Frente a un escenario de creciente consolidación de un mundo multipolar, viene ganando intensidad en los últimos meses una fuerte ofensiva estadunidense, y de sus aliados, para intentar contrarrestar la crisis económica y desestabilizar a los gobiernos y bloques de países considerados amenazadores de su hegemonía. En ese marco, es posible asociar acontecimientos recientes aparentemente […]
Frente a un escenario de creciente consolidación de un mundo multipolar, viene ganando intensidad en los últimos meses una fuerte ofensiva estadunidense, y de sus aliados, para intentar contrarrestar la crisis económica y desestabilizar a los gobiernos y bloques de países considerados amenazadores de su hegemonía. En ese marco, es posible asociar acontecimientos recientes aparentemente aislados en París, Buenos Aires, Moscú, Caracas y Sao Paulo. Las muertes de los periodistas de la revista Charlie Hebdo, la eliminación del fiscal Alberto Nisman, el asesinato del político opositor Boris Nemtsov, las agresiones de Estados Unidos contra Venezuela y las marchas opositoras en Brasil son hechos que pueden estar atados unos a los otros.
Empezamos recordando que, desde hace algunos años, el esfuerzo de Estados Unidos y Europa para salir de la crisis viene pasando por aumentar los gastos militares, ampliar las formas de extracción de riqueza de la periferia, cerrar sus fronteras para los inmigrantes y, al mismo tiempo, debilitar gobiernos y bloques apuntados como enemigos. En ese sentido, además del rol de las instituciones internacionales, ha sido fundamental fomentar el fantasma del «terrorismo», para que continúe asombrando a los crédulos. Así, el miedo y el odio al «terror» alimentan la escalada de los presupuestos armamentistas, los acuerdos de cooperación militar, la expansión de la OTAN hacia el Este y las crecientes violaciones de la soberanía de países y pueblos.
Los acontecimientos enumerados en el primer párrafo pueden estar conectados por dos factores. El primer factor es la desesperación de Estados Unidos y sus aliados ante la crisis y el fortalecimiento de bloques regionales de poder que contesten de alguna manera la actual jerarquía del Sistema Internacional (es el caso de los BRICS, la UNASUR y, en menor medida, la Unión Europa). El segundo factor es el histórico rol desempeñado por la CIA y el Departamento de Estado como instituciones especializadas en tramar, planificar y practicar atentados, asesinatos, crímenes encubiertos y acciones desestabilizadoras en contra gobiernos nacionalistas, populares y progresistas; o para generar situaciones en las cuales Estados Unidos se beneficie directa o indirectamente.
Acontecimiento 1 – No todos somos Charlie
Empecemos por el caso de la revista francesa Charlie Hebdo y del supermercado judío en París. El rechazo a la matanza aglutinó al frente de las marchas y arriba de las tarimas a los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad francesa y europea. El condenable crimen juntó el francés François Hollande, la alemana Angela Merkel, el inglés David Cameron, el italiano Matteo Renzi, el español Mariano Rajoy y el secretario general de la OTAN. Pero lo más admirable fue el acto realizado en la Gran Sinagoga parisiense, con derecho a un discurso del israelí Benjamín Netanyahu. Ahora, solo dos meses después, su partido Likud obtuvo una inesperada victoria en el parlamento en Jerusalén.
Las consignas de esos días eran «Yo no tengo miedo» y «Somos todos Charlie». Independiente de quienes sean los autores intelectuales, no cabe dudas de que la acción criminal le convino a los Estados Unidos, a Israel, al gobierno francés y los movimientos xenófobos europeos, todos empeñados en difundir el miedo genérico al «terror» y el odio en contra los pueblos árabes en general. El cerco viene de lejos. Nos acordemos que hace tres años el gobierno de Paris prohibió que las mujeres francesas de origen musulmana usasen velos o pañuelos en las cabezas. Es evidente que el impacto de las muertes fue sentido en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y en regiones del sur de España y de Francia. La campana de agresión contra los «árabes», de forma generalizada, llegó rápidamente al Cono Sur, incluso al solidario Uruguay, que recientemente recibió decenas de familias sirias refugiadas y algunos ex-prisioneros del campo de torturas mantenido por Estados Unidos en Guantánamo.
