En el régimen capitalista, la civilización, la libertad y la riqueza hacen pensar en un rico harto de comida que pudre todo lo vivo y no deja vivir lo que es joven. Pero lo que es joven crece y alcanza la cumbre pase lo que pase. Lenin Las revueltas del norte de Africa, principalmente en […]
En el régimen capitalista, la civilización, la libertad y la riqueza hacen pensar en un rico harto de comida que pudre todo lo vivo y no deja vivir lo que es joven. Pero lo que es joven crece y alcanza la cumbre pase lo que pase.
Lenin
Las revueltas del norte de Africa, principalmente en Túnez y Egipto, y el papel jugado por la juventud, han puesto puntos suspensivos y alejado momentáneamente de los medios, a un proceso que podríamos calificar junto a Franco Berardi, «Bifo», de «una suerte de insurrección europea» [1] .
Francia
Setiembre/Octubre 2010. La participación de los jóvenes en el movimiento de protesta por la reforma de las jubilaciones. Las manifestaciones reúnen a bachilleres del centro de las ciudades y de los barrios periféricos, a alumnos de diferentes edades, algunos muy jóvenes. También chicas y mujeres jóvenes enfrentándose a la policía. Una parte se moviliza claramente por el tema de las jubilaciones porque temen que el retraso en la edad de jubilación de sus mayores disminuya el número de puestos que quedarán para los recién llegados al mercado de trabajo, pero por encima hay una exasperación política, alimentada por el contraste entre los planes de salvamento de los bancos y los sacrificios requeridos a la población trabajadora. Se trata de una coalición de estudiantes con ferroviarios, empleados públicos y privados, profesores, empleados administrativos, estibadores del puerto, jubilados y desempleados.
«No queremos que nuestros padres se mueran trabajando, y nosotros no nos queremos secar bajo el sol buscando casa y trabajo», dice un muchacho de 19 años. «Creían que en la economía inmaterial ya no había más trabajadores, ni manos curtidas, ni estudiantes en la miseria, ni responsabilidad colectiva a la hora de defender los derechos», explica Arnauld, un estudiante de segundo año de química. «Somos la parte que los especialistas en estadísticas no tomaron en cuenta», agrega Michel, otro estudiante de la misma materia. «Hay 25 % de desempleo entre los jóvenes, y el gobierno quiere hacer trabajar a la gente hasta los 70 años. ¡Una locura!». «Por eso hemos venido con los sindicatos», comenta Lucie, una joven recién ingresada a la Universidad. «Estamos hartos del cinismo, de la arrogancia del gobierno, de las injusticias permanentes, de ver cómo hacia arriba se viola la ley y hacia abajo nos ponen presos por cualquier insignificancia.» [2]
Detrás de la confrontación social por las jubilaciones, hay un fenómeno de proporciones dramáticas: la juventud francesa atraviesa un período negro con tasas de desempleo por encima de las normales, niveles de pobreza drásticos y exigencias carcelarias para encontrar una vivienda. «Juventud sacrificada», «generación perdida», «futuro sin trabajo y sin casa», «juventud excluida», los calificativos que retratan el panorama de los jóvenes en Francia son un catálogo del pesimismo que se instaló en las nuevas generaciones.
Los datos son un espejo de ese desaliento. En 2010, 24 % de los jóvenes activos estaba sin trabajo mientras que la tasa de pobreza entre los jóvenes de 20 y 29 años llegaba al 11 %. «Es una generación perdida», dijo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un informe de agosto de este año. Si se comparan los niveles de desempleo mundiales con el francés, el calificativo no es exagerado: 13 % contra casi el 25 % en Francia.
El ingreso en la vida activa de los jóvenes es a menudo una carrera de obstáculos y humillaciones. «Nos plantean exigencias delirantes. Si buscamos trabajo nos requieren 5 años de experiencia, y si buscamos casa nos imponen salarios que sólo una persona que lleva años en la vida activa puede ganar. Es un círculo vicioso en el que la miseria gana cada vez más terreno», cuenta Valentine, una informática de 23 años que lleva más de un año buscando trabajo y dos sin encontrar una vivienda. Estas dificultades «básicas» se incrementan en proporciones de exclusión demoledoras si el joven es hijo de inmigrados, tiene un nombre árabe o rasgos de otras latitudes. [3]
Reino Unido
El 10/11 más de 40 mil estudiantes y docentes de los sectores universitario y terciario recorrieron las calles de Londres y paralizaron el centro de la ciudad desde el mediodía hasta finales de la tarde para expresar su oposición a los recortes en el presupuesto educativo. La protesta, que fue convocada por el sindicato de estudiantes (NUS) y de docentes (UCU) fue la más grande en generaciones y dejó en claro que los trabajadores y estudiantes no están dispuestos a pagar una crisis que ellos no crearon. A pocos días de haber anunciado un drástico paquete de medidas de recorte, el gobierno dio a conocer su decisión de triplicar, a partir de 2012, los aranceles universitarios -ya inaccesibles para los hijos de los trabajadores y la población de menores ingresos-. El gobierno de la alianza conservadora liberal anunció su plan de recortar el presupuesto universitario en un 40% para el año 2014. Desde que se conoció la medida se han visto varias protestas de estudiantes universitarios, incluyendo ocupaciones de sedes universitarias. En Irlanda se vio una de las manifestaciones de estudiantes más numerosa de los últimos tiempos.
