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Entrevista al artista visual Sergio Naranjo

«El neoliberalismo utiliza la tortura para dominar y atomizar a la sociedad»

Fuentes: Rebelión/Clarín de Chile

En entrevista con Clarín.cl Sergio Naranjo, artista visual y ex-militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), habla de la exposición Fracciones (2009) que montó en la galería de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el catálogo cuenta con textos de Daniel Martínez Cunill. La obra plástica de Naranjo gira sobre la tortura que sufrió durante la […]

En entrevista con Clarín.cl Sergio Naranjo, artista visual y ex-militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), habla de la exposición Fracciones (2009) que montó en la galería de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el catálogo cuenta con textos de Daniel Martínez Cunill. La obra plástica de Naranjo gira sobre la tortura que sufrió durante la dictadura de Pinochet: «Con mi trabajo quiero abrir un campo de crítica y evitar que la conciencia se adormezca. La tortura es parte de una estrategia para destruir al otro, para quitarle lo que tiene -su identidad y sentimientos-, para atemorizar al individuo, quitarle todo sentido de dignidad y después proyectarlo socialmente para atomizar a la sociedad»

En exclusiva con Clarín.cl Sergio Naranjo describe la simbología de su técnica: «Al vínculo del papel y la fotografía en gran formato le incorporé el grabado y el plotter, que parece tela, pero es papel, el papel está relacionado con nuestro pasado, al quehacer humano, a la manera de ver y experimentar con las manos, el papel está vinculado con la hoja y el lápiz, con el libro y la lectura, incluso con los árboles, viene de ahí. El trabajo con el papel es dúctil y al mismo tiempo es sensible cuando cometes un error, al momento de grabar depende de ti dejar, borrar o modificar un error. El papel es parte de la evolución de la humanidad, desde el pápiro, hasta el papel moneda; a mí me interesa mostrar dos cosas: Tánatos y Eros -algo inanimado como el papel y del otro lado el color y la vida, así resumiría la simbología que planteo en mi obra plástica».

MC.- Sergio, el año pasado expusiste en la galería universitaria de la calle Moneda, en México DF, ¿por qué habías guardado tu obra plástica por tanto tiempo?

SN.- Guardé mi trabajo en artes visuales durante muchos años por vergüenza, por culpa, sobre todo por sentirme culpable de que estoy vivo y varios de mis compañeros no, de que uno fue torturado y otros no sobrevivieron, todo está íntimamente ligado a los recuerdos del dolor, no es lo mismo sentir que expresarlo, hay una diferencia al irlo guardando, lo acumulas durante largos años. Fue a través de una idea mía de pedir ayuda mediante terapia, lo que me permitió ir viendo y sacando determinadas cosas que me oprimían; lo vas expresando en tu vida cotidiana, tal vez no lo notas con los compañeros o amigos -porque los abrazas y los quieres- pero en la vida cotidiana se expresa de otra forma la rabia, la tristeza, la depresión, la iracundez ante gente que no conoces en la calle, es la disputa que tienes contigo mismo con respecto al dolor, porque uno no lo sabe encausar. Estudiar diseño gráfico me ha permitido canalizar ese dolor, a través de una portada o un afiche, pero no había vivido la experiencia de expresarlo con las artes plásticas para que tuviera más sentido sobre lo que yo sentía: cómo interpretar el dolor, cómo hacerlo vivo para que otros lo vean.

MC.- El diseño gráfico utiliza los símbolos para enviar un mensaje, en tu obra aparece una constante: «la silla», pero no con la connotación cotidiana del descanso, tampoco se trata de un potro medieval, ¿por qué el papel central y abstracto de la silla?