Es manifiesto que los discursos y slogans difundidos son desproporcionales y malintencionados. Su finalidad es presentar un cuadro exagerado y artificial de bien versus mal, de humanidad versus Islán, de racionalidad versus violencia, de comprensión versus intolerancia. El guion sigue la misma línea empleada por George Walter Bush, en 2001, con el objetivo de justificar bombardeos, asesinatos, invasión, ocupación, torturas y saqueo de Afganistán, Libia, Siria e Irak. «Quien no está con nosotros, está contra nosotros», afirmó en aquel entonces. El trabajo de alienación, manipulación y desinformación es cotidiano. En la práctica, como gran parte de las personas es movida por sentimientos de solidaridad y de compasión, la campaña gana muchos simpatizantes. Las centenares de miles de personas que salieron a las calles en París estaban manifestando su rechazo a la violencia, a la intolerancia y al fundamentalismo. Pero, hipnotizadas por la inmensa emoción, no se dan cuenta que al frente de la marcha vayan Hollande, Merkel, Cameron y la OTAN. Y Netanyahu.
Acontecimiento 2 – La eliminación del agente Nisman
En un intervalo de 40 días ocurrieron acciones quirúrgicas para eliminar personalidades que enterradas tenían mucho más serventía para Estados Unidos y sus aliados. El caso del fiscal Alberto Nisman llega a ser clásico. Fue asesinado en su residencia exactamente un día antes de presentar una «denuncia» contra la presidente Cristina Kirchner, quien supuestamente estaría cometiendo el delito de ayudar a encubrir los «terroristas» iraníes responsables por los «atentados» contra la Embajada de Israel en Argentina, en 1992, y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994. Hay abundancia de documentos que comprueban las estrechas relaciones de Nisman con la Embajada estadunidense en Buenos Aires, con la CIA, el FBI y el Mossad, el servicio secreto israelí.
El doble objetivo de su eliminación parece ser crear nuevas excusas para un ataque militar estadunidense a Irán y deslegitimar al gobierno popular kirchnerista, que enfrentará elecciones presidenciales en 2015. Uno de los primeros comunicados de repudio al asesinato de Nisman – originalmente presentado como suicidio – vino exactamente de Jerusalén. El resultado fue que, de manera voluntariosa, miles de ciudadanos se sensibilizaron y se sumaron a las marchas de la oposición porteña. Trillando un camino simple, recto y acrítico no se pierde siquiera un minuto pensando que la última persona en la Tierra que podía desear la muerte del promotor es exactamente la presidente argentina. Miles de personas salieron a las calles de Buenos Aires. En un gesto de rara solidaridad, el aguerrido pueblo de Miami y Punta del Este por poco no salió a las calles. Y, para la gran sorpresa de un observador curioso, las consignas eran «Yo no tengo miedo» y «Todos somos Nisman».
Acontecimiento 3 – El ocaso del privatizador Nemtsov
Veamos otro hecho. Se sabe que, al desplomarse la URSS, Rusia y las ex-repúblicas soviéticas fueron tomadas de asalto por mafiosos. Entre 1991 y 1999, Moscú estuvo bajo el gobierno de Boris Yeltsin, quien profundizó el proceso de apertura económica planteado por Mikhail Gorbachev. Los sectores más estratégicos de la economía rusa fueron rematados y adquiridos por grandes grupos económicos. El estado de bien estar socialista fue abandonado y se abrió cauce para las privatizaciones y el desmantelamiento de las estructuras públicas de salud, educación, transporte, entretenimiento, etc. Los índices de pobreza, alcoholismo, criminalidad, prostitución infantil y suicidios alcanzaron niveles desconocidos. Dicho proceso empezó a ser revertido durante el gobierno de Vladimir Putin, entre 2000 y 2008. Su orientación fue rescatar el poder de compra de los trabajadores, ampliar las inversiones públicas en algunos sectores, recuperar la reputación soberana del país en el campo internacional y rescatar la dignidad de los rusos. Entre 2008 y 2012, su sucesor fue Dmitri Medvedev, dirigente de la poderosa empresa estatal Gazprom, la mayor compañía gasífera del planeta. Putin volvió al poder en 2012 y tiene mandato hasta 2016.
