Una cosa soy yo, otra cosa son mis escritos. Antes de hablar de ellos tocaré la cuestión de si han sido comprendidos o in-comprendidos. Lo hago con la negligencia que, de algún modo, resulta inapropiada, pues no ha llegado aún el tiempo de hacer esa pregunta. Tampoco para mí mismo ha llegado aún el […]
Una cosa soy yo, otra cosa son mis escritos.
Antes de hablar de ellos tocaré la cuestión de si
han sido comprendidos o in-comprendidos.
Lo hago con la negligencia que, de algún modo, resulta inapropiada,
pues no ha llegado aún el tiempo de hacer esa pregunta.
Tampoco para mí mismo ha llegado aún el tiempo,
algunos nacen póstumamente.
F. Nietzsche i
Nicolás González Varela soltó hace días ii la liebre en Rebelión; fue respondido por varios articulistas (entre los cuales me cuento iii ). El primero -y muy certero- fue Luis Roca Jusmet iv .
Ahora, González Varela, evidentemente muy ofendido por que se ponga en duda su brillante, rompedora e inédita conclusión de que Nietzsche es el alma del nazismo, vuelve a extenderse (¡en el sentido más literal del término!), cargando especial y biliarmente contra Roca. A los demás, sólo de pasada, nos engloba como » previsible y automática reacción fóbica de la corporación de profesores universitarios, ayudantes de cátedra, becarios de investigación, articulistas, directores de revistas literarias de izquierda incluso de algún gurú consagrado», y califica nuestras intervenciones en el debate de «reflejos pavlovianos». Sin duda, González Varela es de los que adoran el debate… siempre y cuando no se le replique.
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Ante todo y para redimirme del sarcasmo antes lanzado, debo admitir que ambos artículos de González Varela sí ofrecen un par de aportaciones novedosas, rompedoras, incluso -diría- súmamente desconcertantes:
Una, considerar a Nietzsche cubierto de «falso bronce académico burgués», «una vaca sagrada intocable: quién [sic] ose contradecir el canon [sic] académico puede retroceder ochenta y siete escalones de reencarnación. Si el centro del Hinduismo es la protección de las vacas [?], la protección de la reputación de Nietzsche es uno de los más maravillosos fenómenos de la evolución del progresismo europeo.»
Otra, gloriosa, ya apuntada en el primer artículo y apasionadamente sostenida en el segundo, consiste en afirmar que una lectura «correcta» de cualquier autor es la que se hace de modo literal, al pie de la letra. Cito:
-«(…) los nietzscheanos de siempre, los que lo leyeron correctamente: nazis, neo-fascistas y conservadores de toda la vida.»
-«Lo que quise señalar es que los lectores de derecha de Nietzsche lo han leído «correctamente», es decir: sin tergiversar, sin obviar, sin ocultar, sin reprimir, sin falsificar, sin sofocar al Nietzsche original. Sin inventarse un Nietzsche ad hoc a la medida de nuestras limitaciones y mirada bizca.»
-«Los intelectuales fascistas lo interpretan sin aplicarle una ridícula hermenéutica de la inocencia o negarse a la literalidad de su lectura.»
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Quizá ando muy despistado. G.Varela diría que mi exceso de «fe» nietzscheana me hace tergiversar la realidad, pero considero que Nietzsche fue, es y será un autor maldito. Su lectura es siempre incómoda, incluso irritante; de hecho, ésta es una de sus principales virtudes, que, por ser expresa intención del autor, efectivamente nos fascina a muchos. Ver al autor que más profundamente cargó contra los valores occidentales (todavía hoy hegemónicos) calificado de conservador… es algo que sinceramente desmonta al más pintado. La relectura y hasta cierto punto «recuperación» de Nietzsche por parte de la izquierda es un fenómeno muy reciente (menos de 50 años). La retirada del sambenito nacionalsocialista en círculos masivos está apenas comenzando.
Por otro lado, nada más ajeno a Nietzsche que la fe. Él mismo nos lo recuerda en muchas ocasiones. La más extensa, quizá, en su Ecce Homo v:
No habla aquí un fanático, aquí no se «predica», aquí no se exige fe. (…)nadie es dueño de tener oídos para escuchar a Zaratustra… ¿No es Zaratustra, con todo esto, un seductor?… ¿Qué es, sin embargo, lo que él mismo dice cuando por primera vez retorna a su soledad? Exactamente lo contrario de lo que en tal caso diría cualquier «sabio», «santo», «redentor del mundo» y otros decadentes… No sólo habla de manera distinta, sino que también es distinto…
A continuación, obsesionado por la intuición de que su obra será fácil y repetidamente malinterpretada, cita un fragmento clave de su Zaratustra:
¡Ahora yo me voy solo, discípulos míos!