Los carteles decían: ¡Impuestos a los ricos, no a los estudiantes! ¡La educación es un derecho! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas no los estudiantes! ¡Universidad para todos! ¡Educación gratuita, ya!
Pero los estudiantes no están solos. También en noviembre los trabajadores del subterráneo londinense y los periodistas de la BBC salieron a la lucha en una clara señal de oposición a los ataques implementados por sus patronales.
En el marco de los drásticos recortes en el sistema de beneficios y ayudas sociales y la pérdida de más de un millón de puestos de trabajo en el sector estatal, anunciados por el gobierno de la alianza conservadora-liberal, el desempleo juvenil alcanzó récord en el Reino Unido. La cifra total de adultos menores de 25 años que carecen de un puesto laboral ronda el millón de británicos, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) al cierre de noviembre último, publicados por el diario The Guardian.
En la actualidad, la tasa de desempleo juvenil alcanza el 20,3 %, el nivel más alto desde que comenzaron los registros en 1992.
Italia
En diciembre se votó la reforma de la Universidad. Así describe Marco Revelli a los jóvenes participantes de masivas movilizaciones de protesta: «Los protagonistas del martes (21.12) eran en gran parte menores de edad que no pueden decodificarse con ninguna de las claves del análisis político y social anterior. Son hijos del bienestar interrumpido, la generación «futuro cero». Pondré un ejemplo. En Turín, el Politécnico siempre había sido una escuela de élite y un lugar de orden. De él salían ingenieros formados dentro del horizonte de la gran empresa, que asumían sus códigos de funcionamiento. Eran los custodios del saber del gran capitalismo.
Pues bien, hoy el Politécnico es el más radicalizado. He oído hablar a investigadores e ingenieros y me parecía estar oyendo a los obreros de Mirafiori de los años ochenta. Fuerza de trabajo utilizada en un gran ciclo a la que de repente se priva de derechos y orgullo para arrojarla a un segmento periférico.
El otro día, delante del aula magna, había una pancarta que decía: «Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo». Los recursos se han esfumado en los grandes circuitos financieros globales, están deslocalizados.» [4]
Puerto Rico y Wisconsin (EE. UU.)
Desde diciembre los estudiantes puertorriqueños cumplen una huelga contra el aumento del 300% de la matrícula universitaria. En un comunicado, los empleados de la UPR manifestaron su solidaridad con los universitarios en huelga, criticaron además el intento del gobierno de descalificar la huelga estudiantil y aseguraron en nota a la prensa que la intención de los alumnos es luchar por el «derecho de todos los puertorriqueños a una educación universitaria pública y el acceso al ofrecimiento de labores académicas e investigativas de calidad».
El sábado 26 de febrero, más de cien mil personas se concentraron en Madison, Wisconsin, para manifestarse en contra de la iniciativa del gobernador republicano Scott Walker para eliminar los derechos a la negociación colectiva de la mayoría de los empleados públicos. Se trata de la manifestación más grande acaecida en Madison desde la guerra de Vietnam. Decenas de miles de personas marcharon en manifestaciones de solidaridad en todo el país. En Nueva York, miles se reunieron en una concentración para «Salvar el sueño estadounidense» en las afueras de la municipalidad.
Multitudes de varios miles de personas también se congregaron en Chicago, Columbus, Los Ángeles y Denver, entre otras ciudades. En Wisconsin, centenares de manifestantes desafiaron las órdenes de la policía y durmieron en el interior de la sede del gobierno el domingo por la noche, a pesar de la orden de Walker de que abandonaran el lugar. La policía de la sede del gobierno decidió no hacer cumplir la orden de Walker luego de que centenares de activistas sindicales, estudiantes y manifestantes insistieron en permanecer allí.