Boris Nemtsov, asesinado en el Puente de Piedra, en el centro de la capital, a fines de febrero de 2015, trabajó intensamente a favor del proceso de privatización en Rusia. Nada justifica su asesinato, pero bastante gente deseaba su desgracia. Para Estados Unidos, la OTAN y la mafia de Ucrania, el tecnócrata liberal valía mucho más como supuesto mártir que como político opositor. Lo último que el gobierno ruso parecía desear, en ese momento de tensiones con la vecina Ucrania, con Estados Unidos y con la Europa Occidental, era generar un enredo de esa magnitud. Sin embargo, los grandes medios de comunicación se apresuran a anunciar que un «líder de oposición» a Putin fue asesinado a balazos, sugiriendo que el gobierno lo mandó a matar. Lo acribillaron, además, en el punto más céntrico de Moscú. El lugar era lo ideal para que todo el mundo lo viera.
Al mismo tiempo, con un discurso bastante ordenado, Hollande, Merkel y Obama condenaron el terrible crimen contra la libertad, los derechos humanos y la democracia rusa. En pocos días, el político impopular se convirtió en gran combatiente en contra la corrupción, el autoritarismo y todos los problemas rusos que él mismo había ayudado a crear en los años noventa. Un periódico brasileño, de Sao Paulo, superó todas las expectativas: su titular afirmó que «Antes de morir, Nemtsov llamó a Putin de mentiroso». ¿Qué quiere sugerir con eso? Por fin, en las marchas de solidaridad ya no hubo ninguna sorpresa al ver que la consigna de los moscovitas también era «Yo no tengo miedo» y «Somos todos Nemtsov».
Acontecimiento 4 – ¿Somos todos Ledezma?
Es ampliamente conocido que el venezolano Antonio Ledezma apoyó el golpe de Estado en contra de Chávez en abril de 2002 y que respaldó el llamado Sabotaje Petrolero, de tres meses, hasta el inicio de 2003. Además, se sabe que integra la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), afiliada a la asociación civil Súmate. Ésta, a su vez, es financiada por la Fundación Nacional para la Democracia (NED) del Departamento de Estado norteamericano. Sus otros exponentes son Henrique Capriles Radonski, Leopoldo López y María Corina Machado. Sin dudas, alguno de esos cuatro aún puede ser útil para los intereses de Estados Unidos en Venezuela. Por algún motivo, quizás por exceso de preocupación con las repercusiones internacionales, el gobierno venezolano tardó demasiado para encarcelarlos. López está detenido hace un año. Corina sigue confabulando abiertamente junto con las mafias de Colombia, Centroamérica y Miami. Ya Capriles, más cuidadoso que los demás, conspira con precaución. Uno imagina que el gobierno venezolano los está protegiendo muy bien. Maduro es el último interesado en que les suceda algo.
En Venezuela sigue en marcha un plan de desestabilización que busca sangrar el gobierno bolivariano. El objetivo es generar insatisfacción y cansancio en la población. Los grandes productores, importadores o suministradores controlan la distribución de bienes de primera necesidad, como alimentos, papel higiénico, cremas dentales, desodorantes y absorbentes. Los medios de comunicación, mayoritariamente de oposición e irrespetuosos con la democracia, continúan buscando crear un escenario de caos y violencia. Sin embargo, la táctica de culpar al gobierno por el desabastecimiento parece ya no tener el mismo impacto de antes. La politización de la población venezolana durante los últimos 16 años la da una fortaleza que pocos países poseen. Sin embargo, aunque sea justa la prisión de Ledezma, cabe preguntarse por qué el alcalde fue detenido exactamente ahora.
El año 2014 terminó con una inflación superior a los 60%. El PIB presenta caída de más de 4%. Muchas de las inversiones en obras de infraestructura y diversificación del aparato productivo están avanzando muy lentamente por falta de recursos o por disminución del ímpeto de los acuerdos internacionales con Rusia, Irán y China. Los precios del barril de petróleo tocan el nivel más bajo de los últimos cuatro años. En diciembre de 2008, el abogado Ledezma venció las elecciones para la Alcandía Metropolitana de Caracas con el apoyo de 722 mil electores, obteniendo 103 mil votos a más que el segundo contrincante. En diciembre de 2013, fue reelecto con 710 mil votos y solo 56 mil por encima de su oponente más cercano.
