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Desde hace un mes los estudiantes secundarios protagonizan las mayores movilizaciones contra el neoliberalismo

El «Mayo» más hermoso

Fuentes: Diagonal

Chile vive estos días las mayores movilizaciones populares contra el modelo económico neoliberal, protagonizadas por centenares de miles de estudiantes de enseñanza secundaria, adolescentes que con su creatividad, unidad, combatividad y capacidad propositiva están desafiando al recién estrenado Gobierno de la socialista Michelle Bachelet. Después de ocupar centenares de liceos (institutos), colegios y sedes académicas […]


Chile vive estos días las mayores movilizaciones populares contra el modelo económico neoliberal, protagonizadas por centenares de miles de estudiantes de enseñanza secundaria, adolescentes que con su creatividad, unidad, combatividad y capacidad propositiva están desafiando al recién estrenado Gobierno de la socialista Michelle Bachelet. Después de ocupar centenares de liceos (institutos), colegios y sedes académicas a lo largo del país, protagonizar masivas manifestaciones (reprimidas brutalmente por Carabineros, como ha tenido que admitir la propia Bachelet) y mantener varias reuniones con los representantes del Ministerio de Educación, los estudiantes anunciaron nuevos paros nacionales si el Ejecutivo no acepta sus exigencias, principalmente la gratuidad de la prueba de acceso a la universidad y el transporte colectivo y unas mejoras en alimentación.

Además, los estudiantes (apoyados también por muchos alumnos de los colegios privados) acusan de la precariedad de la enseñanza pública al modelo económico neoliberal (impuesto por la dictadura militar en abril de 1975 y asumido acríticamente por la alianza gubernamental de la Concertación) y por ello exigen la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, firmada por Augusto Pinochet el 10 de marzo de 1990, tan sólo horas antes de traspasar la banda presidencial a Patricio Aylwin.

Estas movilizaciones, dirigidas por estudiantes de izquierda elegidos como portavoces por sus compañeros, han sorprendido a la sociedad chilena ya que la dictadura, además de privatizar y jibarizar los servicios públicos, logró inocular en amplias capas de la población los valores del individualismo y el apoliticismo. De ahí, el asombro ante la magnitud de sus manifestaciones y el grado de conciencia demostrado por unos muchachos que ya han aprehendido que o luchan por la construcción de una sociedad con verdadera democracia y justicia social o el futuro sólo les deparará la precariedad y la explotación que el neoliberalismo reserva para las grandes mayorías.

Se han establecido comparaciones con las masivas movilizaciones estudiantiles contra la dictadura de la década de los 80 y con los movimientos por la Reforma Universitaria que surgieron a partir de 1967 y que fueron tan relevantes para la democratización de las universidades e incluso para la victoria de Salvador Allende en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970. En la coyuntura actual chilena, tras 16 años de hegemonía política de la Concertación y la derecha, la relevancia de estas movilizaciones radica, más allá de su contexto estudiantil, en que revela el nacimiento de una generación crítica con el neoliberalismo que puede contribuir de manera decisiva a la construcción de un movimiento popular de masas que sea capaz de levantar una alternativa desde la izquierda que concite el apoyo efectivo de millones de ciudadanos.

Por el momento, ya han invitado a la Central Unitaria de Trabajadores y a todas las organizaciones sociales, políticas y de defensa de los derechos humanos, a los intelectuales y artistas que les han expresado su apoyo a participar en sus movilizaciones y actividades. El lunes más de un millón de estudiantes participaron en el paro nacional que afectó a 540 colegios de todo el país y que fue reprimido por Carabineros de nuevo, con un saldo de 439 muchachos detenidos. Según el diario gubernamental La Nación, desde el comienzo de las movilizaciones el 4 de mayo casi cuatro mil estudiantes han sido detenidos por las fuerzas del orden neoliberal.

La construcción de una educación pública de calidad está ligada de manera muy estrecha a la consecución de transformaciones estructurales en Chile.