SN.- Mario es verdad, la silla es algo ordinario, lo que pasa es que ha evolucionado, no es la misma silla de la época medieval a la que tenemos hoy día, evidentemente la silla es un símbolo que sintetiza un momento de descanso y reflexión, pero llevado al extremo se convirtió en un elemento de tortura, estar sentado durante horas, amarrado y golpeado con los ojos vendados se convierte en un momento de dolor e impaciencia. Esa silla se vuelve punzante, es un lugar del cual no te puedes mover, desde la silla uno pedía permiso para ir al baño y te lo negaban; la silla ahora es un lugar de expansión corporal, antes era algo rudo, inmóvil, en ese sentido va el significado de la simbología como lugar de tortura y donde te estigmatizan.

MC.- ¿El siguiente símbolo universal dentro de la exposición «Fracciones» sería La Esmeralda?, lo pregunto porque en cada travesía de la fragata recibe una funa, para denunciar a ese centro de detención y tortura de altamar…

SN.- De La Esmeralda se ha hecho y dicho demasiado, y por lo tanto se han escondido muchas cosas; mi intención era mostrar lo que no se dice, mediante la silueta humana, aparentemente en tranquilidad, pero refleja el ahogamiento y la impotencia por salir a flote, es una forma de darle vida al pensamiento de las víctimas. El barco es una estructura autoritaria, muy bien formada vinculada a un elemento retórico que la hace ver como objeto forjador de carácter; hay que quebrar eso, llamar la atención sobre esa estructura de poder que no te deja salir a flote, porque se opone a que plasmes tus ideas y creatividad. La imagen de La Esmeralda tiene cierta ruptura, pero al mismo tiempo es la intensidad que produce estar ahogado.

MC.- Veo elementos del diseño gráfico, también recurres al grabado y la impresión digital, ¿cuál es tu propuesta de ruptura en la técnica para las artes visuales?

SN.- Las sociedades van evolucionando y así nuestros procesos de pensamiento y viceversa, hay que adecuar nuestras sociedades, pero no desde el modelo del «modernismo capitalista». Estar en contra del capitalismo no significa oponerte a la modernidad, lo importante es: cómo lo que transformamos lo convertimos en nuestro y al mismo tiempo lo convertimos para que otros tengan la capacidad de convertirlo en otra cosa, para retroalimentar los procesos y entender que las cosas cambian para que nosotros podamos criticarlos. La tortura pretender quebrarte, al imponer un modelo social y político -sin consultar a la mayoría- también pretenden quebrarte, yo busco la ruptura como un grito de esperanza; al vínculo del papel y la fotografía en gran formato le incorporé el grabado y el plotter, que parece tela, pero es papel, el papel está relacionado con nuestro pasado, al quehacer humano, a la manera de ver y experimentar con las manos, el papel está vinculado con la hoja y el lápiz, con el libro y la lectura, incluso con los árboles, viene de ahí. El trabajo con el papel es dúctil y al mismo tiempo es sensible cuando cometes un error, al momento de grabar depende de ti dejar, borrar o modificar un error. El papel es parte de la evolución de la humanidad, desde el pápiro, hasta el papel moneda; a mí me interesa mostrar dos cosas: Tánatos y Eros -algo inanimado como el papel y del otro lado el color y la vida, así resumiría la simbología que planteo en mi obra plástica.

MC.- La curaduría de tu exposición estaba acompañada por textos de nuestro amigo Daniel Martínez Cunill, ¿cómo definieron el montaje con la narrativa de la tortura?

SN.- En principio yo tenía la idea de mostrar los textos en pequeñas frases, pero después nos dimos cuenta que era mejor hacer un folleto y entregarlo como un regalo, como parte de la reflexión, el catálogo se llamaba: Cuentos de una tortura (UAM, 2009), tenía la intención de hablar de los momentos difíciles, pero de una manera bella, para algunos compañeros es fácil escribir sobre el dolor, para mí es fácil retratarlo. La obra la sentí muy intensa, te queda un instante y después lo escrito, esa representación única, la procesas de otra forma, la mente la incorpora con un código distinto. Debo confesarte que a Daniel le costó bastante trabajo -por su propia historia- y estoy seguro que le ayudó escribir esa pieza de ficción de una tortura.