Quedan muchas preguntas. Haremos dos. ¿Por qué el gobierno optó por el desgate político de detener al alcalde golpista ahora y no escogió la alternativa de ir a Referendo Revocatorio en 2016? ¿Habrá la posibilidad de que la detención, además de justa y bastante retrasada, se trate de una forma de protección especial a Ledezma? El resultado es que, 15 días después del encarcelamiento, Estados Unidos declaró oficialmente a Venezuela como una amenaza a su seguridad. Afortunadamente, la respuesta mundial fue inmediata: la UNASUR, que reúne a todos los doce países del continente sudamericano, rechazó formalmente la postura estadunidense. También fueron contundentes las declaraciones de Rusia, Irán y China, solicitando la derogación del decreto de Obama. El llamado G-77 igualmente manifestó su apoyo a Caracas.
Acontecimiento 5 – La élite blanca salió a la calle
A continuación, reproducimos un pequeño fragmento de nuestro último análisis sobre la coyuntura brasileña, disponible en portugués. Es cierto que hay muchos problemas en el país. Pero, hoy, dos son los principales. El primero es representado por la mescla explosiva de una oposición política rabiosa, una elite reaccionaria, una prensa golpista y una masa supuestamente apolítica. La elite controla la prensa, la derecha controla el parlamento y la prensa controla la masa. A eso se suma la ofensiva de los halcones. La llamada tercera vuelta de las elecciones continúa y promete ser una pesadilla para un gobierno que recién empieza. Ese grupo, a pesar del masivo apoyo de los medios, perdió la elección. Después no quiso reconocer los resultados. A seguir, hizo lo posible para impedir la toma de posesión. Ahora admite que quiere «sangrar a Dilma»; no quiere dejar que gobierne.
El rencor y la rabia generan ceguera e impiden que muchos vean las transformaciones del país en los últimos 12 años. Y, desgraciadamente, hay quienes se ponen tristes con la mejora de la vida de los demás. No consiguen ver o menosprecian la construcción de millones de residencias populares, la generación de millones de empleos formales, el acceso de millones a la electricidad subsidiada, la inauguración y potencialización de universidades públicas y de calidad, la expansión del sistema público de salud, el aumento del poder de compra del salario mínimo, la activación del mercado interno y la política externa altiva, entre otras conquistas. La creciente presencia contestadora de Brasil en las instancias mundiales generó mucha insatisfacción. Las articulaciones de los BRICS y de UNASUR son consideradas bastante amenazadoras.
Sin embargo, como si ese primer problema no fuese inmensamente complejo, todavía hay otro: Dilma, que ganó por poca margen de votos, está alejándose de sus electores y cediendo espacio a los intereses del capital especulativo internacional. Cada vez que el ministro de Economía, Joaquim Levy «Manos de Tijera», va a los medios es para hacer algún movimiento para alegrar a sus patrones del sistema financiero. Mantiene estrechas relaciones con el FMI, el BID y el Banco Central Europeo; se muestra como un aliado incondicional. Ahora plantea un ajuste fiscal. Aunque la presidenta Dilma intente argumentar lo contrario, ese paquete tiende a tumbar el esfuerzo de valorización del salario mínimo y los programas sociales. El ajuste es la alternativa más costosa para la gran mayoría de los brasileños y la más cobarde para la coalición en el gobierno. Además de cobarde, en ese momento, suena suicida.
El PMDB, que hace 30 años fue un partido de centro-izquierda, representa un Caballo de Troya dentro del Palacio del Planalto. El vice-presidente y muchos de los ministros están allí para hacer chantajes y extorciones a cambio del oscilante apoyo de la sigla. Esa agremiación está dentro del círculo gobernante desde la redemocratización, en 1985. Jamás soltó el hueso y siempre fue el peso diferencial, sea en el gobierno de Cardoso, de Lula o ahora. El PT, alejado de su base de izquierda y acorralado por las denuncias de corrupción, aparenta estar perdido. Lula y los líderes históricos del partido parecen tener poca influencia en el desenlace final. Se armó bien la cama. La única salida posible debería ser por la izquierda, pero eso suena cada día más lunático. Si un animal tiene oreja de elefante, pata de elefante y tromba significa que no es un gallo. Si los puestos claves del gobierno de Dilma son ocupados por la derecha significa que ese no es de izquierda.
Lo peor es que un eventual fracaso del progresismo brasileño tendría grandes consecuencias no solamente para la construcción de un país más democrático y justo. También generaría fuerte impacto negativo sobre los vecinos latinoamericanos que, contando con mucho menos condiciones materiales que Brasil, apuestan en continuar buscando un camino de desarrollo autónomo y de inserción soberana en el escenario mundial. El tropiezo de Brasil como fuerza contestadora impactaría fuertemente en las articulaciones de los BRICS y de UNASUR, entre otras.
