Valparaíso.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Jorge Coulon (1947), cofundador de Inti-Illimani, respalda a los estudiantes chilenos: «Para nosotros es una especie de reedición, un brote en el desierto florido, lo que quedó inconcluso en la década de 1960, ahora lo vemos florecer con la misma frescura, creatividad y fuerza -pero con los elementos comunicacionales […]
Valparaíso.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Jorge Coulon (1947), cofundador de Inti-Illimani, respalda a los estudiantes chilenos: «Para nosotros es una especie de reedición, un brote en el desierto florido, lo que quedó inconcluso en la década de 1960, ahora lo vemos florecer con la misma frescura, creatividad y fuerza -pero con los elementos comunicacionales de esta época-, lo que tratamos de hacer, en Inti-Illimani, es ponernos al servicio de los estudiantes, para no ser los padrinos -gente desubicada que ante la irrupción del movimiento quieren imponer sus consejos-, porque es el momento de los estudiantes para que encuentren su camino; nadie tiene derecho de apropiarse del movimiento estudiantil ni de subirse a la tabla cuando ya rompió la ola», y recuerda: «Daniel Viglietti estaba muy conmovido porque se puso a cantar Por todo Chile y los estudiantes que marchaban coreaban la canción; igual con la Violeta Parra que es anterior a mi generación, la vigencia de sus canciones es extraordinaria, le dije a Daniel: ‘nosotros envejecemos, pero las canciones no'».
MC.- Jorge, el concierto de Inti-Illimani, Quilapayún e Illapu se realizó por primera vez en el Auditorio Nacional de México, sin embargo las interpretaciones fueron aisladas entre el repertorio de cada grupo, ¿por qué ahora ensamblaron los sonidos y las colaboraciones?
JC.- La idea original es anterior a México, teníamos la intención de regresar juntos del exilio -en 1988-, cuando Pinochet anunció que se terminaba el exilio; iniciamos el contacto frenético para hacer un concierto juntos, dentro de la gran manifestación por el No, pero Quilapayún no logró arreglar sus problemas y llegó a Chile con 10 días de retraso, desde entonces estaba el proyecto. Después del concierto en México (2003), no reunimos Rodolfo Parada del Quila y Roberto Márquez de Illapu para conversar sobre la fluidez y las colaboraciones, para que no fuera sólo la presentación de los tres grupos, sino recrear los sonidos con las colaboraciones entre sí.
MC.- Por la gran convocatoria de los tres grupos, bien pudieron organizar el histórico concierto en el Estadio Nacional o en el Estadio Víctor Jara, ¿por qué eligieron al Teatro Caupolicán?
JC.- Mira Mario, para ser sinceros un año atrás no teníamos claro el nivel de la convocatoria, queríamos hacer el concierto en un lugar emblemático y el Teatro Caupolicán tiene varios significados para la historia política, sindical y cultural de Chile, aquí se hicieron las grandes manifestaciones políticas y las proclamaciones, los aniversarios de los partidos políticos de la izquierda chilena; aquí nació el Teatro Obrero, y fue el gran estadio popular del box, la arena de los deportes populares.
MC.- ¿Qué marcó la diferencia entre sus dudas del año pasado sobre la convocatoria y el renacimiento del movimiento estudiantil?
JC.- Desde mi perspectiva, antes del movimiento estudiantil habíamos tratado de mover el ambiente artístico e intelectual porque nos parecía que estaba demasiado pasivo, en el marco de un gobierno de derecha y con el riesgo de prolongarse en el poder, los gobiernos de derecha no sólo se conforman con administrar lo que hay sino que están decididos a cambiar el sistema con un proyecto económico muy agresivo; veíamos con precaución la pasividad de los artistas, echamos a andar -junto con Roberto Márquez- el movimiento Chile No se Rinde, para reconstruir los puentes entre la intelectualidad y los movimientos sociales, pero fuimos arrasados por el tsunami del movimiento estudiantil, hubo campanazos: las manifestaciones en contra de la hidroeléctrica y el movimiento estudiantil viró el traje que los últimos 20 años, porque la Concertación fue incapaz de cambiar las bases del sistema que dejó Pinochet, fueron 20 años de votar por lo menos malo, de evitar pisar huevos, de buscar el equilibrio para no despertar el monstruo de la dictadura, en medio de una neurosis social, menos mal que llegaron los estudiantes exigiendo un alto al lucro y la Asamblea Constituyente.
MC.- Inti-Illimani se formó en la Universidad Técnica del Estado (USACH) y durante 5 meses de la primavera chilena, el Inti abrió los micrófonos a los estudiantes, ¿qué sonidos y miradas resplandecen a través del movimiento estudiantil?
JC.- Para nosotros es una especie de reedición, un brote en el desierto florido, lo que quedó inconcluso en la década de 1960, ahora lo vemos florecer con la misma frescura, creatividad y fuerza -pero con los elementos comunicacionales de esta época-, lo que tratamos de hacer, en Inti-Illimani, es ponernos al servicio de los estudiantes, para no ser los padrinos -gente desubicada que ante la irrupción del movimiento quieren imponer sus consejos-, porque es el momento de los estudiantes para que encuentren su camino; nadie tiene derecho de apropiarse del movimiento estudiantil ni de subirse a la tabla cuando ya rompió la ola.
MC.- Inti-Illimani cuenta con varios amigos músicos del extranjero, en México están Los Folkloristas, en Uruguay Daniel Viglietti, en Argentina Piero y Víctor Heredia, en Cuba Silvio Rodríguez, en España Joaquín Sabina, etcétera. ¿Los compañeros te preguntan sobre el movimiento estudiantil?