¡También vosotros os vais ahora solos! Así lo quiero yo.
En verdad, éste es mi consejo: ¡Alejáos de mí y guardáos de Zaratustra!
Y aún mejor: ¡avergonzáos de él! Tal vez os ha engañado.
El hombre del conocimiento no sólo tiene que saber amar a sus enemigos,
tiene que saber también a sus amigos.
Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo.
¿Y porqué no vais a desojar vosotros mi corona?
Vosotros me veneráis: pero ¿qué ocurrirá si un día vuestra veneración se derrumba? ¡Cuidad de que no os aplaste una estatua!
¿Decís que no creéis en Zaratustra? ¡Mas qué importa Zaratustra!
Vosotros soy mis creyentes, mas ¡qué importan todos los creyentes!
No os habíais buscado aún a vosotros: entonces me encontrásteis.
Así hacen todos los creyentes: por eso vale tan poco toda fe.
Ahora os ordeno que me perdáis y que os encontréis a vosotros;
Y sólo cuando hayáis renegado de mí, volveré entre vosotros…
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Pero poco le importan a G.Varela este tipo de sutilezas. Él no está para paradojas.
Una lectura «correcta» , «científica» -¡llega a decir incluso!- es la literal. Le indigna profundamente que haya quien pretenda interpretar además de leer: «Y es que lo que no se desea es leer literalmente: Se debe leer a Nietzsche como se escucha la música (Giorgio Colli); Quien se toma a Nietzsche al pie de la letra está perdido (Thomas Mann); la individualidad de Nietzsche es irreducible [a un análisis histórico y semántico de sus textos] (Foucault); No se comprende en absoluto a Nietzsche si se considera lo que ha sido por escrito (Sloterdijk) y siguen las firmas. Los nietzscheanos coinciden en un importante punto: la reconstrucción histórico-filológica es irrelevante. A la Razón le oponen la Fe.»
Los «nitzscheanos» somos creyentes, y la fe embota nuestro raciocinio. Punto. Los grandes autores burlonamente citados (¿debería decir denunciados?) por G.Varela en esa lista, supongo que también Hermann Hesse y Khalil Gibran… y no digamos ya los más modestos miembros de esa conspirativa cofradía nietzscheana como Roca o yo mismo, (¡vaya usted a saber con qué tenebroso objetivo!) hacemos imposibles acrobacias para intentar conciliar nuestra idolatría mostachuda con nuestras ideas progresistas.
Yo, en mi inopia, antes de topar con las revelaciones de G.Varela, creía -¡iluso de mi!- que la fe y su expresión más extrema, el fanatismo, nacían precisamente de lecturas literales de libros sagrados. Resulta que no es así. Si trasladásemos la argumentación de Varela al plano religioso, descubriríamos que la correcta interpretación del islam es el wahhabismo, mientras que los sufís son una pandilla de fanáticos precisamente porque se niegan a leer y aplicar el Corán al pie de la letra. Deslumbrante.
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Sorprende la apabullante cantidad de datos, fechas y nombres que (más o menos verídicos) G.Varela aporta en ambos artículos, dándoles así apariencia respetable, irrefutable y «científica». G.Varela no es un desinformado que juzga a la ligera. Maneja más datos bio y bibliográficos sobre Nietzsche que muchos «nietzscheanos».
Esto, precisamente, hace que toda su argumentación sea definitivamente desconcertante. No puede ser justificada por surgir de un análisis apresurado; nace de una constante interpretación parcial y mutilada (precisamente de lo que él nos acusa a los nietzscheanos), de profundo maniqueísmo y una soberbia (en amplio sentido) estrechez de miras.
Y para nada inocente. Porque tan espectacular despliegue hermenéutico casualmente pasa por alto fragmentos muy, muy explícitos que un amante de la literalidad como G.Varela debería apreciar:
-«Alemania, Alemania por encima de todo es quizá el lema más estúpido que se ha dicho hasta ahora. Me pregunto porqué en particular Alemania, si no quiere, defiende y representa algo más valioso que lo que ha representado cualquier otro poder anterior. En sí sólo es un gran Estado más, una majadería en el mundo.»
-«Contra lo ario y lo semítico. Donde se mezclan las razas está el orígen de una gran cultura.»