Acontecimientos transversales – La crisis, el fracking y la OPEP desarticulada
La reciente caída de los precios del petróleo tiene tres causas principales. Por un lado, hubo reducción de las demandas de China, India y Europa, como reflejo del menor crecimiento económico o, incluso, de la crisis. Por otro lado, se nota el aumento de la oferta de petróleo, sobre todo debido a la expansión de la producción de Estados Unidos, a partir de la exploración del esquisto vía fracking . Por fin, el tercer elemento es la inmensa desarticulación en el seno de la OPEP. El cartel, que produce anualmente más de 42% del petróleo del mundo, demuestra dificultades para llegar a un acuerdo que detenga la caída de los precios internacionales del crudo. Para Estados Unidos lo crucial es mantener su soberanía energética, bien sea vía producción propia de petróleo (tradicional o de esquisto) o por medio de importaciones baratas. En ese momento, no parece fundamental que sea vía fracking .
Anualmente, el país es responsable por 11% del total mundial producido y por 20% del total mundial consumido. Una de las principales ventajas que obtienen con el NAFTA es que sumándose Canadá y México esos porcentajes se aproximan. El bloque produce 19% y consume 24% del total. Con la Reforma Energética, recientemente aprobada por el gobierno del mexicano Peña Nieto, se abren las puertas de la poderosa PEMEX para la supremacía de los conglomerados petroleros estadunidenses. Hoy día, más de 55% de las importaciones de petróleo de Estados Unidos vienen de Canadá (31% del total), Arabia Saudita (14%) y México (10%). Además de eso, en las últimas décadas el gobierno de Washington logró impulsar el Consejo de Cooperación del Golfo, constituido por Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Bahréin y Omán. Las cinco petro-monarquías suman más de 20% de la producción mundial de petróleo, mientras su consumo no llega a los 4%.
Veamos los precios del barril. En 2011, el del tipo Brent (del Mar del Norte) costaba US$ 115,22. Desde entonces, su movimiento fue de permanente caída. Llegó a US$ 113,31 en 2012, a US$ 108,66 en 2013, a US$ 99,61 en 2014 y a U$ 54,49 en marzo de 2015. La reducción más fuerte se dio en las últimas semanas, con pérdidas del 45% en relación al año anterior. Nótese que los principales impactados por los bajos precios del petróleo recaen sobre Rusia, Irán y Venezuela. El peso de las exportaciones de crudo es bastante significativo en Moscú (33% del total), Teherán (80%) y Caracas (95%). En el caso de Brasil, informes de Petrobras apuntan que la viabilidad de la extracción en los yacimientos del Pre-sal depende de un precio internacional entre US$ 45 e US$ 52. O sea, se hace inviable en el escenario actual.
La ofensiva de los halcones
En nuestra interpretación, los acontecimientos de París, Buenos Aires, Moscú, Caracas y Sao Paulo están conectados y hacen parte de la reciente acometida de Estados Unidos. Arrinconado, el imperio contraataca. Para la mayor potencia es crucial desarticular lo máximo posible a los BRICS, la UNASUR y los gobiernos mínimamente progresistas o amenazadores. La administración de Obama ve como vital, en ese momento, ampliar sus instrumentos de coerción sobre Europa, Medio Oriente, el Este europeo y América Latina. Vimos como cinco o seis acciones puntuales, que constituyen partes de una política global coordinada, pueden generar algún grado de confusión en las políticas internas de Europa, América del Sur, Irán y Rusia. En nuestro caso, la mayor amenaza es el desmantelamiento del eje ABV (Argentina-Brasil-Venezuela), el epicentro del proceso de integración regional. Recordemos que esos tres países y toda la región ya perdieron mucho con la salida de Lula y los fallecimientos de Kirchner y Chávez. El momento es bastante complejo, de fuerte ofensiva estadunidense. A los académicos cabe interpretar las eventuales consecuencias de esa amenaza e intentar contribuir para dibujar posibles salidas de esa incómoda situación.
Luciano Wexell Severo. Profesor de la carrera de Economía, Integración y Desarrollo en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA). [email protected]
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