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El gran circo de los bufones de la Dictadura

Fuentes: Rebelión

Me han dicho que escribir un comentario político refiriéndome al ex -senador Jaime Guzmán, no es aconsejable; menos ahora cuando su partido la UDI clama a los cuatro puntos cardinales, porque los culpables de su asesinato estén detenidos en la cárceles de Chile. Me han pedido calmar la pluma, porque cuando se es director de […]

Me han dicho que escribir un comentario político refiriéndome al ex -senador Jaime Guzmán, no es aconsejable; menos ahora cuando su partido la UDI clama a los cuatro puntos cardinales, porque los culpables de su asesinato estén detenidos en la cárceles de Chile.

Me han pedido calmar la pluma, porque cuando se es director de un medio de comunicación, por pequeño que parezca, se tiene una responsabilidad superior.

Por último, me han recalcado que con los muertos es necesario tener un poco de respeto y generosidad. Tomando en consideración todo lo anterior y sopesando la virulenta actitud de la dirigencia de la UDI en los días previos a la cumbre del CELAC. Creo que guardar silencio o cubrir el teclado del notebook, luego de observar el patético circo, auspiciado, elaborado, actuado y dirigido por los secuestradores permanentes de la democracia chilena, custodios de la herencia dictatorial y «escuderos de la orden de los dueños de Chile». Resultaría un acto de cobardía intelectual.

Cómo no irritarse con los que sin ningún decoro, en un acto de impudicia política, se han atrevido a exponer ante la comunidad internacional, la falta de justicia ante el asesinato del parlamentario Jaime Guzmán. A ellos que se les nombró un Ministro en Visita a las pocas horas, destinando el gobierno de entonces personal especializado con dedicación exclusiva. Patricio Melero, actual senador y presidente de la colectividad de derecha, ha tenido la desfachatez de exigir «Verdad y Justicia» como si el caso del Senador hubiera quedado en el olvido, como si las instituciones de justicia del periodo, se hubieran comportado como ciegas y sordas ante la interpelación de sus familiares, de hecho el ex -presidente de la Corte Suprema Milton Juica refiriéndose a ese tipo de aseveraciones el año 2010 explicó:

«En verdad, en Chile se hizo toda la indagatoria, se determinaron todas las responsabilidades, las personas fueron condenadas y las personas empezaron a cumplir las penas. Ahora, es otro asunto que algunas personas se hayan fugado y otras antes de ser juzgadas se hayan ido a otro país. El Poder Judicial cumplió con sus tarea de solicitar las extradiciones respectivas, y hasta ahí no más llega nuestra tarea «(El Mercurio 7 de septiembre del año 2010)

Nos encontramos frente a una manipulación siniestra, insensible y desproporcionada, cómo reaccionarían los familiares de Carlos Lorca (PS), médico y diputado en la golpeada democracia chilena, los de Luís Lobos (P.R.) contador y diputado, ambos víctimas de una dictadura cruel y asesina, ellos todavía esperan. Lo hacen por casi cuarenta años, quieren saber quiénes los ejecutaron, en qué circunstancias y dónde están sus restos. La única respuesta hasta hoy, de los integrantes del «gobierno cívico-militar» es el silencio.

El Goebbels Chileno

En esos mismos años, quienes ustedes llaman «el servidor público fundamental» (según la carta entregada al gobierno cubano) relata a su madre las importantes funciones que cumple para el régimen dictatorial.

«Personalmente estoy cooperando Full time con el Gobierno…colaboro en una comisión destinada a elaborar una nueva constitución y también en la organización de la propaganda y de la juventud, en la Secretaria General de Gobierno». (Jaime Guzmán, Escritos personales, Editorial, Zig-Zag, 1993, Tercera edición)

Desde las sombras, organiza discursos, apoyos de todo tipo y orquesta la pulcra imagen de la tiranía. Del movimiento al cual pertenece en ese entonces (los gremialistas) integra varias personas en la misma área de trabajo, es curioso que estando a cargo de toda la labor de informaciones, extrañamente no tuvieran idea de lo que ocurría, frente a sus narices. Guardo silencio con la operación Colombo, con el caso de los 119 ejecutados. Pero algunos lo disculpan porque tuvo piedad divina, y gracias a él, lograron escapar de las garras de la DINA.

