En un momento cuando las grandes producciones de Hollywood están en suspenso, la autora reflexiona sobre las otras películas, las excluidas por la industria del cine, las que están en proceso de ser escritas y soñadas.
Siempre es emocionante presenciar la graduación de un estudiante, pero en este caso estoy particularmente conmovida porque se trata de un proyecto de guion para una película de fantasía ambientada en la sierra del Ecuador, motivada por una experiencia personal y basada en una investigación en torno al color en la cosmovisión andina.
En este momento de quietud en el cine, donde las grandes producciones de Hollywood se ven en «crisis» y los medios lloran los Blockbusters destinados a perder millones, yo me alegro al pensar en todas las películas pequeñas que están en proceso de escribirse y de soñarse. Porque un guión cinematográfico también es eso: un sueño, una utopía. Yo me gradué de una escuela de cine de EE.UU. con un proyecto de guión. En mi caso, a mi directora de tesis le gustó mucho mi proyecto, pero tuvo la confianza para contarme que a uno de los profesores que lo revisaron no le gustó/o no entendió (a veces es lo mismo) que la historia sea bilingüe (todo estaba escrito en inglés pero los personajes hablaban en inglés y en español). Aunque me gradué con honores, según lo que entendí en ese entonces a raíz de mi decisión de contar una historia intercultural y hacerlo en dos idiomas, mi guion no fue escogido como el mejor de los guiones presentados ese año. Para mí, eso no era importante, me bastaba con el apoyo de mi directora de tesis y graduarme con un guion de mi autoría. Pero siempre queda la duda de si esa pequeña falta de apoyo fue determinante para que nunca realizara la película.
Ahora soy profesora en un ambiente y contexto totalmente distinto al donde yo estudié. Leo el guion de mi alumno y por esos instantes de lectura entro en su mundo, en su imaginación, en su memoria, sus temores y sus sueños. Vuelvo a pensar en todas las películas que se harán, pero sobre todo en las películas que permanecen como sueños. Esas son las películas que más me gustan porque todavía existe la posibilidad de que cuando se terminen de realizar estemos listos para ellas.
Tomado de la página de Facebook de la autora.
Foto de portada: Afiche de la película «Comuna Engabao». Ilustración de Ana Fernández.