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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal

«El Liberalismo surge para combatir y anular el pensamiento ‘iusnaturalista’ en el que se habían expresado las fuerzas revolucionarias»

Fuentes: Rebelión

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.   El capitalismo, decías, la génesis del capitalismo, estaba cortocircuitada por la existencia de las culturas campesinas, populares, de masas, […]

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.

 

El capitalismo, decías, la génesis del capitalismo, estaba cortocircuitada por la existencia de las culturas campesinas, populares, de masas, seguramente surgidas tras las grandes pestes de los siglos Xlll y XlV y la subsiguiente merma de población. El capitalismo, por decirlo de algún modo, necesitaba entonces la destrucción de esas culturas. ¿Es así?

Exacto. El capitalismo necesitaba la destrucción de ese entramado, de esos mundos. Los grandes capitalistas de la tierra lo sabían, sus intelectuales orgánicos, los economistas, en Francia, los Fisiócratas, lo sabían. Y sabían que la única fuerza capaz de imponer eso era la violencia del Estado absolutista. Nos explica también Florence Gauthier en un libro colectivo publicado hace ya años, -«De Mably a Robespierre. De la critique de l´économie à la critique du politique» en La guerre du blé au XVlll siècle, Les editions de la Passion, Paris, 1988. Ver también, en el mismo volumen, Cynthia Bouton «L´»économie moral» et la Guerre des farines de 1775″- que Turgot el ilustrado Fisiócrata, accede a ser ministro de su majestad. Y su proyecto es destruir por colapso y mediante la imposición legal violenta, todo ese mundo cultural. Lo declara prohibido, y ante los levantamientos colosales de campesinos, una jacquerie que tiene la característica sin precedentes de extenderse y abarcar toda Francia, inventa -lo inventa él, el civil, el ilustrado Turgot, no Napoleón- el estado de excepción y envía los regimientos de línea del ejército a fusilar en masa a los campesinos. El levantamiento con todo es incontenible y el rey debe defenestrar a su ministro. Nuevamente me he permitido remitir lo que explico a bibliografía porque resulta no creíble. Pero esto mismo es lo que nos explica, además, Karl Marx en el capítulo XXlV, penúltimo, del primer libro de El capital, el que él publicó: sobre la mentira, la falacia del mito de una acumulación originaria, ahorro pasito a pasito de gentes frugales y diligentes, que habría producido el capital: «La llamada acumulación originaria».

Nada de pasito a pasito, golpetazo a golpetazo.

El despojo violento de la tierra, legislación sanguinaria contra los expropiados, con cadenas, látigos, hierros candentes, «violencia partera» de la historia, generada por los capitalistas, y «creación del mercado interno». «Creación»: antes no pre existía. Y «génesis del capitalista industrial» Génesis, antes no podía haber existido. En otro momento, anteriormente creo haber citado ya, también, el libro de Peter Kriedte, Feudalismo tardío y capital mercantil, Ed. Crítca, B. 1982, que explica con prolijidad de datos estadísticos, pero en pocas páginas este asunto; enclosures o cierros de tierras, expulsiones masivas violentas etc, para toda Europa occidental.

Presentas al liberalismo como una novísima ideología, post revolucionaria, ultrarreaccionaria y contemporánea. ¿Cuánto de novísima es? ¿No tiene antecedentes? ¿Por qué usas el término ultrarreccionaria? ¿Reaccionarios o revolucionarios burgueses?

Los antecedentes del Liberalismo son el pensamiento de la Fisiocracia Ilustrada francesa, admirada por Adam Smith. Yo no creo posible considerar precedente de la misma ni a Locke, aunque sé que normalmente se lo incluye. Puedo equivocarme, pero lo mismo que en el Segundo Ensayo sobre el Gobierno Civil declara lícito acumular riquezas tesaurizadas en oro, dado que no se echan a perder porque éste no se corrompe, en el primero, cita la Patrística Cristiana en defensa de los derechos naturales de los pobres. Y se mueve en un horizonte iusnaturalista, que será el enemigo, la bicha del Liberalismo. Por lo demás, también autores como James Tully piensan así sobre Locke.

Está bien visto lo que señalas. No soy buen conocedor del tema, pero por ahí iba mi recuerdo.

Sí ha habido, por parte del Liberalismo, el intento exitoso, de inventarse una tradición de pasado. La técnica ha sido la misma propuesta por E.O Wilson, padre de la Sociobiología, para crearse una tradición y prestigiar su ideología: declarar a todo el mundo que trataba de los asuntos próximos a los que él trataba como sociobiólogos. Algo así, como «Aristóteles era sociobiólogo», «Linneo era sociobiólogo», «Darwin era sociobiologo…» Lo mismo ha hecho el Liberalismo.

El Liberalismo ha sido el pensamiento orgánico de la burguesía capitalista posrevolucionaria triunfante, surge para combatir y anular el pensamiento iusnaturalista en el que se habían expresado hasta entonces, las fuerzas revolucionarias; surge para combatir el pensamiento que permite elaborar una concepción republicana y democrática de la sociedad. Y como ya he explicado, la burguesía fue una fuerza reaccionaria, antirevolucionaria, durante la Revolución Francesa. No me repetiré para no hacerme tedioso, aunque sé que es importante combatir la apología falaz de la historia de la burguesía como clase social progresiva.

