«Cuando despertó, el monstruo todavía estaba allí» Evidentemente existe una mano negra que está manipulando los hilos de la política y la justicia internacional, a través de organismos nauseabundos y jueces lacayos bien amaestrados, para neutralizar a los que, ya sea desde el periodismo o desde una silla presidencial, han demostrado valores íntegros e incorruptibles. […]
Con asombro y tristeza estamos observando el calvario del periodista Julian Assange, perseguido y arrestado por publicar información de interés público; el sufrimiento de Lula da Silva, encarcelado por compartir un poco de la riqueza de Brasil con los pobres; el estoicismo del heroico pueblo venezolano y su presidente Nicolás Maduro, soportando de pie la salvaje conspiración norteamericana; el cobarde y criminal hostigamiento político, mediático y judicial de Cristina Fernandez, así como la angustia por la persecución política que sufre Rafael Correa, sin duda el presidente que más desarrollo, en lo económico y social, llevó a Ecuador, traicionado vilmente por su ‘amigo’ y compañero de partido politico.
Mientras a los humanistas y verdaderamente democráticos, los señores del establishment, les están encarcelando o amenazando, acusándoles de dictadores y corruptos con pruebas ficticias, amañadas y hasta risibles, a los Bolsonaro, Lenín Moreno, Macri, Duque, Piñera, muy bien conocidos por su fascismo, deslealtad, servilismo y neoliberalismo a ultranza, respectivamente, les han bautizado como paladines de la paz y ejemplares defensores de la democracia. Otorgándoles además luz verde para hacer pedazos todos los logros económicos, políticos y derechos sociales que sus antecesores construyeron en favor de los pobres.
¡Qué mal está el mundo!
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