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El movimiento estudiantil y la necesidad de nuevas movilizaciones

Fuentes: Rebelión

Después de la unidad y fuerza que demostraron los estudiantes secundarios que en conjunto con otros actores sociales que apoyaron movilizados las dignas y justas luchas de esta explosión estudiantil, es necesario ver en qué quedo todo el esfuerzo y sí el rumbo fue el correcto. En el terreno de lo subjetivo se lograron cosas […]


Después de la unidad y fuerza que demostraron los estudiantes secundarios que en conjunto con otros actores sociales que apoyaron movilizados las dignas y justas luchas de esta explosión estudiantil, es necesario ver en qué quedo todo el esfuerzo y sí el rumbo fue el correcto. En el terreno de lo subjetivo se lograron cosas muy positivas, en primer lugar, se recuperaron las esperanzas de que las injusticias pueden ser combatidas por medio de la movilización, logramos darnos cuenta que aún existe un pueblo sediento de recuperar su dignidad, que ese pueblo está reconstruyendo el tejido social que le da unidad y coherencia en el discurso, y que aún hay fuertes atisbos de solidaridad y fraternidad, por las luchas que buscan conseguir un mundo mejor. Todo esto se puede resumir en que ha vuelto en Chile la esperanza de que la igualdad, la justicia social, la solidaridad y la libertad puedan ser los ejes centrales para la construcción de una sociedad mejor.

El mayor triunfo fue haber logrado un movimiento social unitario, que su principal preocupación fue atacar las injusticias en el sistema educacional y haber hecho que esa preocupación logrará cuestionar la estructura que sostiene dicho sistema, lo cual tiene que ver exclusivamente con una crítica aguda al sistema neoliberal de desarrollo capitalista. Lo anterior se entiende en una consigna que desarrolló este movimiento de estudiantes secundarios: «exigimos mayor intervención del Estado en el sistema de educación, la educación es un derecho y no un privilegio» ¿Cuál es el cuestionamiento de fondo con esta consigna? Creo que es muy claro que el problema se puede dividir en dos respuestas inherentes a los pilares del neoliberalismo: 1) los derechos básicos se entienden como productos y deben ser «comprados» por los individuos que los consumen, siendo adquiridos como cualquier otro producto en el mercado y 2) que el mercado debe liberarse del Estado y lograr una auto regulación.

Así la lucha no se desarrolló sólo en cuanto a problemas específicos, como el pase escolar y la PSU donde sí hubo grandes avances aunque no se consiguió la totalidad de lo pedido, sino que estuvo enmarcada, en términos simples, en que el sistema elegido para administrar la educación no sirve y hay que cambiarlo. La afirmación: «la forma de organizar la educación genera profundas desigualdades y esto se debe a que la educación no es un derecho para el modelo neoliberal, sino que es un producto que hay que adquirir en el mercado» fue esencial para clarificar cuáles eran las profundas motivaciones del descontento estudiantil. De hecho la educación al estar dentro del mercado, más del 80% de los chilenos no puede optar a una educación de calidad, por lo que deben conformarse con un sistema que mantiene y agudiza las profundas desigualdades de nuestro país; siendo el sistema subvencionado y el municipalizado de educación escolar. Así la lucha comenzó a centrarse en la contradicción entre «derecho a la educación de calidad» y «libertad de educación», siendo la crítica aguda a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) que enfatiza la libertad antes que el derecho a la educación.

Todos estos aportes que logró desarrollar el movimiento de los estudiantes secundarios, incluyendo sus luchas en contra de la municipalización y la Jornada Escolar Completa, hoy siguen siendo herramientas para la lucha, esto porque el sistema de educación neoliberal al parecer no está pronto a llegar a sus días finales. No estando de acuerdo el gobierno ni la derecha con los cambios que han pretendido impulsar los secundarios, aunque aparentemente los sectores concertacionistas y la alianza han entregado su «apoyo» a la lucha, se crea el «Consejo Asesor de la Presidencia por la Educación de Calidad», órgano compuesto esencialmente por rectores de instituciones educacionales y destacados próceres del mundo de la educación, que han impulsado durante todos estos años la educación basada en el libre mercado, siendo así el carácter de este consejo asesor mayoritariamente neoliberal. De esta forma los resultados posibles quedan reducidos a soluciones de «parche» a ciertos «errores» del sistema educacional chileno, teniendo pocas perspectivas de lograr los profundos cambios planteados por los estudiantes secundarios.

