1. Marx y Engels, al concluir la redacción de Manifiesto Comunista en 1848, escribieron la consigna: «Proletarios de todos los países, uníos»; con esa frase declaraban su internacionalismo combativo. Para Marx -aunque fue expulsado por sus escritos y actividades políticas de algunos países- no existían fronteras geográficas y naturales porque todas habían sido obras de […]
1. Marx y Engels, al concluir la redacción de Manifiesto Comunista en 1848, escribieron la consigna: «Proletarios de todos los países, uníos»; con esa frase declaraban su internacionalismo combativo. Para Marx -aunque fue expulsado por sus escritos y actividades políticas de algunos países- no existían fronteras geográficas y naturales porque todas habían sido obras de conquistas, creadas por los hombres, gobernantes y ejércitos más poderosos. A México le robaron por los EEUU más de la mitad de su territorio en 1848, aunque cien años después nuestros braceros, emigrantes y residentes (que llegan a más de 10 millones) comenzaron a ocupar esas tierras nuevamente, pero ahora en condición de esclavos, sirvientes, explotados, despreciados y perseguidos por el gobierno yanqui.
2. Marx trabajó con ideas esencialmente, la libertad, igualdad, democracia, solidaridad, internacionalismo y, aunque sabía que eran batallas difíciles de alcanzar, las dejó como utopías realizables, es decir, buscando hacer posible lo que otros consideran «imposible». En el capitalismo todas se cumplen, pero en beneficio de la clase dominante (gobernantes, empresarios, medios de información) y en perjuicio de los trabajadores. ¿Alguien puede negar que en el capitalismo se defienda la gran propiedad, la libertad para explotar, acumular enormes riquezas, hacer los negocios que le plazca a la burguesía y también para que mueran por pobreza y miseria millones de trabajadores? ¿Puede ser libre el desempleado, el pobre que no tiene para comer, para divertirse, viajar o pagar la renta?
3. El «internacionalismo proletario», que significa que los obreros y los trabajadores no tienen una sola patria y por ello deben unirse a la lucha de todos los proletarios y explotados del mundo contra el capitalismo universal, fue muerto por el nacionalismo de las burguesías y sus partidos, por el individualismo y el egoísmo. En los momentos en que el imperialismo mundial (en el último cuarto del siglo XIX) se hace más claro, cuando los trabajadores del universo debían unir sus fuerzas para luchar, la burguesía de cada país lanza el nacionalismo, el chovinismo de defensa de la patria, para ganar voluntades e incluso lanzar a los pueblos a la guerra para «defender a su nación». Esta posición «nacionalista» llegó luego al más cruel individualismo, al egoísmo y al ver exclusivamente por «mi familia».
4. Como cualquier partido burgués o «individuo», cuyos principios básicos son actuar siempre para beneficio individual o particular, cundió la idea de Stalin de «la revolución en un solo país», de la «revoluciones nacionales», contra el planteamiento de Marx de la «revolución ininterrumpida» y la «revolución permanente» de Trotsky. Recuerdo que en los sesenta y setenta aún hacíamos en el DF manifestaciones de repudio al imperialismo en defensa de Vietnam, Cuba, invasiones de Panamá y República Dominicana. Hoy, a pesar de contar con «partidazos electoreros de masas» como PRD, Morena y demás, ninguna o cero manifestaciones de protesta contra las bárbaras agresiones yanquis contra Venezuela, Argentina, Bolivia y a países árabes.
5. Las burguesías «nacionales» como los gobiernos de México, Colombia, Israel, Inglaterra, aprovechan siempre declarar sus apoyos a los gobiernos agresivos, a las invasiones yanquis para demostrar su «internacionalismo», demostrando con ello que están contra las luchas de los pueblos. Los trabajadores mexicanos por el contrario: fanatizados, aturdidos por los medios de información con banderas, himnos y futbol, sólo protestan cuando sus equipos pierden y cuando les ofenden a su dios; olvidan incluso que son explotados, miserables y sufren hambres henchidos de patriotismo de gran nación. Por ello el planteamiento correcto de Marx de borrar las fronteras y ser un «ciudadano del mundo» sólo es un ideal. La realidad enterró las cabezas en la tierra.
6. Como casi en todo: mientras exista el imperialismo yanqui y sus «adláteres» en casi todos los países, las «revoluciones nacionales» difícilmente vivirán para servir a sus pueblos. Ha dolido profundamente el bloqueo de más de 50 años contra el pueblo cubano; las terribles y muy variadas intervenciones para evitar que se consolide la revolución nicaragüense; el golpe de Estado contra Chávez y todo el boicot contra el gobierno de Maduro; las acusaciones y bloqueos contra la economía del gobierno de Cristina Kirchner; la continua agresión contra las medidas liberadoras del gobierno de Bolivia. ¿Por qué los yanquis pueden invadir decenas de países, bombardearlos, destruirlos y el mundo no puede aplicarle aquello de «ojo por ojo y diente por diente»?
7. El «internacionalismo proletario» y la eliminación de fronteras entre países, resultó un planteamiento muy avanzado por ello no ha dejado de ser un ideal como la igualdad, la libertad o la solidaridad. Le quedó muy grande a los cientos de partidos comunistas del mundo y a sus seguidores. Es posible que cuando el imperio yanqui se desplome empujado por las luchas de nuestros pueblos, los poderosos países que lo sustituyan no tengan ni el poder ni la ideología tan fascista para sustituirlo; pero tampoco los pueblos se dejarían encarcelar por otro imperio. Lo más seguro es que ese derrumbe sea aprovechado por los pueblos para hacer sus revoluciones socialistas y para instaurar el verdadero internacionalismo que Marx adelantó.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.