolver las diferencias entre dentro y fuera del movimiento, es decir, moverse realmente «desde el movimiento a la sociedad».

La única forma organizativa que parece apropiada es la propuesta por la izquierda libertaria: traslación o circulación de las luchas. Significa, simplemente, pensar en la organización en su sentido más básico: el desarrollo de la cooperación entre personas en la lucha; organización interna por cualquier grupo que se auto-defina como gente en lucha. Es la elaboración de una política de la diferencia que minimiza el antagonismo.

De acuerdo con Inmanuel Wallerstein, uno de los autores de Movimientos Antisistémicos, el libro que he mencionado más arriba, hemos entrado ahora en un período de «anarquía global». Este es un período de «transición anárquica global» desde el «sistema-mundo» vigente hacia otro diferente. El «sistema-mundo» capitalista está en declive. Pero el resultado final de este caos transicional es totalmente incierto.

Otro mundo que podría ser posible será una consecuencia de cómo actuamos y de cómo luchamos hoy. Uno de los problemas más inmediatos a los que nos enfrentamos es cómo encontrar una respuesta adecuada al fracaso del socialismo histórico. Esta respuesta es, desde mi punto de vista, completamente diferente de la que plantea el profesor Callinicos y sus estudiantes. Deberíamos celebrar las ideas que proceden de nuestros movimientos, reflejando nuestras prácticas organizativas, nuestra horizontalidad y nuestro trabajo en red. Esto significa que tenemos que mirar a las formas organizativas de las que este movimiento se dota. La desafortunada idea de la separación entre fines y medios nos llevó al divorcio entre la «vanguardia» leninista y el «otro mundo».

Esto es algo que tenemos que rechazar hoy, si vamos a crear una sociedad basada en la ayuda mutua, democracia directa y dignidad. Tenemos que rechazar la distinción tradicional entre revolución, reforma y anarquismo porque la cuestión de quién controla el Estado no debería ser foco de nuestra atención. Wallerstein quizás lleva razón cuando dice que para los viejos movimientos no había «otra opción» que la de obtener el poder del Estado porque ellos estaban actuando en el ámbito del «sistema-mundo» capitalista, que era básicamente estable. Hoy, cuando el sistema mundial capitalista está en crisis, si no estamos dispuestos a renunciar a nuestros sueños de un mundo democrático e igualitario, debemos reinventar la idea anarquista de «cambiar el mundo sin tomar el poder». En otras palabras, la respuesta a la «Anarquía global» es el «Anarquismo global».

Notas

1- Traducido al castellano: Hopkins T.K, Wallerstein, I y Arrighi, G. (1999): Movimientos Antisitémicos. Akal, Madrid)

Nota de los traductores: Durante el último Foro Social Europeo surgió una polémica entre los «verticales» (organizaciones muy jerarquizadas como el Socialist Workers Party y sus diferentes brazos) y los «horizontales» (los grupos que organizaron los espacios autonomosparalelos al FSE, como los WOMBLES etc°). Esta polemica o division no es nuevo, y diversos escritores lo han analizado.

El mismo Grubacic escribe sobre las diferencias entre «tradicionalistas» y «los nuevos radicales»(vease por ej. Grubacic :»Life after social forums» en ZNET Febrero 2003). En el estado español hay grupos que también se acogen a esa definición y cuyo forma de organización política se basa en el asamblearismo, la horizontalidad y la autonomia de los espacios políticos de las instituciones vinculados al estado (los partidos politicos y los grandes sindicatos).

Traducción para Tortuga de Cristina Eguiarte, Sara López y David García