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El imperio al Descubierto

Fuentes: Rebelión

Las interceptaciones a la intimidad, la vigilancia orientada al control sobre cada habitante del planeta, la interferencia de la información producida en el mundo de la política o los negocios, la composición de ambientes propicios para justificar sus crímenes y esa manera infame de llamar paz al sometimiento hace parte de lo que caracteriza la […]

Las interceptaciones a la intimidad, la vigilancia orientada al control sobre cada habitante del planeta, la interferencia de la información producida en el mundo de la política o los negocios, la composición de ambientes propicios para justificar sus crímenes y esa manera infame de llamar paz al sometimiento hace parte de lo que caracteriza la existencia del Imperio made in U.S.A. Queda en evidencia que se trata de ejercer el poder para destruir, someter y mantener bajo control a territorios y poblaciones, asaltar sus riquezas y culturas e imponer otros modos de vida, de bienestar y de pensamiento en nombre de la moderna triada de Libertad, Derechos, Democracia, desprovistos de su contenido original y convertidos en un tridente que cuando mata produce riqueza para sí.

U.S.A., inició su ascenso imperial autoproclamándose la dueña de América, con la célebre frase de Monroe de América para los Americanos, contraria a la voz de independencia bolivariana de que para los pueblos la patria es América y los Estados Unidos su desgracia. Hace medio siglo U.S.A., selló con las bombas de Hiroshima y Nagasaki la entrada triunfal del modelo único de democracia y de mercado que hoy extendido parece destinado a dominar y arruinar la vida de la mayor parte del planeta. Y hace solo dos décadas sentenció para el mundo entero que para gobernar a Egipto -o a cualquier otra nación- bastaba con gobernar sobre sus gobernantes. Atrás quedó la invasión directa de territorios como único recurso de expansión, la diplomacia sería la nueva arma de dominación usada para imponer, poner a sus pies, doblegar súbditos aunque ellos se crean aliados.

La política exterior U.S.A., sigue siendo el terror y está vigente y fortalecida. Ha sido apropiada por muchos de los gobiernos a su servicio, bien en ejercicio de poderes de facto o de privatizadas democracias constitucionales. Las técnicas de control, destrucción y eliminación de adversarios son más eficaces y menos visibles. En nombre de libertad, derechos, democracia, se acomoda por conveniencia al amigo o al enemigo, depende del grado de sumisión. Los enemigos a los que había que aniquilar hace 30 años eran señalados de comunistas y agentes del mal, los enemigos de hoy caben en la palabra terroristas que encarnan el mal. Basta comparar los informes oficiales de gobiernos como los de Colombia de hace 40, 20, o 10 años y los de hoy, para entender que poco o nada ha cambiado, es una constante crear y eliminar enemigos para producir resultados. Se ha eliminado sin descanso a los adversarios: más de 50.000 desaparecidos forzosos, más de 200.000 muertos después del fin de la guerra fría y otros 300.000 durante la guerra fría.

Para seguir al imperio hay órdenes que se acatan. No hay reglas del derecho, la ética o la política, solo hay medios, legales, ilegales, propios o ajenos. Todo vale, desde cárceles de tortura, hasta falsos judiciales y las mentiras universales como la que justificó la ocupación de Iraq que ahora se tiende a repetir en Siria. Uribe, Pinochet, Videla, Fujimori, y los primeros ministros de Israel o los dictadores africanos, tienen en común haber sido gobernados desde el imperio. Para todos ellos no importan las víctimas, -nunca han importado-, son cínicos. A Obama no le importó desteñir su recién alcanzado nobel de paz y en directo dirigió el asesinato del enemigo talibán en cambio de pedir su captura o causarle el mínimo daño como lección de humanidad.

El imperio destruyó la voz institucional de alcance global que tenían los pueblos en la ONU y las víctimas del capital y de sus horrores pasaron a ser simples daños colaterales y el entorno político de creación de enemigos quedó a merced del verdugo. Para justificar su papel de policía del mundo, inventa adversarios y opositores -reales o figurados- que son tratados como criminales y presentados ante el mundo como los enemigos del género humano que pueden ser eliminados bajo supuestas razones de estado tras las cuales evaden responsabilidades políticas, penales y éticas que puedan ser tratadas como violaciones a derechos humanos. Solo U.S.A., tiene inmunidades o patentes inmorales con alcance universal que nadie más puede tener: Definen que es la democracia; que son derechos aunque no firman pactos, convenciones ni tratados; emiten papel moneda (dólares) sin vigilancia alguna; fabrican listas de amigos y enemigos de la humanidad; hacen pruebas atómicas; experimentan con armas químicas y biológicas; imponen sus reglas políticas y militares en cualquier lugar; y tienen capacidad incuestionable para crear y poner la dimensión al enemigo que quieren combatir, al que harán encajan en el concepto de enemigo de la humanidad y le agregarán la categoría moral de encarnación del mal, como parte de su acción ideológica de expansión y dominación.

La máquina criminal de despliegue hacia la destrucción del enemigo tiene mandos tanto en la CIA como en la DEA y demás agencias de cooperación policial y militar, que han probado con eficacia apoyando dictaduras, mercenarios, contrainsurgencias, y complot para la destrucción de movimientos, partidos políticos y grupos sociales que reclaman soberanía o ponen en duda la superioridad moral y la validez universal de la democracia y las libertades del mercado.

U.S.A., se esfuerza en convencer al mundo de que cualquier tipo de oposición significa irracionalidad, retraso moral e ilegitimidad y que la organización de la vida humana solo es posible siguiendo sus reglas, sus normas, sus modos de justicia. Las realidades muestran a diario que los pueblos tienen dignidad y formas propias para resistir y coexistir por fuera de sus controles, en cambio de diplomacia usan la solidaridad y en lugar de eliminar reconstruyen culturas propias. La hegemonía del imperio se mantiene, pero cada vez son más fuertes las fisuras en los cascarones que protegen sus secretas estrategias de terror. Los pueblos descubrieron sus prácticas de espionaje, de tortura, sus acciones para derrocar presidentes, sus derrotas militares, su debilidad, su pérdida de legitimidad en América Latina y saben de su capacidad para hacer crecer su propia dignidad. Los pueblos saben que el gigante está ahí y es fuerte, pero no por ello dejan sus luchas a mitad de camino, las juntan, las alientan, las preparan.

Blog del autor: mrestrepouptc.blogspot.com

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