La palabra apocalipsis del griego significa revelación. El último libro del Nuevo Testamento se llama precisamente Apocalipsis, porque contiene las revelaciones escritas en la isla de Patmos por el apóstol San Juan. La mayor parte de estas revelaciones se refieren al fin del mundo y por ello se ha dicho que la literatura apocalíptica es […]
La palabra apocalipsis del griego significa revelación. El último libro del Nuevo Testamento se llama precisamente Apocalipsis, porque contiene las revelaciones escritas en la isla de Patmos por el apóstol San Juan. La mayor parte de estas revelaciones se refieren al fin del mundo y por ello se ha dicho que la literatura apocalíptica es una variante de la literatura profética. En el capítulo sexto de esta obra se hace una descripción de los cuatro jinetes del Apocalipsis, que son: la victoria, representación simbólica de Jesucristo, montado sobre un corcel blanco; la guerra -Trump contra el mundo-, que va en un equino rojizo; el hambre -la desigualdad social mundial- que viaja encima de un caballo negro, y la peste -los lastimados del mundo (Ayotzinapa)-, literalmente la muerte, que conduce una cabalgadura color verde amarillento.
Maiakovsky tenía razón cuando afirmaba que en este planeta morir no cuesta nada, vivir es lo que cuesta. También es válida la denuncia que hacía Montserrat Roig: «Llenamos de aparatos -para ver el Mundial- nuestras casas para no oír los gritos de los que mueren de hambre». Estas verdades son evidentes para muchos mexicanos que en los años recientes han sufrido en carne propia desempleo, pobreza y desigualdad.
Lo apocalíptico -revela por ejemplo- que ya tenemos encima el cambio climático, que podría provocar una crisis humanitaria sin precedente. Es necesario que la actividad humana reduzca la emisión de gases de efecto invernadero que tanto contribuyen a la contaminación atmosférica. El cambio climático ya está afectando los patrones de precipitación pluvial y la temperatura ambiente, al elevar el riesgo de inundaciones, sequías, deshielos y nevadas. El cambio climático también puede ocasionar disminución de cosechas, escasez de agua, alteraciones de ecosistemas -Guatemala-, transformaciones sociales y económicas que podrían comprometer la supervivencia de la especie humana.
Los problemas de hambre y del cambio climático se verán agravados por el crecimiento demográfico. La población mundial pasará de 6 mil 700 millones actuales aproximadamente a 9 mil 200 millones de habitantes en 2050. Este aumento poblacional ocurrido sobre todo en regiones menos desarrolladas. ¿México? los problemas de la biosfera se reflejarán en la falta de aire, agua y comida, necesarios para la vida, el espacio está vacío de biosfera.
Ludwing Feuerbach, quien en el siglo XIX sostenía que el objeto real de la filosofía es el ser humano, decía que la irreflexión es la fuerza más invencible de la Tierra. Desgraciadamente hemos encontrado al enemigo, y somos nosotros mismos.
Sé que la verdad es apenas un rayito tenue en el centro infinito de la noche, una pobre barquichuela en el extenso océano de la mentira. No perdamos más el tiempo ni gastemos muchas palabras. En la actual encrucijada la sociedad civil debe recordar a Gramsci: frente al pesimismo de la razón, opongamos el optimismo de la voluntad.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2018/06/08/cultura/a08a1cul