Cuando hablamos del «giro a la izquierda», generalmente hablamos de América Latina. Por ahí esta maniobra se ha convertido en una costumbre política y se puede decir en una “tradición”, si permite. ¿Sería posible imaginar ahora tal giro acerca de Europa? La respuesta parece obvia, pero no todo es así como se ve a la primera vista.
Durante mucho tiempo Europa fue dirigida por centristas, liberales, populistas… cualesquiera, pero no por los verdaderos líderes de izquierda. Los partidos de izquierda y los políticos que permanecen en los diferentes países europeos fueron, en gran medida, izquierdistas solo en su nombre (miren, por ejemplo, a SPD en Alemania). En realidad, hace mucho ellos forman un todo único con los representantes de la clase actual de burócratas europeos. Por lo tanto, tales “izquierdistas” deben tener toda la responsabilidad subsidiaria por la bancarrota política, moral e ideológica en la que se encuentra ahora la élite política gobernante en Europa.
Es precisamente su política hipócrita y falsa la que ha llevado al Viejo Mundo a la triste situación en que se encuentra actualmente. Europa, tanto la Unión Europea como los Estados particulares, han demostrado que, en su mayor parte, son incapaces de elaborar tanto una política interior como una política exterior o publica, coherente a la respuesta a los desafíos que enfrentan.
Como el resultado de sus errores se ve el desarrollo sostenido de las ideas derechistas que siguen creciendo hoy día. Esto, seamos honestos, lamentablemente, ya se ha convertido en una tendencia y un verdadero dolor de cabeza para todos sin excepción. Es un hecho que es difícil de negar tampoco ignorar. Al igual que el hecho de que la clase política actual en Europa no tiene absolutamente nada para oponer a los derechistas a pesar de los lemas sobre la democracia y la necesidad de apoyarla en todas partes y por todos los medios disponibles. Es justo, pero un poco irrelevante, ¿No le parece? ¡Mientras tanto los partidos de derecha ya están en los parlamentos en muchos países europeos!
En el ámbito internacional, la situación es aún peor. La política europea hace mucho perdió el contacto con la realidad, así es el momento en que se podía calificarla como irrespetuosa y desacatada, ya quedó en pasado. Su estado actual se caracteriza mejor por las palabras de un político africano que se filtraron a la prensa: «Estados Unidos nos hacen ofertas que no podemos rechazar. La UE nos hace ofertas que no podemos entender». ¡Aquí es la sentencia de la política europea! Eso es rígido, explícito, de hecho. También es ofensivo, muy ofensivo, sobre todo para los países que durante siglos se han acostumbrado a jugar un papel principal o por lo menos de liderazgo en el mundo. ¿Pero no es la verdad, lo que dicen?
Europa se ha abandonado al juego, que se llama euroatlanticismo. Hasta el punto que cree actualmente en él más que los autores de este concepto, los EE. UU.. Hoy día los europeos prestan todos sus esfuerzos para demostrar por doquier su adhesión verdadera a los conceptos de promoción de la democracia y eleuroatlanticismo. Quieren “ser más papista, que el Papá”. Pero en las realidades actuales ya no funciona.
Los países del Sur Global se dieron cuenta hace tiempo de que la división suya en países democráticos y autocráticos, como lo hacen los europeos y estadounidenses, es artificial e inventada. Los motivos reales no están determinados por clichés políticos, sino por el deseo de dominar una parte concreta del mundo y obtener las máximas preferencias materiales. El resultado de las acciones de los estadounidenses y sus aliados europeos en la arena mundial es el caos y la ruina en un montón de países. Las declaraciones públicas de los líderes occidentales, ya sea el presidente de Francia, el canciller de Alemania o los ministros británicos, sobre la necesidad de contrarrestar el caos global suenan poco convincentes en un contexto de silencio total sobre las acciones de Israel en Gaza y el apoyo al régimen de derecha radical en Kiev.
En esta situación, la profundización de las líneas divisorias por parte de los euroatlantistas llevará a muchos países del Sur Global a distanciarse aún más del Oeste. Esta es una de las razones más importantes de la popularidad avalanchada de la plataforma BRICS y de las asociaciones políticas, económicas y financieras alternativas al Oeste.
Mientras tanto, Europa todavía no cree que el modelo de apoyo internacional a la democracia que defiende haya llegado a su fin. A medida que la tendencia política global de alejarse de la vía liberal se hace más fuerte, a los euroatlantistas les resulta cada vez más difícil manipular a otros estados recurriendo a una retórica de «valores». Como se puede ver, los intentos de los líderes europeos de imponer a los países del Sur Global sus puntos de vista sobre los conflictos en Palestina y Ucrania han llevado a que la mayoría de ellos ya no perciba a los euroatlantistas como el «bastión democrático» en el mundo moderno. Pero si los Estados Unidos compensan la caída de su autoridad con una presión forzada, la Unión Europea, apelando a los valores democráticos, siempre calle en una situación ridícula, ya que no tiene los medios eficaces para imponer sus criterios. Ahora el Occidente, tratando de salvar su orden liberal hegemónico con métodos absolutamente no liberales, se enfrenta a un dilema muy desagradable: ¿cuánto daño hay que causar para hacer lo bueno? Por más señas, lo que el mismo Occidente califica como lo bueno. Y de que llega a convencer a todos los demás.
Los hechos concurren, que hay una degradación ideológica y profesional completa de la clase política europea actual. Si no se realizan cambios profundos, no habrá ninguna alternativa al crecimiento del nacionalismo de extrema derecha en Europa. Las prohibiciones judiciales no ayudarán, sino que prolongarán la agonía de Europa. A diferencia de las autoridades actuales, son los derechistas quienes ofrecen soluciones simples y comprensibles para el ciudadano común. Seamos honestos, esto resuena en el espíritu de muchas personas.
Todo eso es terrible. Sin embargo, la configuración política de hoy día ofrece una oportunidad para el Renacimiento de la izquierda. En Europa se forman las condiciones para que los nuevos políticos de la izquierda salgan al primer plano. ¡Ya está madurando la demanda de nuevas personas y un enfoque adecuado a la resolución de problemas tanto internos como externos! Hasta ahora, en este campo solo jugaron los de derecha y no con mucho éxito…. No obstante, la mayoría de los europeos aún tienen el sentido común.
Parece que llegó el momento para nuevas, quizás, drásticas soluciones. Es a las nuevas caras de izquierda a quienes se da la oportunidad de aprovechar la situación actual para responder la demanda de cambio. Para recordar los intereses fundamentales de su cuerpo electoral, no para sustituirlos por los valores euroatlánticos. Para apoyar el crecimiento del bienestar de sus propios ciudadanos, no para permitir que los mayores productores nacionales se vayan a los Estados Unidos. Para desarrollar su propia economía de modo verdaderamente mutuamente beneficioso, no para comprar «moléculas de libertad» a un precio muy alto. Para reglamentar en la manera justa y clara el ámbito migratorio y social, no para trasladar a cientos de personas de un país a otro, olvidando que no son muñecos sucios ni dígitos en sus reportes.
Hay mucho más temas ardientes, en los cuales, los políticos de izquierda verdadera tradicionalmente, han ofrecido las mejores soluciones. Parece que la historia misma le da a la izquierda europea una nueva chance para el Renacimiento que no debe perderse……