El cineasta norteamericano Michael Moore se sorprendía de la participación estudiantil en las multitudinarias movilizaciones: «¿Qué les parece eso de que cientos de estudiantes de secundaria de Wisconsin hayan abandonando las clases hace cuatro días y hayan ocupado ahora el edificio gubernamental del Capitolio y sus jardines en Madison para pedir que el gobernador detenga sus ataques a los profesores y a otros trabajadores estatales?
Yo tengo que decir que es una de las cosas más extraordinarias que he visto en años. Ahora estamos viviendo uno de los momentos más asombrosos de la historia. Y este momento ha llegado porque todos los jóvenes del mundo han decidido que ya han tenido bastante.»
¿De vuelta a mayo del 68?
Era la pregunta que comenzaban a hacerse varios analistas de la rebelión juvenil en Europa [5] cuando aquélla pasó a alimentar el fuego de las revueltas árabes.
El mayo francés del 68 fue un levantamiento masivo en un país del capitalismo avanzado después de 20 años en condiciones de prosperidad imperialista. Este no es el caso por la actual crisis que atraviesan las economías avanzadas. En la actualidad la repartición de la renta nacional es el eje de la disputa. En el pasado lo fue el cambio o mantenimiento de las estructuras capitalistas en las fábricas, en la economía y en toda la sociedad burguesa. La huelga general contra los aparatos políticos y sindicales de la clase obrera y contra el poder fue la expresión de la ruptura entre la clase obrera y sus dirigentes. Tampoco la situación ha llegado a este punto.
Sin embargo, se tratan de imponer límites al acceso a los estudios superiores, reservando la Universidad a las futuras élites dirigentes. El adolescente que termina un aprendizaje profesional o estudios superiores no es esperado como fuerza de trabajo socialmente deseada. Los empleos son escasos y sin relación con el nivel cultural. Los estudios dejan de ser un derecho, son un privilegio. Un lujo que se paga. Se trata de contradicciones que no podrán ser reabsorbidas ni atenuadas por el sistema en los años por venir. De allí que la radicalización de la generación de menos de 25 años sea un fenómeno mundial y que sus temas sean convergentes, lo que indica el carácter fundamental y no circunstancial del movimiento. La dominación del capital se ha hecho inaceptable para el mundo juvenil.
Sumado a todo esto, las movilizaciones juveniles en Europa, el norte de Africa y América retoman una de las características centrales de Mayo del 68: la unidad obrero-estudiantil. Dimos varios ejemplos a lo largo del artículo. Nos interesa finalizar destacando los párrafos finales del manifiesto de los estudiantes de Rennes 2 a los trabajadores, parados y precarios de los países de la UE [6] :
«Ferroviarios belgas, siderúrgicos castellanos, portuarios marselleses, intermediarios griegos, interinos, precarios e indeseables de todas partes, vuestra lucha es la nuestra. En todas partes debemos responder de forma solidaria y coordinada a cada ataque de cualquiera de nuestros oligarcas nacionales más o menos cómplices de los comisarios y de los banqueros europeos.
Para detener las contrarreformas y los planes rigurosos, por la mejora de nuestras condiciones de vida, por una política de apertura y solidaridad con relación a los emigrantes y proletarios de todos los países, organicemos en todas partes comités de lucha, asambleas generales interprofesionales, brigadas de piquetes volantes coordinados paso a paso más allá de las fronteras. Bloqueemos la Europa del capital, desbloqueemos la Europa-fortaleza, librémonos de los Sarkozy, Merkel, Barroso ¡y Berlusconi! Huelga general indefinida! ¡Bloqueo económico!».
* Este texto fue publicado anteriormente en Revista Topía – AÑO XXI – NUMERO 61 – ABRIL/JULIO 2011
[1] Las luchas estudiantiles no son una explosión pasajera, sino el inicio de un largo período que marcará el próximo decenio, una suerte de insurrección europea. (Franco Berardi, Bifo, «Seré sintético»).
[2] Febbro, Eduardo, «Que vivan los estudiantes», Página 12, 24.10.2010.
[3] Fuente : http://www.pagina12.com.ar/
[4] Fuente: http://www.megachipdue.info/
[5] Ver Cueli, José, en http://www.jornada.unam.mx/
Triana, Fausto, en Prensa Latina, 16.10.2010.
Febbro, Eduardo, en http://www.pagina12.com.ar/
[6] Ver http://juralibertaire.over-
* El autor es sociólogo
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.