JC.- Sí, ellos se encontraron la misma feliz sorpresa, recuerdo que Piero envió un video de solidaridad, y en Colombia comenzó un fuerte movimiento porque les están tratando de vender el «modelo chileno» y en un simbolismo muy lindo, los colombianos marchan con banderas chilenas, el tema latinoamericano tomó fuerza y es sumamente emocionante. Por supuesto hay interés para informarse de lo que vive Chile, porque es el país donde más se avanzó en el sistema mercantil, por una parte es una vacuna que sirve a otros países y nosotros necesitamos la solidaridad desde el extranjero para salir del sistema y regresar a la educación pública y gratuita de calidad.
MC.- Antes del concierto me contaste de la visita de Daniel Viglietti, ¿qué dijo al escuchar sus canciones en la voz de los estudiantes chilenos?
JC.- Daniel Viglietti estaba muy conmovido porque se puso a cantar Por todo Chile y los estudiantes que marchaban coreaban la canción; igual con la Violeta Parra que es anterior a mi generación, la vigencia de sus canciones es extraordinaria, le dije a Daniel: «nosotros envejecemos, pero las canciones no» (risas). Cada movimiento genera sus propios himnos, pero qué bueno que los estudiantes tienen nuestras canciones, así como nosotros teníamos las canciones de la Guerra Civil Española y los corridos de la Revolución Mexicana.
MC.- Mencionaste la palabra reedición, y justo ahora están ensayando la Misa Criolla, ¿era intencional la puesta en escena de la Misa Criolla para el Medio Siglo del II Concilio Vaticano?
JC.-Hicimos por primera vez la Misa Criolla con el coro de Santa Cecilia en Italia, en diciembre la presentaremos con el estupendo coro del Teatro Municipal de Santiago -el mejor coro de Chile-, y poniendo todo en este platito: la década de 1960 comenzó con el Concilio Vaticano, por la reacción cultural que produjo, recuerda que la misa católica durante siglos fue en latín y ahora parece natural escuchar la misa en español o en lenguas nativas. El dogma chileno será difícil de cambiar, pero muchas cosas del Concilio Vaticano Segundo demostraron que las cosas se podían cambiar, la preñez de los cambios toma décadas, pero ya está en gestación.
MC.- Te preguntaba si los músicos del extranjero tenían interés en las noticias chilensis y viceversa, ¿comentas con Los Folkloristas mexicanos sobre el Movimiento por la Paz que encabeza el poeta Javier Sicilia junto a la reedición de la Teología de la Liberación?
JC.- Estoy bastante informado gracias a nuestro amigo Rubén Ortiz -cofundador de Los Folkloristas-, es un gran conversador y cronista de las noticias mexicanas; no sé qué sería del resto de Latinoamérica si no estuviera México -con su potencia de identidad- y su drama fronterizo, yo hago la metáfora del condensador -porque estudié ingeniería eléctrica-, las placas paralelas cargadas de forma opuesta, cuando la diferencia de tensión es muy grande el aislamiento se rompe y pasan los electrones de un lado al otro, de alguna manera la frontera de México con Estados Unidos es un condensador, por suerte una de las placas es México. Yo soy un cristiano ateo, no soy creyente, pero culturalmente soy cristiano -por la igualdad, si todos somos hijos de Dios, me parece una idea socialista-, también creo en Cristo por su llamado al amor, a la solidaridad y la paz, por la expulsión de los mercaderes del templo; por supuesto me identifico con el Movimiento por la Paz que encabeza el poeta Javier Sicilia.
MC.- Los Folkloristas celebraron sus 45 años y la disquera Pentagrama cumplió 30 años, ¿sería interesante regresar a México en el contexto musical y social por la Paz?
JC.- Nosotros siempre buscamos por dónde llegar a México, lamentablemente somos un grupo numeroso y cualquier proyecto que hagamos implica un costo de traslado, dependemos de los organizadores de las giras e invitaciones; afortunadamente no hemos dejado de ir a México, pero no vamos las veces que quisiéramos. Incluso presentamos planes para el Centenario de la Revolución Mexicana (1910-2010), queríamos reeditar lo que hicimos para el Centenario de Salvador Allende, cuando interpretamos cien canciones; tratamos de regresar en 2012 para Feria Internacional del Libro de Guadalajara dedicada a Chile, todo es una combinación de buenas intenciones, cuestiones burocráticas y políticas y no siempre somos bien vistos por los gobiernos (risas).
MC.- ¿Cuándo saldrá un nuevo disco de Inti-Illimani?
JC.- Trabajamos con mucha calma, sin prisas, nuevas cosas, hemos reafirmado nuevos proyectos: un concierto sinfónico, queremos un sonido más coherente e interesante, trabajar junto a una orquesta no es sólo incluir 30 violines, sino que tengan un concepto que envuelva a toda la sonoridad. Queremos hacer un trabajo en conjunto con Gabriela Ortiz -sería increíble por razones musicales y afectivas-, a Gabriela la conocemos de niña, como sabes es hija de Rubén Ortiz. Las canciones van madurando, como maduran los frutos y los hijos.
MC.- Finalmente, ¿Illapu es el fiel de la balanza ante el conflicto con el Inti Histórico (sic)?, ¿qué pensaste al ver a Calle 13 con los Inti Históricos (sic) debido a las relaciones del manager?
JC.- Hemos evitado ese camino, una parte del mundo de la música funciona a través de los managers, no a nivel del contacto directo con los músicos. En el caso de Illapu, Roberto Márquez dijo recientemente a Radio Cooperativa: «Yo no sé, el concierto con Quilapayún e Inti-Illimani lo hicimos en México en el año 2003, y los mismos que tocamos en el Auditorio Nacional somos los mismos que tocamos en el Teatro Caupolicán», así lo dijo, sin hacer aspavientos, con tremenda sabiduría.