MC.- ¿Por qué no editar un fragmento de la exposición y los textos de Daniel Martínez Cunill en un blog, mientras esperamos a verla en el Museo de la Memoria de La Moneda?

SN.- Eso hace falta, quisiera incorporarlo, abrir un blog para mostrar las imágenes y el trabajo narrativo de Daniel Martínez Cunill, sería importante utilizar las nuevas tecnologías por lo que conversábamos del papel y la impresión digital en plotter, para que el pasado te acompañe con la tecnología, eso no significa que te aprisione, tú lo puedes dejar o traer, como un blog, lo abres y lo cierras para navegar en otras páginas.

MC.- Además de la ruptura generacional, viviste la distancia del exilio en México, ¿cómo recuperar el vínculo y los diálogos con los artistas visuales chilenos?

SN.- Tengo un vacío que trato de llenar leyendo, informándome sobre las tendencias y perspectivas de los artistas visuales que se generan desde Chile; mi conocimiento es teórico no práctico, primero porque comencé en la parte visual hace 10 años -antes no me había planteado trabajar en las artes visuales, vivía sólo entre los diseños gráficos-, curiosamente todos los carteles que he dibujado tienen una raíz social y cultural, el exilio te mata ciertas cosas, te impide ver cosas, te rompe la identidad, no te deja en paz, el exilio te va corroyendo internamente conforme pasan los años. Hasta que analicé todo mi exilio, me doy cuenta de que tengo la posibilidad de trabajar plásticamente, que tengo la habilidad y el talento transmitido por mi padre -y yo negaba que mi papá era un artista-, tomé la decisión por el diseño gráfico porque pensaba que ahí se podían decir más cosas y hacer revistas, afiches, logotipos, sintetizando elementos para crear imágenes que todo el mundo pueda entender.

MC.- Ante la negativa de la Concertación pinochetista y la derecha concertacionista, ¿el sufragio para los chilenos en el extranjero reparará parte de los daños del exilio?

SN.- Soy una especie de híbrido, adopté la cultura mexicana y tengo orígenes chilenos, no me considero ni chileno, ni mexicano; no sé si sea terrible o beneficioso, porque veo las cosas muy distintas. En verdad yo no creo en el voto, no es la solución, sino una medida de cooptación, es el fantasma que nos rodea, tenemos que construir otra forma de identidad que signifique algo más universal, todos somos todo al mismo tiempo.

MC.- Finalmente, una vez hecha la catarsis, ¿para dónde apunta tu proceso creativo en las artes visuales?

SN.- El duelo salió hace 4 años, haré una tercera exposición individual, lo que me interesaba mostrar la tortura, el nombre lo lleva la expo: Fracciones (2009), para entender lo que produce la tortura, no es sólo dolor físico, sino simbólico. La tortura es parte de una estrategia para destruir al otro, para quitarle lo que tiene -su identidad y sentimientos-, en la tortura se pueden leer varios códigos -desde la perspectiva político militar- para: atemorizar al individuo, quitarle todo sentido de dignidad y después proyectarlo socialmente para atomizar a la sociedad. La tortura sucede todos los días -en este momento que nosotros conversamos se está torturando a una persona-, es psicológica, el sistema neoliberal utiliza la tortura para dominar, las personas salen de sus casas y comienzan a pensar de que caminando por la calle los pueden asesinar, así infringen otro tipo de tortura, quién es el responsable: los que planean la estrategia para hacer sustentable el sistema económico. Con mi trabajo quiero abrir un campo de crítica y evitar que la conciencia se adormezca. Tengo pensado hacer una exposición sobre la ciudad, sobre cómo te aísla y genera un sentido de colectividad, de resguardo y sin embargo la ciudad nos convierte en seres marginales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.