Por cierto, en esa ideología ¿incluyes a pensadores como Locke, Hume, Mill, Smith, David Ricardo? ¿No fueron algunos «maestros» o cuanto menos intelectuales muy estudiados por Marx?

Fueron muy, muy estudiados por Marx, que elabora a partir de ellos, su crítica, una crítica tajante, sin contemplaciones. Recuerda que el mismo libro El Capital, se subtitula «crítica de la economía política», que es el nombre de la escuela economista escocesa, seguidora de los Fisiócratas, y a la que pertenece David Ricardo. Respecto de Locke, ya hace un momento he expresado mi opinión, y no lo considero un ideólogo del capitalismo. No existía aún ese mundo.

Finalizado con ello, hablas de una obra maldita y silenciada, un ensayo editado por de Polanyi y Arensberg. ¿Por qué maldita y silenciada?

Esta obra verdaderamente deslumbrante, igual que otras que sí tenemos colgadas en la biblioteca virtual Elsabresdefahrenheit, gratuita -no, por desgracia, la mencionada ahora. Es una obra que no ha vuelto a ser publicada en castellano desde 1976, año en que es traducida por un joven Martínez Alier, por influencia del gran difusor de la obra de Karl Polanyi, otro maestro de la antropología cultural, el marxista francés Maurice Godelier, cuyo prólogo va también traducido.

No recordaba que Joan Martínez Alier había sido el traductor.

La obra está maldita por negar, con pruebas, la existencia natural transhistórica del mercado y de las relaciones de mercado, con sus características supuestamente eternas: competencia, equilibrio, racionalidad instrumental, etc. Y aún, menos, una institución universal. Estas ideas fuertes son las que explica el título; siempre ha habido intercambio humano, parte del intercambio humano ha sido comercial pero ese tipo de comercio nunca había sido en una institución capaz de generar precios, establecer equilibrios, basarse en la oferta y la demanda… Es más, el comercio del mundo antiguo babilonio, etc, ni tan siquiera era promovido por el fin del beneficio comercial. También, por consiguiente, está maldita, por explicar, como Marx, que la génesis del capitalismo no es algo producido por evolución y acumulación de recursos gracias al comercio en mercado, y al ahorro de diligentes minorías, sino un novum cultural -antropológico, impuesto por la violenci-a, cuya característica específica consiste en el desempotramiento del conjunto de actividades productivas, hasta entonces siempre integradas y orgánicas de la familia -la familia extensa, integrada a su vez dentro de la comunidad local- y en la institucionalización de las actividades productivas a parte de la familia y la comunidad.

Un novum con cuerpo y prácticas de monstruo…

Un novum monstruoso jamás antes existente y que se impone desde el siglo XVl al XVlll. Está maldita por poner al descubierto que la creencia en un mercado transhistórico promovido por un interés de los individuos que buscan un margen de ganancia es un ideologema sustentado sobre una ideología inspirada en una antropología filosófica, la del individualismo antropológico, que postula la existencia de un ser humano, también transhistórico, y que por su naturaleza innata, es individualista, comerciante egoísta, propietarista, frugal, etc. Ideologema que es la naturalización del ideal burgués. Por negar, contra marxistas positivistas, que Marx compartiera esas ideas, y que creyese que el capital surge como resultado del desarrollo de excedentes productivos, y del comercio, sino que, por el contrario, Marx sostiene que surge del aumento de la violencia, mediante la que se aumenta la explotación, se prolonga la jornada de trabajo y se deprime el consumo del explotado. Y este es el origen del «superávit» y por reconocer, en consecuencia, que Marx no era un «desarrollista progresista», un entontecido y complaciente apologeta del capitalismo. Y eso a pesar de no ser marxistas y a pesar de no ser capaces de interpretar en sus justos términos la teoría del valor trabajo de Marx, que les llegaba en las interpretaciones neopositivistas y sobre todo, a partir de la interpretación distorsionada de la obra de Marx, y de este asunto concreto, elaborada en 1947 por Joan Robinson, autora sobre la que ye nos hemos hablado. La obra que nos ocupa, de Polanyi y Arensberg es de 1957.

Parece una bomba cultural…

La obra de Polanyi y Arensberg es una bomba anticapitalista. Si su primera parte está dedicada a probar empíricamente la inexistencia natural de los mercados, la tercera parte está sistemáticamente dedicada a la destrucción de la ideología antropológica liberal neopositivista, burguesa, la del Individualismo antropológico.

Ya es suficiente por el momento si te parece, aunque me ha asaltado la idea de preguntarte por el Marx del Manifiesto admirador del capitalismo, e incluso por la teoría del valor trabajo que acabas de citar. Lo dejamos para más adelante si te parece. Ya habrá ocasión seguramente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.