En otro momento cruel de la historia, el Doctor en filología por la Universidad de Heidelberg y jefe de propaganda del Partido Nazi Joseph Goebbels, cuentan algunos que fue benévolo con ciertos integrantes del mundo de la cultura, con su venerable ayuda, pudieron huir de las garras de la Gestapo. El final de ese personaje funesto de la historia lo conocemos, su aprendiz latinoamericano puso su inteligencia, frialdad y astucia al servicio de la llamada «Junta Militar».

Sin embargo el principal aporte del Goebbels chileno, fue convencer a los militares de extender su sentido de «transitoriedad en el poder» para impedir el juicio público por las acciones cometidas:

«La junta tendría que hacer frente al siguiente conjunto de hechos: bombardeo de La Moneda, suicidio de Allende, numerosas órdenes de ejecuciones dictadas por consejos de guerra, presos políticos en islas y cárceles, disolución del Congreso…» (Memorándum. De Comité Creativo. Archivo Fundación Jaime Guzmán)

De ahí entonces que los señores de «las armas» escogen el «prudente» periodo de 17 años, para abrir la posibilidad de una democracia tutelada, como la que tenemos. Los chilenos debemos sentirnos agradecidos por tan loable labor.

Actos de esa naturaleza suponían su asesinato, creo que no, quienes lo perpetraron, cometieron un grave error, nos privaron de apuntar con el dedo al cómplice y encubridor del aparato comunicacional del régimen, nospudimosr disfrutar de su diarreica retórica medieval, por ejemplo en los tiempos de la detención del Dictador en Londres o verlo palidecer al contemplar al párroco Fernando Karadima, castigado por pederasta. A Jaime Guzmán se le debió juzgar política, ética y socialmente.

En cuanto al escrito enviado a la embajada cubana y a la opinión pública, contiene una imprecisión importante, cuando afirma que Guzmán fue acribillado por un comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, creado por el Partido Comunista en 1983, la información parece correcta, pero nuevamente se vulnera la verdad, porque ese Frente, el de 1983 se divide en 1987, desvinculándose sus militantes del Partido Comunista y por tanto generando una organización político-militar distinta, cuya estrategia fue públicamente conocida como Guerra Patriótica Nacional. La organización responsable del crimen en 1991, es distinta y eso no es recogido por el documento, por tanto pierde seriedad, pretende sacar un provecho mediático, culpando por extensión a otras organizaciones políticas.

En síntesis, como buenos discípulos del gran orquestador de mentiras del régimen, hoy sus seguidores pretenden presentar al consiglieri del déspota, como un demócrata, al Partido Comunista como responsable del crimen, a los gobiernos de La Concertación como cómplices y a los países de la región como insensibles con su causa, como serían Argentina y Cuba. Sin contar los países europeos que han negado la posibilidad de extraditar a militantes de la organización política perseguida por la UDI.

La derecha chilena miope y mentecata, quiso sacar pequeñas ventajas de una cumbre internacional como la que se realiza en nuestro país (CELAC): trató de cubanizarla, intentó levantar a un conspicuo anti-demócrata como Jaime Guzmán, en figura internacional, osó ocupar en su provecho las consignas de «Verdad y Justicia» pero la fuerza de esas palabras queman o hace que luzcan como bufones los que las enarbolan y repiten hasta que pierdan sentido.

La función se termina, los payasos, saltimbanquis y hechiceros de la palabra volverán a sus escondites, mientras los chilenos que piensan, todavía nos preguntamos cómo es posible que usen las consignas de los Familiares de los Detenidos Desaparecidos, aquellos que consintieron que se asesinara en Chile, entre muchos otros, a un Premio Nobel de Literatura como Pablo Neruda y a un ex – Presidente de la República como Eduardo Frei Montalva. A ellos las palabras de Verdad y Justicia, caen con todo su peso, sobre las conciencias de los civiles cómplices y encubridores de las violaciones a los derechos fundamentales durante diecisiete años, además del silencio prolongado que extiende el dolor de las víctimas.

 

Omar Cid Escritor, Director de Crónica Digital