-«El otro día me ha escrito un tal señor Theodor Fritsch de Leipzig. No hay banda más sinvergüenza y estúpida en Alemania que estos antisemitas. En agradecimiento, le he respondido por carta mandándole un puntapié conveniente. Esta chusma se atreve a mentar el nombre de Zaratustra. ¡Asco!, ¡asco!, ¡asco!» vi
-«¿Lo que no le he perdonado nunca a Wagner? El haber condescendido con los alemanes, el haberse convertido en alemán de Reich… A donde Alemania llega, corrompe la cultura.»
-«¿Qué había ocurrido? ¡Se había traducido a Wagner al alemán! (…) ¡El arte alemán!, ¡el maestro alemán!, ¡la cerveza alemana! (…) ¡En verdad, una compañía que ponía los pelos de punta! (…) No falta entre ellos ningún engendro, ni siquiera el antisemita. -¡Pobre Wagner! ¡Dónde había caído!- ¡Si al menos hubiera caído entre puercos! ¡Pero entre alemanes!…» vii
… Y podríamos seguir durante horas, pero no pretendo competir con G.Varela en extensión y densidad. Tan sólo pretendo demostrar que lo que él denuncia como «hermenéutica de la inocencia» consiste tan sólo en acercarse a las obras publicadas, accesibles en cualquier librería, con la curiosidad despierta, los ojos abiertos y el espíritu libre.
Él, en cambio, sí se sumerge en una hermenéutica de la culpabilidad, obtusa, simplista y con patinazos tan deplorables como decir que » Aquí [en El Nacimiento de la Tragedia] hay poco rigor filológico (basta leer las críticas del eminente filólogo contemporáneo Wilamovitz o de su padrino académico el profesor Rischl que definió al libro como «brillante extravagancia»)»…
…Cuando es de catón que la tesis sostenida por Nietzsche en dicho libro (que el germen de la cultura helénica es la tragedia, y el de ésta los ritos dionisíacos; y no el culto apolíneo como los biempensantes y etnocéntricos eruditos pretendían), acabó siendo considerada unánimemente como correcta. Y no sólo en filología, sino en Historia Antigua, Historia del Arte, Antropología, etc. El «eminente filólogo» Wilamowitz equivale hoy a los inquisidores que condenaron las tesis de Copérnico, Galileo, Servet y tantos otros.
Como dijo Montaigne, «Nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con aplicación.»
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Resumiendo (y pido perdón por haberme extendido tantísimo): G.Varela, lejos de su pretensión de aportar aire nuevo, romper una convención, correr un velo o abrir un camino, se limita a resucitar contra Nietzsche viejos tópicos trillados, mediocres y (casi) superados. Como tantos otros de su estilo, necesita histéricamente clasificar, aunque sea a la fuerza y prejuzgando al sujeto clasificado: » Es siempre correcto preguntar a cada pensador qué ideología representa, pero quien formula la pregunta debe ofrecer la respuesta.» (!!!) ; y un autor inclasificable por excelencia como Nietzsche le produce lógicamente urticaria.
Fuera el valor. Lejos la crítica y la reflexión honda y despiadada que nos haga replantearnos humana y políticamente. Si se es comunista, sólo se debe leer a Marx, Engels yderivados. Y de manera «correcta», es decir: literal. Mejor aún: puestos a lecturas literales, ¡leamos tan sólo panfletos! ¡Ahorraremos tiempo y evitaremos peligrosas heterodoxias!…
González Varela nos propone un Eterno Retorno de lo Mediocre. Y de lo Plúmbeo.
i Ecce Homo (1888). Alianza Editorial, 1971. Traducción de Andrés Sánchez Pascual.
ii http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68520&titular=el-joven-nietzsche-o-el-instinto-aristocr%E1tico-como-pol%EDtica-
iii http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68756&titular=nietzsche-tantas-veces-como-haga-falta-
iv http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68699&titular=nietzsche-otra-vez- , apoyándose en un artículo publicado por él mismo anteriormente: http://rebelion.org/noticia.php?id=67374
v Véase nota 1.
Esta cita y las dos que la preceden son fragmentos póstumos (1885-1888) publicados, por ejemplo, en el número 40 de la revista Archipiélago.
vii Esta cita y la que la precede son fragmentos del Ecce Homo (véase nota 1).
Enlaces relacionados:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69049
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68995&titular=nietzsche-y-la-pol%EDtica-una-controversia-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68756&titular=nietzsche-tantas-veces-como-haga-falta-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68791&titular=el-an-arquismo-como-ontolog%EDa-pol%EDtica-en-martin-heidegger-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68699&titular=nietzsche-otra-vez-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68520&titular=el-joven-nietzsche-o-el-instinto-aristocr%E1tico-como-pol%EDtica-