Este Consejo Asesor efectivamente no puede tener muchos avances en cuanto al desarrollo de una alternativa al sistema educacional que no sea con tintes neoliberales y así ha sido, lo cual ha traído resquemores dentro del «bloque social» y de agrupaciones políticas que tenemos especial inquietud en las injusticias del sistema de educación. La principal inquietud que trae este Consejo Asesor es que termine de manera similar al Consejo Asesor de la Presidencia para la Reforma Previsional, él cual generó políticas orientadas a profundizar el sistema mercantil de las AFP´s que ha estado funcionando en el País, e hizo caso omiso de las voces disidentes que creemos que se necesitaba un cambio de raíz en el Sistema Previsional. Esto también llama la atención de los estudiantes universitarios, el colegio de profesores y los estudiantes secundarios, poniendo definitivamente en tela de juicio lo que sucederá con este Consejo Asesor, sobre todo teniendo en consideración que los resultados del análisis de éste pretenden presentarse en diciembre, seis meses después de su creación y a pesar de que el plazo auto impuesto por la Presidenta consistía solo en tres meses. Esto al parecer representa una actitud que pretende defenderse de posibles movilizaciones estudiantiles proponiendo una fecha que deja sin poder de reacción a los estudiantes que estarán saliendo de clases y a los preocupados por la Prueba de Selección Universitaria.

También es importante recalcar que las atribuciones del Consejo Asesor son sólo pro-positivas y no corresponde a una mesa de negociaciones en donde el resultado final es la resolución de ambas partes. Aquí todo el poder de decisión sobre cuál proyecto de Ley presentará el Ejecutivo, decae en las manos de los ministros y la Presidenta de la Republica. Por esto es esencial la exigencia de que el proyecto sea fiel reflejo a las reivindicaciones del movimiento estudiantil y que los parlamentarios estén comprometidos a aceptar los cambios al sistema de educación que sean necesarios para lograr lo expresado por el bloque social por la educación. Es necesario también aprender de las iniciativas como el «Parlamento Político y Social», impulsado por la CUT, que pretende justamente comprometer a los partidos políticos con representación parlamentaria, a la izquierda extraparlamentaria y el mundo social, para lograr el cambio del Sistema Electoral Binominal, ya sea mediante votación por parte de los Diputados y Senadores de la Republica, o por medio de un Plebiscito Nacional impulsado por la movilización social y las fuerzas democráticas del País.

Todos los factores adversos del Consejo Asesor que he señalado, como es el antecedente del Consejo Asesor del Sistema Previsional, el desarrollo hasta ahora del Consejo Asesor por la Educación de Calidad, su carácter mayoritariamente neoliberal, su característica de ser pro-positivo y el hecho de que se quieren presentar los resultados de dicho consejo en diciembre y no en el plazo de tres meses como se había prometido, genera ciertas dudas sobre sí debemos confiar en sus conclusiones o sí debemos tomar acciones concretas que puedan darnos nuevamente la posibilidad real de generar cambios profundos al sistema de educación. Esta inquietud es compartida por muchos actores sociales y por eso debemos considerar nuevas movilizaciones para este segundo semestre, trabajando para unir fuerzas y lograr consolidar los triunfos ya alcanzados, y lograr los profundos cambios al sistema educacional que el movimiento estudiantil ha propuesto como meta.

– Santiago Trincado es miembro de la Comisión Política de la Izquierda Cristiana y coordinador de su Frente Estudiantil.